OPORTO (PORTO)


Oporto es una ciudad fascinante y vibrante, llena de vida, donde se puede disfrutar de la cultura en todas sus variantes, desde la arquitectónica, hasta la culinaria y vinícola, pasando por la musical. Y no es para menos, su centro histórico es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y su vino es mundialmente famoso. Las calles de Oporto discurres escalonadamente en las colinas que desembocan en el río Duero, por lo que a pesar de sus cuestas y escaleras es toda una delicia patearla y disfrutarla sin prisas.

Acompáñanos en este recorrido donde conoceremos más sobre Oporto. Acomódate y disfruta de este viaje y no pierdas ni un minuto: pulsa en "Monumentos" para profundizar más en los sitios de interés de esta ciudad portuguesa o en "Historia" si quieres saber algo más de este destino, en "Mapas" tendremos ese complemento que nunca debe faltar en un viaje, mientras que en "Guía" te guiaremos para que puedas aprovechar al máximo tu experiencia en este rincón de Portugal. Finalmente, en "Conclusiones" conocerás, si quieres, nuestra opinión personal y experiencias vividas durante este viaje.

¡¡¡Bienvenidos a Oporto!!!


Datos:
Nuestra visita: Enero de 2025.
Idioma Oficial: portugués (inglés es ampliamente hablado).
Moneda: Euro €.
Población 2021: 231.828 hab.
Superficie: 41,66 Km².
Prefijo telefónico: +351 22.
Webs oficiales: visitportoandnorth.travel
visitporto.travel

CRÓNICAS DE OPORTO


Un poco de Historia...

La zona estuvo habitada desde la Prehistoria (Mesolítico y Calcolítico) hasta la Edad del Bronce y la Edad del Hierro. Los primeros vestigios del castro protohistórico, que dio origen a la ciudad de Oporto, aparecen en la colina de Sé o Penaventosa, con características similares a otros castros del noroeste de la península. Los diferentes objetos de uso cotidiano y constructivo, así como otros hallazgos próximos a la zona, atestiguan que había presencia humana en los primeros siglos del primer milenio a.C. De igual manera se encontraron en la rua de Penaventosa vestigios de la muralla que rodeaba ese núcleo primitivo. En el periodo romano se le llamó Portus Cale, teniendo un importante nivel de romanización en el siglo I d.C., probablemente relacionado con la reorganización implementada por Augusto. En época tardorromana, el castro de Cale se expandió por la colina hasta llegar a la zona de Ribeira, como lo prueban las excavaciones arqueológicas de la Casa do Infante y alrededores, donde se encontraron restos de edificios dentro de una cuadrícula urbana regular. La creciente actividad portuaria de Portus Cale hizo que la economía regional viviera un momento de esplendor.

Ya en la Edad Media, la llegada de los pueblos germánicos a Galicia, en el siglo V, y el establecimiento de un reinado de corta duración, generaron un período de inestabilidad regional que permitió un cierto protagonismo a Portucale, lo que llevó al refuerzo de las murallas que existían desde la época del castro y que fueron renovadas después por los romanos. La ciudad tuvo mayor protagonismo tras el siglo VI, cuando se creó la diócesis de Portucale, así como el traslado del obispo hasta aquí. El reino visigodo estaba en agonía y el cruce del estrecho de Gibraltar por parte de los musulmanes asestó el golpe definitivo, permitiendo la ocupación de la Península Ibérica. Tras la posterior conquista por la nobleza condal, Portucale (que daría origen a la palabra Portugal) asumiría un papel destacado con la reorganización del territorio, hecho tan importante que el Condado renació en 1096, año en que fue donado por Alfonso VI a su hija Teresa y a su yerno Henrique de Borgonha.

A partir del siglo XIV, como resultado de una intensa actividad comercial, se hizo evidente la necesidad de un nuevo conjunto de murallas para proteger viviendas y comercios ante las inseguridades que llegaban por tierra y mar. La muralla, iniciativa de Alfonso IV, fue concluida durante el reinado de Fernando I, de ahí el nombre de “muralla fernandina”. Sin embargo, no sería hasta la época de los descubrimientos cuando Oporto, y el resto del país, tuvieron un papel predominante en los asuntos europeos. La ciudad siguió siendo importante puerto comercial y en el siglo XV fue uno de los mayores centros de construcción naval de Portugal. En 1394 nació en esta ciudad el príncipe Enrique el Navegante, cuarto hijo de Juan I, rey de Portugal, con la reina Felipa, hija de Juan de Gante. En 1415 comandó la expedición que capturó Ceuta, la primera conquista portuguesa en ultramar. Debido al sacrificio de los habitantes para ayudar al ejército que conquistó Ceuta, se les conoce como “tripeiros” (literalmente, “comedores de callos”), ya que se cree que la buena carne era ofrecida a las fuerzas expedicionarias que zarpaban de Oporto, quedándose sólo con las tripas. De ahí el origen de uno de los platos más tradicionales de la gastronomía local, las “tripas à moda do Porto”.

En el siglo XVII Oporto conoció un importante crecimiento gracias al comercio del vino. Fue un periodo de gran desarrollo urbano y administrativo. En este periodo se iniciaron importantes cambios artísticos que alcanzaron su auge en el siglo XVIII. Cabe destacar el estilo barroco, cuyo máximo exponente fue el arquitecto italiano Nicolau Nasoni. Otro cambio importante fue la reforma urbana llevada a cabo por João de Almada e Melo y los bellos edificios neoclásicos influenciados por la colonia inglesa en la ciudad. En 1806 tuvo lugar la invasión francesa de Portuga, cuyas tropas, por orden del príncipe regente João, fueron recibidos como amigos, por lo que cuando entraron en Oporto, los soldados fueron acuartelados en conventos, monasterios y casas particulares desocupadas. Sin embargo, los abusos de poder y los robos que sufrió la población dieron como resultado la persecución y destrucción de propiedades de algunos considerados jacobinos y protectores de los franceses, durante la Restauración de 1808. El 11 de mayo de 1809, tras varias luchas que provocaron cientos de muertos, la ciudad es liberada y el general Trant restablece el orden.

La población de Oporto resistió de nuevo un largo asedio militar por parte de las fuerzas monárquicas entre 1832 y 1833. El sacrificio del pueblo, que luchó en apoyo de la Carta Constitucional, hizo posible la victoria de la causa liberal. Como resultado de esta heroica acción, el rey Pedro IV calificó la ciudad como la “muy noble, invicta y siempre leal ciudad de Oporto”. El siglo XX estaría marcado por inestabilidad y crisis sociales y económicas que derivó, el 28 de mayo de 1926, de un régimen dictatorial, el Estado Novo. Durante aquel periodo el desencanto popular derivó en protestas de los ciudadanos, algunos violentamente disueltos, hasta llegar a la Revolución de los Claveles el 25 de abril de 1974, instaurándose de nuevo la democracia. La revolución tuvo gran importancia para el ámbito cultural, acogiéndose nuevos talentos en la arquitectura y las artes.


Mapas turístico de Oporto:







Mapas del centro histórico de Oporto:



Mapa general de Oporto:



Mapa del área de Oporto:



Mapa metro de Oporto:



Mapa del transporte público de Oporto:



Mapa región norte de Oporto:



Mapa del parque del palacio de Cristal de Oporto:



Mapa del jardín Botánico de Oporto:



Mapa de la catedral de Oporto:



Mapa de Vila Nova de Gaia :



Qué ver en Siros / Diario de viaje:


La isla de Siros tiene pocos yacimientos arqueológicos, en cambio, ofrece curiosos rincones a los viajeros que decidan visitarla, de hecho, su capital Ermoúpolis es muy diferente al resto de las islas Cícladas, a pesar de ser su capital. Por tanto, es un destino obligatorio para comprobar que la arquitectura neoclásica de aquí, diferente a la típica cicládica, es la excepción que confirma la regla. Vamos a comenzar la ruta por la isla y os vamos a contar qué ver en Siros en dos días completos para visitar lo más importante, para lo cual, se alquilará una moto para tener más libertad horaria y de movimientos.

Día 1: la primera jornada la dedicaremos a Ermoúpolis, la Duquesa del Egeo o Pequeña Milán, iniciando el recorrido por el puerto, concretamente por el monumento en honor a la Resistencia Nacional, desde donde parte la calle Eleftherios Venizelos que conduce hasta la hermosa plaza Miaoulis y su monumental ayuntamiento. En su lateral podemos visitar el museo Arqueológico de Siros, uno de los más antiguos de Grecia. Tras terminar, no lejos queda la iglesia Metropolitana de la Transfiguración del Salvador. Volvemos sobre nuestros pasos hasta desembocar en el teatro Apóllon o Apolo, desde cuya calle lateral se llega al Parko Agiou Nikolaou, donde se levanta el Monumento a los Héroes.

A su espalda vemos la iglesia de Agios Nikolaos Ploussios (san Nicolás el Rico), inaugurada en 1870, cerca de la cual se encuentra el acceso a la playa urbana más famosas de Ermoúpolis, la de Asteria, desde donde se obtiene la típica postal de la ciudad. Ahora toca disfrutar de un paseo por el bonito barrio de Vaporia, que cuenta con la mayoría de edificios neoclásicos de la ciudad, destacando, entre otras, la Prefectura de las Cícladas, la casa de Zygomalas, la mansión de Kriaras, la casa del comerciante Tampakis, etc. En este barrio también se encuentra la iglesia católica de Euaggelistria que fue construida en año 1829, desde la cual nace la elegante calle pavimentada con mármol de Petrou Protopapadaki.

De esta manera desembocamos de nuevo en el puerto, donde destacan la oficina de Aduanas construida en 1861 y los almacenes de 1839 (cuatro de los cuales están ocupados por la Galerías de las Cícladas). En la parte contraria vemos la escultura titulada “Horizon” (Horizonte), realizada en el año 2017 por Costas Varotsos. Más lejano se encuentra el antiguo astillero que posee edificios históricos como Neorio, el Karnagio, las Tarsanas, la Lazaretta, etc. No muy lejos queda el museo Industrial de Ermoúpolis, en el que destaca un curioso coche eléctrico construido en la isla en los años 60 del siglo XX.

Día 3: ahora toca ascender a una de las colinas de Ermoúpolis en la que se levanta la iglesia ortodoxa de la Transfiguración del Señor (Anástasis). La otra colina es la de Ano Syros, asentamiento medieval con una clara arquitectura cicládica. Aquí destacan la iglesia de Agios Nikolaos Ptohon o san Nicolás de los Pobres, la iglesia de Agios Antonoiu o san Antonio, la iglesia de Panagías tou Karmílou o Nuestra Señora del Monte Carmelo, el monasterio católico de San Juan Bautista de los monjes capuchinos, la iglesia de Agios Ioannis o san Juan, el museo Markos Vamvakaris, etc. pero, sobre todo, y dominando la cima de Ano Syros, destaca la catedral católica de Agios Giorgis o san Jorge. Sería interesante combinar en ambos días las visitas culturales por la mañana con la de algunas de las playas de Siros por la tarde, para disfrutar así del espectacular mar de la isla.

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CONCLUSIONES E IMPRESIONES:


Siros está muy bien comunicado con barco gracias a diferentes compañías que mantienen una frecuencia bastante alta, sobre todo en verano. En concreto existen líneas que lo conectan con: El Pireo, Rafina, Mykonos, Naxos, Paros, Thira (Santorini), Tinos, Astypalea, Heraklion (Creta), Rodas, Vathi (Ítaca), Anafi y Agios Kirikos (Ikaria). Por otra parte, la isla cuenta con aeropuerto (JSY) desde el que parten aviones que mantienen una conexión directa con las ciudades de Atenas y Tesalónica.

Ya en la isla, ahora toca buscar otro medio de transporte terrestre, en este caso para desplazarnos por Siros. Nosotros nos decidimos a alquilar una moto, ya que el pequeño tamaño de la isla lo hace factible perfectamente. En cuanto al transporte público existe 4 líneas de autobús que conectan Ermoúpolis con puntos como Galisa, Foinika, Mega Gialo, Azolimno, Kini, etc., etc. para más información puedes dirigirte a la web oficial de la empresa de buses Ktel (también está disponible en español). El transporte público sabemos que funciona, pero limita mucho el horario y la libertad de movimientos, por poner un ejemplo, nosotros acabábamos las tardes en una o dos playas, lo que hubiera sido muy difícil con ese medio de transporte público.

Ermoúpolis es una ciudad sorprendente dentro de las Cícladas, puesto que no es la típica que esperas en este archipiélago. Es tan diferente que más bien parece que estemos en alguna ciudad centroeuropea en lugar de en mitad de estas islas. Nos ha encantado su arquitectura neoclásica que le da una personalidad asombrosa, prueba de ello es el impresionante edificio del ayuntamiento con esas colosales escaleras. Dicho sea de paso, esta casa consistorial es visitable durante las noches de verano, algo que nos gustó mucho, puesto que es una excusa más para disfrutar de la ciudad nocturna.

Y hablando de la noche, os aconsejamos ese paseo, cuando el calor deja paso al frescor de la nocturnidad y cuando el aspecto de la ciudad cambia por completo. La plaza del ayuntamiento se llena de vida, el puerto se ilumina para hacer el recorrido más agradable si cabe, mientras que en las cimas de las colinas vemos las siluetas provocadas por las luces de dos de las iglesias más importantes de Siros: la ortodoxa de la Transfiguración del Señor (Anástasis) y la católica de Agios Giorgis o san Jorge.

Aun así, si tuviéramos que elegir una iglesia entre todas las que hay en la isla, sin duda nos quedaríamos con la de Agios Nikolaos Ploussios o san Nicolás el Rico. Su exterior ya refleja su magnificencia, pero es que su interior nos ha enamorado, gracias al color que lo impregna todo, debido al reflejo de las vidrieras y al mismo mobiliario. Además, desde aquí se accede a la playa urbana desde la cual se puede obtener la típica imagen de Ermoupolis con la cúpula de dicha iglesia al fondo y en primer término las mansiones que miran al mar.

Si la ciudad de Ermoúpolis es neoclásica, totalmente diferente a sus otras islas hermanas, Ano Syros es totalmente cicládica. Nos ha gustado mucho las impresionantes vistas que se obtiene del entorno y de las islas vecinas, además de perdernos por sus calles, sin saber bien a donde dirigirnos, puesto que es muy difícil orientarse. Eso sí, acabamos muy cansado de la multitud de cuestas y escaleras que contiene, y si vas en verano vas a pasar mucho calor, por lo que recomendamos zapato cómodo, una gorra para resguardarse del sol e intentar visitarlo o a primera hora de la mañana o a ultima, para evitar el calor intenso.

En la actualidad está muy en boga el tema de los coches eléctricos, pues bien, aquí se encuentra el Museo Industrial de Siros en el que, entre otras muchas piezas, se expone un coche eléctrico griego que fue fabricado ¡en los años 60 del silo XX! Nos ha sorprendido comprobar que ese tema ya se trató hace muchos años y que, misteriosamente, se diluyó con el tiempo. Imaginad lo mucho que hubiéramos avanzado si durante aquellos años se hubiera consolidado y desarrollado esa tecnología, sin duda el cambio climático no sería tan voraz como parece que ya es, pero eso es ya otro tema. Además, en este museo se exponen cientos de objetos relacionados con la época dorada de Siros, como imprentas, motores de vapor, de gasolina, etc., y los restos rescatados del fondo del mar del barco de vapor Patris.

Tras las visitas culturales, siempre queda tiempo para, no podía ser de otra manera en una isla, disfrutar de bonitas playas. Siros tiene unas cuantas muy notables, gracias a su entorno y al mar que suele ser cristalino y con colores de tonalidades turquesas. Las situadas en el extremo norte suelen ser vírgenes y poco frecuentadas, ya que para llegar a ellas es necesario conducir (o andar) por caminos de tierra, mientras que las de la zona sur, por norma general, están más urbanizadas y por tanto más visitadas. Nos han encantado las playas de Galissas, la de Varis y la de Kini, la cual por cierto se encuentra en un pueblo con todos los servicios necesarios para el turista, incluso puedes visitar un pequeño acuario.

En nuestro capitulo gastronómico, aquí en Siros la comida suele ser una mezcla de sabores de toques occidentales y orientales (recordemos que hasta aquí emigraron personas de Izmir, Quíos, Psará, Kasos y Creta). Además, sus platos son muy dispares, puesto que conviven aún hoy la alta cocina procedente de aquella nueva clase burguesa y otra más humilde que cocinaba los campesinos con productos de temporada de la isla. Un ejemplo de la fusión comentada puede ser el postre a base de crema y cabello de ángel llamado ekmek kataifi, de clara influencia turca, ¡buenísimo!.

También de influencia otomana son las loukomia de Siros, dulces suaves y blandos hechos con azúcar, harina de maíz y diferentes sabores, aunque los más típicos son los que se hacen con agua de rosas. La receta de esta delicatessen la trajeron hasta aquí los refugiados de Quíos, siendo el año 1837 como el momento en que se realizó la primera producción oficial en Siros (aunque hay que recordar que el origen del dulce se remonta a finales del siglo XVIII). Por tanto, es buena idea comprar algunas de esas cajitas como suvenires típicos para regalar.

Para los menos dulceros, por supuesto existe una gran variedad de platos griegos que todos conocemos, como los gyros, la moussaka, pastitsio, spanakopita, souvlaki, taramosalata, etc. etc. Pero la isla de Siros tiene, además, sus propias especialidades, como sus pescados y embutidos con aromas a especias. Capítulo aparte merecen sus quesos (los más famosos son los de Apano Meria en el norte), entre los que destaca: San Michali con nueces y picante, kopanisti que es suave y picante, los cremosos anthotiro, petroto y tyrovolia, éste último se hace sin sal, xinomyzithra y xinotryro que son picantes y cremosos, pero con bajo contenido en grasa, etc.

Entre los platos locales destacan la kaparosalata (ensalada de alcaparras), la maindanosalata (ensalada de perejil con limón, cebolla y alcaparras), la marathopita (pastel de hinojo silvestre), la aetopita (pastel de pescado y verduras), la atherinopita (pescado ligeramente rebozado con harina, menta y perejil), la kokkinista karavola (caracoles en salsa de tomate con salvia), la sysira (cerdo cocido a fuego lento), los melomenes melitzanes (berenjenas con salsa de tomate dulce cocida a fuego lento), etc., etc. Para finalizar este capítulo gastronómico debemos mencionar los vinos hechos con uva blanca de la isla de la variedad Assyrtiko y Kountoura, y los cafés, los cuales en Grecia son toda una institución, ya no sólo por ser una excusa para los griegos para pasar unas horas charlando y jugando, sino también por su calidad. La trilogía básica en este país son los siguientes: el café griego (también conocido como “café ibrik”), el frappé y el freddo.

¡Buen viaje y felices experiencias!

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