Nada más entrar al recinto del museo nos encontramos con la escultura “El Árbol de la Vida” creada a imagen del árbol filogenético publicado en 2003 por los investigadores David M. Hillis, Derrick Zwickl y Robin Gutell, de la Universidad de Texas (EE. UU.). Esta primera obra es una invitación a encontrar la especie a la que pertenecemos entre las más de tres mil de animales, plantas, hongos y bacterias, y conocer un poco más las relaciones que se establecen entre ellos. Tras la escultura se levanta la Casa Andresen, edificio de forma cuadrada de 29 metros de lado y grandes ventanales que fue construido en el siglo XIX en estilo palladiano y que actualmente acoge la Galeria da Diversidade. El acceso a su interior se realiza a través de una amplia escalera de granito con forma de abanico. Así, la primera estancia que vemos es un gran salón, en torno a cuyo atrio se disponen el resto de habitaciones de la casa.
Sobre el techo se colgó un esqueleto de una ballena en clara alusión a Sophia de Mello Breyner Andresen, una de las más importantes poetisas portuguesas del siglo XX que nació en Oporto y vivió en este edificio que perteneció a sus abuelos. La ballena es pues uno de las muchas conexiones entre el lugar y su obra literaria, ya que no hay que olvidar que Andresen pasó aquí su infancia y adolescencia. En 1984 se publicó el libro “Histórias da Terra e do Mar” que contiene el relato “Saga”, en el que Sophia de Mello Breyner Andresen narra la llegada a la ciudad de Oporto de un marinero danés quien encuentra un palacio tan grande que podría tendría suficiente espacio para albergar una ballena en su interior. La ballena azul joven, a quien pertenece el esqueleto de 15 metros de largo, llegó a la playa del Paraíso en Oporto en 1937. Hasta que fue colocado aquí, los huesos se encontraban empaquetados y guardados en numerosas cajas en los sótanos de la facultad de Ciencia porque no había espacio donde cupieran armados. Se trata de un símbolo de la belleza y grandeza del animal, y al mismo tiempo, llama a la responsabilidad de la gente para preservar nuestro planeta y su biodiversidad.
Y es que el edificio alberga una exposición permanente, inaugurada en junio de 2017, del Museo de Historia Natural y de Ciencias de la Universidad de Porto. La Galería de la Biodiversidad es el primer museo del mundo creado desde cero siguiendo la filosofía de la museología total y cuyo objetivo es dar a conocer la rica diversidad de la vida en la Tierra y concienciar sobre la importancia de su conservación, mostrando los efectos del cambio climático y la pérdida de biodiversidad, no hay que olvidar que alrededor de 2,4 millones de especies corren riesgo de extinción debido a las actividades humanas. Así, la zona expositiva es el resultado del encuentro de la imaginación y el arte con la realidad y la biología, en el que se estimula una gran gama de recursos museográficos extraordinariamente rica y diversa, que abarca desde modelos mecánicos hasta las más sofisticadas plataformas multimedia y audiovisuales.
Aquí, el visitante encontrará un conjunto de 49 módulos expositivos e instalaciones, muchos de los cuales fueron desarrollados o adaptados específicamente para su exposición permanente, los cuales se organizan en 15 temas principales a través de los cuales se abordan los más variados aspectos de la diversidad biológica y cultural que hoy conocemos. De esta manera, durante el recorrido nos embarcaremos en un viaje a través de la ciencia, la literatura y el arte, durante el cual se contarán un conjunto de historias sobre la vida y sus significados y su importancia para nosotros.
Comenzamos el recorrido por la sala que alberga un gabinete de curiosidades (espacios que se popularizaron en los siglos XVIII y XIX y son el origen de los museos modernos) ya que albergaba diferentes colecciones de objetos. Este espacio es un moderno gabinete de curiosidades que sirve de escenario en el que contener una gran bola terrestre en la que, gracias a una pantalla táctil situada en un extremo de la habitación, se podrá elegir y ver proyectado sobre ella diferentes acontecimientos que ha vivido el planeta hace millones de años, como por ejemplo las domesticaciones, las rutas de navegación, las migraciones humanas, etc. Una de las migraciones más impresionantes del mundo animal es la que realiza la mariposa monarca que recorre más de 4000 km desde América del Norte, donde se reproducen, hasta México, donde pasan el invierno. Incluso es interesante ver cómo era el planeta hace más de 540 millones de años, cuando sólo existía el supercontinente Pannotia (del griego: πᾶν “todo” y νότος “sur”).
Le sigue la sala en la que vemos representado a Darwin mientras sostiene entre sus brazos unos conejos de Porto Santo. Este científico nos mostró que la biodiversidad es producto de la evolución, y que especies que no aparecieron al mismo tiempo tienen un origen común que posteriormente se diversificó. La "especiación" es el surgimiento de una nueva especie, por ello Darwin pensó que había encontrado una prueba histórica de su teoría gracias al conejo de la isla de Porto Santo, ya que el conejo de Portugal continental, al ser introducido en aquella isla, evolucionó para volverse más pequeño para adaptarse al nuevo entorno en el que deben sobrevivir. En uno de los costado de la sala, en una vitrina, se encuentra ampliamente representado, en sus diferentes evoluciones, el conejo.
En la siguiente sala se trata con un lenguaje directo y sencillo el tema de los conceptos invisibles en la naturaleza: en los museos se debe presentar la realidad, es posible hacerlo con diversas formas para transmitir el conocimiento, pero si son invisibles ¿cómo hacerlo? En la naturaleza existen conceptos muy abstractos, como el de selección natural, o invisibles por diferentes motivos: porque es demasiado pequeño (como un átomo o una bacteria), porque está lejos (como una galaxia), porque es lento (como el crecimiento de un árbol), porque es rápido (como el estallido de una pompa de jabón), porque es demasiado transparente (como el aire), porque es demasiado opaco (como el cuerpo humano), o porque es complejo (como la red de relaciones en una selva tropical). En estos casos sólo queda el uso de sofisticados instrumentos científicos, como microscopios, telescopios, rayos X, la proyección mediante simulación por ordenador o la transferencia de imágenes y sonidos a una pantalla.
Pero a simple vistas también vemos muchas formas de la vida repartidas por el planeta. Aunque D'Arcy Thompson dedicó su vida al estudio de esas formas y su expresión matemática, aquí se explorará la relación que tiene las formas con la adaptación y la evolución, la que se establece entre el aspecto geométrico y la función del ser vivo en su entorno. ¿Qué formas geométricas son mas comunes en la naturaleza y por qué unas son más frecuentes que otras? Ambas cuestiones se pueden resumir en los siguientes aforismos: la esfera protege, el hexágono se compacta, la catenaria sostiene, la espiral almacena, la hélice agarra, el fractal coloniza el espacio, la onda se mueve y el ángulo penetra.
Centrémonos en el hexágono: al agrupar círculos del mismo tamaño en una superficie de cinco, se desperdicia mucho espacio, pero si aumentamos el número de círculos en la misma superficie, se deformarán en polígonos regulares que minimizarán el espacio desperdiciado, formando de esta manera hexágonos. De hecho, un círculo solo puede estar tangencialmente rodeado por un máximo de seis círculos del mismo tamaño; por lo tanto, los polígonos generados son de seis lados. Esta es la explicación por lo que las celdas de los paneles de abejas y avispas están formadas por hexágonos, o por lo que las tortugas presentan hexágonos en sus caparazones, o por lo que se fabrican los botelleros con esta forma y un largo etcétera. Por tanto, se podría decir que el propósito principal de los hexágonos es compactar el espacio disponible.
En la siguiente sala se da buena cuenta de la belleza intrínseca de la diversificación expansiva del maíz. Este cereal, a pesar de tener un ancestro común procedente de México y traído a Europa tras el descubrimiento de América por Cristóbal Colon, cuenta en la actualidad con diferentes variedades que presentan una gran diversidad de formas, colores y tamaños. Aquí, todos ellos se organizan en cuatro grandes grupos: diversidad natural, domesticadas (manipulado mediante polinización cruzada por la mano del ser humano), mejoradas y transgénicas (maíz con herbicidas incorporados y estéril que no germina, por lo que el agricultor tiene que comprar semillas nuevas cada año).
La siguiente sala trata sobre la analogía y la homología en las diferentes especies que habita nuestro planeta. Así, aquí podemos ver diferentes ejemplos de homología en los ojos: tienen una semejanza estructural debido a un origen evolutivo común, aunque este sentido pueda tener funciones y formas diferentes. Los ojos de diferentes animales, desde los primitivos en organismos unicelulares hasta los complejos de los vertebrados, pueden compartir homologías genéticas y estructurales. Por su parte la analogía se refiere a la semejanza de las especies debido a la adaptación a funciones similares, pero no a un origen común. Por ejemplo: un delfín se parece mucho a un ratón por dentro, pero su exterior es completamente diferente; sin embargo, el delfín sí se parece a un atún por fuera, aunque su interior es totalmente diferente. En el primer caso, la similitud se explica por compartir la misma historia evolutiva, mientras que en el segundo surge porque desempeñan la misma función en el mismo entorno: la locomoción acuática.
En la siguiente sala conoceremos más sobre las diferentes perspectivas vitales de las diferentes especies, por ejemplo, el águila posee una visión más aguda que la del humano, los mirlos tienen la capacidad de ver más colores, los búhos necesitan poca luz para ver bien, los osos y perros tienen un gran sentido del olfato, las arañas tienen un buen sentido del tacto o los zorros del desierto poseen una buena audición. Incluso hay especies con sentidos tan extraordinarios como la de detectar la luz infrarroja, escuchar infra o ultrasonidos o apreciar campos eléctricos o magnéticos. Sin embargo, pocos animales superan el sentido del gusto o el valor promedio del resto de los sentidos de los humanos. Para entender mejor estos conceptos, en el centro de la sala se ha colocado un cubo, en el que podemos comprobar cómo las diferentes especies de animales ven el mundo a su alrededor.
Ya hemos terminado el recorrido por esta primera parte de la Galería de la Diversidad, ahora toca recorrer el entorno superior del patio de luces. En las cuatro esquinas se colocaron cuatro vitrinas que de manera sencilla y visual nos responde a la pregunta de por qué se debe preservar la biodiversidad. Para ello cada una de las vitrinas representan cuatro principios fundamentales para contestarla: los principios estético, ético, económico y científico. En el primero de ellos (el principio estético), dentro de la vitrina podemos ver gran diversidad de huevos, cuyas formas, tamaños y color reflejan, de igual manera, la propia diversidad de los huevos de los animales.
Para hablar del segundo, el principio ético, se ha tomado como ejemplo el lobo, considerado tradicionalmente el enemigo del Hombre, aunque contradiga dos aspectos conocidos de la historia de este animal, como es su estructura social (en muchos aspectos similares a la humana) y la domesticación del lobo, la más antigua de la historia de la Humanidad que, por selección artificial, dio origen al perro y a su increíble diversidad de descendencia (más de 300 razas). Por lo tanto, una vez más, la razón y el conocimiento científico sugieren que debemos cambiar nuestra visión del mundo, dejando de lado los prejuicios ancestrales.
En la vitrina dedicada al principio económico se representó un globo terráqueo en el que crece una diversidad de semillas y cereales, lo que evidentemente provoca un comercio mundial importante, por lo que la biodiversidad es la base del mercado global. Y es que los diferentes ingredientes que utilizamos para cocinar, algunos previamente han recorrido un largo camino, incluso no sólo hoy, sino que ya lo hicieron hace cientos de años, cuando fueron transportados desde sus lugares de origen hasta el continente europeo. Un claro ejemplo de ello son las patatas, los frijoles y el maíz que son de América Central y Sur, o las procedentes de Asia, como el arroz o las berenjenas. Por tanto, desde tiempos inmemoriales, impulsados por la curiosidad, el sabor y las propiedades de las plantas, los comerciantes las han transportados y dispersadas a otros lugares donde se comenzó a producir con regularidad. Sin embargo, en algunos casos, esa producción intensiva de plantas provoca la pérdida de variedades locales y la introducción de plantas exóticas, que se vuelven invasivas, ponen en riesgo la biodiversidad local.
A tenor de lo comentado, la vitrina 4, dedicado al principio científico, expone una gran variedad de pastillas de diferentes tamaños, formas y composiciones, lo que da una idea de la diversidad de pastillas que existen hoy en día en el Manual de Medicamentos, un tercio de los cuales provienen de la biodiversidad. En Asia y África, el 80% de la población utiliza medicamentos extraídos directamente de la naturaleza (medicina tradicional). Por ejemplo, las sustancias extraídas del baobab (cuyos frutos son ricos en vitamina C, calcio, antioxidantes, hierro y potasio) son antiinflamatorias, analgésicas y antidiarreicas, además de un buen sustituto de la quinina (que se utiliza para el tratamiento de la malaria). Además, la mayoría de los antibióticos se preparan a partir de ingredientes activos recolectados de bacterias, hongos, plantas o incluso animales que, tras un meticuloso estudio de la naturaleza, se aísla, purifica, replica, modifica y aplica en el desarrollo de compuestos terapéuticos para el tratamiento de muchas patologías. Por tanto, destruir la naturaleza supone que se pierdan también esos ingredientes necesarios para curar y garantizar nuestra salud.
Hay que tener en cuenta que entre vitrina y vitrina se encuentran diferentes instalaciones interactivas que, mediante el olfato, el oído y la vista, se conocerá más sobre el fascinante mundo de la biodiversidad en nuestro planeta. Por ejemplo, en un asiento podemos escuchar el sonido del corazón de dos mamíferos: el más grande que es la ballena azul (cuyo esqueleto ya hemos visto colgado) y el más pequeño que es la musaraña (también se expone su esqueleto en una pequeña vitrina). Sorprendentemente, a pesar de su enorme tamaño, aquella primera late 10 veces por minuto, aunque estudios recientes han revelado que puede bajar aún más: cuando se sumergen su ritmo cardiaco es de dos pulsaciones por minuto. Por su parte el corazón de las musarañas, incluidas en el grupo de “micromamíferos”, tiene un ritmo aproximado de 900 latidos por minuto. Las diminutas musarañas, que miden entre 5 y 7 cm de longitud, son animales con un metabolismo muy alto, que normalmente no viven más de dos años, mientras que las gigantescas ballenas miden más de 30 metros y pueden llegar a vivir más de 100 años.
Este primer piso del atrio se completa con las salas que conforman la sección denominada “Diversidad genética vs. incertidumbre”. Empieza con la exposición de un gran abanico de caparazones de caracoles de bosque (Cepaea nemoralis), buen ejemplo de diversidad dentro de una especie, ya que en él se pueden ver las diferentes variaciones existentes de un mismo tema. Cuanto mayor sea la diversidad genética de una especie, mayor será su protección ante la incertidumbre del entorno en que habitan. En la vida silvestre, la disminución de la diversidad genética se debe a la reducción y el aislamiento de las poblaciones, lo que conduce a la endogamia, problema aún más grave debido a la acción humana sobre el entorno. Cuando la estabilidad ambiental es alta, la incertidumbre es baja y la diversidad aumenta, porque los organismos pueden instalarse en un mayor número de soluciones diferentes. Cuando la incertidumbre vuelve a aumentar, hay un mayor número de opciones para elegir, lo que garantiza la supervivencia.
A estas alturas ya hemos visto la gran diversidad que existe en la naturaleza de formas y tamaños, ahora toca comprobar también la gran gama de colores. En la siguiente sala podremos aprender más sobre el origen y diversidad de los colores, mediante la exploración de los árboles del Jardín Botánico que servirá de ejemplo para darnos cuenta de que el verde se despliega en infinitas tonalidades.
La siguiente sala habla sobre la relación, a priori incompatibles, de tres extremidades: patas, aletas y alas. Desde los peces hasta los tetrápodos, animales con cuatro extremidades, la necesidad de moverse dio lugar a diferentes soluciones evolutivas: patas para caminar por tierra, aletas para nadar por el mar y alas para volar por el aire. Aquí se obtiene una comparación general de estas extremidades, hablándonos además de ciertos animales que han evolucionado con una serie de modificaciones que les han permitido moverse por diferentes elementos: por ejemplo, el cormorán puede caminar, nadar, bucear y volar, mientras que la rana voladora puede saltar, bucear, nadar y planear o el saltarín del fango, pez cuyas aletas le permitan tanto nada como caminar. Por su parte, la rana voladora de Wallace posee una rara combinación de pata, aleta y ala que le permite planear y nadar. También aprenderemos más sobre extremidades que han ido perdiendo funciones primigenias, como la aleta-pata del pez pulmonado africano moteado que puede caminar, pero ya no puede nadar, o la pata-aleta del delfín y del ictiosaurio extinto que se puede usar para nadar, pero ya no para caminar, etc., etc.
La última sala de esta planta está dedicada a la selección natural, el gran cliché de la teoría de la evolución por selección natural acuñado por el naturalista Charles Darwin. Incluso en el terreno reproductivo también es importante la diversidad, puesto que, si no la hay, basta un pequeño cambio en las condiciones ambientales para que una población determinada perezca, por muy bien adaptada que estuviera a aquellas condiciones. Es por ello que cuando los animales se aparean, las hembras eligen al más apto, es decir, el macho que mejor se adapte a su entorno en un determinado momento. En esta sala se pone como ejemplo unos ciervos: en el mundo de los mamíferos, la selección de los genes masculinos suele decidirse mediante algún tipo de duelo entre ellos que compiten por las hembras. El vencedor tendrá el derecho a aparearse con todas las hembras, sin embargo, este privilegio debe renovarse periódicamente.
Tras descender a la planta baja, nos toca visitar unas salas dedicadas al propio edificio y a la diversidad de la especie humana, componente inevitable de la biodiversidad, una de nuestras características más preciadas. Además de actuar sobre nuestra composición biológica, la evolución también se refleja a nivel cultural. La diversidad que hoy caracteriza nuestra lengua, nuestros hábitos alimenticios, la música que producimos y disfrutamos, todas las demás formas de expresión artística, la literatura, entre tantas otras actividades que desarrollamos, está impulsada por nuestra movilidad y capacidad de comunicarnos. Hoy en día somos ciudadanos globales y la interacción que se establece entre diferentes culturas nos enriquece, dándonos la capacidad de percibir mejor la realidad que nos rodea.
Tras pasar un interesante rato en el interior del edificio, ahora toca dar un paseo por su exterior, donde se extiende el Jardín Botánico. Con más de 4 hectáreas, este jardín tiene su origen en la antigua Quinta do Campo Alegre, que albergaba espacios verdes al gusto de la burguesía de la época, de hecho, mantiene el trazado original de finales del siglo XIX. El actual jardín tiene espacios muy diversos, en los que encontramos de todo, desde especies raras de árboles y plantas hasta otras centenarias y más exóticas.
Justo enfrente de la fachada principal, junto al portón de acceso, se sitúan los bosquetes de araucarias y cedros, a la izquierda y derecha respectivamente. A los costados del edificio se encuentra, hacia el oeste el bosquete de liquidámbar, y hacia el este el Jardim do rapaz de bronze (jardín del niño de bronce), lugar en que, junto a la pequeña estatua de una dama que corona la fuente, la poetisa Sophia de Mello encontró inspiración para su cuento de “El Niño de Bronce”. A la derecha se abre el Jardim dos Anões (jardín de los enanos) en la que se encuentra el edificio del depósito de agua.
Hacia el sur se abre el Jardim do Xisto (jardín de esquisto) que se encuentra atravesado en uno de sus lados por una pérgola con plantas trepadoras, delante de la cual se encuentra un gran espacio con suelo de piedra, en cuyo centro se construyeron tres pequeños lagos, con peces y ranas, y donde crecen plantas acuáticas como los nenúfares, con sus exuberantes flores estivales, o el papiro (cyperus papyrus), planta sagrada con la que los antiguos egipcios fabricaban papiros.
Detrás de la casa, y orientados al sur, se encuentran tres jardines separados por una frondosa pared de camelias, por lo que es recomendable visitarlos en pleno invierno para disfrutar de la época de floración. Desde el palacio una escalera de granito se abre en forma de abanico en la parte posterior, conduciendo a una larga terraza con vista al jardín de rosas, el situado justo en medio.
Hacia el este se abre el Jardim de buxo ou dos J's (jardín de los buxos o de los jotas), llamado así por las iniciales de los nombres de los antiguos propietarios de la antigua Quinta do Campo Alegre, como era conocido este lugar. En este jardín se levanta una pérgola con una glicina y un panel de azulejos, una estatua de Sophia de Mello Breyner, mientras que los arbustos están dispuestos en forma de J. Justo al otro lado de la rosaleda, se encuentra el Jardim do Peixe (jardín del pez), denominado así por la forma de este animal que forman sus arbustos.
Todo el sur del recinto lo ocupa un bosque o arboreto que contiene una zona de palmeras, una parte de desbroce de plátanos, un bosque de coníferas, otro templado, otro de pinos, una zona de grandes alcornocales y un bosque tropical. En la parte oeste de esta demarcación se encuentra el jardín de los lagos, llamado así por contener un lago y un pequeño embalse dentro de él, que tiene muchos nenúfares, sobre los que vuelan muchas libélulas de colores que allí se reproducen.
De nuevo hacia el norte nos topamos con el jardín de cactus y suculentas, en el que podemos ver enormes ejemplares de agaves, sábilas, euforbias y opuntias. Más o menos en el centro de esta zona se levantan dos invernaderos: el de la derecha está dedicado a especies desérticas, mientras que el de la izquierda acoge flora tropical. El Jardín Botánico se completa con la zona noreste donde se encuentran: un invernadero "frío", diferentes viveros, un invernadero de orquídeas, la Casa Salabert que alberga una cafetería de aprendizaje virtual, delante del cual se sitúa el jardín Salabert, y diferentes edificios logísticos del jardín (caseta de herramientas, la de los jardineros y el edificio de bombeo).
Copyright© 2018 ESTurismo.