Ano Syros, también llamado Apano Hora (cuyo significado sería “la parte alta de la ciudad”) es la típica población cicládica que se extiende sobre una colina con forma de anfiteatro, por lo que es, arquitectónicamente hablando, la antítesis de la neoclásica y colorista Ermoúpolis. Aunque se encuentra a 3,5 kilómetros del puerto es, en esencia, la continuación de la ciudad hacia esta montaña. Esta villa se caracteriza por una construcción densa de calles estrechas y casas apiñadas que se asemeja a una ciudadela fortificada, en la que abundan los pasadizos techados (“stegadia”) y las “portopoules” (balcones sin terraza). Este asentamiento, el más antiguo de Siros y declarado por el gobierno griego como lugar histórico protegido, se comenzó a construir a finales del periodo bizantino, pero fueron los colonos venecianos, hacia el año 1200, quienes le dieron su fisionomía, además de introducir en la isla su religión, por eso Ano Syros es el centro de la comunidad católica de Siros.
Esa identidad y carácter medieval se ha conservado durante siglos. Y precisamente por la estrechez de sus calles, y por las innumerables escaleras que atraviesan el pueblo, es común ver mulas o burros transitando por ellas para transportar mercancías, ante la imposibilidad de la circulación de los coches. Y son precisamente esas características arquitectónicas las que le dan encanto a Ano Syros.
Su diseño como ciudad fortaleza se refuerza con el hecho de que sus puertas de acceso permanecían cerradas por pesadas puertas de madera durante la noche para proteger a sus habitantes de los ataques de los piratas. El complejo contaba con varios accesos: el principal era Portara, mientras que alrededor se repartían el resto, como Kamara en extremo inferior, Epano y Kato Terma, Skalakia y Sabastias.
Ya en el interior de la villa, comprobamos que efectivamente hay muchísimas cuestas y escaleras y que es muy fácil perderse y no saber con exactitud hacia donde nos dirigimos, por lo que lo mejor es dejarse perder y sorprenderse con los rincones que nos vayamos encontrando. Vamos a ir recorriendo sus calles mientras ascendemos lentamente hacia la basílica de San Jorge que corona el asentamiento desde 1598.
Lo primero que encontramos es la iglesia de Agios Nikolaos Ptohon o san Nicolás de los Pobres, construida a finales del siglo XVI y renovada en 1691 (momento en que se descubrieron unas tumbas también del siglo XVI) siendo la más antigua de toda la isla. Es, además, junto con la de Agia Triada que veremos después, las dos únicas iglesias ortodoxas de Ano Syros. El epíteto que acompaña al nombre del templo hace referencia al apoyo brindado para su construcción y mantenimiento a lo largo de los años por parte de las familias pobres y diferenciarla así de la iglesia de san Nicolás de los Ricos (Agios Nikolaos Plousios) situada en Ermoúpolis.
Frente a esta iglesia se abre una pequeña plazuela, en la que vemos un pozo y una cruz, desde la cual se obtienen bellas panorámicas de Ermoúpolis y el mar en el horizonte. La verdad es que a lo largo del paseo por Ano Syros encontraremos multitud de pequeñas plazas como esta, que son maravillosos miradores sobre la isla.
Seguimos ascendiendo por pequeñas calles con casas predominantemente blancas, patios decorados con buganvillas e iglesias encaladas. Así llegamos a la altura de la iglesia católica de Agios Antonoiu o san Antonio. Se trata de una parroquia de pequeño tamaño, cuya principal ornamentación se encuentra en su puerta de acceso, ya que está decorada con un marco hecho de mármol, y circundada por unas rejas semicirculares. Por su parte, el interior sigue siendo sencillo, destacando la pintura del santo al que está dedicado: san Antonio que luce una larga barba blanca y viste una sotana negra, mientras estudia un libro. Durante un pequeño periodo de tiempo, este templo fue utilizado como colegio por la Orden de los Jesuitas, tras instalarse en la isla.
En el costado izquierdo de la iglesia vemos uno de los muchos bustos conmemorativos que decoran algunos de los espacios de Ano Syros. En este caso se trata del escritor Belisarios Freris (1900 - 1968), obra del escultor Antonios Kallegias quien lo representó vistiendo una chaqueta, camisa y corbata y portando unas gafas. El busto está colocado sobre un pedestal que cuenta con dos placas: en una aparece el nombre de este escritor y en la otra se grabaron una pluma manchada con tinta y un papel escrito, mientras que detrás del busto se encuentra el grabado de la firma del escultor.
A pocos pasos, encajada entre las estrechas callejuelas del asentamiento, se sitúa la iglesia católica de Panagías tou Karmílou o Nuestra Señora del Monte Carmelo, antiguamente conocida como Virgen del Rosario, cuya fachada, enteramente revestida en mármol, es realmente impresionante. Este revestimiento fue realizado en el año 1824, cuando la iglesia fue objeto de trabajos de mantenimiento y reconstrucción. A ambos lados de la puerta vemos dos ventanas, una con una representación en relieve del sol y la otra con la de un ángel, mientras que sobre la puerta se sitúa el relieve de la Virgen con Cristo en brazos, encuadrada por columnas y un dintel, sobre el cual se posa un escudo con decoración vegetal y animal.
Sobre el dintel de la puerta de entrada existe un grabado con el nombre de la iglesia y el año 1640, probablemente el año de construcción del templo primigenio. Muy cerca de esta parroquia se levanta el monasterio Jesuita fundado en el año 1744, el cual destaca por su bonita arquitectura. Su interior alberga el excelente icono de Nuestra Señora que fue realizado en Roma, además de una gran biblioteca que cuenta con alrededor de seis mil libros, manuscritos, pergaminos, etc.
Y así llegamos por fin a la cima de Ano Syros, dominada por la catedral católica de Agios Giorgis o san Jorge, que se encuentra dentro de un complejo medieval que incluye un campanario, un baptisterio y otros edificios. Ya hemos visto varios miradores, pero la panorámica que nos ofrece la catedral es insuperable, con los tejados de Ano Syros desparramándose por la ladera, mientras en el horizonte vemos Ermoúpolis y el mar Egeo con las islas vecinas como Tinos, Miconos o Naxos. Justo al lado de la iglesia, se puede ver el edificio del Archivo de Estudios Históricos de la Diócesis Católica que custodia una colección de manuscritos raros que datan del siglo XVI.
Iniciamos el descenso, pero siempre saboreando las calles de Ano Syros por las que pasamos y, tras bajar escaleras y atravesar algunos arcos, llegamos al monasterio católico de San Juan Bautista de los monjes capuchinos. Fue fundado en 1637 para ayudar a los pobres, y desde entonces hasta el 1996 ha funcionado ininterrumpidamente. A lo largo de su historia ha desempeñado, junto con el cercano monasterio de los jesuitas, un importante papel en la vida religiosa y social de Ano Syros. Tal era su importancia que los dignatarios del pueblo utilizaban su patio para realizar sus asambleas. Igualmente, a lo largo de los años ha ido cambiando su fisionomía, adquiriendo su forma actual definitiva en el año 1852.
En el complejo también se encuentra la iglesia de Agios Ioannis o san Juan que data del año 1635, aunque recientemente ha sido restaurada y luce un exterior moderno, sin embargo, su interior ha conservado su esencia antigua. Aquí destaca, situada detrás del altar, una gran pintura de san Juan bautizando a Jesucristo, mientras que el techo abovedado del templo se encuentra decorado con diferentes imágenes religiosas. Las criptas de esta iglesia se utilizaron como refugio ante las incursiones de los piratas, incluso se dice que el por aquel entonces líder otomano de la isla corría a esconderse aquí cada vez que aparecía un barco enemigo en el horizonte. En 1896, la cripta se acondicionó para albergar los restos de las antiguas familias católicas de Siros.
Cerca se encuentra, en una pequeña plazoleta enrejada, el Memorial a los Caídos de la Comunidad de Ano Syros. Este monumento consta de un pequeño obelisco realizado en mármol que mide unos dos metros de altura. En la parte superior, a modo de corona, se sitúa una cruz, mientras que en el centro del obelisco vemos un águila de metal con las alas extendidas, y unas frases grabadas en griego que dicen lo siguiente: “La comunidad de Siros, en memoria de sus hijos que cayeron por la Patria, 1912-1922”, a continuación se enumeran los nombres de los fallecidos.
A un tiro de piedra queda la calle principal de Ano Syros, Dionysiou Stefanou Ioanni, también llamado Piatsa que, además de ser unas de las más bonitas del asentamiento, cuenta con todo lo que un turista busca, como cafeterías, ouzeris (bares de tapas), tabernas, encantadoras tiendas pequeñas, etc., por lo que la convierte en uno de lugares perfectos para descansar tras haber subido la cima y visitar la catedral.
En esta calle se encuentra el museo Markos Vamvakaris, albergado en la casa donde nació en 1905 este importante compositor griego del siglo XX. Vamvakaris está considerado como el padre del “rebetiko”, un género de canción urbana muy popular de Grecia y parte del extranjero, especialmente con el tema 'Frangosyriani. El espacio expositivo, que se reparte en las dos plantas de la casa, comenzó a funcionar en 1995, veintitrés años después del fallecimiento del maestro. Aquí se exponen objetos personales de Marcos Vamvakaris, como su ropa, unos 50 pares de zapatos, su anillo y reloj, bouzouki, fotografías, manuscritos, versos, gramófonos antiguos, herramientas, etc.
Después de visitar este pequeño museo, una vez en el exterior, podemos seguir la calle hacia el sur, y tras unos pocos pasos enseguida nos toparemos con la encantadora Platia Vamvakari, donde no sólo podemos ver el busto de Markos Vamvakaris, sino que también (y de nuevo) obtenemos una preciosa panorámica del entorno. Además, esta plaza-terraza está ocupada por una taberna en la que poder comer o beber algo y descansar así los pies después de tanto subir y bajar escaleras.
Volvemos sobre nuestros pasos y, tras pasar el museo, ponemos dirección hacia el noroeste, donde se encuentra la iglesia Agia Triada o de la santa Trinidad, la segunda ortodoxa de Ano Syros, junto con Agios Nikolaos que vimos antes. Esta iglesia fue construida en 1590, aunque renovada ampliamente en 1694. Presenta un estilo arquitectónico bizantino, destacado su cúpula y su gran patio, mientras que en su interior cuenta con diferentes celdas.
Justo a la espalda de dicha iglesia, en la calle donde se puede ver la zona exterior de su ábside, se encuentra el museo de Artesanía Tradicional. Aquí se exponen los objetos, herramientas y ropa tradicionales que se utilizaban en el pasado los habitantes de Ano Syros. Entre ellos vemos el banco del zapatero y la ropa del barbero, herramientas de pescadores, carpinteros, apicultores, sastres y agricultores, como arados, jarras, ahumadores, lámparas de aceite, máquinas de coser, etc. En el mismo edificio se encuentra el Archivo Histórico del Municipio de Ano Syros, que conserva una colección de documentos, manuscritos, fotografías, mapas, etc. que son testigos de la rica historia del asentamiento.
Este es el recorrido que hemos realizado por Ano Syros, pero hay que decir que aquí se pueden descubrir muchos más rincones, admirar su rica cultura, comprobar que se sus habitantes están orgullosos de sus conocimientos marítimos y toparse con lugares donde se ensalza el legado revolucionario. Entre otros lugares, ponemos el ejemplo de la pequeña iglesia de Kioura (1686) que se encuentra cerca de la pequeña plaza del extremo superior, donde también se sitúa el busto del filósofo antiguo Ferécides, quien nació aquí en el año 580 a.C. Fue él quien formuló su propia teoría cosmológica influenciado por las ideas órficas, la teoría de Tales, la Teogonía mitológica de Hesíodo y las creencias de los sacerdotes del antiguo Egipto. O en la zona media de Ano Syros, donde encontramos la coqueta y pequeñísima plaza (situada sobre el tejado de una casa) dedicada a Mixalis Stefanou, escritor y periodista que formó parte de la resistencia nacional durante la II Guerra Mundial.
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