A nadie se le escapa que Delhi es una ciudad muy grande, caótica y desordenada, con un tráfico infernal y un estilo de vida muy diferente al de occidente. Todo eso es verdad, pero también lo es que esta urbe guarda rincones llenos de belleza, tranquilidad, orden y paz. Sabemos que es una contradicción, pero es que toda la India lo es, y es ahí donde radica su belleza. No podemos dejar pasar por alto, además, la enorme amabilidad que sus gentes tienen hacia el turista, los indios son personas siembre sonrientes dispuestos a ayudar al visitante, y eso pesa más que el caótico tráfico a la hora de inclinar la balanza positivamente a la hora de decidir organizar un viaje a Nueva Delhi.
En la presente guía vamos a referirnos a Delhi como un ente global que abarca las once ciudades o distritos que la componen, incluidos la Vieja Delhi y la Nueva Delhi construida por los británicos que es la actual capital de la India. Acomódate y acompáñanos en este viaje: pulsa en "Monumentos" si quieres ver una lista de los diferentes sitios de interés de Nueva Delhi , o en "Historia" si quieres saber algo más de este destino, en "Mapas" tendremos ese complemento que nunca debe faltar en un viaje, mientras que en "Guía" te guiaremos para que puedas aprovechar al máximo tu experiencia en este rincón de la India. Finalmente, en "Conclusiones" conocerás, si quieres, nuestra opinión personal y experiencias vividas durante este viaje.
Nuestra visita: | marzo de 2023. |
Idioma Oficial: | Hindi, inglés, punjabi y urdu. |
Moneda: | Rupia India ₹. |
Población 2020: | 29,4 millones de habitantes. |
Superficie: | 1483 km². |
Prefijo telefónico: | +91 (11). |
Web oficial: | delhitourism.gov |
La primera referencia que se hace a la ciudad es en el texto épico del Mahabharata, según el cual Delhi sería una de las ciudades más antiguas del mundo, remontándose su origen a más de tres mil años. Según el libro, por aquel entonces era conocida como Indraprastha, capital de los Pándavas. Los hallazgos arqueológicos más antiguos encontrados en la zona son del periodo del Imperio Mauria, alrededor del año 300 a. C., permaneciendo la zona desde entonces con asentamientos constantes.
Con el paso del tiempo, ocho ciudades más cobraron vida sucesivamente: Qila Rai Pitora, construida por Prithviraj III cerca del antiguo asentamiento de Lal-Kot; Siri, construida por Muhammad Khilji en 1303; Tughluqabad, construida entre 1321 y 1325; Jahanpanah o Tughlakabad construida por Muhammad bin Tughluq (1325-1351); Kotla Firoz Shah o Ferozabad, construida por Firuz Shah Tughluq (1351-1388); Purana Qila, construida por Sher Shah Suri, y Dinpanah construida por Humayun, ambas situadas cerca del lugar en el que se situaba la legendaria Indraprasha; y finalmente Shahjahanabad, construida por Shah Jahan entre 1638 y 1649.
En 703, la dinastía de los Tomara fundó la ciudad de Lal-Kot, cerca del actual Qutab Minar. La ciudad había sido conquistada por los reyes de la dinastía Chauhan en 1180, y renombrada Qila Rai Pithora. En 1192, las legiones del guerrero afgano Muhammad de Ghori capturaron la ciudad de Rajput y se estableció el Sultanato de Delhi (1206), convirtiéndose en un asentamiento importante para gobernantes islámicos. La segunda dinastía esclava o dinastía khalji se inició con Djalal al-Din Firuz Shah Khalji (1290-1296) y llegó a su máximo apogeo con su sobrino Ala al-Din Muhammad Shah I Khalji (1296-1316) quien comenzó a levantar un espléndido minarete en 1311 que no se acabó.
En 1398, durante el reinado de Nasir al-Din Mahmud Shah III Tughluk, Delhi fue invadida por conquistador Tamerlán, por lo que el rey huyó al Guyarat, y la ciudad fue saqueada durante cinco días. Cuando los timúridas se fueron se llevaron numerosos esclavos, hombres y mujeres. Durante dos meses no hubo en Delhi ningún gobierno hasta que Mahmud Shah III Tughluk pudo recuperar algunas zonas de su antiguo dominio. Los Lodis, última dinastía de los sultanes de Delhi, dieron paso al emperador Babur, quien, tras la batalla de Panipat en 1526, fundó el Imperio Mogol.
A mediados del siglo XVI se produjo una interrupción en el reinado de los mogoles, al derrotar Sher Shah Suri a Humayun, que se vio obligado a huir a Afganistán y Persia. Sher Shah Suri construyó la sexta ciudad y el antiguo fuerte, conocido con el nombre de Purana Qila. Tras la muerte de Sher Shah Suri, Humayun retomó el poder. El tercer emperador mogol Akbar trasladó la capital del imperio a Agra, lo que derivó en una progresiva decadencia de la ciudad de Delhi, hasta que Shah Jahan construyó en 1638 la ciudad de Shahjahanabad, séptima de las ciudades, que corresponde a lo que en la actualidad conocemos como “Vieja Delhi”. En aquella época también se construyeron monumentos como el Fuerte Rojo (Lal Qila) y la mezquita Jama Masjid. La vieja ciudad sirvió de capital del Imperio Mogol, desde 1638 en adelante.
Tras la I Guerra de Independencia India, Delhi quedó bajo control británico en el año 1803 y el último emperador mogol, Bahadur Shah II, se exilió a Yangôn y los territorios mogoles fueron anexionados como provincia a la India británica. Nuevamente Delhi dejó de ser la capital, ya que los británicos dieron esa condición a Calcuta. En 1857 estalló la Rebelión de los Sipais, en el que los británicos fueron derrotados y se proclamó durante apenas un mes la restauración del Imperio Mogol. Pero el 21 de junio de aquel año, volvió a mano británicas tras rendirse el emperador y su familia, quienes se habían refugiaron en la tumba del emperador Humayun.
En 1911 trasladaron la capital de la India desde Calcuta a Delhi, para lo cual algunas zonas de la vieja ciudad fueron derribadas para crear Nueva Delhi, un barrio monumental diseñado por el arquitecto Edwin Lutyens para albergar los edificios del gobierno. En la actualidad es una gran ciudad metropolitana que se clasifica como un territorio de unión de la India. La ciudad está dividida en 11 distritos para facilitar la gestión. Uno de estos 11 distritos se llama Nueva Delhi, por lo tanto, cabe señalar que Nueva Delhi es una parte de la ciudad de Delhi. Si bien la mayoría de la gente piensa erróneamente que Delhi es la capital de la India, en realidad es Nueva Delhi, que tiene el privilegio de tener ese título Después de la independencia en 1947.
Delhi es una gran urbe metropolitana divida en once ciudades más pequeñas o distritos, uno de ellos es Nueva Delhi que desde 1911 es la capital de la India. Por tanto, nosotros nos vamos a referir a todo el entramado mega urbano como Nueva Delhi o simplemente Delhi, sin hacer distinciones. Para visitar esta parte de la India se necesitan al menos cuatro días para ver los monumentos y sitios más importantes. No te recomendamos que conduzcas tú, ni que realices largas caminatas, puesto que las calles son un hervidero de caos y ruido, así como tener una calidad del aire bajísima debido a la alta contaminación. Puedes contratar un coche con conductor, moverte con metro o con los famosos tuk-tuks, aunque lo ideal sería combinar estos dos últimos. Sea cual sea el método de transporte elegido te vamos a contar a continuación qué ver en Delhi en cuatro días:
Dia 1: esta primera jornada vamos a comenzarla en el impresionante Fuerte Rojo, también conocido como Qila-I-Mubarak, cuya visita te llevará toda la mañana, ya no sólo por ver los hermosos edificios y pabellones mogoles de su interior, sino también el tiempo que te llevará recorrer los museos que cuenta la historia de la independencia india instalados en edificios construidos dentro del recinto del Fuerte Rojo, como cuarteles para el ejército durante la ocupación británica, que tienen el nombre genérico de Kranti Mandir.
Tras terminar la visita, se puede tomar un tuk-tuk e ir a otro sitio que hay que ver en Delhi: Jama Masjid, una impresionante mezquita, de hecho, es la más grande de la India, que también es conocida como Mezquita del Viernes, jornada en que los musulmanes acuden en masa a rezar, por lo que no es conveniente ir ese día. Tras ello, se puede dar un paseo por el Chandni Chowk, uno de los mercados más grandes de Asia, donde encontrarás de todo y, por supuesto, mucho jaleo.
Debes dejar tiempo para visitar el Museo Nacional y Biblioteca de Gandhi, donde se exponen manuscritos, libros, artículos personales, diarios, periódicos, fotografías, registros audiovisuales, etc. de este pacifista, mundialmente conocido. Terminada la visita, a muy pocos pasos se encuentra el Raj Ghat, también conocido como Tumba de Gandhi, ya que se trata del punto exacto donde el líder independentista fue incinerado el 31 de enero de 1948. Pero si quieres completar el círculo “gandhiano” también deberás visitar el Gandhi Darshan, espacio expositivo sobre la vida de Gandhi y la Casa Birla (Gandhi Smriti), mucho más alejada que los anteriores lugares, donde Mahatma Gandhi vivió los últimos 144 días de su vida, hasta que fue asesinado aquí por Nathuram Godse el 30 de enero de 1948.
Dia 2: hoy vamos a comenzar visitando uno de los sitios más curiosos de Delhi, llamado Jantar Mantar, un observatorio astronómico del siglo XVIII. Las formas de sus edificios seguro harán las delicias de los “instagramers”. Muy cerca queda otro edificio que impresiona, pero que es mucho más antiguo, concretamente del siglo XII, estamos hablando del Agrasen ki Baoli, uno de los pozos escalonados con que cuenta la ciudad.
Desde aquí se llega rápidamente a Gurdwara Bangla Sahib, un impresionante templo Sij en Delhi. Para su visita deberás entrar en el centro de visitante situado antes de llegar al templo. Allí te pedirán que te descalces y te cubras la cabeza con un pañuelo que ellos mismos te facilitarán, pero nosotros recomendamos que te lleves uno, puesto que el que ellos te dan lo utilizan todos los visitantes. Tras el recibimiento, podrás visitar el interior del templo y su impresionante estanque o Sarovar que contiene el agua sagrada y donde los sijhs hacen sus abluciones para purificarse, además de conocer de primera mano cómo los voluntarios preparan la comida en una cocina.
Ahora nos dirigimos a otro templo, en este caso hindú, el Shri Laxmi Narayan, conocido como simplemente templo Birla Mandir. Aquí también deberás descalzarte y dejar tus enseres, entre ellos la cámara de fotos, y los zapatos en una taquilla custodiada por un guarda de seguridad, que después te pedirá una propina. Este templo es impresionante, recorrerlo es muy recomendable, incluso un monje te pondrá un punto rojo en la frente, es decir el bindi o tercer ojo, en el lugar del sexto chakra y de la sabiduría.
El siguiente punto del recorrido sería el Museo Nacional de la India, donde se exponen más de dos mil piezas que cubren una línea temporal de alrededor de cinco mil años, desde la era prehistórica hasta obras de arte modernas. En este museo podrás pasar perfectamente varias horas, entre dos a tres concretamente, aunque depende siempre de ti, de tu grado de interés hacia las exposiciones, las cuales ocupan los diferentes pisos del museo, por lo que vamos a dividir la visita en: planta baja, primera planta y segunda planta.
El día se puede terminar paseando por la avenida verde de Kartavya Path, en cuyos extremos está, por un lado, el Rashtrapati Bhavan, y por otro la animadísima Puerta de la India, la cual también se encuentra rodeada de otros memoriales indios y más espacios ajardinados. Prepárate para que te pidan hacerse fotografías contigo, sobre todo si eres de pelo rubio, de piel clara y con los ojos de color diferente al marrón o negro.
Dia 3: la tercera jornada se puede comenzar en la ciudadela de Purana Qila, popularmente conocida como Pandavon-ka-kila, probablemente construida en el sitio de la ciudad en Indraprastha de la historia de Mahabharata. En su recinto verás tres puertas bien conservadas, un edificio construido para el ocio de los sultanes llamado Sher Mandal, los restos de la mezquita Qila-e-Kuhna Masjid, etc., así como dos museos: el Arqueológico de Purana Qila y el de antigüedades confiscadas y recuperadas.
La ruta continúa con otro plato fuerte del viaje, la Tumba de Humayun, la cual está compuesta por, aparte del mausoleo que le da nombre y que es el más grande y espectacular, por otras tumbas que también merecen muchísimo la pena visitar, como la del complejo de Isa Khan's Tomb, la Tumba de Bu Halima y la Neela Gumbad o Tumba de la Cúpula Azul.
Desde aquí se puede ir a Lodhi Gardens, un parque ajardinado que ofrece algo más que refrescante vegetación y sombra, ya que aquí también podemos ver tumbas y mezquitas de la época mogol, como la de Mohammed Shah, el Bara Gumbad, Sheesh Gumbad, la Sikandar Lodi Tomb, etc.
Muy cerca queda desde aquí otro mausoleo que, a pesar de que la mayoría de los turistas extranjeros se lo saltan, merece la pena por ser un reflejo de la época social y económica en que se construyó, además de ser la última tumba de su tipo que se construyó, estamos hablando de la Tumba de Safdarjung. Por cierto, si en los días anteriores no pudiste visitar la Casa Birla (Gandhi Smriti) ahora es el momento, puesto que está muy cerca de aquí.
Hemos dejado para el final de la jornada el templo de Akshardham, lugar que, a pesar de haberse construido recientemente, hay que visitar, sobre todo en las últimas horas del día para ver como la luz naranja colorea las paredes no sólo del edificio, sino también del todo el complejo. Está terminantemente prohibido entrar con cámaras de fotografías o video, es decir que está totalmente prohibido captar imágenes del lugar. Para entrar hay que hacer una cola, los hombres en una y las mujeres en otra, después pasar un arco de seguridad y comprobar que no llevas cámaras. Tras lo cual ya estás dentro del recinto.
Dia 4: el último día lo hemos reservado para los lugares más alejados, entre ellos se encuentra otra joya que guarda Nueva Delhi: Qutab Minar, donde se encuentra uno de los minaretes más altos del mundo y el más alto de la India. Una vez terminado la visita al complejo se puede ir a otro lugar importante que, a modo de Lodhi Gardens, cobija tanto vegetación como estructuras antiguas: Parque Arqueológico Mehrauli, de acceso libre. Entre los edificios de interés se encuentra la propia tumba de Balban, la tumba y mezquita de Jamali-Kamali, la de Quli Khan, el pozo escalonado de Rajon ki Baoli, etc… El resto del día podemos emplearlo en visitar otros monumentos interesantes, algunos de ellos muy cerca de aquí, como son el templo de Loto, el complejo del Chhattarpur Temple, etc.
La primera pregunta que se nos plantea a la hora de organizar un viaje a la India es cuándo visitar Delhi, ya que la ciudad está cerca del trópico. Nosotros recomendamos los meses de diciembre a marzo, cuando el sol no calienta demasiado y las lluvias no suelen interrumpir la ruta turística. Aun así, nosotros estuvimos a finales de febrero y principios de marzo y ya hacía calor.
Tras escoger la fecha, ahora debemos preguntarnos si es necesario adquirir una visa para entrar a la India. Pues bien, la respuesta es sí para la mayoría de países hispanohablantes, habiendo 4 tipos de e-visa o visa electrónica con sus correspondientes precios: 10$ para 30 días en temporada baja (abril a junio), 25$ para 30 días en temporada alta (Julio a marzo), 40$ para un visado de un año, y 80$ para el de 5 años (aquí tienes el precio actualizado de cada visado). Para los nacionalizados de Argentina y Uruguay el visado es gratuito. Para solicitarlos, hay que hacerlo en los treinta días anteriores al viaje, en el caso de las dos primeras opciones, las otras dos se pude realizar con más tiempo de antelación si se desea, pero siempre antes de 4 días de la llegada. Podrás ver si tu e-visa está aceptada o no en el plazo de uno a cinco días. Ten en cuenta que el pasaporte debe tener al menos 6 meses de validez desde que llegas a la India.
Para obtener el visado lo primero que hay que hacer es acudir a la web oficial de la India (ten cuidado con las webs falsas que la imitan y te cobran mucho más) y amarse de paciencia para rellenar las muchas preguntas con que consta el cuestionario, ya que a veces no funciona bien y da error. Por ello, te aconsejamos que no lo dejes para el último momento y cuanto antes lo tengas mejor, aunque debes tener en cuenta que los días de la visa empiezan a contar desde la fecha en que se te apruebe. Durante el proceso te pedirán, entre otras cosas, una fotografía en formato jpeg de como mínimo 350×350 pixeles, con formato cuadrado, sin bordes y con un peso que no exceda de 1 Mb. También es necesario enviar la fotografía de la página principal del pasaporte en pdf con un peso inferior a los 300 kb. Os recomendamos que pinchéis en esta web donde explican paso a paso todo el proceso. Una vez que te envíen al correo electrónico el visado “granted”, es decir, concedido, es importante imprimir el documento adjunto (o llevarlo en el móvil) pues te lo pedirán varias veces.
Pero antes de obtener la visa electrónica, primero hay que dejar cerrada la pregunta de cómo llegar a Delhi, pues bien, la ciudad cuenta con un aeropuerto internacional con conexiones en muchísimas partes del mundo, entre ellas una línea directa entre Madrid y Delhi, con lo que no tendrás ningún problema en llegar aquí en avión. Durante el vuelo, y antes de llegar a la India, los asistentes de cabina repartirán entre los extranjeros una tarjeta que hay que rellenar y entregar en el mostrador de control de pasaporte, así que no está de mal que lleves en el equipaje de mano un bolígrafo.
Ya en el aeropuerto, hay que señalar que es bastante grande, por lo que se debe contar con suficiente tiempo si se cuenta los minutos que hay que emplear andando, la espera en inmigración, recoger las maletas y finalmente salir de las instalaciones del aeropuerto. Hablando del aeródromo de Delhi, una de las cosas que nos llamó muchísimo la atención fue que no puedes entrar al interior de las instalaciones si no cuentas con una tarjeta de embarque para un vuelo que salga ese día, quizás se haga por seguridad o porque hay mucha gente en los exteriores.
Para llegar a la ciudad desde el aeropuerto tienes varias opciones. La más fácil y rápida sea quizás el Metro Express que conecta la Terminal 3, donde llegan los vuelos internacionales, con la parte central de Delhi por la línea Orange en unos 20 minutos. Si necesita ir a la Terminal 1 lo mejor es bajarse en la estación de metro Aerocity y desde allí tomar el Metro Feeder Bus o el autobús lanzadera hacia el Aeropuerto. Para más información visita la web oficial
Otra opción para ir del aeropuerto a cualquier parte de la ciudad son los taxis que se encuentran estacionados en la puerta, pero fíjate bien que lleven el sello oficial, ya que existen muchos taxistas piratas. No caigas en algunos timos de los taxistas como que tu hotel está cerrado o hay altercados en sus alrededores para llevarte a otro, además negocia un precio cerrado para el viaje. Quizás te interese contratar un coche con conductor para los días que estés en Delhi, opción elegida por nosotros. Sea como fuere, tanto los taxistas como los coches con conductor contratados por días, normalmente te recogerán en la puerta de salida número 5 (Way Out 5). La otra vía son los llamados VTC, es decir los vehículos con conductor: es muy fácil llegar hasta el aparcamiento dónde se encuentran estos vehículos sólo debes seguir las indicaciones que te marca la dirección, una vez salgas de la terminal. Os aconsejamos, para evitar timos, que utilicéis las aplicaciones con precio cerrado, como Uber o su equivalente india Ola Cabs.
Antes de que abandones el aeropuerto te recomendamos que compres una tarjeta sim con datos para poder conectarte a la red sin problema. A estas alturas, habrás comprobado que en el aeropuerto no hay conexión gratuita y es imposible conectarte a una red, ya no sólo aquí, sino en el resto de la ciudad, a no ser que te faciliten la contraseña. Por ello, antes de salir de la terminal tienes un mostrador de Vodafone donde puedes conseguir una sim para extranjeros que tiene una caducidad de tres meses. Otra opción es adquirir, antes de realizar el viaje, una e-sim pero te saldrá más cara.
El primer contacto con Delhi es muy chocante ya que de repente te introduces en un mundo lleno de ruido, desorden y suciedad. A pesar de esa primera impresión Delhi oculta muchos rincones que hay que ver, auténticos oasis de paz y silencio, algunos de los cuales son Patrimonio de la Humanidad como la Fortaleza Roja, la tumba de Humayun o el complejo de uno de los minaretes más altos del mundo Qutb Minar. Pero no sólo monumentos, aquí puedes interactuar con gente muy diferente, no sólo en el aspecto cultural o religioso, sino también en otros aspectos muy amplios. Por ejemplo, en la India está ampliamente aceptadas las personas del tercer sexo, es decir, aparte del masculino y del femenino, una persona que nace con un sexo determinado, pero sin embargo se siente del sexo opuesto.
Delhi es una gran urbe metropolitana divida en once ciudades más pequeñas o distritos, uno de ellos es Nueva Delhi que desde 1911 es la capital de la India. Por tanto, nosotros nos vamos a referir a todo el entramado mega urbano como Delhi, sin hacer distinciones. Tras la aclaratoria, hay que señalar que para visitar esta parte de la India se necesitan al menos cuatro días, ya que el tráfico es tan intenso que los traslados desde un punto al otro se hacen lentos, a no ser, claro está, que utilices el metro que conecta muy bien muchísimos puntos de la Ciudad. Nosotros nos decantamos por contratar durante esas jornadas un coche con conductor, porque preferimos ver la realidad desde la superficie. Si quieres que te lo recomendemos por favor escríbenos un mensaje privado en la sección “contacto” y te responderemos con su email y numero de WhatsApp.
La verdad es que nos fue muy bien, aunque os vamos a aconsejar algunos puntos para que vuestra experiencia sea cien por cien grata. Todos los días, exceptuando el último, tuvimos un conductor que sabía bien por qué calles conducir para no pillar mucho tráfico, por lo que en el coche estuvimos un tiempo prudencial que rara vez superaba los 30 minutos (promedio) entre los diferentes monumentos. El último día nos tocó otro conductor, con el cual no acabamos muy contentos, ya que estuvimos mucho tiempo dentro del vehículo, en ocasiones más de una hora, parecía que buscaba todos los atascos. Las comparaciones son odiosas, pero es la impresión que nos dio, aunque quizás fuera una casualidad.
Explicado lo anterior, nosotros teníamos contratado 8 horas al día y las horas extras se pagaban aparte. Y ahí van nuestro primer consejo: cuando negociéis hacedlo en base al número de monumentos que se puede visitar en un día y no en horas, porque así os evitáis que, con el afán de subir el honorario, busquen calles demasiado transitadas. Dicho lo cual, mirad en un mapa y calculad el tiempo necesario entre los diferentes puntos, y así hacer un planning por días que incluyan los sitios más cercanos de la zona. Evidentemente para hacerte una idea puedes mirar en nuestra sección “Guía” donde desgranamos día a día nuestro viaje. Segundo consejo: si aún así optas por las 8 horas más extras (sinceramente, sale bastante económico para un turista occidental), te aconsejamos que vayas apuntando día a día el horario realizado para tener el cómputo total al final del viaje y no tener una desagradable sorpresa al final.
Ahí va nuestro tercer consejo: cuando vayáis a aparcar, asegúrate bien de dónde lo hará, a veces el parking es un solar grande y si te dejan cerca de la puerta, te tocará patearte el solar lleno de coches buscando a tu conductor. A nosotros nos pasó, después de dar muchas vueltas, menos mal que le preguntamos a un señor que tenía también pinta de ser taxista y al decirle el nombre de nuestro conductor nos señaló donde estaba aparcado exactamente. Por tanto, es mejor que aparques y después te dirijas a la puerta del monumento, y no al revés. Y nuestro cuarto y último consejo: el conductor te llevará a tiendas, en las que suponemos se llevarán una comisión por cada compra. Decidles que no os interesa, incluso insistirá u os llevará a pesar de que digáis que no. Simplemente salís del coche, dais una vuelta por la tienda de un minuto y regresáis al vehículo porque no os interesa comprar.
¡Ya sólo queda disfrutar de esta experiencia! No sabemos que pasó, pero la India te atrapa, quizás sea por la gente que siempre sonríe al visitante o los contrastes tan bruscos con respecto a nuestros países de origen, pero tiene algo que hace que quieras volver. Nos pareció super curioso las vacas por la calle, incluso en algunas de esas vías también había monos. El pitido constante de los vehículos que parece que circulan sin respetar las normas, aunque en verdad, entre ellos se entienden con ese sistema de acústico emitido por el claxon que tanto nos sorprende a los que somos de países hispanos. Casi llegamos a entender ese código, no está contrastado, pero creemos que su significado es el siguiente: un pitido significa “eh, que estoy aquí”, dos “déjame pasar que voy” y uno largo significa un enfado importante, con palabras mal sonantes. Os aseguramos que vimos más de cinco golpes sin importancia entre motos, coches, tuk-tuks, porque se pegan tanto que es imposible no dárselos.
Pero vayamos a temas más satisfactorios: nos encantaron muchos de los monumentos de Delhi: los pabellones mogoles de la Fortaleza Roja, la impresionante Tumba de Humayun, los jardines Lodhi, el impresionante minarete Qutab Minar que verlo desde abajo ya causa vértigo, el magnífico templo y complejo de Akshardham que aunque es una construcción reciente te va a encantar su arquitectura, etc. ¿Merece, pues, Delhi una visita a pesar del caos de sus calles? Indudablemente sí, lo recomendamos por todo lo comentado y por más que el viajero tiene que vivir en primera persona.
La Jama Masjid, la mezquita más grande de la India, también impresiona mucho. Se la conoce como la Mezquita del Viernes, ya que es el día en que más gente va a rezar, por tanto, se masifica. No hay que decir que no es aconsejable una visita en viernes… pues nosotros lo hicimos ese día: es totalmente cierto que se llena de gente, además, mientras dura la oración, si no se es musulmán, no se puede acceder al interior. Cuando termina un hervidero de miles de persona salen de la mezquita, es algo que sorprende mucho. Tuvimos una anécdota en la visita a este lugar: cuando ya vimos que quedaba poca gente dentro, nos descalzamos, metimos nuestros zapatos en una bolsa, y accedimos al patio. Todo fue bien, hasta que decimos salir por otra puerta distinta para ver la panorámica del entorno, ya que la mezquita se encuentra situada en alto.
Cuando decidimos volver a acceder, un chico con muy malas formas nos exigió el pago de un ticket, al principio pensamos que se trataba de alguien que intentaba timarnos, incluso explicamos que habíamos entrado por la otra puerta y nadie nos había pedido dinero. Pero el chico nos decía que debíamos pagar y nos señaló un cartel situado en el arco de la puerta, ahí nos dimos cuenta que habíamos entrado sin pagar por el otro acceso (juramos que no vimos el cartel y no había nadie cobrando). Al parecer, al salir la gente de rezar, se volvieron a situar en las puertas…, claro, nosotros entramos antes de que se pusieran en posición de cobro… No nos molestó que tuviéramos que pagar, nos molestó las malas formas que utilizó, casi a gritos y gesticulando muchísimo. De todas formas, es muy aconsejable una visita a la mezquita y, por supuesto, pagar un suplemento más para subir a lo alto del minarete, desde donde, tras vencer unos 100 escalones estrechos, se obtienen una panorámica completa de la ciudad.
Otra cosa que vimos en la India es que si eres turista parece que ven el símbolo del euro en tu frente. Está normalizado desde el propio gobierno del país que cobra un precio de entrada de los monumentos a los indios y otra diferente a los turistas. Pero no hablamos de una pequeña cantidad, no. Por ejemplo, mientras que los indios pagan entre 20 y 40 rupias, los extranjeros pagamos entre 200 y 600 rupias. No es de extrañar tampoco que en los restaurantes tengan una carta de menú para los nacionales y otra para los turistas. Nosotros no estamos ni a favor, ni en contra, simplemente exponemos los hechos y que cada uno saque sus conclusiones. Lo que sí tenemos claro es que merece la pena, ¡todo es tan diferente!, incluso tuvimos la suerte de encontrarnos con la celebración de una boda, donde la gente baila, al extraño ritmo de unos tambores y trompetas.
El templo sijh de Gurdwara Bangla Sahib nos pareció también curioso: si habéis leído nuestra guía ya sabréis que es necesario cubrirse la cabeza con un pañuelo, para lo cual es necesario que el visitante acuda al centro de recepción situado antes del propio templo. Cuando llegamos había un grupo de turistas que acababan de hacer el recorrido, cada uno de ellos con un pañuelo naranja que el centro les proporcionó. Se lo quitaron y lo dejaron en una caja de cartón, desde donde los responsables del centro toman uno y te lo dan, es decir que los mismos pañuelos lo utilizan todos los turistas. Nosotros te aconsejamos que te lleves uno de casa o mejor aún, comprarlo en las muchas tiendas situadas a lo largo de la calle, así cubres dos objetivos: lo utilizas para taparte la cabeza y ya tienes un recuerdo bonito que llevarte a casa.
El chico que acompañaba al grupo saliente empezó a hablarnos, pero tenía un acento en inglés que no entendíamos, a lo que le pedimos que por favor nos repitiera. Ante esto, el chico comenzó a decir (eso sí que lo entendimos perfectamente) que siempre éramos los españoles los diferentes, quienes siempre les hacía repetir las cosas. Sinceramente, nos pareció de muy mala educación, más aún cuando se lo estaba diciendo a un par de turistas salientes que aun quedaban, con el propósito de hacer la humillación más pública. A nosotros nos molestó enormemente y le contestamos que “of course Spain is different!”. Un hombre con más edad, rondando los cincuenta, se dio cuenta y enseguida se ofreció a acompañarnos, zanjando así aquella extraña tensión. Hicimos el recorrido solos, pero cuando terminó, el señor nos pidió una propina de 500 rupias, le dijimos si metíamos el billete en una caja donde reciben donaciones y nos respondió que no, que se lo diéramos a él, cosa que hicimos y el señor se lo guardó en el bolsillo. Dicho esto, la religión sijh predica, entre otros muchos preceptos, que los creyentes deben servir al prójimo y evitar acumular riquezas… Sin embargo, tenemos que ser justos y reconocer la gran labor humanitaria que hacen en este complejo.
Observamos que en general los indios suelen tener poca paciencia, nos pasó también con ambos conductores que contratamos. Cuando le pedíamos que repitiese la frase porque no lo habíamos entendido, enseguida resoplaban y hablaban sin paciencia, más rápido aún. Evidentemente no se puede generalizar, nos hemos topado con indios maravillosos y sonrientes siempre. Un ejemplo fue la Puerta de la India, otro lugar que nos encantó, aunque es verdad que está masificado de visitantes indios que te miran descaradamente, pero cuando se percatan de que te has dado cuenta te devuelven una sonrisa. Ya nos había pasado en algún que otro monumento, que los indios se te acerquen y te pidan hacerse una foto contigo.
En la Puerta de la India era casi constante, pero nos lo pasamos muy bien, la gente se interesa sobre tu vida y tu país, por eso os aconsejamos que tengáis paciencia y os dejéis llevar un poco, porque al final agradecerás entablar conversaciones con gente local. Pero cuidado con los timos, si ves que se te acerca un niño y te pide que os hagáis una foto con tu teléfono móvil o cámara fotográfica, después os pedirán dinero, incluso aparecerá un adulto para exigírtelo. Así que, si te pasa, lo mejor es decirle que no vas a hacer la foto e ignorarlo.
En cuanto al aspecto gastronómico, la cocina india es muy famosa en el mundo entero, por su sabor, su colorido… y ¡por su picante! No fuimos capaces de comer un plato que no lo tuviera, incluso cuando preguntábamos al camarero qué plato no picaba, cuando nos lo servían os aseguramos que picaba. Lo achacamos a que los niveles de “fuego” del condimento son diferentes para los indios y para los europeos y algunos países iberoamericanos.
El arroz basmati es esencial y acompaña a la mayoría de las elaboraciones, así como el naan que es un pan aplanado tipo kebab, hecha de harina de trigo, levadura, azúcar, yogurt y mantequilla y cocido en las paredes de un horno cilíndrico de arcilla, llamado tandoor. De entre los platos típicos recomendamos, en los entrantes las samosas (una empanada crujiente frita hecha de trigo rellenas de verduras), la masala dosa (una especie de crepe rellenada con verdura como patata, curry, arroz, etc.), el bhelpuri (fideos de harina de garbanzo, arroz inflado y salsa tamarindo), el laccha pyaz o masala pyaaz (aros crujientes de cebolla roja mezclada con chile verde, jugo de lima y especias), etc.
Entre los platos principales destacamos el biryani (arroz basmati elaborado con una mezcla de especias, carne/vegetales y yogur), el pollo tikka masala (carne marinada con yogurt y cocinada al horno con una mezcla de especies que contiene, entre otros, tomate, ajo y leche de coco), el pollo tandoori (carne macerada en yogurt especiado con una mezcla de especias cocido en horno tandoor), el dhal (legumbres secas sin piel, guisadas con especias como el jengibre, comino o cúrcuma), el aloo Dum (plato vegetariano hecho a partir de patatas pequeñas que se saltean con salsa curry, yogurt y especias) , el palak paneer (plato a base de un sofrito de cebolla, jengibre, ajo, comino, etc. al que se agrega un puré de espinacas cocidas), etc.
De entre los dulces destaca el jalebi (dulce típico frito hecho con forma de flor o espiral remojada en almíbar con azafrán, cardamomo y limón, acompañado con agua de rosas), el mithaa paan (hoja de betel enrollada con hinojo azucarado, cardamomo y coco), etc. Entre las bebidas típicas destacamos el masala chai (té que se hierbe con agua y leche), el chaas (elaborado a base de yogurt, agua, sal y especias), etc. Mención aparte merece madrasi saunf: se trata de unas bolitas verdes compuestas por semillas de hinojo recubiertas de azúcar, las cuales los indios se las suelen tomar tras terminar la comida para facilitar la digestión y para mantener la boca fresca.
Copyright© 2018 ESTurismo.