El Gurdwara Bangla Sahib es el mayor templo de la religión sij o sikh en la ciudad de Delhi. El sijismo aparece en el estado indio de Punjab como una nueva religión a finales del siglo XVI, cuando el Gurú Nanak (1469-1538), un hindú procedente de Nankana Tahib, en el actual Pakistán, pretendió unificar el hinduismo y el islamismo, pretendiendo así acabar con las luchas creadas por los fieles de ambos cultos. Y es que estuvo toda su vida influenciado por ambas religiones, incluso peregrinó a los diferentes lugares sagrados, tanto del hinduismo como del islam. Básicamente, las creencias del sijismo son: el monoteísmo, la humildad, la compasión, la honestidad y el trabajo. Para ellos, la salvación se consigue mediante la unión espiritual con Dios, que se alcanza evitando los conflictos sociales, la codicia, la lujuria y el egoísmo.
En la actualidad esta religión es profesada por unos veintitrés millones de seguidores, estando el 80% en la propia India. Procedemos ya a visitar el recinto del Gurdwara Bangla Sahib, para lo cual es necesario acudir al centro de visitantes situado muy cerca del templo. Ahí os pedirán que os quitéis los zapatos y los calcetines y os darán un pañuelo naranja para cubriros la cabeza (lo utilizan varias personas, por lo que si eres escrupuloso llévate uno), también os preguntarán si lleváis comida o tabaco, cuyo acceso al recinto está prohibido. La entrada es gratuita y se agradece las donaciones que se depositan en una caja del recibidor del centro de visitantes.
Antes de introducirnos al complejo del gurudwara hay que lavarse las manos en una pila y pasar los pies por unas piletas de agua. Tras secar los pies por un toldo de tela se asciende la escalera y se llega a la explanada enlosada de mármol del templo, el cual se encuentra coronado por diferentes cúpulas dorada, siendo la central la más grande. El complejo se compone del gurudwara que es el edificio principal, una cocina, una escuela, una galería de arte y el famoso estanque conocido como Sarovar.
Anteriormente el templo era conocido como palacio Jaisinghpura cuando era propiedad de un gobernante del siglo XVII, Raja Jai Singh, para después convertirse en este gurudwara. El octavo gurú sij Har Krishan se quedó allí mientras visitaba Delhi en 1664, brindando ayuda y agua fresca del pozo a las personas que eran víctimas de una epidemia de viruela y cólera. Él mismo enfermó y murió ese mismo año. Posteriormente, fue el general sij Sadar Baghel Singh quien construyó por primera vez un pequeño santuario en este sitio en 1783, a la vez que construyó un pequeño tanque sobre el pozo para proteger el agua considerada milagrosa y sagrada.
El interior del templo, en un altar central se guarda el libro sagrado del sijismo: el Sri Gurú Granth Sahib Ji, cuya particularidad es que sus casi mil quinientas páginas fueron escritas por los propios fundadores de la religión: el propio Nanak y su nueve primeros sucesores, todos ellos llamados los Diez Gurús Sijes. Aquí veremos los sijs orando, donde los hombres portan sus característicos y coloridos turbantes que consta de una tela de varios metros de longitud que se coloca siguiendo una técnica muy precisa. Separando el propio turbante con el pelo se sitúa una tela llamada Keski, de la que sólo es visible un triangulo sobre la frente, aunque los más jóvenes, antes de llevar el turbante, solo exhiben el Keski ajustada sobre el pelo que se recoge en un moño.
Fuera del templo, a la derecha se encuentra el estanque o Sarovar que contiene el agua sagrada y donde los sijhs hacen sus abluciones para purificarse, incluso recogen las milagrosas aguas para llevarlas a sus casas, de hecho, el gurudwara se ha convertido en un centro de peregrinaje no sólo para los sijs sino también para los hindúes. El estanque se encuentra rodeado en tres de sus partes por una galería porticada. El suelo aquí también es de mármol, pero, a diferencia del predominante color blanco, vemos otros como el marrón o el negro, que combinados forman figuras geométricas.
Aquí y en todo el recinto nos hemos fijado en la vestimenta de los feligreses de esta religión: Govind Singh, el décimo y último gurú, fundó la comunidad de los Khalsa (santos soldados), a la que todos los sikhs bautizados pertenecen, debiendo vestir el uniforme de las 5-K, es decir: Kesh (el pelo y la barba sin cortar, símbolo de espiritualidad), Kirpan (el puñal que simboliza la lucha sikh contra la opresión religiosa), Kara (el brazalete de acero que simboliza la moderación y el recuerdo de Dios), Kangha (el peine, símbolo de higiene y disciplina) y Kachha (ropa interior de algodón que simboliza el control propio). Las mujeres tampoco se cortan el pelo y visten como las demás mujeres indias, pero además todas adoptan el apellido Kaur, que significa “princesa”.
Si ahora nos dirigimos a la izquierda del templo podemos entrar en un edificio que alberga una escuela y sobre todo una cocina y un gran comedor (el cual, junto con el Sarovar simbolizan la fusión de todos los humanos, independientemente de su religión o cultura) donde cada día se da de comer a unas dos mil personas, de hecho, todo el mundo que quiera comer aquí es bienvenido.
Los comensales hacen una fila esperando su turno para entrar al comedor, sentarse en una tela alargada y comer su thali (una especie de planto combinado servido en una bandeja metálica) que incluye principalmente arroz, algún tipo de guiso como lentejas y una torta de harina de trigo sin levadura llamada roti. La gente come apresuradamente, ya que hay mas personas guardando su turno en la puerta. Entre comensal y comensal se limpia concienzudamente el suelo, actividad que es realizada por devotos y voluntarios que de esta manera encuentran la manera de colaborar con la comunidad. En nuestra visita también tuvimos oportunidad de visitar la cocina, donde la actividad es incesante.
Copyright© 2018 ESTurismo.