Esta tumba-jardín está formada por un recinto rectangular que los turistas suelen ignorar y pasan directamente a ver la tumba de Humayun, pero nosotros nos vamos a detener un momento. Para acceder a este espacio se abrió en el siglo XIX una brecha en su muro occidental para construir una calzada circular, lo que destruyó el carácter del recinto cerrado y desfiguró el carácter histórico del sitio por el empleo de grandes cantidades de cemento. Por ello, este recinto requirió importantes obras de conservación destinadas a restaurar el carácter arquitectónico histórico y el diseño original de los constructores mogoles.
Un camino principal conduce recto hasta la tumba de Humayun, sin embargo, vamos a tomar el camino perpendicular, el situado a nuestra izquierda, para dirigirnos a la tumba de Bu Halima. Lo primero que llama la atención es su situación inusual dentro del jardín, puesto que está en un lateral y no en el centro, como solía ser habitual a principios del período mogol. Esta ha originado una teoría que dice que primero se construyó el jardín y posteriormente se añadió la tumba.
La tumba, de forma rectangular, parece haber sido construida con piedras de colores brillantes que parecen haberse desteñido con el tiempo. Cada uno de sus cuatro lados tiene dos entradas excavadas. En el frente hay una escalera que conduce a su parte superior, donde una plataforma octogonal señala el lugar en el que se encuentra enterrada Bu Halima. A nadie se le escapa que esta mujer debió ocupar un lugar importante en el harén de Humayun, además de ser parte del séquito de Babur (el padre de Humayun), ya que su tumba se ubica a apenas 100 metros de la de aquél.
A pesar de ello, la identidad exacta de Bu Halima es un misterio, pero se dice que era la nodriza de Humayun y también una mujer noble mogola. Detrás de la tumba, en ambas esquinas del muro norte, podemos ver pequeños baluartes rectangulares con entradas oscuras y, a ambos lados de cada entrada, un tramo de pequeñas escaleras que conducen a una cúpula. Parte del trabajo ornamentales originales se pueden ver en estas cúpulas en forma de mosaicos con colores azules, verdes y amarillos.
Originalmente, la entrada a esta tumba se realizaba a través de una gran puerta que sí se ha conservado bastante bien, de hecho, aun se pueden ver la ornamentación consistente en azulejos vidriados, los cuales también fueron objeto de una concienzuda restauración. Los azulejos de la fachada este, en las enjutas del gran arco central empotrado, están dispuestos en forma de medallones, así como en el parapeto. Gracias a la extensa documentación de los restos de tejas existentes y de los grandes medallones formados por pequeños trozos de tejas bellamente ensamblados, se pudo saber las formas y tamaños de las tejas que faltaban, los cuales se fabricaron utilizando materiales y técnicas originales.
De igual manera se hizo necesario eliminar el cemento moderno puesto en la fachada y en el interior, tras lo cual se iniciaron los trabajos de enlucido consistente en varias capas, en las que se incluyeron materiales utilizados originalmente como el mortero de cal grueso para la capa base y mortero de cal fino para la superior, para después terminarse con una capa de capa fina de 1 mm compuesta de cal y polvo de mármol. Las cámaras internas tenían yeserías ornamentales en los techos, aunque gran parte se perdió debido al abandono a lo largo de los años. Pero gracias a una cuidadosa documentación de los restos existentes, se discernieron los patrones originales y los trabajos de restauración fueron realizados por los maestros artesanos replicando los patrones existentes. Estos patrones decorativos fueron luego terminados con punzonado a la cal y aplicación de policromía roja.
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