DELHI (दिल्ली / ਦਿੱਲੀ / دِلّی)

MUSEO NACIONAL DE LA INDIA: PLANTA BAJA


Iniciamos la visita de las diferentes galerías de la planta baja, comenzando con la Harappan gallery, cuyas piezas provienen de los descubrimientos de las primeras excavaciones realizadas a principios del siglo XX y más tarde, después de la independencia de la India, en el año 1947, siendo la colección aquí expuesta la más rica e importante de su tipo en el planeta. Se cree que la civilización de Harappa es una de las más antiguas del mundo junto con las de Egipto y Mesopotamia.

La civilización de Harappa, datada en la Edad del Bronce por los muchos objetos que realizaron a base de cobre, se desarrolló a lo largo del río Indo y por esa razón también se la conoce como la Civilización del Valle del Indo. La mayoría de las piezas exhibidas en esta galería provienen de importantes asentamientos de la civilización de Harappa y ciudades antiguas como Harappa, Mohenjo-Daro, Nal (ahora en el actual Pakistán), Dholavira, Kalibangan, Lothal y Rakhigarhi (en la India), de este último se exhibe uno de los esqueletos que se encontraron allí y que pertenecía a una mujer.

La galería muestra la cronología comparativa de cuatro civilizaciones importantes de la Edad del Bronce en el tercer milenio a.C. que existían simultáneamente en todo el mundo. También muestra los principales asentamientos de Harappa y la representación del diseño de una calle de Dholavira que le da al visitante una imagen de la arquitectura urbana que floreció en aquel momento. Entre las piezas más importantes se encuentra la famosa 'bailarina', una figura de bronce que brinda una idea de los avances realizados en el arte y la metalurgia, así como el peinado y los adornos predominantes durante aquel período, o la figura de arcilla del llamado Hombre sentado en postura namaskar, datada en el 2700-2000 a.C.

La siguiente galería es la titulada Maurya, Shunga and Satvahana Art: tras la era de la Civilización del Valle del Indo, India entró en una nueva época en la que el poder recaía en diferentes dinastías. Durante ese período antiguo y medieval de la historia del país florecieron simultáneamente en diferentes regiones varios estilos de arte a la sombra de dinastías como Maurya, Shunga, Satavahana, Kushana, Gupta, Vardhanas, Pratiharas (en el norte), Palas, Sena (en el este), Maitrakas (en el oeste), Chola, Chalukya, Hoysalas, Vijayanagar y Nayakas (en el sur). Por ello, durante aquel período, aparecieron diferentes estilos artísticos que fueron aplicados en estructuras religiosas, fuertes, mausoleos, esculturas hechas de diferentes materiales, etc.

La dinastía Maurya reinó entre los siglos IV al III a.C. una gran extensión, cuya capital estuvo en Pataliputra, la actual Patna. El imperio se disolvió en 185 a. C. con el asesinato de Brihadratha por Pushyamitra Shunga y la consiguiente fundación del Imperio Shunga en Magadh que controló la mayor parte del norte del subcontinente indio desde alrededor del 185 hasta el 73 a.C. La dinastía Shunga fue reemplazada por los Kanvas o Kanvayana alrededor del 73 a.C. Simultáneamente la dinastía Satavahana también sucedió políticamente a los Mauryas en el Deccan (sur y suroeste de la India) y gobernaron desde Pratishtana (actual Paithan en Maharashtra) y expandieron su gobierno al Decán del Este, Andhara y la costa occidental entre los siglos II a.C. al I d.C.

El arte, la educación, la filosofía florecieron durante esos períodos, creándose pequeñas imágenes de terracota, esculturas de piedra más grandes y monumentos arquitectónicos. En esta sala se exponen diferentes piezas destacadas correspondientes a las épocas comentadas, entre las que se encuentra dos fragmentos de una torana (un tipo de puerta monumental) del siglo I d.C. encuadrada dentro del arte de Satavahana y proveniente de Sanchi, en el estado o “pradesh” de Madhya.

También de época del reinado de Satavahana es una losa de revestimiento datada entre el siglo I y II d.C. y proveniente de Amaravati, en el estado Andhara. En ella el artista representó la visita de Saga Asita al rey Suddodhana cuando Buda nació como el príncipe Siddartha en el Clan Shakya y vio signos auspiciosos en el cuerpo del bebé. Asita profetizó que se convertiría en un gran rey o en un gran monje, efectivamente esto último se hizo realidad. En esta losa el bebé Buda ha sido representado simbólicamente por un par de huellas en la tela que sostiene Asita. En su base se representó el loto, símbolo de la creación, la fertilidad, la pureza y el despertar espiritual. Al loto también se le conoce en sánscrito como Pankajam, que significa “lo que crece en las aguas turbias y tranquilas”.

En el centro de la sala podemos ver obras de arte pertenecientes al arte de la época Shunga, en algunas de las cuales se puede apreciar la influencia de los patrones de volutas florales y elementos helenísticos en lo que respecta a la representación del pliegue de los vestidos. Claro ejemplo de ello es la escultura en la que se podemos ver a una pareja en actitud amorosa, datada en el siglo II a.C.

También vemos el pilar del siglo II a. C. que perteneció a la estructura de una barandilla, en el que se representó a Muchalinda, el rey de los Nagas, protegiendo al Buda de las fuerzas de la naturaleza, concretamente de una tormenta eléctrica, cuando este se encontraba meditando bajo el Árbol Bodhi.

Al lado vemos un remate hecho de piedra de la barandilla de la estupa de Bharhut, en el estado de Madhya, datado en el siglo II a.C. En esta obra se representó el desfile en procesión de unos elefantes que portan las reliquias de Buda.

Accedemos ya a la siguiente sala denominada Kushan Gandhara, Mathura & Ikshvaku Art. El arte Kushan, también deletreado como Kusana, surgió durante la dinastía Kushan desde finales del siglo I hasta el siglo III d. C. en un área que ahora incluye el norte de India, pero también zonas de los actuales Pakistán y Afganistán. Aquella dinastía fomentó una cultura mixta, cuyo mayor exponente es la variedad de deidades (grecorromanas, iraníes e indias) invocadas en sus monedas. Se pueden hacer al menos dos divisiones estilísticas principales entre los artefactos de la época: el arte imperial de derivación iraní y el arte budista de fuentes mixtas grecorromanas e indias.

El estilo de las obras de arte de Kushan es rígido, hierático y frontal. La anatomía y el ropaje están estilizados en el período inicial y contrastan marcadamente con el segundo estilo, que está tipificado por las escuelas Gandhara y Mathura. Entre las piezas que vemos aquí destaca, entre muchas otras, una imagen de esquisto (pizarra) de tamaño natural de Buda del siglo II que presenta el estilo típicamente de Gandhara, caracterizado por largas telas colocadas holgadamente sobre el cuerpo con pesados pliegues esquemáticos.

En el centro de la sala se sitúa una estatua de Kubera que está datada en el siglo II d. C. y procede de Ahichchhatra, Uttar Pradesh. Se trata del dios de la riqueza y la prosperidad, además de ser el guardián del norte. Anatómicamente destaca su voluminoso estomago que se posa sobre su muslo izquierdo, mientras que ambos brazos, ahora desaparecidos, estaban originalmente levantados sosteniendo probablemente un cuenco hondo.

Entramos ya en las dos siguientes galerías que están dedicadas al arte del período Gupta, comenzando con una primera sala llamada Gupta Terracotta and early Medieval Art, donde se exponen la gran cantidad de figuras de terracota encontradas en sitios como Mathura, Ahichchhatra, Bhitargaon y Kaushambi. Estas esculturas destacan por su flexibilidad de movimiento, expresión y perfecta proporción. Del mismo modo, las placas de terracota que representan historias del Mahabharata presentan los ejemplos más elocuentes de este arte en la galería.

De entre las esculturas destaca la imagen de tamaño casi natural de 1,7 metros de alto de Ganga y Yamuna del siglo V, una obra incomparable en el ámbito del arte de terracota de la India que fue extraída, junto a otra escultura gemela, de los restos de la entrada del gran templo de Ahichchhatra. A partir del período Gupta los dos ríos sagrados del norte de la India, el Ganges y el Yamuna, fueron representados muy a menudo como diosas fluviales que se tallaban en pares, a cada lado de la entrada de los templos hindúes, para bendecir sus recintos con la fertilidad y la abundancia de sus aguas. Ganga (Ganges) se representa aquí como una diosa joven, bella y enjoyada, de pie sobre un makara o cocodrilo (cuya cabeza no está en la actual estatua), mientras que Yamuna se encuentra sobre una tortuga.

Es en esta sección donde se expone la escultura del siglo X y de casi 400 kilos de peso que representa a la diosa con cabeza de búfalo Yogini, una mezcla de lo divino y lo demoniaco. Se encuentra sentada en “lalitasana” mientras medita, su cabeza de animal simboliza la naturaleza intuitiva e instintiva del yoga. La obra posee una historia curiosa: los templos dedicados a Yogini suelen construirse en lugares remotos y aislados, y el que aquí vemos fue robado de uno situado en un pueblo de Lokhari en la región de Bundelkhand en Uttar Pradesh. Posteriormente fue traficado a Francia donde lo compró Robert Schrimpf, un coleccionista de arte privado. Tras su muerte, su viuda Martine donó la obra a la embajada de la India en París en 2008, tras lo cual regresó de nuevo a la India.

Desde esta sala se accede a la galería Gupta propiamente dicha, dinastía que gobernó entre los siglos IV al VI d.C. Aquel periodo fue la era dorada del arte indio ya que alcanzó la perfección clásica en cuanto a formas humanas, animales y florales, y estableciéndose la base estándar de creación artística que se desarrolló en los siglos siguientes. Así, a los seres divinos no sólo se le dotó de un halo circular y bandas florales, sino que también se les dio un aspecto muy expresivo y juvenil. Los principales centros de actividades artísticas durante este período fueron Mathura y Sarnath.

Debido a la evolución y el desarrollo del pensamiento y la iconografía religiosa fueron varias las nuevas imágenes iconográficas que surgieron durante el período Gupta. En esta sala vemos algunos de los ejemplos más destacables, entre ellos una imagen rara de Chaturmukhi Surya, que es un Shivalinga con cuatro figuras que representan a Brahma, Vishnu, Shiva y Surya, o dos bustos del siglo V de Ekamukha Shivalinga, de los que destaca el procedente de Khoh, otra obra maestra de esta galería.

También se exhibe aquí la imagen del siglo V de Vishnu, conocida por su gracia, belleza y perfección artística, por lo que es considerada la mejor escultura hindú del período Gupta de Mathura. Esta deidad con cuatro brazos se representó con una corona enjoyada, una hebra sagrada y una larga guirnalda hecha de flores. El escultor dotó al dios con dos collares, uno de hilos de perlas y el otro de cuentas graduadas. Cuando se completó, esta imagen probablemente tenía un gran halo y, lamentablemente, actualmente también faltan la parte inferior de los brazos y las piernas.

En esta galería también se exhiben varios paneles de Deogarh en Uttar Pradesh en los que se cuentan historias del Ramayana y el Mahabharata: en el primero se representa a Bhairva (poderosa manifestación o avatar de Shiva asociado con la aniquilación), en el siguiente vemos la destrucción del sacrificio de Daksha, en otro se representó a Vikrama y Urvashi y en el último a Shiva Ganas peleando por unos dulces. Las imágenes de Buda de Sarnath son notables por las cortinas diáfanas, un rasgo característico importante de la escuela de Sarnath.

Entramos ya a la sección denominada “Bronze Sculptures” donde se exhiben los bronces indios que, gracias a su belleza y elegancia, son muy valorados. El grupo más antiguo de este tipo de esculturas realizadas en el subcontinente indio data del tercer milenio a. C., período al que pertenece la famosa bailarina que se conserva en la Galería Harappan. Estos primeros bronces representan los logros tecnológicos de la artesanía del metal de la época: se creó gracias a una aleación de cobre y estaño, mezclándose a menudo con otros tres metales como zinc, plata y oro, dando como resultado el llamado “Panchaloha”.

Ocasionalmente también se aleaba con ocho metales, dando como resultado el “Ashtadhatu”. Por lo general, los bronces indios se funden en una forma sólida, pero muy a menudo pueden ser huecos y acabados con grabados, dorado o repujado. La tradición de fundir imágenes de metal comenzó en el noroeste de la India, aunque más tarde llegó al sur del país alrededor del siglo III-IV d.C., alcanzando un alto nivel bajo el reinado de Pallavas, Cholas y otras dinastías posteriores. Se han descubierto esculturas de bronce en todas partes de la India: desde Cachemira en el norte hasta Kerala en el sur y desde Gujarat en el oeste hasta Odisha en el este.

Entre las esculturas sobresalen varias como la de Bharata (siglo XIV), la figura de Mohini del siglo XI situada delante de un árbol frutal, la de Bhu Devi del siglo XVII, la diosa de la tierra Prithivi, etc.… La escultura de Nataraja del siglo IX-X d.C. procedente de Thiruvarangulam, posee una pose de “chatura-tandava” y está representada con tres ojos y cuatro brazos mientras danza. Su pie derecho pisa con decisión al demonio de la ignorancia Apasmara, mientras que la mano derecha trasera sostiene el “damaru” y la mano derecha delantera está en posición “abhaya-mudra”, con una serpiente enrollada alrededor del antebrazo. Las curvaturas situadas en los lados inferiores servían de soporte cuando era sacada en procesiones ceremoniales.

Otra de las esculturas de bronce destacables es la que representa a Vishnu Vaikuntha con cuatro cabezas y situado sobre un pedestal rectangular, datado en el siglo IX. Entre sus pies se encuentra Prithivi, la diosa de la Tierra, con los brazos estirados como si lo estuviera sosteniendo. También está flanqueado por Gadadevi y Chakrapurusha, las imágenes personificadas de sus atributos: el Gada (maza) y el Chakra (rueda). Se hicieron imágenes similares de Vishnu de cuatro caras ya desde un período muy temprano en el arte indio, comenzando durante el periodo del gobierno de Kushana.

La estatua de Nataraja, el Señor de la Danza, del siglo XII y procedente de Tamilnadu, está considerada como la expresión más destacada del ritmo y la armonía divina en el arte indio. La danza representa los cinco actos esenciales de Siva: la creación (Srishti), la conservación (Sthiti), la destrucción (Samhara), la ilusión (Tirobhava) y la gracia (Anugraha), y es esta actividad cósmica la que constituye el motivo central de la danza. Representa a Siva bailando con su pierna derecha apoyada en la espalda del enano Muyalaka, el demonio de la ignorancia. Su pierna y su mano delantera izquierda se levantan en un gesto elegante a través del cuerpo hacia la derecha y su mano izquierda apunta hacia el pie izquierdo. Su mano derecha delantera está en “abhaya-mudra” o protección. De sus manos traseras, la derecha sostiene el “damaru” y la izquierda sostiene el fuego. Las “jatas” largas y arremolinadas a ambos lados de la cabeza están salpicadas de flores, conteniendo además en el lado derecho, la diosa del río Ganga en “anjali-mudra”.

La figura de Ardhanarisvara, del siglo XV y procedente de Vijayanagar, en el sur de la India, de cuatro brazos y tres ojos, se encuentra de pie sobre un pedestal de loto. Los brazos están bifurcados en los hombros, la mano superior derecha sostiene un “parasu” (hacha) entre los dedos índice y medio en forma “tripataka-mudra” (ahora dañado); la mano superior izquierda sostiene el tallo de un capullo de loto. La mano inferior derecha está en reposo (como si estuviera en Nandi), la parte inferior izquierda se encuentra en pose “katyavalambita”. El cabello está trenzado hacia la izquierda y arreglado en estilo “jata-mukuta” hacia la derecha, con mechones cayendo sobre la espalda. Al lado podemos ver ejemplos de imágenes de Devi o diosas, las cuales en la India ha evolucionado desde figuras de fertilidad en los primeros siglos hasta formas más complejas con características iconográficas especiales.

Pasamos ya a la siguiente galería titulada “Late Medieval Art” que contiene una combinación de artes de diferentes dinastías en el Bajo Medievo como Vardhanas, Pratiharas, Maitrakas, Palas, Pallavas, Cholas y Chalukyas en el período inicial y Parmaras, Chandelas, Hoysalas, Nayalas, Gajapatis, Senas y Chauhans en el período posterior. Tras el declive de la dinastía Gupta, el futuro del subcontinente indio y el arte en general sufrieron mucho.

Nada más entrar a la sala, a nuestra izquierda, vemos expuestos una columna de madera y la puerta del templo del sol de la aldea Katarmal de Almora, Uttarakhand, datados en el siglo XIV. La puerta tallada de madera de shisham contiene dos hojas, cada una de las cuales está dividida en cuatro paneles, en los que se representa varios dioses y diosas hindúes como Siva-Parvati, Laksmi-Narayana, Narsimha, la cuarta encarnación de Vishnu, Brahma y Bhairava. Aunque su elemento más característico es la inscripción de cinco líneas en escritura devanagari del período medieval tardío situado en el reverso de la hoja derecha de la puerta. También ha conservado la cadena que servía para cerrarla.

En cuanto a las obras en piedra destaca, entre otras, la escultura de Yoganarayan, imagen muy ornamentada del señor Vishnu encontrada en un templo de Khajurao, en Madhya Pradesh. La obra es una manifestación yóguica de la deidad, una figura de belleza, gracia y poder. Sus manos descansan en “dhyan mudra”, un gesto meditativo. La garganta es un importante centro de energía del cuerpo, es el lugar donde se dice que residen la pureza y la conciencia y en el centro de su pecho, hay una marca sagrada conocida como “asrivasta”, símbolo de sus poderes yóguicos. Vishnu medita sobre un pedestal de loto, mientras sus pies descansan sobre una concha llamada “shankar”, símbolo del sonido resultante de una caracola, sonido que se dice que es el eco de las vibraciones de la creación, instando así a sus seguidores a rechazar la oscuridad de la existencia material y en su lugar abrazar la conciencia cósmica de una realidad superior.

Otra de las esculturas sobresalientes es la de Neminatha, obra que está magníficamente pulida, con el auspicioso símbolo shrivatsa en su pecho. Fue concebida para ser vista sólo desde el frente ya que la zona posterior de la escultura tiene un acabado bastante tosco. La imagen está vestida con los Shvetambaras, de pie y en la postura de abandono del cuerpo de kayotsarga. En ella vemos una gran cantidad de finos detalles, como los labios bifurcados, las espirales dentro de los pezones y el borde decorativo de la envoltura de tela fina de Jina. Lo más espectacular son los dedos elegantemente atenuados. Junto a las piernas de Neminatha se sitúan dos portadores, entre los ocho asistentes principales de un Jina, junto con figuras más pequeñas de los donantes masculino y femenino, arrodillados en reverencia.

La siguiente es la galería denominada Buddhist Art en la que se exhiben reliquias del período de Buda de entre los siglos V y IV a.C. Las piezas que vemos están realizadas predominantemente de terracota, bronce, piedra, estuco y madera. Las tres principales formas budistas son: Hinayana, Mahayana y Vajrayana. El tema básico tratado en estas obras de arte es la Humanidad. Aquí destaca, entre otras piezas, la cabeza de Buda del siglo V hecha durante el período Gupta y una estupa para contener las reliquias de Buda que fue mandada construir por el emperador Ashoka en el siglo III a.C.

Le sigue la galería Indian Paintings, donde se exponen una gran colección de pinturas en miniatura, de hecho, este museo posee unas 17.000 obras, siendo una de las mayores colecciones de su tipo en todo el país, contando con todos los estilos importantes. La tradición de la pintura en miniatura ha sido una forma clave del desarrollo pictórico en la India, además de los murales, las pinturas sobre tela y las pinturas sobre madera. Tras el mural, la forma de pintura más importante en la India es la ilustración de textos religiosos y profanos, cuyos primeros ejemplos supervivientes se hicieron en hojas de palma de Ceilán. El papel se introdujo en la India a fines del siglo XIV y, poco a poco, muchos de los temas y estilos derivados de los primeros manuscritos hindúes y jainistas en hojas de palma se aplicaron en este nuevo medio.

Entre las pinturas en miniatura, las principales escuelas han sido: Deccani (del sur), Mogol (que abarca el centro y el norte de la India), Rayastán (oeste de la India) y Pahari (desde las colinas del norte). Las pinturas en miniatura están más estrechamente relacionadas con las tradiciones artísticas del Imperio Mogol y Rayastán. La pintura en miniatura de Mogol surgió como una forma de arte importante durante el reinado de Akbar y se utilizó como una manera de ilustrar libros de cuentos y registrar la vida en la corte mogol (e inmortalizar los triunfos imperiales).

La escuela de la pintura Deccani o Deccan surgió en las capitales musulmanas de los sultanatos de Deccan que surgieron tras la ruptura del Sultanato de Bahmani en 1520, es decir Bijapur, Golconda, Ahmadnagar, Bidar y Berar. Tuvo lugar entre finales del siglo XVI hasta la década de 1680, momento en que los mongoles conquistaron la región. El estilo de la pintura de Deccani se consideró durante mucho tiempo bajo el género indo-persa, considerándose safávida, persa, turco e incluso mogol, sin embargo, finalmente los historiadores del arte reconocieron su singularidad. La pintura de Deccani estaba menos interesada en el realismo que la de los mogoles, y en su lugar intentaban crear un áurea romántico, un viaje hacia el interior con matices místicos y fantásticos.

De entre la gran calidad artística de las obras vamos a seleccionar unas pocas: el Retrato de Rama (Sri Rama Chandra) sentado sobre un loto de mil pétalos del siglo XVIII; la procesión de la coronación de Rama de alrededor del 1800; la representación de los amantes divinos Radha y Krishna de alrededor del 1750 y perteneciente a la Escuela de Jaipur; el retrato de Buraq, el célebre animal sobre el que el Profeta Mahoma cabalgó desde Jerusalén hasta los cielos; el de Vishu como enano, basado en la historia de la epopeya Vishnu-Purana.

El de Krishna coqueteando con las doncellas pastorcillas de vacas de 1730, basado en la poesía del Gita de Jaideva; la procesión del matrimonio de Dara Shikoh de alrededor del 1740; la cubierta de un libro de madera pintada (patli) del siglo XIX, en la que se representa los panteones hindúes en tres segmentos diferentes divididos por arcos en forma de herraduras; el de Dushyanta y Shakuntuala, basado en la historia de la épica Mahabharata.

Nos detenemos en la pintura sobre tela dedicada a Saraswati Patha datada entre los años 1475 y 1500. El cuadro es una obra maestra de la India medieval y es característico del estilo indio occidental, también conocido como pintura Jain. Se encuentra dividido en nueve paneles, contando cada uno de ellos con un borde delicadamente pintado. Los tres paneles verticales centrales forman en conjunto un santuario dedicado a Saraswati, la diosa del conocimiento, la sabiduría, el aprendizaje y fuente de luz espiritual. La diosa es retratada como símbolo de pureza, de hecho, en el panel de abajo vemos un cisne blanco que constituye otro símbolo de pureza. En los demás paneles, envolviendo a Saraswati, se encuentran los músicos y bailarines que están representados típicamente en el estilo Jain: de manera frontal con las cabezas de perfil, ojos saltones, narices puntiagudas y rostros anchos. El estilo indio occidental tuvo una enorme influencia en el arte de la India, particularmente en las diversas escuelas de pintura en miniatura en Rajastán que se desarrollaron un poco más tarde.

A continuación, llegamos al espacio expositivo llamado Transparencies of Indian Scripts and Coins, el cual muestra la evolución del sistema de monedas y las escrituras indias. La acuñación india tiene una larga y rica tradición histórica que proporciona una fuente clave de información sobre los cambios políticos y económicos, además de reflejar también el desarrollo cultural y estético de diferentes períodos y regiones.

Nos metemos de lleno en el espacio que acoge las galerías de artes decorativas que se encuentran divididas en dos, en la Decorative Arts-I y la Decorative Arts-II. Empezamos por aquella primera que contiene los objetos hechos de jade (incluyendo objetos utilitarios del periodo mogol), cerámica (incluidos azulejos vidriados y alfarería azul-blanca) y marfil (incluyendo varias figuras religiosas).

Entre ellas vemos una pipa de agua o huqqa con inscripciones de jade del siglo XVII formada por una base que descansa sobre un pedestal (que contiene frases del capítulo de Surah Ikhlas procedentes del Corán) de seis patas, y una larga pipa para fumar con una boquilla adjunta. En el borde superior y en la parte inferior del chilam y en la parte superior del pedestal se encuentra una inscripción persa y árabe muy rara e importante en escritura Nastaliq. La inscripción chilam menciona el nombre "Badshah Jahangir" y el año 1032 del calendario hijri islámico (es decir el equivalente gregoriano del 1626), además de un hermoso pareado de Hazarat Amir Khusrau del siglo XIII.

En esta sala también podemos ver, además, objetos relacionados con el juego y el ocio, así como tronos de la India, los cuales muestra la evolución de la sede del poder, desde los asientos bajos de la antigüedad hasta la silla modera, como así podemos apreciar en dos de las piezas expuestas: una silla de madera con tachuelas de joyas y reposapiés del rey de Banaras, o un asiento de piedra tallada, ambos procedentes del norte de la India y datados a finales del siglo XIX. La sección de Juegos cuenta con objetos como sonajeros, yoyos, tablas de Ajedrez y chaupar. Estos artefactos combinan los elementos estéticos y artísticos con los objetos cotidianos utilizados para los juegos.

Claro ejemplo de ellos es la tabla Gyan Chaupar, o el juego del conocimiento, del siglo XVIII proveniente del Rajastán. Fue inventado en la India como un juego didáctico donde las escaleras representaban la virtud y te elevaban hacia el “moksha”, mientras que las serpientes de los vicios eran impedimentos en el camino, reflejando así los temas kármicos comunes del hinduismo, el budismo y el jainismo. La tabla que vemos aquí es una tela pintada que está ricamente ilustrada, con inscripciones en sánscrito e hindi, mientras que las fichas están hechas de marfil. Se trata de la versión jainista que está dividida en 84 cuadrados, a diferencia de las versiones hindúes que cuentan con 72: la cuadrícula tiene un significado mayor que el simple uso para el juego ya que la iconografía también representa elementos cosmológicos, con regiones superiores representando seres divinos y los cielos.

En la sala también podemos ver un santuario para el hogar que se encuentra intrincadamente tallado. La tradición de mantener tales santuarios en casa era una práctica muy común en el norte de la India. El tamaño y la grandeza de esta pieza dan la impresión de que probablemente perteneció a una familia real de Rajastán o Delhi, seguramente realizado entre los siglos XVIII-XIX. El santuario está hecho de marfil, contando con un shikhar alargado, un dosel y un garbh grha abierto al frente colocado sobre una plataforma cuadrada de madera que a su vez descansa sobre patas con forma de garra, cuyo lado interior cuenta con ruedas que facilitaban su movimiento. La fila de pequeñas campanas alrededor del ábaco del dosel, las figurillas de los soportes a los lados y los pequeños jharokhas en las partes superiores del santuario recuerdan los enormes jharokhas arquitectónicos de los palacios de Rajastán.

Finalmente, entre los objetos que destacamos, se encuentra un colmillo en las que a principios del siglo XX se esculpió la historia completa de la vida de Buda en cuarenta y tres pequeños círculos, alrededor de los cuales se talló una enredadera floral. La historia se cuenta de abajo a arriba, donde, en la punta del colmillo, se representó a Buda en tres mudras diferentes (gestos con las manos) que representan escenas importantes de su vida. La mayoría de las escenas se plasmaron en otras formas de arte, sin embargo, otras muchas no han sido representadas antes ya que, aunque se trata de una obra del siglo XX, el artista siguió minuciosamente el texto literario.

La sala Decorative Arts-II contiene las piezas de orfebrería, joyería y madera desde el período protohistórico hasta nuestros días. La variedad, la calidad y los medios aumentaron con el gusto y el estado de las diferentes generaciones. Los más notables entre los objetos de madera exhibidos son los de Vahana. La planta baja del museo se completa con la galería Jewellery o joyería, colección conocida como “Alamkara” por la belleza de los adornos. Se trata de la colección de joyería más extensa de la India, con más de 250 artículos exhibidos, abarcando un período de cinco mil años: desde los collares de cuentas de ágata bellamente talladas de Mohenjodaro y Harappa hasta las fabulosas joyas adornadas con imágenes de dioses y diosas, pasando por las diferentes piezas que una vez pertenecieron a los tesoros de los emperadores mogoles y los maharajás. Por desgracia, durante nuestra visita esta sala estuvo cerrada y no pudimos contemplar esta rica colección de joyas. Tras finalizar la visita de esta parte del museo, nos disponemos ya a recorrer la primera planta.

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