La isla de Tinos, autentico foco religioso para la religión ortodoxa por el famoso icono de la Virgen María, encontrada gracias a una visión de una monja Pelagia, ofrece al viajero diferentes estampas para vivirlas y disfrutar. Una de ellas es el carácter y esencia de la isla, el cual es típicamente cicládico, aunque con elementos locales, como los curiosos palomares que le dan personalidad. No hay que olvidar que estamos en tierra de artistas, especialmente trabajando el mármol, de hecho, según se cuenta, el famoso escultor de la Antigüedad Fidias enseñó los secretos de su arte a los habitantes de la isla de Tinos, por lo que no es de extrañar que estas gentes lleven en sus genes el genio y talento necesarios para crear.
Acompáñanos en este recorrido donde conoceremos más sobre la isla de Tinos. Acomódate y disfruta este viaje: pulsa en "Monumentos" para profundizar más en el recorrido por esta isla griega o en "Historia" si quieres saber algo más de este destino, en "Mapas" tendremos ese complemento que nunca debe faltar en un viaje, mientras que en "Guía" te guiaremos para que puedas aprovechar al máximo tu experiencia en este rincón de Grecia. Finalmente, en "Conclusiones" conocerás, si quieres, nuestra opinión personal y experiencias vividas durante este viaje.
Nuestra visita: | Agosto de 2024. |
Idioma Oficial: | griego (inglés es ampliamente hablado). |
Moneda: | Euro €. |
Población 2011: | 8.934 hab. |
Superficie: | 194,5 Km². |
Prefijo telefónico: | +30 22830. |
Web oficial: | visitgreece.gr |
La isla de Tenos o Tinos ha estado habitada, como lo demuestran los hallazgos arqueológicos, desde la prehistoria, manteniendo asentamientos humanos de manera continuada. Los restos más antiguos se han hallado en una colina llamada “Vriocastro” o “Vrecastro”, lugar estratégico donde se concentraba la población, correspondientes a la Edad del Cobre, o Primera Edad Cicládica. La historia de la isla continúa durante la época micénica, como así lo demuestra una tumba del siglo XIII a.C. cerca del pueblo de Pyrgos. Durante los siglos XII al X se produjeron invasiones y ataques por piratas que se evitaron trasladando los asentamientos a lugares que eran fortalezas naturales, a cuyo periodo pertenece la muralla ciclópea de Exomvourgo. Por su parte, los restos del período Geométrico (siglos IX al VIII a.C.) se concentran en unas tumbas cerca del pueblo de Kardiani.
Durante los primeros años de la Antigüedad (siglo VII a.C.), el epicentro de la isla se trasladó a Exomvourgo. En aquel momento Tinos era conocida como Ophioussa, del griego antiguo “ophis” (serpiente), debido al gran número de estos reptiles que se arrastraban por el suelo de la isla, aunque algunos estudiosos señalan que este último nombre ha sido malinterpretado, ya que en verdad deriva de “Fides” o “Efides” que es una especie de cedro que crecía en la isla (hoy en día solo se puede encontrar en la zona de Panormos). También se le llamó Ydroussa, del griego “hidria” (agua) por su abundancia de agua. Según la antigua mitología griega, Poseidón, que era el protector de la isla, ahuyentó a las serpientes, razón por la cual se fue muy venerado en Tino, de hecho, se le dedicó un importante santuario en Kionia, el único de las Cícladas dedicado al Dios del mar.
Llegó un período de estabilidad, sin invasiones, que hizo que se trasladaron los asentamientos humanos del naturalmente fortificado Exomvourgo a espacios más abiertos al mar. Durante el siglo VI a.C., Tinos fue conquistada por Eretria y, durante las Guerras Medias, la isla quedó bajo el dominio de los persas en el 490 a.C. Los habitantes de la isla recuperaron rápidamente su libertad después de la batalla de Maratón. Tinos se convirtió en miembro de la Alianza de Delos, que fue gobernada por Atenas e instituyó la democracia. En el año 386 a. C., la isla se independizó, aunque pronto quedó bajo la autoridad de Filipo de Macedonia.
Tras la muerte de su hijo Alejandro Magno, la isla fue gobernada por Antígono y más tarde por Ptolomeo (rey de Egipto). En el siglo II a. C., Tinos, junto con toda Grecia, pasó a formar parte del Imperio Romano, a pesar de lo cual gozó de autodeterminación y libertad hasta mediados del siglo II d. C., cuando la piratería esclavizó en varias ocasiones a los habitantes de la isla. Durante la época bizantina, la gente se trasladó nuevamente de la costa al interior de la isla para protegerse de las aquellas numerosas y devastadoras incursiones piratas. Lo poco que se sabe sobre Tinos durante la época bizantina es que cayó en el olvido y que fue atacada por varios intrusos (árabes, sarracenos, godos, otomanos y más). Posteriormente varios terremotos azotaron la isla, los cuales, combinados con sucesivos años de peste (uno de ellos llegó a durar 52 años), diezmando la población.
En 1207, como todas las islas griegas, Tinos fue conquistada por los venecianos. Los “Ghizis” fortificaron el Castillo de Exomvourgo, para dar seguridad a la isla que, hasta entonces, estaba indefensa ante los invasores, debido a la falta de murallas fortificadas. El dominio veneciano duró más tiempo aquí que en cualquier otra isla de las Cícladas, ya que los venecianos lograron repeler los ataques turcos con la ayuda de los lugareños. Como resultado, Tinos prosperó en la agricultura, el arte, la industria, etc. Por su parte, en época del dominio turco, Tinos contaba con muchos privilegios: los habitantes tenían derecho a llevar su uniforme local y a construir iglesias y escuelas, la flota turca no podía acercarse a la isla, ya que era autónoma y los únicos residentes turcos eran el gobernador y el juez. Por tanto, se puede decir que Tinos fue la única isla que no ha estado bajo el dominio del Imperio Turco, exceptuando en 1715, durante un breve período de tiempo. Fue entonces cuando Exomvourgo fue abandonado, estableciéndose la capital en la ubicación de la actual Chora. Este período se caracterizó por un gran desarrollo, ya que florecieron fuertemente las actividades comerciales, industriales y navieras.
La influencia extranjera en la vida cotidiana de los isleños le dio a Tinos el sobrenombre de Pequeño París. Muchos habitantes de Tinos se fueron a fundar prósperos negocios en otros lugares como Constantinopla, Esmirna, Alejandría y Trieste. Siendo la isla más poblada de las Cícladas y la capital económica del grupo. Tras un breve periodo de dominio ruso, en 1821 Pyrgos fue el primer pueblo de Tinos que izó la bandera de la Revolución Griega. En aquel momento, el 30 de enero de 1823, se descubrió el icono de la Virgen María, tras la visión de una monja llamada Pelagia, lo cual dio valor y fe a la gente que luchaba por una Nación Griega independiente. Finalmente, Grecia ganó la guerra y se independizó del Imperio Turco en 1830, tras lo cual la isla floreció en todos los campos, especialmente en las artes y la cultura, convirtiéndose además en un centro religioso de peregrinaje panhelénico.
Durante la II Guerra Mundial, el 15 de agosto de 1940, día de la celebración religiosa que concentra, aun a día de hoy, a miles de peregrinos que se dirigen a adorar el icono de la Virgen de Pelagia, los italianos torpedearon y hundieron el crucero de la Armada griega “Elli” en el puerto de Tinos. Afortunadamente, nadie resultó herido entre los miles de peregrinos, un hecho que fue considerado como un milagro mariano. Durante aquella contienda los habitantes de la isla sufrieron mucho por la ocupación italiana y alemana, afrontando un largo periodo de hambruna, a pesar de lo cual contribuyeron sustancialmente a la resistencia nacional contra los opresores.
A pesar de la fama de religiosa, la isla de Tinos tiene muchísimas cosas que ofrecer al viajero, desde playas a ocio nocturno, pasando por sitios arqueológicos y museos de diferentes temáticas. Por tanto, os vamos a proponer qué ver en Tinos en un itinerario de tres días, si bien puedes condensarlo en dos días, aunque tendrás que apresurarte mucho en los diferentes puntos que vamos a señalar. Por otro lado, la ruta que comentamos a continuación la realizamos con coche de alquiler para tener más libertad horaria y de movimiento.
Día 1: la mañana se puede empezar recorriendo Horá y perderse sin rumbo por sus calles, aunque eso sí, también recomendamos verlo de noche. Desde ahí es fácil llegar a la joya de la corona de la ciudad: la santa iglesia de Panagia Evaggelistria que contiene el icono de la Virgen tan venerado en Grecia. Muy cerca se sitúa el museo Arqueológico de Tinos que expone algunas de las piezas encontradas en la isla. Después, tras volver a callejear por el Horá es momento de visitar la Fundación Cultural situado en el puerto, que acoge una exposición permanente dedicada a Gianoulis Halepas, el maestro escultor de la isla.
Terminado el almuerzo y tras descansar un poco, toca coger el coche, a continuación de lo cual, la tarde se podría dedicar a la visita del monasterio de Kechrovouni, eso sí, tanto hombres como mujeres deben llevar ropa larga y no enseñar los hombros. El día se puede terminar en algunas de las playas que Tinos ofrece al viajero.
Día 2: este segundo día proponernos hacer un recorrido por la zona oeste de la isla, de sur a norte, empezando por el sitio arqueológico de Kiona. Muy cerca se llega al bonito puedo de Kardiani y después a Isternia (ambos pueblos, muy bellos, están conectados con un camino para senderistas para quien les guste andar). Pyrgos es otro imprescindible de Tinos, un recorrido relajado y pausado lo merece. El día se puede terminar en el antiguo puerto de Pyrgos, Panormos, en el que se puede pasar la tarde en la playa, contando su paseo marítimo con numerosas cafeterías, heladerías y restaurantes.
Día 3: el último día se puede dedicar a explorar el interior de la isla, empezando por Tarampados, en cuyo valle podemos ver los típicos palomares mejor conservados de la isla. A tiro de piedra queda Kampos y su museo dedicado al artista Costas Tsoclis. El siguiente punto puede ser el pico del monte Exomvourgo, en que puedes visitar el monasterio católico de Ieras Kardias (Sagrado Corazón) y subir hasta la cima para ver los restos del castillo veneciano, además de obtener desde allí unas bonitas panorámicas de la isla. Tras el duro ascenso toca descansar y tomar algo en Loutra, en el que puedes visitar el monasterio de las Ursulinas, y después en el bonito pueblo de Agapi. Como es habitual en esta ruta, el día puede acabar en alguna de las playas de Tinos.
La primera pregunta que se nos plantea es la de cómo llegar a la isla de Tinos desde el continente. La respuesta es clara: con barco, puesto que la isla no cuenta con aeropuerto civil. Lo normal para un turista es tomarlo desde el puerto de El Pireo, en el que opera la empresa Blue Star Ferries. Los viajes desde aquí tienen una duración de cinco horas. Existe una segunda opción que es mucho menos conocida: el puerto de Rafina, desde el cual salen barcos de tres empresas diferentes: Golden Star ferries, Seajets, Fast Ferries. Desde aquí el trayecto tiene una duración de tres horas y media en nave normal y dos horas y quince minutos con el barco rápido. Los precios por trayecto suelen rondar entre los 35 y 50 euros (precios año 2024). Como curiosidad, el puerto de Rafina es ampliamente utilizado por los propios griegos, ya sea de manera individual o en viajes organizados en autobuses, para peregrinar hasta la iglesia de Nuestra Señora de Tinos o Megalochari. De igual manera Tinos cuenta con rutas marítimas directas con otras islas como Siros, Míconos y Andros.
Una vez hemos desembarcado, ahora toca buscar un medio de transporte por Tinos. Lo ideal es moverse con un coche de alquiler, puesto que es una isla bastante grande, para que te hagas una idea desde Hora de Tinos a Pyrgos hay una media hora, igual que si vamos a la zona de la costa noreste. El transporte público, en este caso los autobuses, sabemos que funciona, pero se limita mucho a las conexiones con los pueblos más grandes de la isla. Por tanto, es mejor alquilar una moto o un coche y moverte según tus preferencias, incluso (como hicimos nosotros) acabamos las tardes en una o dos playas, lo que hubiera sido imposible con ese medio de transporte público.
En Grecia Tinos tiene muchísima fama como centro religioso, no en vano es uno de los sitios de peregrinaje más importantes de la religión ortodoxa. Es por eso que nosotros estábamos preparados para visitar una isla muy volcada en la fe. Es verdad que nos encontramos con un lugar en el que el icono de la Virgen Milagrosa está muy presente, sin embargo, aquí el viajero puede encontrar multitud de actividades ajenas a la religión, desde salir de fiesta por la noche, hasta celebrar el Orgullo Gay en Pyrgos.
Religiosamente hablando existen 4 grandes fiestas que se viven con vocación en Tinos: el 30 de enero, el 25 de marzo, el 23 de julio y el 15 de agosto. En vísperas de aquella primera fecha se celebra el descubrimiento del Icono de la Virgen María que se custodia en la iglesia de Panagia Evaggelistria, cuando en procesión se llega cerca del lugar donde estuvo enterrado durante siglos; posteriormente, el mismo día 30, se realiza otra procesión que sigue el mismo recorrido que siguió por primera vez el Icono en 1823. La otra fecha, el 25 de marzo, se celebra la Anunciación de la Virgen, cuya particularidad es que decenas de barcos y veleros se reúnen para festejarla. Dicha tradición proviene de la época en que los griegos procedentes de la parte de Grecia aun no liberada venían a Tinos para pedir a la Virgen por la liberación de su país.
Otra fecha clave es el 23 de julio, día dedicado a la monja Pelgahia (que fue declarada posteriormente santa), ya que se celebra el aniversario de la visión que tuvo y que la condujo hasta el santo Icono. En la mañana de ese día el Icono es llevado hasta el monasterio de Kechrovouni (donde vivía la monja y donde tuvo la visión), quedándose ahí todo el día. Pero la jornada granda que congrega a miles de personas es el 15 de agosto, día de la Virgen, cuando los peregrinos visitan la iglesia de Panagia Evaggelistria para agradecerle a la Virgen los deseos cumplidos o pedirlos. Durante los días previos la isla se engalana y el ambiente festivo inunda el ambiente.
En cuanto a nuestra experiencia viajando por Tinos, tenemos que decir que nos ha encantado Pyrgos, creemos que es uno de los pueblos más bonitos de la isla. Aunque su fisionomía es típicamente cicládica, sorprende (como ocurre en el resto de la isla) el gran uso que se le da al mármol, presente en todas las calles y edificios. La plaza principal es el verdadero foco de la vida en este pueblo, a lo que ayuda, no sólo la sombra que proporciona los árboles en este bonito espacio, sino también sus diferentes restaurantes y cafeterías.
Si fuera un triángulo, Pyrgos sería uno de los vértices, los otros dos son, sin duda, Kardiani e Isternia. Estos dos pueblos son otros imperdibles de Tinos: el primero por su bellas y tranquilas calles, dispuestas a modo de anfiteatro que cae por la ladera, el segundo tiene características similares, no en vano están muy cerca ambos pueblos, incluso existe rutas de senderismo que los comunica.
Tenemos que decir que nos ha sorprendido muchísimo el monasterio de Kechrovouni, ya que no su fisionomía no es la típica que tenemos en la cabeza, sino más bien un pequeño pueblo amurallado, con su plaza principal y calles, en cuyas casas blancas habitan las monjas. Merece muchísimo la pena pasear por aquí y disfrutar de la paz y el silencio que reina en el lugar. Para visitarlo es imprescindible vestir con decoro, las mujeres ropa por los tobillos y los hombres con pantalones largos, también en ambos casos no se puede llevar camiseta de tirantes. Esto puede ser un incordio si se viaja en verano, por ello os aconsejamos que cuando vayáis a visitar el convento llevéis puesta la ropa y tras finalizar, cambiaros en el coche o en algún lugar discreto y depositarla en una mochilita.
Cerca del monasterio de Kechrovouni se encuentra el pueblo de Agapi: nos ha enamorado, y ya no lo decimos por su nombre (agapi en griego significa amor), sino por sus calles coquetas y sus casitas encaladas de blanco, decoradas con pequeños detalles, además de por su tranquilidad y paz que se respira. De igual manera, en esta zona de la isla también se debe visitar los cercanos pueblos de Kampos y Tarambados, ya no sólo por la belleza de sus calles, sino también por la gran cantidad de palomares tradicionales de Tinos que se encuentran desperdigados en los alrededores y que constituyen los mejores preservados de la isla.
En el otro extremo se encuentra el sitio arqueológico de Kiona: cuesta muchísimo trabajo imaginar los edificios que lo conformaban, es muy evidente que faltan letreros explicativos, acompañados con alguna representación de cómo era el edificio en sí. Creemos que el sitio ganaría mucho con algo tan simple y la visita sería más enriquecedora y duradera. En cualquier caso, recomendamos visitar primero el museo Arqueológico de Tinos para tener una visión introductoria más completa (incluso hay maquetas) que nos ayudará mucho a entender mejor los edificios que componen el sitio arqueológico.
El camino que conduce al pico del monte de Exoburgo es algo duro por el desnivel, y cuando sopla muy fuerte el viento puede llegar a ser peligroso, pero si vamos con cuidado y sentido común la experiencia será increíble. Sólo las vistas que obtendremos en la cima ya merecen la pena una visita (y el ascenso), pero además veremos restos del antiguo asentamiento que fue en su momento la capital de la isla de Tinos, sin duda y a pesar de todo, un imprescindible de este viaje.
No podemos terminar este apartado de nuestras “conclusiones” sin hablar de otros de los temas que nos encanta: la comida. En Tinos hay gran variedad de platos griegos, además de los clásicos gyros, mousakas, calamares fritos, tzatziki, etc., etc., las recetas tradicionales de la isla incluyen alcachofas cocinadas de diferentes maneras, diferentes pescados, como el frito con salsa petimezi, tomates secados al sol con rebozado, froutalia (tortilla con salchichas y patatas), ensaladas griegas con alcaparras y aceitunas de la zona, berenjenas rellenas de queso feta, etc. Famosa es la miel de tomillo que se produce en la isla, mientras que capítulo aparte merecen los dulces, famosos son las amygdalotas (galletas de almendra), las xerotiganas (típicas de Navidad y Pascua, pero también en las celebraciones), las karidotas (hechas con nueces y naranja), los pasteli (de sésamo y miel), los loukoumi, etc.
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