Isternia o Ysternia se encuentra a unos 20 kilómetros de la Chora de Tinos hacia el noroeste. Es uno de los pueblos más grandes de la isla, construyéndose en forma de anfiteatro en la ladera del monte Meroviglia, a 300 metros sobre el nivel del mar, por lo que las vistas hacia el mar Egeo y la vecina isla de Syros son bellísimas. Mucho se ha especulado sobre el origen de su nombre, unos dicen que la ortografía correcta es la de Isternia, puesto que deriva de la palabra latina “cisterna” porque en el pasado tenía muchos aljibes a su alrededor, otros sin embargos aseguran que la acertada es Ysternia, ya que hace referencia al lugar más alejado, la última parada de la carretera. Sea como fuere, si bien aquella primera es más utilizada, la segunda ha prevalecido como nombre oficial desde el año 1996. Nosotros vamos a mencionar este pueblo utilizando indistintamente ambas palabras.
Comenzamos nuestro recorrido por esta bonita villa desde el parking situado más al norte del asentamiento urbano, ya que literalmente el pueblo no está hecho para la circulación de vehículos, ni siquiera para motos, por las muchas escaleras y callejones estrechos con que cuenta. Aquí lo primero que vemos es el monumento construido en mármol y dedicado a los caídos locales en las guerras de entre los años 1912 y 1922. Tras pasar este imponente monumento, con unas esplendidas vistas sobre el mar, penetramos en un callejón que da acceso al interior de Ysternia.
El primer sitio de interés turístico es un edificio que encontramos nada más entrar al pueblo, el cual aloja el museo de Artistas de Isternia, en el que se exponen obras de arte de autores locales que son verdaderos maestros trabajando el mármol. Es necesario señalar que aquí han nacido muchos de los escultores más importantes helénicos como Antony Sohos, Lazarus Lameras, Georgos Vitalis, Jacob y Francisco Malakates, los también hermanos Fytali, etc. Junto al museo se encuentra la escuela de formación profesional fundada en 1947. Por otro lado, la villa cuenta con una asociación cultural que organizan diferentes eventos que contribuyen a mantener y resaltar las tradiciones y cultura locales.
Esta aldea fue uno de los asentamientos mas bulliciosos y ricos de toda la isla de Tinos gracias a la explotación del mármol, por lo que no es de extrañar que el pueblo esté abundantemente revestido con esta piedra. Alcanzó su máximo apogeo entre los siglos XVIII y XIX, gracias precisamente al mármol obtenido en las abundantes canteras repartidas por la zona. En aquella época gozaba de buena salud poblacional, llegado a superar los mil habitantes en el año 1834, sin embargo, en la actualidad apenas llega a los 150 residentes permanentes.
Quizás por ser cuna de aquellos artistas y por tener tantas minas de mármol, Ysternia es ya de por sí una autentica obra de arte, ya que los diferentes escultores han contribuido de una u otra forma a su decoración urbana, mediante el labrado de fuentes, bustos, estatuas, etc. El color blanco del mármol aquí está presente incluso en las escaleras y el suelo, dondequiera que la imaginación de cada constructor pueda llegar.
Siguiendo la estrecha calle principal vemos diferentes casas, que suelen ser mansiones de dos pisos, que por supuesto también cuentan con decoraciones en mármol, especialmente en los dinteles tallados de forma intrincada de puertas y ventanas con columnas verticales talladas a mano, pero también en patios. De igual manera, en un lateral de la calle, a nuestra izquierda, vemos una de las fuentes construidas enteramente de mármol que surtía de agua fresca al pueblo.
El final de esta calle está coronado por la iglesia de Agia Paraskevi que, como no podía ser de otra forma fue revestida en mármol por algunos de los maestros escultores mencionados anteriormente en el año 1892. Fue construida en estilo bizantino, con bellas molduras sobre las ventanas, mientras que en su fachada principal cuenta con tres entradas independientes, también decoradas con esta piedra. De igual manera destaca el campanario, ubicado en el lado oeste del cuerpo, cuya estructura también hecha con mármol se eleva imponente hacia el cielo. El interior de la iglesia también fue revestido con mármol.
Pero lo que más nos ha gustado de este templo es su patio, cuyo aspecto actual se le fue dado en el año 1927, y que es un verdadero mirador sobre el mar Egeo que se encuentra enlosado con mármol. Aquí podemos ver, en uno de sus extremos, el busto del benefactor de la iglesia, Nikolaos Glynis, colocado en un alto pedestal en 1918 y que da nombre a esta plaza. El centro de esta plaza está ocupado por una bonita fuente construida con el omnipresente mármol, que se encuentra coronada con la escultura de una paloma que busca el agua para saciar su sed. Esta parte de Isternia, además de ser recomendado por sus bellas panorámicas del mar y de la propia villa, es un lugar ideal donde descansar y relajarse unos minutos disfrutando de la tranquilidad y paz que se respira en el entorno.
Pero Ysternia también cuenta con otras bonitas iglesias, como la de Agia Triada levantada en 1816, o la más reciente dedicada a Agia Anna, renovada en el año 2000 gracias a donaciones de creyentes. Ambas iglesias, no podía ser de otra manera, cuentan con diferentes elementos ornamentales de mármol.
El pueblo además cuenta con una pequeña tienda de comestibles, una tabernas y cafeterías. Desde una de estas últimas, concretamente en una moderna ubicada cerca del extremo oeste del pueblo, se tiene una vista fantástica del mar desde su terraza situada en una plaza que cuenta con una fuente de mármol y un enorme plátano, bajo la sombra del cual se puede pasar un buen rato disfrutando de la vista hacia el golfo de Isternia. Pero es que en este pueblo cualquier sitio es ideal para disfrutar de la panorámica del entorno, desde los balcones de las casas, a la comentada plaza de Nikolaos Glynis, pasando por las que ofrecen muchos callejones. Un momento verdaderamente especial es cuando el sol se esconde en las aguas del mar Egeo, creando un juego de colores rojos y naranjas muy bonitos.
Tras terminar de ver (y disfrutar) del pueblo, se nos presentan dos opciones: una es descender por un antiguo camino de mármol (que facilitó el transporte de mercancías en el pasado hasta el pequeño puerto) hasta Ormos Isternion, situada a 4 kilómetros, junto a la cual se encuentra la playa de Skinaki que cuenta con tabernas de pescado y marisco; y otra la de dirigirse al norte de la villa, donde se encuentra una serie de notables e interesantes ruinas de molinos de viento que están catalogados como monumentos protegidos por el Estado griego. Este complejo, que es de por sí una auténtica muestra de arte popular, fue construido en el siglo XIX y contribuyó significativamente a la economía y el sustento local de por aquel entonces. Cerca de esta zona se encuentra la iglesia de Agios Athanasios o san Anastasio construida aquí, después de que se rescatara el Icono de la Anunciación, cuando fue robado.
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