Kampos es un encantador pueblo tradicional situado a 7 km al norte de la Chora de Tinos y prácticamente al lado de Tarambados. Se encuentra en uno de los pocos valles fértiles de la isla (nombre de Kampos en griego significa “llanura”) debido, según los expertos, a las palomas, cuyos excrementos son un abono de gran calidad, por ello existe numerosos antiguos palomares típicos de Tinos en el entorno desde época veneciana. Pasear por sus calles es hacerlo por las vías que siguen los estándares arquitectónicos tradicionales de la isla de Tinos y de las Cícladas, destacando por su pureza y belleza.
Fue en Kambos donde nació la monja Pelagia (más tarde declarada santa), que soñó con el icono de la Virgen María, conduciendo a su descubrimiento, a partir de lo cual se construyó en el lugar del hallazgo la iglesia de Panagia Evaggelistria, convirtiéndose en el centro de peregrinación ortodoxo más importante de Grecia. Hoy no podemos nada más que imaginar a aquella monja en sus años de juventud paseando plácidamente por las bonitas calles de este pueblo.
La villa tiene dos iglesias, una ortodoxa y otra católica, como pasa en muchos otros pueblos de la isla de Tinos. La iglesia ortodoxa de Agia Ekaterini es un vestigio de la breve dominación rusa de la isla. Fue construido en el 1770, durante el Imperio Ruso, en honor a la emperatriz rusa Ekaterini I, bajo la supervisión de G. Dorizas y con el apoyo financiero del jefe de la marina rusa, el almirante Orlov. En su interior destaca un hermoso iconostasio tallado de Santa Catalina y el coro también tallado.
Por su parte, en la iglesia católica de Agia Triada destaca su notable patio delantero pavimentado con guijarros, construido siguiendo la metodología tradicional y popular. Aquí cada año se celebra la festividad de la Santísima Trinidad que tiene lugar el domingo siguiente a Pentecostés. Tras terminar la misa, los creyentes se reúnen en el recinto de la iglesia donde tiene lugar el tradicional obsequio de dulces y raki. Después muchas casas del pueblo abren sus puertas para recibir a los visitantes para almorzar. Esta costumbre de abrir las casas los días de las fiestas tiene lugar desde muy antaño, perdurando todavía en nuestros días.
Otra de las festividades importantes, y de interés para el turista, tiene lugar cada 15 de septiembre, cuando se celebra la producción de miel. Ese día cada apicultor o productor de miel lleva muestras de su nueva producción y las ofrece a todos los presentes para celebrar esta “dulce” costumbre. A continuación, se sirven dulces locales hechos a base de miel, una rica comida y, por supuesto, no puede faltar en una celebración bailes y canciones tradicionales, como el “Syrtos” y o el “Ballos”.
Tras haber visitado el centro del pueblo, se puede pasear ahora por sus afueras, en las que destaca el museo de Kostas Tsoklis que visitaremos después. Antes vamos a centrarnos, por un lado, en el último molino de viento que ha estado en funcionamiento hasta hace poco y considerado el mejor conservado de la isla de Tinos, y por otro en una fuente tradicional del pueblo que aun contiene sus antiguas tablas de lavar de mármol. Sobre ésta vemos otro edificio particular de Tinos: uno de sus famosos palomares, aunque en el entorno hay decenas de ellos.
Ahora sí es el momento de visitar el museo del pintor Kostas Tsoklis, albergado en la antigua escuela primaria del pueblo, en cuyo exterior una de sus obras más emblemáticas, la escultura en aluminio de un dragón asesinado por san Jorge, invita y da la bienvenida al espacio expositivo. Se trata del único museo de este artista moderno que constituye una atracción para los visitantes de Kampos y, en general, de toda la isla de Tinos. El proyecto se hizo realidad gracias a la ayuda del Estado Griego, pero también a donaciones de amigos y del propio Tsoklis y su esposa quien en el momento de la inauguración del museo dijo: “(…) y hemos puesto también Eleni (su esposa) y yo una gran parte de aquello que el arte nos ha dado durante tantos años, como ganancias materiales, porque los dos creemos que el dinero que produce el arte debe volver de nuevo al arte, ya que es suyo”.
Hay que tener en cuenta que la apertura del museo se realizó en 2011, en un contexto en que Grecia vivía una profunda crisis económica. Por tanto, Tsoclis no sólo ha inaugurado un museo con obras suyas, sino que además lo hizo en una época de florecimiento del arte moderno griego que esquivó con acierto la aguda crisis económica que golpeó a Grecia por aquel entonces. Así, su interior expone obras que cuentan la trayectoria artística del genio, aunque la exposición irá rotando con el tiempo, convirtiéndose a su vez en otro espacio vivo.
Kostas Tsoklis nació en Atenas en 1930, donde desde muy niño ya se sentía atraído por el arte. Su carrera ha discurrido entre la investigación y experimentación, sin olvidar nunca la tradición y modernidad. Estudió primero en la Academia de Bellas Artes de Atenas y después en la Scuola delle Arti Ornamentali de Roma, posteriormente se trasladó a París, donde vivió y trabajó intermitentemente durante veinte años. Durante su etapa romana desarrolló inicialmente un lenguaje propio que se caracterizó por una abstracción gestual realizada con materiales industriales o de bajo coste como el cemento, el carbón vegetal, la arena, etc., en un intento por destacar la plasticidad y la textura inherentes a su arte. En París su lenguaje artístico evolucionó y comenzó a introducir en sus obras objetos que le daban cierto grado de tridimensionalidad. Finalmente acabó regresando definitivamente a Grecia en 1985, donde comenzó a experimentar también con el vídeo.
A pesar del paso de los años, Tsoclis sigue conversando con la vida, buscando que su arte provoque emociones, siendo, además consciente de que sus obras son contemporáneas, sin imitar el pasado ya que le ha tocado vivir en estos tiempos. Sin embargo, el peso que tiene en sus creaciones la antigüedad griega es muy grande. Por eso, este artista decidió colocar su museo en la isla de Tinos, en parte porque en ella nacieron "casi todos los artistas plásticos que ofrecen verdadero interés en la Grecia contemporánea", además de que "si se hubiera hecho en Atenas, creo que se perdería en medio del jaleo de la ciudad", según sus propias palabras.
Según Tsoclis, a pesar de ciertos temas sombríos y tonos oscuros, con su arte no busca hacer más infelices a los seres humanos, sino salvarlos, ya que para él la felicidad se compone de momentos en los que uno se siente recompensado gracias a las elecciones que se escoge. En definitiva, su obra se caracteriza por transformar lo real en lo imaginario y lo invisible en lo visible, desafiando las restricciones visuales. Su técnica de “pintura viva” dio paso a todo un movimiento en 1985, ampliando los límites de la pintura más allá de los límites del lienzo.
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