Es imposible visitar Tinos y que no nos llame la atención la inmensa roca de granito de Exomvourgo, Exobourgo o Xombourgo que domina la parte sur de la isla con sus 640 metros de altura. Su contorno, cubierto de exuberante vegetación, se puede ver desde casi toda la isla, de hecho, es todo un punto de referencia para los turistas que vienen a hacer senderismo en esta zona. Y es que es muy popular para esos amantes de las caminatas que hacen el recorrido desde el Hora de Tinos, a través de un sendero agradable que está bien señalizado y que parte de la iglesia Panagia Evaggelistria, o de pueblos circundantes, como Xinara, desde donde se llega tras 45 minutos de caminata, o Tripotamos, tras dedicar 30 minutos.
Además, es muy frecuentado por escaladores que buscan practicar ese deporte en un entorno espectacular. Nosotros decidimos llegar hasta la cima en una tranquila caminata desde el monasterio del Sagrado Corazón de Jesús, del que hablaremos después, para lo cual dedicamos algo más de 10 minutos. Es importante señalar que, a pesar de que no es un camino muy difícil, tiene tramos bastante mal conservados, por lo que recomendamos llevar zapatillas cómodas y prestar atención al viento que puede llegar a ser muy fuerte.
Dicho lo cual, empezamos el recorrido desde el citado monasterio y ya podemos apreciar los restos de murallas. El pasado de esta imponente montaña está directamente relacionado con la vida e historia de la isla ya que, debido a su privilegiada ubicación en el interior y su forma de fortificación natural, esta montaña ha estado ocupada ya desde la antigüedad, ya que eran frecuentes las incursiones e invasiones en las colonias costeras. Los primeros indicios de asentamientos humanos lo constituyen la muralla ciclópea que fue construida en la época del Cobre. La ocupación de esta colina rocosa se prolongó durante la Edad Oscura y el periodo geométrico.
Desde 1995, la Universidad de Atenas, bajo la dirección del profesor Nota Kouros, lleva realizando excavaciones en este lugar, sacando a la luz diferentes restos arqueológicos: además del castillo veneciano en la cima de la montaña, en un área más amplia se encontró un nuevo yacimiento donde se realizaba un culto ancestral desde el siglo X al VIII a.C., un pequeño santuario dedicado a Deméter del siglo V a.C. (situado en el extremo oriental del lado sur de la colina) y un cementerio del período clásico, con tumbas de todo tipo y estructuras de mampostería, así como algunas lápidas de mármol. Solamente una de ellas se encontró in situ , mientras que el resto fueron utilizadas como materiales de construcción para levantar iglesias y casas de los pueblos de los alrededores.
Durante el periodo clásico reinó la paz y la seguridad en el mar Egeo, lo que ocasionó que los habitantes de Xomburgo la abandonaran y fundaran una nueva ciudad costera. La roca caería en el olvido hasta la época bizantina, cuando volvería a ser habitada, alcanzando su apogeo. Volvieron las incursiones e invasiones de forma continuada, lo que hicieron que de nuevo la gente que vivían dentro y alrededor de la roca de granito se reunieran, estableciendo una capital en la zona del actual pueblo de Xynara.
En 1207, los hermanos Andreas y Jeremiah Ghizi conquistaron Tinos, tras lo cual, una de sus primeras decisiones será la de levantar fortificaciones y atrincherar la roca, para convertirla en una plaza fuerte, cuyas ruinas son las que vemos en la actualidad. Por aquel entonces era conocido como “Castum de Tine” o “Castello di Santa Elena”, en honor a la capilla homónima que se encontraba en su cima. Hasta el último vástago de la familia Ghizi en 1390, el castillo de Tinos fue famoso por su blindaje y fortificación que daba mucha seguridad a la gente que habitaban allí.
El gobierno de los Ghizi fue seguido por la democracia veneciana y, después de que los lugareños hicieran un pacto de no subyugarse al dominio turco, se nombró un comandante con el título de "Rector de Tinos y Mykonos". En 1537, Jeireddín Barbarroja conquistó Tinos, en nombre del sultán otomano Suleimán I. Tinos se rebeló, haciendo que "La Serenissima" recuperara la isla, el único dominio que les quedaba a los venecianos en las Cícladas. La fortaleza fue reconstruida para que fuera más fuerte que nunca y, según las condiciones de construcción que prevalecían en el siglo XVI, se utilizó como fortificación natural el lado noreste y sureste de la roca. Por lo tanto, sólo dos lados del castillo necesitaban respaldo, sobre los que se construyó la ciudad. La documentación revela que en Borgo (asentamiento que se construyó fuera de las murallas) había alrededor de 100 edificios, entre casas y tiendas, además de dos iglesias.
La muralla del antiguo castillo veneciano medía 600 metros de longitud, en la que se repartía una torre alta conocida como Torre A o "media luna" en el lado sureste, una línea defensiva principal en el este-noreste, una torre alta cuadrada ("La Punta") en el noreste y, finalmente, en el lado noroeste la puerta secundaria, por donde podían entrar los habitantes y los animales para refugiarse en caso de asedio. Las condiciones de vida dentro de la muralla eran congestionadas e incómodas, ya que los caminos eran estrechos y las casas apenas podían acomodar a dos personas. Los habitantes del castillo eran alrededor de 1000 – 2000, sin embargo, en el siglo XVII no superaban los 800, de los cuales sólo 200 eran hombres, siendo la mayoría de la población mujeres, niños y ancianos.
El castillo de Tinos resistió muchos ataques, pero su final llegaría en el año 1715, durante la séptima guerra veneciano-turca. Los otomanos lanzaron una gran campaña para recuperar el Peloponeso, logrando una victoria aplastante contra los venecianos, que perdieron todas sus posesiones en Grecia, excepto las del mar Jónico. El 5 de junio de 1715, una gran fuerza otomana desembarcó en la isla y sitió el Castillo. El rector se dio cuenta de que sus 50 hombres no podían resistir y comenzó las negociaciones. Ante esta situación, el Castillo se rindió y permitiéndose a los defensores salir decentemente con sus armas y banderas. Pero como las fuerzas turcas estaban en plena campaña militar, tuvieron que abandonar la isla de Tinos al cabo de quince días. Antes de partir, volaron y destruyeron por completo el castillo, para evitar así el regreso y atrincheramiento de los venecianos. De esta manera El “Castillo de Santa Elena” sucumbió después de 508 años, quedando abandonado.
Los habitantes que no se trasladaron a la nueva ciudad de "Chora" se establecieron en aldeas o abandonaron la isla, pero hubo algunas personas que permanecieron en este lugar e intentaron establecerse en el "Borgo" abandonado. Este nuevo lugar pasó a llamarse con el nombre con que lo conocemos hoy "Exobourgo" o “Xomburgo” (antes era conocido como el Castillo), según una teoría por una corrupción de la frase griega “exo apo to bourgo” (“fuera del burgo”), mientras que otra dice que está basado en la palabra italiana "sobborgo", que significa suburbio. Pero Xomburgo fue decayendo poco a poco, a medida que el puerto del sur, la actual Chora, se convirtió en el nuevo centro de la isla, quedando definitivamente abandonado a principios del siglo XX.
Y así, entre pincelada y pincelada de la historia de este importante lugar de la isla de Tinos, y mientras caminamos entre las ruinas, llegamos hasta lo más alto de esta imponente roca. Aquí se encuentra una cruz de mármol, en cuya base una placa en griego nos dice que fue levantada en el año 1900, pero tras ser destruida por un rayo en el 1915 fue de nuevo reconstruida mediante donaciones en el 1931. Sea como fuere, las antes que hay a su alrededor le resta mucho encanto.
A pesar de ello, aunque las antenas sí se ven desde la base de la montaña, una vez en la cima no molestan para disfrutar de lo mejor de esta caminata: la panorámica de 360 grados sobre la isla. Al ser el segundo lugar más alto de la isla, desde aquí se ve los pueblos de los alrededores como Chora de Tinos, además, cuando el día está claro, la vista se pierde en el vasto mar Egeo y sus islas, entre las que vemos en el horizonte el contorno de Gyaros, Kythnos, Ikaria, Syros, Kythnos, Serifos, Sifnos, Paros, Antiparos, Naxos, Mykonos, etc. Ahora entendemos mejor que, además de estar naturalmente fortificada, en aquellos tiempos en que esta zona estaba llena de vida, se podría ver con claridad los barcos de los enemigos desde cualquier ángulo.
Bajo la sombra de la imponente roca de Xomburgo se encuentra el monasterio e iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, considerado uno de los centros de peregrinación más importantes de la iglesia greco-católica de la isla de Tinos. Fue fundado por monjes jesuitas que llegaron a Tinos en la segunda mitad del siglo XVII, instalándose en una casa que les fue cedida en el Castillo, la cual transformaron en la iglesia de santa Sofía. Tras la capitulación del castillo ante los turcos y su posterior destrucción, los jesuitas se establecieron en “Borgo”, donde entre 1720 y 1725 construyeron una gran iglesia, junto a la capilla de santa Catalina, a la que llamaron iglesia de santa Sofía, en memoria de aquella primera iglesia del Castillo.
En 1837-38 los jesuitas se trasladaron al pueblo de Loutra, donde construyeron un monasterio y una iglesia dedicada a san José. A finales del siglo XIX, con la mediación del abad del monasterio de Loutra y las donaciones de los habitantes, la iglesia de santa Sofía, que estaba abandonada y en ruinas, fue totalmente restaurada y rebautizada como iglesia del Sagrado Corazón de Jesús.
Tras un período de abandono, a mediados del siglo XX fue restaurada de nuevo y ampliada, adoptando su forma actual. Además de la iglesia, el complejo incluye un restaurante y habitaciones para los huéspedes. En el centro del patio delantero se encuentra la estatua del Sagrado Corazón de Jesús, realizada por I. Filippotis en 1950, dedicada a los 327 soldados católicos de Tinos que murieron en las guerras entre 1912 y 1950. Aquí, cada segundo domingo de julio, se celebra un evento religioso al que acuden fieles procedentes de toda Grecia.
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