La isla de Siros, Siro o Syros es una verdadera sorpresa al viajero, ya que, a pesar de su pequeño tamaño, posee una ciudad cosmopolita como Ermoúpolis, pero a la vez tiene villas cicládicas como Ano Syros, mezclando de forma magistral lo majestuoso con lo tradicional. Es además una isla en la que conviven desde hace siglos católicos y ortodoxos, por ello aquí encontramos sus dos catedrales respectivas. La isla de Syros ofrece además una costa con muchos rincones por descubrir y bonitas playas con aguas cristalinas.
Acompáñanos en este recorrido donde conoceremos más sobre la isla de Siros. Acomódate y disfruta este viaje: pulsa en "Monumentos" para profundizar más en el recorrido por esta isla griega o en "Historia" si quieres saber algo más de este destino, en "Mapas" tendremos ese complemento que nunca debe faltar en un viaje, mientras que en "Guía" te guiaremos para que puedas aprovechar al máximo tu experiencia en este rincón de Grecia. Finalmente, en "Conclusiones" conocerás, si quieres, nuestra opinión personal y experiencias vividas durante este viaje.
Nuestra visita: | Agosto de 2024. |
Idioma Oficial: | griego (inglés es ampliamente hablado). |
Moneda: | Euro €. |
Población 2011: | 21.507 hab. |
Superficie: | 196 Km². |
Prefijo telefónico: | +30 2281. |
Web oficial: | syros.gr |
La isla de Siros fue habitada por primera vez en época prehistórica, alrededor del 4.000 a.C., como así lo demuestran las pruebas arqueológicas, y posteriormente en el período Cicládico, alrededor del 3.000 a.C. Los asentamientos y tumbas más importantes corresponden con los hallados en las áreas de Kastri y Chalandriani, datados desde el año 2800 a.C., en la segunda etapa de la civilización Protocíclada. Pero fueron los fenicios los primeros pobladores en la historia de Siros, ya que era un pueblo que solía desplazarse en el archipiélago de las Cícladas. Se piensa que el nombre de la isla proviene de la palabra “sour” o “osoura” que en lengua fenicia significa “rocoso”, si bien la primera referencia escrita la hizo Homero, quien se refirió a ella como “Syrie”. Durante el siglo VI a.C., Siros fue ocupada por los samios, en cuyo seno nació a mediados del siglo VI a.C. el filósofo, físico y astrónomo Ferekydis, quien más tarde sería el maestro de Pitágoras. En aquel periodo había dos ciudades en la isla: una situada en el emplazamiento de la actual Ermoúpolis y otra al suroeste.
La antigua Ermoupolis más tarde fue colonizada por persas, romanos, francos y turcos, que dejaron sus huellas culturales en ella. Durante el periodo romano, entre los siglos V y IV a.C., la isla fue miembro de la Alianza Ateniense. Durante el siglo III a.C. vivió un periodo convulso protagonizados por diversos disturbios. A lo largo del II a.C. la isla volvería a desarrollarse económicamente de nuevo, mientras que, en el siguiente siglo, Siros se convertiría en un importante centro marítimo. Fue durante los primeros años de la dominación bizantina cuando se comienza la construcción de Ano Syros, pero en 1207 el asentamiento fue ocupado por los venecianos, durante cuyo periodo, los isleños adoptarían la religión católica. Los venecianos desempeñarían un papel clave en el desarrollo cultural de la isla, convirtiéndola en un importante centro comercial del Mediterráneo oriental. Sin embargo, las constantes invasiones piratas hicieron que la población mermara considerablemente, lo que además obligó a los habitantes de Siros a trasladar la capital a la cima de la colina, en Ano Syros, donde se comenzó a construir la iglesia de San Georgios.
En 1566 Siros pasó a manos del Imperio Otomano, aunque durante todo su periodo de dominación la isla se encontraba bajo la protección del Papa y del rey de Francia. En el año 1617 la flota turca destruye la isla, tras lo cual fue conquistada por los franceses, momento en que en la isla contaba con un gran número de católicos (desde el XVI hasta el XVIII se estima que la población rondaba los 2500 católicos y 150-200 ortodoxos). Los capuchinos fundaron un pequeño monasterio en Ano Syros que sigue abierto en la actualidad. La isla floreció enormemente después de la Revolución griega de 1821, cuando una ola masiva de emigrantes de Quíos, Psara, Creta y Asia Menor se establecieron en Siros y comenzaron a utilizar la isla como centro de sus actividades comerciales y marítimas. Esto supuso un enorme impulso económico para Siros.
En el año 1822 aquellos refugiados comienzan la creación de Ermoúpolis, gracias a la iniciativa de las familias adineradas de erigir numerosos edificios, como escuelas (una de ellas fue el primer colegio de enseñanza secundaria del país, en el que estudió y se graduó Eleytherios Venizelos ), teatros o un hospital (el primero de Grecia). La nueva ciudad tomaría su nombre en 1826 haciendo referencia al antiguo dios del comercio Hermes, haciendo así un guiño a las importantes actividades comerciales de la época.
En 1861 se fundó el Neorio, el primer astillero de la Grecia moderna, y varios otros pequeños, donde se construyó el primer barco de vapor griego. Al mismo tiempo se desarrolló el mercado bancario, el de seguros, el industrial, el del curtido, el de fábricas de jabón, el de la industria textil, etc. Aquel período próspero duró hasta principios del siglo XX cuando la isla fue ocupada por las tropas alemanas, momento en que miles de habitantes murieron de hambre, quedando la economía totalmente destrozada. La mejora económica comenzaría a recuperarse alrededor de la década de 1980, siendo el turismo la principal fuente de ingresos. De igual manera, la reapertura de los astilleros y otras acciones paralelas también ayudaron a que la isla volviera a encarrilarse económicamente hablando.
La isla de Siros tiene pocos yacimientos arqueológicos, en cambio, ofrece curiosos rincones a los viajeros que decidan visitarla, de hecho, su capital Ermoúpolis es muy diferente al resto de las islas Cícladas, a pesar de ser su capital. Por tanto, es un destino obligatorio para comprobar que la arquitectura neoclásica de aquí, diferente a la típica cicládica, es la excepción que confirma la regla. Vamos a comenzar la ruta por la isla y os vamos a contar qué ver en Siros en dos días completos para visitar lo más importante, para lo cual, se alquilará una moto para tener más libertad horaria y de movimientos.
Día 1: la primera jornada la dedicaremos a Ermoúpolis, la Duquesa del Egeo o Pequeña Milán, iniciando el recorrido por el puerto, concretamente por el monumento en honor a la Resistencia Nacional, desde donde parte la calle Eleftherios Venizelos que conduce hasta la hermosa plaza Miaoulis y su monumental ayuntamiento. En su lateral podemos visitar el museo Arqueológico de Siros, uno de los más antiguos de Grecia. Tras terminar, no lejos queda la iglesia Metropolitana de la Transfiguración del Salvador. Volvemos sobre nuestros pasos hasta desembocar en el teatro Apóllon o Apolo, desde cuya calle lateral se llega al Parko Agiou Nikolaou, donde se levanta el Monumento a los Héroes.
A su espalda vemos la iglesia de Agios Nikolaos Ploussios (san Nicolás el Rico), inaugurada en 1870, cerca de la cual se encuentra el acceso a la playa urbana más famosas de Ermoúpolis, la de Asteria, desde donde se obtiene la típica postal de la ciudad. Ahora toca disfrutar de un paseo por el bonito barrio de Vaporia, que cuenta con la mayoría de edificios neoclásicos de la ciudad, destacando, entre otras, la Prefectura de las Cícladas, la casa de Zygomalas, la mansión de Kriaras, la casa del comerciante Tampakis, etc. En este barrio también se encuentra la iglesia católica de Euaggelistria que fue construida en año 1829, desde la cual nace la elegante calle pavimentada con mármol de Petrou Protopapadaki.
De esta manera desembocamos de nuevo en el puerto, donde destacan la oficina de Aduanas construida en 1861 y los almacenes de 1839 (cuatro de los cuales están ocupados por la Galerías de las Cícladas). En la parte contraria vemos la escultura titulada “Horizon” (Horizonte), realizada en el año 2017 por Costas Varotsos. Más lejano se encuentra el antiguo astillero que posee edificios históricos como Neorio, el Karnagio, las Tarsanas, la Lazaretta, etc. No muy lejos queda el museo Industrial de Ermoúpolis, en el que destaca un curioso coche eléctrico construido en la isla en los años 60 del siglo XX.
Día 3: ahora toca ascender a una de las colinas de Ermoúpolis en la que se levanta la iglesia ortodoxa de la Transfiguración del Señor (Anástasis). La otra colina es la de Ano Syros, asentamiento medieval con una clara arquitectura cicládica. Aquí destacan la iglesia de Agios Nikolaos Ptohon o san Nicolás de los Pobres, la iglesia de Agios Antonoiu o san Antonio, la iglesia de Panagías tou Karmílou o Nuestra Señora del Monte Carmelo, el monasterio católico de San Juan Bautista de los monjes capuchinos, la iglesia de Agios Ioannis o san Juan, el museo Markos Vamvakaris, etc. pero, sobre todo, y dominando la cima de Ano Syros, destaca la catedral católica de Agios Giorgis o san Jorge. Sería interesante combinar en ambos días las visitas culturales por la mañana con la de algunas de las playas de Siros por la tarde, para disfrutar así del espectacular mar de la isla.
Siros está muy bien comunicado con barco gracias a diferentes compañías que mantienen una frecuencia bastante alta, sobre todo en verano. En concreto existen líneas que lo conectan con: El Pireo, Rafina, Mykonos, Naxos, Paros, Thira (Santorini), Tinos, Astypalea, Heraklion (Creta), Rodas, Vathi (Ítaca), Anafi y Agios Kirikos (Ikaria). Por otra parte, la isla cuenta con aeropuerto (JSY) desde el que parten aviones que mantienen una conexión directa con las ciudades de Atenas y Tesalónica.
Ya en la isla, ahora toca buscar otro medio de transporte terrestre, en este caso para desplazarnos por Siros. Nosotros nos decidimos a alquilar una moto, ya que el pequeño tamaño de la isla lo hace factible perfectamente. En cuanto al transporte público existe 4 líneas de autobús que conectan Ermoúpolis con puntos como Galisa, Foinika, Mega Gialo, Azolimno, Kini, etc., etc. para más información puedes dirigirte a la web oficial de la empresa de buses Ktel (también está disponible en español). El transporte público sabemos que funciona, pero limita mucho el horario y la libertad de movimientos, por poner un ejemplo, nosotros acabábamos las tardes en una o dos playas, lo que hubiera sido muy difícil con ese medio de transporte público.
Ermoúpolis es una ciudad sorprendente dentro de las Cícladas, puesto que no es la típica que esperas en este archipiélago. Es tan diferente que más bien parece que estemos en alguna ciudad centroeuropea en lugar de en mitad de estas islas. Nos ha encantado su arquitectura neoclásica que le da una personalidad asombrosa, prueba de ello es el impresionante edificio del ayuntamiento con esas colosales escaleras. Dicho sea de paso, esta casa consistorial es visitable durante las noches de verano, algo que nos gustó mucho, puesto que es una excusa más para disfrutar de la ciudad nocturna.
Y hablando de la noche, os aconsejamos ese paseo, cuando el calor deja paso al frescor de la nocturnidad y cuando el aspecto de la ciudad cambia por completo. La plaza del ayuntamiento se llena de vida, el puerto se ilumina para hacer el recorrido más agradable si cabe, mientras que en las cimas de las colinas vemos las siluetas provocadas por las luces de dos de las iglesias más importantes de Siros: la ortodoxa de la Transfiguración del Señor (Anástasis) y la católica de Agios Giorgis o san Jorge.
Aun así, si tuviéramos que elegir una iglesia entre todas las que hay en la isla, sin duda nos quedaríamos con la de Agios Nikolaos Ploussios o san Nicolás el Rico. Su exterior ya refleja su magnificencia, pero es que su interior nos ha enamorado, gracias al color que lo impregna todo, debido al reflejo de las vidrieras y al mismo mobiliario. Además, desde aquí se accede a la playa urbana desde la cual se puede obtener la típica imagen de Ermoupolis con la cúpula de dicha iglesia al fondo y en primer término las mansiones que miran al mar.
Si la ciudad de Ermoúpolis es neoclásica, totalmente diferente a sus otras islas hermanas, Ano Syros es totalmente cicládica. Nos ha gustado mucho las impresionantes vistas que se obtiene del entorno y de las islas vecinas, además de perdernos por sus calles, sin saber bien a donde dirigirnos, puesto que es muy difícil orientarse. Eso sí, acabamos muy cansado de la multitud de cuestas y escaleras que contiene, y si vas en verano vas a pasar mucho calor, por lo que recomendamos zapato cómodo, una gorra para resguardarse del sol e intentar visitarlo o a primera hora de la mañana o a ultima, para evitar el calor intenso.
En la actualidad está muy en boga el tema de los coches eléctricos, pues bien, aquí se encuentra el Museo Industrial de Siros en el que, entre otras muchas piezas, se expone un coche eléctrico griego que fue fabricado ¡en los años 60 del silo XX! Nos ha sorprendido comprobar que ese tema ya se trató hace muchos años y que, misteriosamente, se diluyó con el tiempo. Imaginad lo mucho que hubiéramos avanzado si durante aquellos años se hubiera consolidado y desarrollado esa tecnología, sin duda el cambio climático no sería tan voraz como parece que ya es, pero eso es ya otro tema. Además, en este museo se exponen cientos de objetos relacionados con la época dorada de Siros, como imprentas, motores de vapor, de gasolina, etc., y los restos rescatados del fondo del mar del barco de vapor Patris.
Tras las visitas culturales, siempre queda tiempo para, no podía ser de otra manera en una isla, disfrutar de bonitas playas. Siros tiene unas cuantas muy notables, gracias a su entorno y al mar que suele ser cristalino y con colores de tonalidades turquesas. Las situadas en el extremo norte suelen ser vírgenes y poco frecuentadas, ya que para llegar a ellas es necesario conducir (o andar) por caminos de tierra, mientras que las de la zona sur, por norma general, están más urbanizadas y por tanto más visitadas. Nos han encantado las playas de Galissas, la de Varis y la de Kini, la cual por cierto se encuentra en un pueblo con todos los servicios necesarios para el turista, incluso puedes visitar un pequeño acuario.
En nuestro capitulo gastronómico, aquí en Siros la comida suele ser una mezcla de sabores de toques occidentales y orientales (recordemos que hasta aquí emigraron personas de Izmir, Quíos, Psará, Kasos y Creta). Además, sus platos son muy dispares, puesto que conviven aún hoy la alta cocina procedente de aquella nueva clase burguesa y otra más humilde que cocinaba los campesinos con productos de temporada de la isla. Un ejemplo de la fusión comentada puede ser el postre a base de crema y cabello de ángel llamado ekmek kataifi, de clara influencia turca, ¡buenísimo!.
También de influencia otomana son las loukomia de Siros, dulces suaves y blandos hechos con azúcar, harina de maíz y diferentes sabores, aunque los más típicos son los que se hacen con agua de rosas. La receta de esta delicatessen la trajeron hasta aquí los refugiados de Quíos, siendo el año 1837 como el momento en que se realizó la primera producción oficial en Siros (aunque hay que recordar que el origen del dulce se remonta a finales del siglo XVIII). Por tanto, es buena idea comprar algunas de esas cajitas como suvenires típicos para regalar.
Para los menos dulceros, por supuesto existe una gran variedad de platos griegos que todos conocemos, como los gyros, la moussaka, pastitsio, spanakopita, souvlaki, taramosalata, etc. etc. Pero la isla de Siros tiene, además, sus propias especialidades, como sus pescados y embutidos con aromas a especias. Capítulo aparte merecen sus quesos (los más famosos son los de Apano Meria en el norte), entre los que destaca: San Michali con nueces y picante, kopanisti que es suave y picante, los cremosos anthotiro, petroto y tyrovolia, éste último se hace sin sal, xinomyzithra y xinotryro que son picantes y cremosos, pero con bajo contenido en grasa, etc.
Entre los platos locales destacan la kaparosalata (ensalada de alcaparras), la maindanosalata (ensalada de perejil con limón, cebolla y alcaparras), la marathopita (pastel de hinojo silvestre), la aetopita (pastel de pescado y verduras), la atherinopita (pescado ligeramente rebozado con harina, menta y perejil), la kokkinista karavola (caracoles en salsa de tomate con salvia), la sysira (cerdo cocido a fuego lento), los melomenes melitzanes (berenjenas con salsa de tomate dulce cocida a fuego lento), etc., etc. Para finalizar este capítulo gastronómico debemos mencionar los vinos hechos con uva blanca de la isla de la variedad Assyrtiko y Kountoura, y los cafés, los cuales en Grecia son toda una institución, ya no sólo por ser una excusa para los griegos para pasar unas horas charlando y jugando, sino también por su calidad. La trilogía básica en este país son los siguientes: el café griego (también conocido como “café ibrik”), el frappé y el freddo.
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