NAXOS (Ναξος)

Y SU FAMOSA "PORTARA"


Los restos de este monumento están situados sobre el islote de Palatia, a izquierda del puerto de Naxos. En la antigüedad este lugar estaba conectado con al resto de la isla de Naxos, a diferencia de hoy que lo está gracias a un espigón peatonal. La construcción del templo de Apolo fue iniciada por el tirano Lygdamis de Naxos alrededor del año 530 a.C., para ser el más grande dedicado a Apolo de toda Grecia, para lo cual se marcaron ciertas especificaciones estructurales que debían seguir las características de los templos de Zeus Olímpico en Atenas y las de la diosa Hera en Samos. Sin embargo, este edificio de Naxos nunca se completó, ya que Ligdamis fue derrotado en el año 506 a.C., lo que hizo que el lugar fuera abandonado.

Siglos más tarde, concretamente entre el V y VI, el templo se convirtió en una iglesia, pero durante el dominio veneciano y otomano, aquel edificio fue desmantelado para utilizar sus piedras en otras construcciones. Se sabe que algunos de los mármoles del templo fueron utilizados por los venecianos principalmente en la fortaleza de Kastro de Hora. Las únicas estructuras que pudieron salvarse son partes de los cimientos y la gran puerta monumental conocida como Portara.

El templo períptero, que debió tener 6 por 12 columnas, medía 59 metros de largo por 28 de ancho, cuya entrada principal se encontraba en el lado occidental, característica inusual para un templo de estilo jónico, debido a que se construyó mirando hacia la isla de Delos, ya que ese, según la mitología, era el lugar donde nació el dios griego Apolo. La parte inferior de la puerta se encontraba a 1,1 metros por encima del estilóbato (base sobre la que apoyan las columnas), lo que es poco frecuente, por lo que la puerta debía de tener una escalera.

Para los antiguos griegos este lugar era de gran importancia simbólica y religiosa: simbólica porque, y seguimos echando manos de la mitología griega, fue aquí donde Teseo, hijo del rey de Atenas, y Ariadna, hija del rey de Creta, pararon a descansar de camino a Atenas después de haber mostrado ésta a aquel el método para conseguir salir del laberinto tras haber matado al Minotauro en Creta. Aquí también podemos ver unas especies de piscinas naturales en la roca del islote, en las que, según la leyenda, se bañaba Ariadna.

Y religiosa porque también fue aquí donde Dioniso, el dios del vino y la alegría, vio por primera vez a la princesa y se enamoró de ella, construyendo en este lugar un palacio para ella y obligando a Teseo a abandonarla mientras que aquella dormía. Ariadna se quedó en Naxos y se casó con el dios Dioniso, y su culto como diosa floreció durante siglos en la isla. Por ello, el islote es considerado como el primer lugar donde se celebraron las festividades dionisíacas.

Desde lejos ya se distingue la imponente Portara, la antigua entrada monumental que conducía desde el vestíbulo a la parte principal del templo de Apolo. Se ha convertido hoy en día en uno de los símbolos más distintivos de la isla de Naxos, construyéndose originalmente con cuatro grandes piezas de mármol de Naxos (una de las piedras de este tipo más utilizadas en la antigua Grecia). Se dice que ni los venecianos ni los otomanos pudieron desmantelarla por su enorme peso, en concreto cada una de sus dos columnas pesan veinte toneladas.

Esta gran puerta, que mide seis metros de alto por tres y medio de ancho, recibe el nombre de Portara porque significa literalmente en griego “puerta muy grande”. Ese término es el resultado de agregar el sufijo griego superlativo "ra" a "porta" (la palabra griega para "puerta"), de ahí el término porta-ra o puerta grande. Su magnificencia no sólo lo tiene en el nombre, puesto que, dos mil quinientos años después de su construcción, esta estructura sigue dominando el mar Egeo y sigue impresionando a los turistas de todo el mundo.

Y es que este lugar es muy famoso para los visitantes que acuden aquí en masa para ver la puesta del sol y cómo poco a poco se va escondiendo en el mar, provocando hermosos colores naranjas, rojos y amarillos. La típica fotografía que todos buscan es el encuadre del sol en el interior de la puerta, creando un momento mágico y único. Es por ello que este momento del día convierte el islote por unos minutos en el centro de la vida en Hora de Naxos, por los cientos de visitantes que se congregan aquí. Vencer el camino que sube por su pequeña colina es bastante fácil, aunque hay que prestar atención a algunas irregularidades en el terreno. Después, tras visitarlo, en la falta del islote, junto al mar, existe un pequeño bar donde tomar algo, mientras se disfruta de la brisa marina.

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