En los últimos tiempos la ciudad de Málaga ha vivido una autentica revolución turística que le ha dado fama internacional y la ha puesto en el mapa turístico de los lugares más visitados del planeta. Aquella evolución se debe, sobre todo, a la apuesta decidida que la ciudad ha hecho por la cultura, gracias a la apertura de diferentes museos y espacios artísticos, sin olvidar que es la capital de la muy turística Costa del Sol. Así mismo, es indudable que Picasso es un malagueño universal y su figura también ha contribuido a que miles de turistas visiten sus dos interesante museos dedicados a su vida y obra.
Acompáñanos en este recorrido donde conoceremos más sobre Málaga. Acomódate y disfruta este viaje: pulsa en "Monumentos" para profundizar más en el recorrido por esta ciudad andaluza o en "Historia" si quieres saber algo más de este destino, en "Mapas" tendremos ese complemento que nunca debe faltar en un viaje, mientras que en "Guía" te guiaremos para que puedas aprovechar al máximo tu experiencia en este rincón de España. Finalmente, en "Conclusiones" conocerás, si quieres, nuestra opinión personal y experiencias vividas durante este viaje.
Nuestra visita: | septiembre de 2023. |
Idioma Oficial: | Español. |
Moneda: | Euro €. |
Población: | 586.384 hab. |
Superficie: | 394,98 km². |
Prefijo telefónico: | +34 (952 y 951). |
Web oficial: | visita.malaga.eu |
La presencia de los fenicios en la costa malagueña está atestiguada desde el siglo IX a.C. Y fue precisamente esta civilización la que fundó Málaga, cuando crearon el primer asentamiento en el cerro del Villar que, tras las continuas crecidas del río Guadalhorce durante los siglos VII a.C. y VI a.C., fue abandonado, creándose uno nuevo junto al cerro donde se encuentra hoy la Alcazaba, surgiendo así la Malaca fenicia. Aquellos navegantes siguieron un patrón urbanístico oriental, caracterizado por albergar en el centro el mercado, mientras que la periferia estaba destinada a talleres de cerámica y metalurgia. Todo ello dotado por una muralla defensiva que discurría por los pies de la posterior Alcazaba, y en cuya cara marítima contaba con un embarcadero, al cual llegaban productos de todo el Mediterráneo: desde marfil del norte de África, hasta perfumes y aceites de Grecia, sin olvidar la pesca que tuvo una gran importancia en la época.
Todo el sur peninsular, incluido Malaca, pasaría de manos fenicias a púnicas (cartagineses), cuyas colonias realizaron “foedus” o pactos con los romanos, manteniendo así a salvo sus intereses comerciales. Durante la dominación romana, la ciudad vivió un evidente auge durante los siglos I y II d.C., consiguiendo el estatus de municipio. A través de su puerto se exportaba aceite, vino y el popular garum (una salsa elaborada con pescado salado y fermentado). A partir del siglo III comienza la decadencia de la vida urbana y la crisis del comercio, además de iniciarse las invasiones. Tras la desaparición del Imperio Romano en el siglo V, Malaca se integró en el Reino Visigodo.
En el año 713, la ciudad sería conquista por los musulmanes, comenzando un largo periodo. A partir del siglo X vivió una de sus etapas de mayor progreso gracias al fuerte desarrollo de la artesanía y a la producción de pasas, frutos secos y loza de reflejos dorados, lo que le valió para convertirse en la capital de la cora o provincia de Rayya. En el siglo XI se produjo la descomposición del Califato de Córdoba, lo que dio como resultado la aparición de los reinos de taifas: en el de Malaqa se estableció la dinastía de los hammudíes, que gobernó hasta 1057, año en el que el rey Badis de Granada conquistó la ciudad. Después de las etapas almorávide y almohade, Málaga se integró en el año 1238 en el Reino Nazarí de Granada. Entre los siglos XI y XIV, la ciudad vivió una nueva etapa de prosperidad gracias a su cerámica de reflejos dorados y a la producción de seda, además de exportar azúcar de caña, higos secos y pasas.
De época musulmana son la Alcazaba (utilizada tanto como fortaleza como residencia palaciega de los gobernadores nazaríes) y el castillo de Gibralfaro que complementaba la defensa de la ciudad. De la medina islámica se conserva la puerta monumental de las Atarazanas. Esta etapa musulmana llegó a su fin, tras un largo y sangriento asedio, el 19 de agosto de 1487, cuando los Reyes Católicos entraron en la ciudad, anexionándola al reino de Castilla. Tras ser repoblada con gentes procedentes sobre todo del valle del Guadalquivir, se restauró en 1488 la diócesis y se constituyó en 1489 el ayuntamiento como órgano local. La antigua mezquita aljama se consagró como catedral y, desde principios del siglo XVI, se acometieron algunas reformas como la creación de la plaza Mayor (actual de la Constitución), en la que se estableció el edificio del ayuntamiento, convirtiéndose así en el espacio central de Málaga.
A partir del siglo XVI la extensión del cultivo de la vid dio lugar a una creciente producción de vino y pasas destinadas a la exportación, por lo que debido al aumento del tráfico marítimo se comenzó a construir en 1588 un nuevo puerto. A partir del siglo XVI Málaga vivió un importante crecimiento demográfico a pesar de la expulsión de los moriscos y judíos, aunque se vio ralentizado durante el siglo XVII al producirse diferentes acontecimientos como epidemias, guerras, terremotos, etc. En la Guerra de Sucesión que tuvo lugar en el siglo XVIII, Málaga vivió cerca de sus costas una de las mayores batallas navales entre las flotas hispanofrancesa e inglesa. Durante el Siglo de las Luces volvió a vivir una etapa de prosperidad, progreso y reformas, gracias a que los monarcas ilustrados fomentaron el desarrollo del comercio, ahora controlado por una burguesía mercantil mayormente extranjera, consiguiendo duplicar la población a casi unos 50.000 habitantes. En 1765 se permitió a la ciudad comerciar con la América española, siendo las principales exportaciones las derivadas de la vid. El comienzo del siglo XIX coincidió con la crisis final del Antiguo Régimen y graves problemas bélicos, económicos y sanitarios.
Las guerras, primero contra Gran Bretaña y luego la invasión napoleónica y la Guerra de la Independencia, paralizaron el comercio con América. La epidemia de fiebre amarilla de 1803-1804 diezmó la población y se sucedieron años de malas cosechas, lo que provocó una profunda depresión demográfica y económica. La proclamación de la Constitución de 1812 abrió dos décadas de luchas políticas entre liberales y absolutistas, lo que resultó en 1833 con el triunfo del liberalismo, que trajo consigo importantes cambios. La burguesía se constituyó como el grupo social dominante: familias como los Heredia, Larios o Loring fueron protagonistas de un importante desarrollo económico basado en la exportación de productos agrarios, la siderurgia y la industria textil, con la construcción de grandes fábricas pioneras de la Revolución Industrial en España. Bajo este contexto nació en 1881 en la plaza de la Merced Pablo Ruiz Picasso. En el año 1887 la población de la ciudad se incrementó hasta los 130.000 habitantes.
Durante la desamortización, iniciada en 1836, tuvieron lugar importantes reformas urbanas, debido a la demolición de numerosos conventos, como la apertura en 1891 de la calle Larios y, a finales de ese siglo, la construcción de un nuevo puerto. Los últimos años del siglo XIX se caracteriza por una fuerte crisis económica que causó un empobrecimiento generalizado. Por ello, a principios del siglo XX se vio al turismo como una alternativa, por lo que se impulsó la Semana Santa, el Carnaval y la Feria de Agosto, a la vez que se construyeron diferentes hoteles. A partir de 1909 la Guerra de Marruecos fue vivida con intensidad, ya que Málaga era el principal puerto de embarque de tropas. Tras la proclamación de la II República en 1931 los saqueos e incendios de iglesias y conventos en mayo son el preludio de una etapa convulsa: la creciente radicalización política y social condujo al estallido de la Guerra Civil Española, desencadenado tras el golpe de Estado perpetrado por el general Francisco Franco.
Uno de los capítulos más sangrientos y menos conocidos ocurridos durante aquella guerra, fue la llamada “Desbandá”, cuando miles de personas en su mayor parte civiles emprendieron la huida por carretera hacia Almería, por miedo a la represión franquista como ya ocurrió en la Masacre de Badajoz. Durante el camino fueron bombardeados por aire y mar, lo que se calcula que aquel genocidio provocó entre tres mil y cinco mil muertos, la mayoría civiles. Tras la muerte del caudillo en 1975, se abrió la Transición que permitió el establecimiento de la democracia en España con la Constitución de 1978. A partir de los años sesenta la ciudad crece espectacular y desordenadamente duplicando su población y surgiendo nuevos barrios. Es el periodo del desarrollismo con el auge de los servicios, el turismo y la construcción. A partir de 1970, la creación de la Universidad, del Parque Tecnológico, las ampliaciones del aeropuerto, la apertura del tren de cercanías, etc., marcaron la entrada de la ciudad en el siglo XXI.
En los últimos tiempos Málaga ha vivido un enorme resurgir en el turismo de masas, ello es debido principalmente a varios factores: la oferta cultural tan amplia y de buena calidad que ofrece al viajero, las calles peatonales del centro que permiten pasear disfrutando del entorno sin necesidad de preocuparse de los coches y, evidentemente, de su clima y gastronomía. Hay mucho que hacer en esta ciudad andaluza, por lo que te vamos a aconsejar qué ver en Málaga en un itinerario de 4 días.
Dia 1: el primer día hay que tomarle el pulso a la ciudad y pasear por su centro histórico, empezando por la popular calle Larios, verdadero epicentro de Málaga, presidida por el monumento al marqués de Larios y, más allá de la carretera, por el edificio de La Equitativa. Caminado por la calle Larios veremos diferentes esculturas modernas como el Ave Quiromántica o “Points of View”, entre otras. Desembocaremos a la altura del Pasaje de Chinitas y, justo enfrente, veremos la plaza de la Constitución, presidida por el edificio de la Sociedad Económica de Amigos del País por un lado y la iglesia del Santo Cristo de la Salud por el otro. En el centro se levanta la Fuente de Génova o de los Cisnes del siglo XVI.
Si seguimos hacia el este nos toparemos con la Catedral de Málaga y si después continuamos al norte llegaremos a la plaza del Carbón, la plaza del Siglo y la plaza de Uncibay, en cuyas calles podemos ver ejemplos característicos de la arquitectura domestica malagueña de entre el siglo XVIII y XX. Si seguimos ahora hacia el este llegaremos al Museo Picasso Málaga, una de las dos pinacotecas de la ciudad dedicadas al gran pintor. En el subsuelo del museo se ha conservado un interesante yacimiento arqueológico que cuenta con capas de varias épocas.
Desde aquí nos queda a un tiro de piedra el teatro Romano de Málaga. A estas alturas ya nos estaría entrando hambre, por lo que se puede aprovechar para comer en algún restaurante o bar de la zona. La tarde se podría dedicar al Museo de Málaga que engloba las colecciones de Bellas Artes y el Arqueológico. Tras la visita se puede aprovechar para hacer unas compras o ir a la playa.
Dia 2: empezamos la jornada desde la parroquia de Santiago Apóstol, la más antigua de Málaga cuyo rigen está en el 1490. Muy fácil es llegar desde aquí a la plaza de la Merced, donde se ubica el otro gran museo dedicado a Picasso: su Casa Natal. A pocos metros de la plaza se encuentra el teatro Cervantes. Si ahora ponemos dirección al mar nos topamos con el museo de Arte Flamenco de la Peña Juan Breva. Muy cerca se encuentra el museo Interactivo de la Música (MIMMA), alojado en el palacio del Conde las Navas del siglo XVIII. Antes de que acabe la mañana hay que visitar el mercado de Atarazanas para ver tanto el bonito edificio que lo alberga, como el ambiente de los vendedores vendiendo su producto.
Tras haber descansado y haber saciado el hambre la tarde se dedica al museo Carmen Thyssen Málaga que exhibe una importante colección de pintura española de los siglos XIX y principios del XX, tras lo cual podemos visitar la iglesia de san Juan Bautista y la cercana plaza de san Félix Sáenz, alrededor de la cual hay diferentes edificios de interés, destacando el de los Almacenes Félix Sáenz. Se puede pasear por la zona para ver interesantes rincones como el edificio perteneciente a la corriente del regionalismo ecléctico local, atribuido al arquitecto malagueño Fernando Guerrero Strachan. La tarde podemos concluirla con la visita al cercano museo Ifergan Collection Ancient Art, una de las colecciones privadas de arqueología más importantes del mundo.
Dia 3: este día vamos a visitar las dos grandes fortalezas malagueñas, empezando por el castillo de Gibralfaro, al cual llegaremos en transporte público. Posteriormente iremos bajando la colina para disfrutar de las vistas de la ciudad y su bahía, hasta llegar a la Alcazaba de Málaga. Desde aquí es fácil llegar al museo del Patrimonio Municipal, en frente del cual se sitúa la fuente de las Tres Gracias. Con estas visitas se completará la mañana.
Por la tarde se puede ir a pasear por el Puerto de Málaga que contiene dos partes interesantes para el viajero: el Palmeral de las Sorpresas y el Paseo del Muelle Uno, lleno de cafeterías, restaurantes y tiendas de ropa. No hay que olvidar una visita al espacio expositivo de arte moderno del museo Pompidou. Tras la visita, es imprescindible llegar hasta la Farola, desde la cual se obtiene una belle panorámica de la ciudad. A un tiro de piedra se sitúa la playa de la Malagueta, muy popular entre lugareños y turistas, por lo que es un momento ideal para tirar la toalla en la arena o simplemente relajarse paseando por su paseo Marítimo. Otra opción interesante es visitar la plaza de toros de la Malagueta que contiene un centro cultural que realiza exposiciones y otros eventos.
Dia 4: esta jornada comienza en el Soho, barrio alternativo de Málaga, en el que destaca el CAC (Centro de Arte Contemporáneo). El resto del día se lo dedicaremos a los sitios más alejados del centro de Málaga, como son el cementerio inglés, el museo del automóvil y la moda, el museo Ruso y el jardín Botánico la Concepción.
Hemos tenido la inmensa fortuna de haber conocido Málaga hace unos años, antes de la gran transformación que la ha convertido de nuevo en otro referente turístico en España. Gracias a la peatonalización de la mayor parte del centro, la ciudad ha ganado mucho, haciendo que los peatones puedan pasear por sus calles libres de humos y coche y, por consiguiente, haciendo un efecto llamada a los comercios que atestan todo el centro. Ese es uno de los aspectos que destacamos: las calles peatonalizadas y la vida que hay en ellas.
Otro de los aspectos que nos han sorprendido con respecto a años posteriores es la consolidación de grandes museos de prestigio en suelo malagueño, como el museo Pompidou de París o el Ruso de San Petersburgo. Los que más nos han gustado ha sido el museo Carmen Thyssen y el Museo Picasso: aquel primero nos ha maravillado, gracias a las pinturas dedicadas al romanticismo en España y que tan bien ilustrado está aquí. El Museo Picasso pretende ser uno de los vértices de los espacios expositivos internacionales dedicado a Pablo Picasso, y lo consigue gracias a su colección de gran calidad.
Aparte hemos dejado el museo casa Natal de Picasso que, sin grandes pretensiones, intenta contar mediante diferentes obras los primeros años de este genio en Málaga, además de exponer diferentes pinturas y esculturas que, de una u otra manera, tienen relación con su lugar de nacimiento. Creemos que es todo un acierto, además se complementa con exposiciones temporales que tiene lugar en otro edificio, pero en la misma plaza de la Merced.
La catedral de Málaga es preciosa por dentro, además y gracias a una audioguía, vas conociendo más detalles del edificio, por lo que el recorrido completo te llevara algo más de una hora. Nos encantaron las bóvedas situadas en el techo por su excelente decoración. Mencionar que es posible ascender a las cubiertas exteriores del templo tras haber superado más de doscientos escalones que discurren por un estrecho pasaje, por lo que no lo recomendamos a personas que tengan problema de corazón o claustrofobia.
Un imperdible de Málaga es sin duda el Paseo del Muelle Uno y el Palmeral de las Sorpresas, cuya estructura no dejará indiferente a nadie. Nos ha encantado pasear frente al puerto mientras dicha pérgola, que imita un palmeral de 400 metros, nos protege del sol. Además, cuenta con diferentes espacios verdes para refrescarse y descansar en la ruta por la ciudad. El Paseo del Muelle Uno por su parte, es un lugar ideal para ir de compras o simplemente tomarse algo mientras miramos y soñamos con los grandes yates de lujo que se encuentran atracados en esta parte del puerto. Por cierto, al final, justo tras pasar la Farola, un espigón que se adentra hacia el mar es el sitio ideal para tomar fotografías el bonito contorno de la ciudad con el castillo de Gibralfaro en lo más alto y la Alcazaba de Málaga en la zona media. Por cierto, para visitar ambos monumentos recomendamos primero ir al castillo en transporte publico (piensa que la cuesta que debes subir es importante, más si vas en los meses de calor) y posteriormente bajar por el agradable sendero hasta desembocar en la Alcazaba.
Otro de los edificios que nos han gustado mucho es el mercado de Atarazanas, en este caso una construcción civil. Nos encantó la portada original nazarí del siglo XIV que se adapta a la perfección al resto del edificio. También nos gustó mucho una vidriera en la que se representa algunos de los elementos identificativos de la ciudad de Málaga. Por otro lado, el ambiente es el del típico mercado andaluz, donde los vendedores ofrecen su producto a voces y frases atractivas, en las que se ensalza lo bueno y barato que es para llamar la atención a la posible clientela. Además, es un buen punto donde sumergirse en la cultura culinaria de la ciudad, ya no sólo para adquirir diferentes productos como pescado, verdura, fruta, queso, embutidos, etc., sino también porque aquí se encuentran algunos de los bares donde los malagueños vienen a degustar el popular “pescaíto” frito.
Y hablando de gastronomía, la oferta que ofrece la ciudad es inmensa, basta con darse un paseo por el propio centro para comprobar la cantidad de restaurantes que existen. Pero si quieres pedir algo netamente típico malagueño entonces debes pedir el ajoblanco (crema de almendras, ajo, miga de pan blanco, agua, aceite de oliva virgen extra, vinagre y un poco de sal), la porra antequerana (salmorejo pero hecho con el típico mollete de Antequera), espetos de sardinas, boquerones fritos, etc.… También puedes visitar alguna de las tabernas típicas de Málaga, como el famoso El Pimpi, donde comer jamón ibérico y queso con un buen vino. Además, esta bodega tiene su particular paseo de la fama: algunos de los barriles de vino están firmados por personas famosas, sin contar el largo pasillo cuya pared está totalmente cubierta con fotografías de famosos y personajes influyentes.
A estas alturas ya hemos comprobado que los malagueños son personas muy simpáticas y muy alegres que viven la vida al máximo. Clara muestra de ello son sus fiestas, empezando por la Semana Santa, declarada de Interés Turístico Internacional por sus imágenes barrocas, siguiendo por la feria de Málaga, que conmemora la incorporación de la ciudad a la Corona de Castilla por los Reyes Católicos, pasando por el Festival de Cine español que se celebra en el mes de abril y terminando por la Navidad, cuando la ciudad se engalana, especialmente la calle Larios que se llena de gente para ver el ya famoso espectáculo de luz y sonido navideño.
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