La iglesia de Santiago Apóstol fue una de las primeras parroquias cristianas que se construyeron en la Málaga conquistada en 1487 por los Reyes Católicos. Concretamente fue fundada en el año 1490, cuando se encontraba cerca de una mezquita, de hecho, la influencia del arte musulmán es apreciable en la torre cuadrada que fue levantada originalmente como un alminar separado del cuerpo principal y unida al resto del edificio en el siglo XVI. La torre presenta una decoración mudéjar, destacando en su segundo cuerpo, una ornamentación compuesta por paños de sebka almohade.
La iglesia primitiva, gran parte de la cual quedó cubierta por profusas obras posteriores barrocas de principios del siglo XVIII por el arquitecto Felipe de Unzurrúnzuga, estaba construida en estilo gótico-mudéjar. Del exterior se conservó, entre otros elementos, la torre, construida básicamente en ladrillo de elaboración artesanal en cuatro cuerpos, y la puerta central cegada, compuesta por un arco conopial de doble arquivolta con alfiz y albanegas compuesto por un alicatado geométrico realizado con piezas independientes. En recientes restauraciones se pusieron en valor las pinturas que decoran la fachada de la iglesia que fueron realizadas en las reformas del siglo XVIII.
Su interior, restaurado en el año 1944, luce el aspecto resultante de las reformas del siglo XVIII. Presenta una planta del tipo basilical con tres naves, siendo la central más alta y ancha que las laterales y que además está cubierta por una bóveda de arco rebajado, en los que se abren pequeños vanos ovalados, presentando todo el conjunto una decoración de claro estilo dieciochesco temprano, consistente en motivos mixtilíneos y florales. Este el techo barroco oculta la techumbre anterior mudéjar. Las naves laterales poseen un esquema similar, aunque su decoración es menos intensa. Por otro lado, dispersas por el suelo de las naves se reparten diferentes lápidas mortuorias antiguas.
En el año 1931, pero sobre todo en 1936, la iglesia sufrió importantes daños, cuando se saquearon imágenes, pinturas y diferentes objetos y se destruyeron el órgano, los retablos, parte del coro, etc. Es por ello que hoy no ofrece un gran tesoro artístico al visitante, aun así, hay que destacar obras más modernas de oro y plata, otras de gran valor realizadas por Alonso Cano y de Niño de Guevara y una notable pieza de orfebrería: un copón de estilo plateresco del siglo XVI. Tras estas pequeñas pinceladas artísticas, nos dispones a recorrer el templo, para lo cual comenzamos por las capillas del lado de la Epístola: la primera con la que nos topamos es con la bautismal que contiene una pila del siglo XVI y que es especialmente importante porque fue aquí donde el 10 de noviembre de1881 se bautizó con el nombre de Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno María de los Remedios Crispín Crispiniano de la Santísima Trinidad Ruiz y Picasso, universalmente conocido simplemente como Pablo Picasso.
La siguiente capilla contiene la imagen de Jesús de Medinaceli, de gran devoción popular, sobre todo el primer viernes de cada mes de marzo, cuando los malagueños cumplen con la tradición de venerarla. La devoción de este Cristo se remonta al siglo XVII, cuando la escultura fue apresada de un asentamiento español en el norte de África, al que fue llevado por un padre franciscano, por unos musulmanes. Finalmente se consiguió rescatar la imagen, y con ello comenzó la leyenda que cuenta que los musulmanes pedían su peso en oro a los religiosos que querían recuperarla. En el momento de efectuar el canje ocurrió que con solo tres piezas la bácula donde se encontraba el Cristo se equilibró milagrosamente. Esto dio paso a la tradición, que al parecer surgió en Madrid, que dicta que hay que depositar tres monedas iguales a sus pies que serviría, como en aquella leyenda, para equilibrar el rescate de la imagen, perdurando así como una manifestación de fe, en el que mientras se reza tres ‘padrenuestros’ se piden tres deseos, de los que, según los creyentes, al menos uno se hará realidad.
En la siguiente capilla podemos ver dos esculturas: la de Jesús de la Sentencia, obra moderna realizada en 1935 por Martín Simón y la Virgen del Rosario datada en el siglo XIX y atribuida a Salvador Gutiérrez de León. Aquella primera imagen sustituyó a otra anterior realizada por José Rius en 1932 que a su vez reemplazó a otra de 1930 del mismo autor, cuando la iglesia fue asaltada en 1931. Por su parte la Virgen del Rosario en su origen fue concebida como Inmaculada Concepción, pero tras finalizar la Guerra Civil Española fue objeto de una serie de procesos para adecuarla como una imagen dolorosa.
A la derecha del presbiterio, en línea con el Altar Mayor, se encuentra la capilla del Santísimo, con una distribución muy similar a su homóloga situada a la izquierda (que veremos después) con antecapilla y capilla. En este caso, podemos observar que su decoración se encuadra plenamente en el estilo rococó al haberse trabajado en ella alrededor del año 1775. Aquí destaca un relieve en estuco situado en el testero, sobre el acceso a la capilla, en el que se representan a los Padres de la Iglesia Occidental.
Claro ejemplo de la decoración rococó de este rincón de la iglesia de Santiago Apóstol son los diferentes elementos que podemos apreciar, como las rocallas (ornamentaciones inspiradas en el medio natural) de la cúpula semiesférica de la antecapilla, así como los motivos rococó de la capilla como linternas, relieves de los evangelistas en las pechinas y el del testero, con un tamaño mucho mayor, en el que se representa la escena de la Ultima Cena, claramente conformando un programa de contenido eucarístico.
Y así llegamos hasta la capilla Mayor, en la que destaca su retablo del siglo XVIII, cuya fisionomía se adapta perfectamente a la forma poligonal de esta parte de la iglesia. A pesar de ello, no se construyó exclusivamente para esta capilla, puesto que fue traída hasta aquí, tras finalizar la Guerra Civil Española, desde el convento de Santo Domingo de Archidona. El retablo, en el que se combinan la policromía verde y la dorada, está conformado por cinco calles separadas por estípites (columnas tronco-piramidales invertidas). Su decoración consiste en molduras mixtilíneas y motivos orgánicos estilizados, mientras que sobre la misma pared podemos ver unos ricos medallones en relieve que contienen los bustos de san Pedro y san Pablo.
A la izquierda del presbiterio se sitúa la capilla del Pilar que, como comentábamos anteriormente en la capilla de Santísimo, presenta una planta similar a éste, con la antecapilla y la capilla: en aquella primera destaca una magnífica cúpula semiesférica y con una linterna, a través de la cual pasa una luz tamizada azulada. La exuberante decoración barroca fue realizada en el año 1705 por Felipe de Unzurrunzaga. La capilla está presidida por la escultura de reducido tamaño de la virgen del Pilar.
Comenzamos ya el recorrido por la nave contraria, las del lado del Evangelio, cuyas capillas se sitúan en retranqueos del muro que son menos profundas que las de la parte de la Epístola. La primera que encontramos es la capilla de la Virgen de las Ánimas con el apóstol Santiago, presidida por una obra pictórica realizada en la segunda mitad del siglo XVII por Juan Niño de Guevara, quien se inspiró en la obra “Virgen del Rosario” de Alonso Cano, que en la actualidad podemos ver en la catedral de Málaga.
La siguiente capilla acoge las imágenes profesionales de la Virgen del Amor realizada por Dubé de Luque en el año 1981 y la de Jesús el Rico, obra de Navas Parejo de 1939. Este último es el Cristo que procesiona cada miércoles en la Semana Santa malagueña, cuya particularidad es que antes se libera a un preso, tradición que se remonta a la época del rey Carlos III. Ocurrió que en la Semana Santa del año 1765 Málaga vio como murieron gran cantidad de sus ciudadanos por el azote de una epidemia de cólera.
Tal fue la desgracia que no había hombres que pudieran procesionar por las calles el trono con esta imagen, además muchas personas no se atrevían a salir de sus casas por el miedo al contagio. Cuando esta noticia llegó a oídos de los presos de la cárcel provincial, provocaron un motín y consiguieron fugarse para seguir con la tradición y poder sacar al Cristo a la calle para procesionarlo. Tras finalizar el recorrido de penitencia, todos volvieron voluntariamente a la cárcel, terminando, además, la epidemia. El rey, tras conocer esos sorprendentes acontecimientos, concedió el privilegio a las hermandades de liberar un preso cada Miércoles Santo.
La siguiente capilla, dedicada al Sagrado Corazón de Jesús, como ocurre con la anterior, posee una decoración muy comedida de estilo neoclásico. Alberga una estatua tallada y policromada de un Cristo al que está dedicada la capilla y realizada en el siglo XVIII por un artista desconocido. Si volvemos de nuevo al exterior, casi en frente, merece la pena pararse un momento para admirar la fachada del palacio Solecio del siglo XVIII, aunque conocido como del Marqués de la Sonora, actualmente acoge un hotel. El edificio fue propiedad de un genovés que se asentó en Málaga llamado Félix Solesio y lo hizo para dirigir la Real Fábrica de Naipes de Macharaviaya, la cual fue creada en 1776 por deseo de José de Gálvez, ministro general de las Indias del gobierno del rey Carlos III y marqués de la Sonora.
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