Nuestra visita a Rovinj o Roviño la vamos a centrar en el casco antiguo asentado sobre la península que antes del 1763 era una isla, aunque si lo deseas puedes ampliarla a la zona situada en el continente, donde también hay edificios y zonas de interés. El recorrido por la península se nos presenta ameno y muy interesante puesto que sus calles guardan rincones muy bellos, llenos de encanto. Además, el paseo se hace fácilmente, aunque hay un momento en que algunas calles situadas más o menos en el centro de la Ciudad Vieja, comienzan a tener una pendiente algo más elevada hasta llegar al punto más alto que es donde se encuentra la iglesia de santa Eufemia.
Acomódate y acompáñanos en este viaje: pulsa en "Monumentos" si quieres ver una lista de los diferentes sitios de interés de Roviño , o en "Historia" si quieres saber algo más de este destino, en "Mapas" tendremos ese complemento que nunca debe faltar en un viaje, mientras que en "Guía" te guiaremos para que puedas aprovechar al máximo tu experiencia en este rincón de Croacia. Finalmente, en "Conclusiones" conocerás, si quieres, nuestra opinión personal y experiencias vividas durante este viaje.
Nuestra visita: | agosto de 2021. |
Idioma Oficial: | croata e italiano. |
Moneda: | Euro €. |
Población 2007: | 13.562 habitantes. |
Superficie: | 88 km². |
Prefijo telefónico: | +385 (052). |
Web oficial: | rovinj-tourism.com |
La zona de Rovinj estuvo habitada durante el período prehistórico y protohistórico, especialmente durante la Edad del Bronce y del Hierro cuando floreció en Istría la cultura istriana, que intercambió los primeros bienes con los griegos y los etruscos. Las últimas investigaciones atestiguan que la isla donde posteriormente se establecería el actual asentamiento de Roviño estuvo habitada. El primer testimonio sobre su primer nombre, el de Castrum Rubini, es del historiador Benussi quien estableció el nacimiento del primer asentamiento en el período comprendido entre el siglo III y IV d.C. El Castrum Rubini, ubicado alrededor de la actual iglesia de santa Eufemia, se llamará después, y ya en época romana Ruigno, Ruginio o Ruvigno.
Después de la dominación del Imperio Bizantino, Rovinj pasará posteriormente a formar parte del Exarcado de Rávena en el siglo VI, antes de ser tomado por el Imperio Franco en 788. Durante los siguientes siglos fue gobernado por una sucesión de señores feudales, y en 1209 fue adquirido por el Patriarcado de Aquileia bajo Wolfger von Erla. En el siglo XIII Rovinj se enfrentó repetidamente con las ciudades de Piran y Koper. La "Serenissima", cada vez más poderosa, deseaba transformar el norte del Adriático en un "golfo de Venecia". Rovinj, consciente del poder de la República de San Marcos y de los privilegios marítimos comerciales que podía obtener, en 1283, siguiendo el ejemplo de Poreč (Parenzo), Cittanova y Umago, firmó el acta de anexión a Venecia, iniciando así la centenaria etapa veneciana.
Así, en aquel período comprendido entre los años 1283 a 1797 Rovinj fue una de las ciudades más importantes de Istría que mantuvo cierta autonomía, aunque el control político y económico recaía en Venecia. La economía de la "Serenissima" se basaba esencialmente en actividades relacionadas con el mar, lo que también se reflejó en la estructura urbana de Rovinj. Junto a los pescadores, marineros y agricultores, aparecieron cada vez más comerciantes y artesanos. Durante esta etapa la ciudad fue fortificada con dos hileras de murallas defensivas, cuyos restos aún se pueden ver en la actualidad. Tras las invasiones turcas, las poblaciones del centro de Istría, incluyendo países de los alrededores, se asentaron a lo largo de la costa, lo que provocó un notable incremento demográfico. Este aumento hizo que se desarrollara una particular estructura urbana en Rovinj: casas que crecen en altura, cerca unas de las otras y adosadas a las murallas de la ciudad, las cuales contaba en cada habitación con una chimenea, cada una de las cuales estaba habitada por una familia.
En 1650, después de las guerras con los Uskok, parte de la población comenzó a construir extramuros y en la colina frente a la ciudad. En el año 1763 el canal que lo convertía en una isla fue rellenado, por lo que la ciudad fue conectada al continente, transformándose en una península. A pesar de que Rovinj se convirtió en un centro importante de la pesca, a finales del siglo XVIII también se convirtió en un centro contrabandista, debido a los numerosos impuestos y derechos aduaneros que Venecia exigía a la ciudad, por lo que creció considerablemente el malestar social, incluso la policía veneciana tuvo que sofocar varias revueltas.
Tras la caída de Venecia en 1797 Rovinj decidió establecer un "gobierno democrático" en el que toda la población estuviera representada sin distinción. El municipio logró mantener su autonomía durante todo el período de la breve dominación austriaca hasta 1805 y durante el período napoleónico, dentro de las provincias Ilirias desde 1809 hasta 1813. Posteriormente, Roviño pasó a formar parte del Imperio austríaco, que duró hasta la I Guerra Mundial. Durante ese periodo prosperó económica y culturalmente, en consecuencia, mejoraron las condiciones sociales y la infraestructura urbana. Con la caída de la monarquía austríaca, Rovinj pasó a manos del Reino de Italia, hasta la capitulación de este país en septiembre de 1943. Desde 1943 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial la ciudad estuvo ocupada por los alemanes. Con el tratado de paz de París de 1947, Rovinj se asigna, junto con toda Istría y las islas Kvarner, a la República de Croacia dentro de la Federación Yugoslava. En 1990 comenzó la Guerra de los Balcanes, cuyo final fue la disolución total de la antigua Yugoslavia y el 25 de junio de 1991 la independencia de la República de Croacia.
Rovinj o Roviño es uno de esos lugares que hay que visitar en Croacia sí o sí, más aún, cuando todos los rincones y monumentos de interés están muy cerca los unos de los otros. Aun así, debemos avisaros que no debéis dejaros engañar por el pequeño tamaño de la península donde se asienta el Stari Grad o Ciudad Vieja, puesto que en algunas partes hay que ascender pendientes. Y precisamente la presente guía se centra en el casco antiguo, obviando otros lugares situados fuera de la península. Así pues, ponte cómodo y acompáñanos en este viaje en el que te vamos a contar qué ver en Rovinj en un día:
Dia 1: tanto si pernoctas en la ciudad como si llegas al parking más cercano, te aconsejamos comenzar la ruta en la Trg Valdibora, desde donde se obtienen bellas imágenes del “skyline” de Roviño, además de recorrer la Zelena tržnica i Ribarnica, es decir el Mercado Verde y el de Pescado. En la zona se encuentra el Spomenik palim borcima i žrtvama fašističkog terora (Monumento a los combatientes caídos y víctimas del terror fascista). Desde aquí puedes pasear por la pintoresca ulica Vladimir Švalba, para después dirigirte haca el sur hasta llegar a la Trg na Mostu (plaza del Puente), donde se encuentra el Muzej Grada Rovinja – Rovigno.
A un tiro de piedra está la Trg Maršala Tita, donde podrás ver la Torre del reloj que contiene el relieve del león veneciano del siglo XV, junto al cual se levanta un edificio con fachada neoclásica construido en 1869. Al norte se sitúa una hilera de casas, una de las cuales contiene la cafetería más antigua de Roviño, mientras que más o menos en el centro de la plaza vemos una fuente inaugurada en junio de 1959 y coronada por la escultura de un niño con un pez que los lugareños llaman Keko.
Aquella plaza se abre totalmente hacia el Puerto de Rovinj o de santa Catalina, en el que están amarrados multitud de pequeñas embarcaciones de recreo y los batanes (típicas embarcaciones de madera de hasta seis metros de eslora), así como un agradable paseo marítimo lleno de bares y restaurantes. Las calles que se encuentran detrás corresponden con el típico urbanismo que se desarrolló en la ciudad entre los siglos XVIII y XIX, debido a la rápida y desigual expansión demográfica.
Volviendo al puerto, en el otro extremo se encuentra el Mali mol o Pequeño Muelle, el más antiguo de Roviño, en cuyo inicio podemos ver una escultura dedicado a Anton Bućković y una Rosa de los vientos. Al lado se adentra hacia el mar el Muelle grande o Veliki mol (localmente llamado Molo di Calsànta), en cuyo tramo inicial se encuentra la Ekomuzej Kuća o batani (Ecomuseo casa Batana) que está dedicado al barco tradicional. Desde ambos muelles se obtienen bellas imágenes de la ciudad y de la isla de santa Catalina.
Volvemos sobre nuestros pasos de vuelta a la Trg Maršala Tita, la cual está separada de la Trg Matteottija (Piazza Mateotti) por el Balbijev luk o Arco de Balbi. Tras atravesarlo vemos el Gradska palača (Palazzo Comunale) o palacio Comunal y el Centro de Investigaciones Históricas. Desde aquí nos introducimos al interior de la ciudad por diferentes calles con interesantes edificios, como la ulica Iza kasarne, la Veli trg (Piassa Granda) o la calle Grisia, una de las principales vías longitudinales que conducen a la meseta donde se encuentra la Crkva sv. Eufemije (iglesia de santa Eufemia) y su magnífico campanario en estilo veneciano.
Ahora toca descender y lo haremos a través de la calle Francesca Bodi y el Šetališta braće Gnot o paseo de los Hermanos Gnot, calle que conecta las dos vías principales que rodean el casco antiguo por el sur y el norte: ulica sv. Križa y la ulica Vl. Švalbe. En nuestro recorrido en dirección al puerto veremos: el faro o “Lanterna” (Linterna), la iglesia de la santa Cruz, el Pilar de santa Eufemia, la Vrata Sv.Križa o Puerta de la Santa Cruz y la Vrata sv. Benedikta (Puerta de San Benito). A partir de este punto nos volvemos a introducir al interior de la ciudad para perdernos por sus calles y ver la Pod Lukovima o calle Bajo los Arcos, la iglesia de san Benito, la ulica Remigio Devescovi, la ulica Montalbano, la ulica Trevisol, etc…
Para llegar a esta pequeña ciudad costera debes tener en cuenta que no tiene aeropuerto, por lo que si quieres volar hasta aquí deberás hacerlo a Trieste (que se encuentra a alrededor de una hora media) o a Pula, la localidad más cercana situada a unos 40 minutos en automóvil. Lo ideal sería hacer una ruta en coche que incluya diferentes paradas en la península de Istría, tanto de Eslovenia (Koper, Izola y Pirán), como de Croacia (Poreč, Rovinj y Pula). También existe la posibilidad de llegar en autobús en alguna de las diferentes líneas que la conectan con las ciudades del entorno, incluida Pula. Otra opción muy interesante es la de llegar en barco al puerto de Rovinj, de hecho, cuenta con una línea directa con Venecia.
Una vez en Rovinj no tendrás problemas en encontrar hotel o apartamento, puesto que hay muchos y para diferentes bolsillos. La visita a la ciudad se hace fácilmente, aunque hay que tener en presente que algunas calles suben hacia la iglesia de santa Eufemia, lo que suponen un pequeño esfuerzo extra. Nuestro primer contacto con Roviño fue, tras dejar el coche aparcado en el parking cercano a Valdibora, de sorpresa tras ver una increíble panorámica de la ciudad construida sobre la que fuera una isla, con su característico campanario en estilo veneciano. Nos enamoró y podríamos haber estado mucho mas tiempo disfrutando de estas increíbles vistas.
Pero no sería el único rincón que nos sorprendió y enamoró, volvió a ocurrir cuando llegamos a la Trg Maršala Tita, plaza abierta al mar de una manera tan elegante que cada elemento que la conforma está donde debe estar. Nos encantó de nuevo las bonitas vistas sobre la ciudad bañada por el mar, en esta ocasión la de su cara sur, desde cualquiera de los dos muelles con que cuenta el puerto. También fue muy curioso comprobar la cantidad de chimeneas de las calles que discurren a la espalda del paseo marítimo.
Y llegó el momento de perderse por sus calles y de nuevo se hizo la magia, pasear sin rumbo por esas vías estrechas, casi laberínticas, algunas cubiertas, con cierto aire decadente pero decorado en muchas partes con plantas y flores es, sin duda, una de las mejores cosas que hacer en Rovinj. Te aseguramos que pasarás por bonitos rincones, allí donde menos te lo esperes tienes una fotografía genial para tus redes sociales. Sorprendente es también comprobar que el pavimento de la calle Grisia es uno de los más antiguos del Stari Grad, y es que presenta un aspecto muy parecido al suelo pulido y brillante, no en vanos ha soportado durante siglos millones de pisadas de lugareños y visitantes.
Mención aparte se merece la iglesia de santa Eufemia, nos ha gustado mucho, sobre todo, nos ha parecido muy bonito su campanario con un inequívoco estilo veneciano, estilizado gracias a su arquitectura. Desde esta meseta se obtienen nuevo bonitas vistas, no de la ciudad, sino del entorno y del mar abierto. Como ves, Roviño merece una visita pausada y sosegada, puesto que en tan pocos metros cuadrados tiene mucho que ofrecer al viajero.
En el aspecto gastronómico, la cercanía de Rovinj a Italia (y de su pasado veneciano) se nota mucho en sus diferentes platos, de hecho, son los restaurantes italianos los que más abundan en la ciudad. Aún así, la comida de Rovinj, como no podía ser de otra manera por su estrecha relación con el mar, se caracteriza en que se basa en pescados y mariscos que los lugareños suelen pescar en sus batanas en mar abierto. Por cierto, estos pequeños barcos denominados batanas son inseparables de la tradición musical de Rovinj: las populares canciones bitinadas surgieron cuando los pescadores locales, cuyas manos estaban ocupadas durante la pesca, utilizaron sus propias voces para emular los instrumentos musicales, de esta manera acompañaban al cantante principal con una “base musical” hecha con la boca en cualquier canción que estuviera interpretando.
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