Es una de las ciudades más elegantes y señoriales de las islas Británicas, cuyo patrimonio arquitectónico y cultura ha ido creciendo en torno de uno de los baños termales más importantes del país. Y es que Bath nos deleitará no sólo con el magnífico edificio y museo de los baños romanos, sino también con sus casas y calles edificadas en estilo georgiano, gracias al diseño urbano que tuvo lugar en el siglo XVIII. Debido a esa riqueza arquitectónica Bath fue declarada ciudad Patrimonio de la Humanidad en 1987.
Nuestra visita: | Diciembre de 2013. |
Idioma Oficial: | Inglés. |
Moneda: | Libra Esterlina (£). |
Población 2011: | 88.859 hab. |
Superficie: | 34,23 Km². |
Prefijo telefónico: | 0044 01225. |
Web oficial: | visitbath.co.uk |
Existen restos arqueológicos que ponen de manifiesto que en el lugar que ocupa actualmente las termas romanas había un santuario celta dedicado a la diosa Sulis, cuya equivalente romana es Minerva. Posteriormente las legiones romanas ocuparon la zona en el año 44 d.C. y ese asentamiento mantuvo su nombre original, pasando a llamarse Aquae Sulis (su significado es "las aguas de Sulis"). A partir del templo existente se fue construyendo gradualmente y a los largo de 300 años el complejo termal cuyos importantes restos han llegado a nuestros días. En el siglo V se produjo la expulsión de los romanos, lo que hizo que los baños fueran cayendo en desuso y se fuera quedando enterrado bajo los sedimentos.
En el año 577 la ciudad fue tomada por los sajones durante el transcurso de la batalla de Deorham, llamándola Aet Bathum. Los anglosajones la llamaron Baðum, Baðan o Baðon ("en los baños"). En el año 675, Osric, rey de los Hwicce, erigió un monasterio en la ciudad. En el año 781, el rey Offa de Mercia hizo suyos los terrenos del monasterio y mandó reconstruir la iglesia que dedicó a san Pedro. Posteriormente, en época de Alfredo el Grande, se rediseño la urbe dejando para la abadía los terrenos del cuadrante sudeste. En esa misma abadía fue coronado Edgar el pacífico como el primer rey de Inglaterra en el año 973.
Después de la Guerra Civil Inglesa, Thomas Guidott, que estudió química y medicina en la Univerdad de Oxford, se mudó a Bath en 1668 y comenzó a escribir un libro sobre las propiedades curativas de las aguas termales de la ciudad. Su publicación hizo que el resto del país centrara su atención en esas aguas y pronto la aristocracia comenzó a visitar Bath para beneficiarse de las propiedades del preciado líquido. Durante el reinado de los Estuardo y sobre todo durante la Época Georgiana, Bath experimentó un notable desarrollo debido al creciente número de visitantes que recibía. Los arquitectos John Wood (padre e hijo) diseñaron un nuevo esquema urbano, planeando para ello la edificación de monumentales inmuebles de estilo georgiano, como The Circus y Royal Crescent.
Con tal desarrollo Bath llegó a los 40.000 habitantes en el año 1801, convirtiéndose así en una de las ciudades más grandes del país. Un siglo después, en el año 1901, la población ascendió a los 51.800 habitantes. Años posteriores llegarían las dos Grandes Guerras Mundiales, en la II Bath sufrió ataques aéreos de la aviación alemana durante la campaña conocida como Baedeker Blitz,la cual fue llevada a cabo como represalia a los bombardeos de la Fuerza Real Británica sobre Lúbeck y Rostock. Durante el hostigamiento la ciudad georgiana sufrió grandes daños, muriendo alrededor de 400 personas. Su posterior reconstrucción y conservación hizo que se creara una gran concienciación sobre la importancia de su cuidado y mantenimiento. Así, su envergadura cultural internacional, llevó a la ciudad a ser declarada Patrimonio de la Humanidad en 1987.
A priori el viajero llega a Bath interesado en visitar sus famosos baños romanos, si bien a posteriori se dará cuenta que la ciudad cuenta con otros atractivos muy interesantes. No en vano es uno de los lugares más bonitos de Reino Unido, su casco histórico georgiano es toda una delicia y bien merece ser tenida en cuenta en todo plan turístico. A ello se une que es un destino fácil de visitar en uno, o mejor, en dos días. Incluso podría ser una base ideal para explorar la región.
Dia 1: comenzaremos nuestra ruta en Bath Abbey, su interior, de acceso gratuito, guarda joyas como la Chantry of Prior Birde. Desde aquí, justo al lado, se encuentran los famosos Roman Baths o Baños Romanos, visita imprescindible y sin duda origen de la ciudad. Con estas dos visitas ya habremos completado la mañana.
Después de almorzar nos dirigimos a la cercana Pump Room, magnífico edificio que alberga en la actualidad un salón de té. Desde aquí comenzamos nuestra ruta por las calles de la ciudad, como la Bath Street del siglo XVIII. En este momento se nos presenta la opción de seguir con la ruta o descansar plácidamente en uno de los baños con que cuenta Bath, como la Thermae Bath Spa situada junto a la Cross Bath. Podemos terminar la jornada con la visita de Sally Lunns House, lugar donde nacieron esos famosos bollos.
Dia 2: hoy empezamos nuestra visita en Pulteney Bridge, puente construido en 1773 cuyas influencias arquitectónicas nos recuerda a los puentes italianos Vecchio y Rialto. Alrededor de este puente se encuentran el Empire Hotel y el Victoria Art Gallery, cuya entrada es gratuita. Desde aquí parte la avenida mas ancha y amplia de Bath, la Great Pulteney Street que desemboca en el Holburne Museum.
Volvemos en dirección al puente para ir al cercano Postal Museum, pequeño pero interesante museo dedicado a la historia postal, ubicado en el sótano de la oficina de correos de Bath. A un tiro de piedra está la Queen Square con interesantes edificios cuyo estilo arquitectónico sería copiado para el resto de edificios de Bath. A pocos metros hacia el sur se sitúa el Theatre Royal. Desde aquí parte la Gay Street en cuyo número 25 se encuentra el Jane Austen Centre. A continuación, llegamos a The Circus, otra de las joyas en estilo georgiano de la ciudad. En sus proximidades tenemos otros lugares interesantes: Museum of East Asian Art (MEAA), el edificio de Assembly Rooms que acoge el Fashion Museum, etc…
De esta manera llegamos al imponente Royal Crescent, que completa el circuito arquitectónico del siglo XVIII de la ciudad de Bath. A partir de aquí podemos ver otros lugares de la zona norte muy interesantes como: Museum Of Bath Architecture, Bath Aqua Theatre of Glass, Museum of Bath at Work y algo mas alejada del centro de la ciudad Beckford's Tower & Museum.
Una de las primeras recomendaciones que debemos hacer para quienes decidan viajar en coche a Bath es el tema de los parkings. En Inglaterra existen varios tipos: Pay and Display (que funcionan como un parquímetro), Short Stay (corta estancia), Long Stay (larga estancia) y Park & Ride (son estacionamientos situados a las afueras de la ciudad en los que poder dejar el coche y poder tomar un autobús gratuito que se dirigirá al centro de la ciudad). El de corta estancia normalmente es para dejar el coche alrededor de 4 horas (si te pasas tendrás que pagar un suplemento bastante alto) por alrededor de 6 libras, sin embargo el de larga estancia se podrá dejar el automóvil hasta 24 horas por aproximadamente 15 libras. Es importante tener en consideración lo comentado para no tener después sorpresas desagradables.
Por ello recomendamos visitar alguna página donde obtener más información sobre los estacionamientos en Reino Unido, recomendamos esta web, en el buscador sólo tienes que escribir la ciudad que vayas a visitar y obtendrás las diferentes modalidades de parkings, información y precios, sólo tienes que escoger el que más se adapte a tus necesidades. Por otro lado, y siguiendo con el tema de la conducción, es importante leerse estas normas de conducción en este país cuya particularidad es que se maneja por la izquierda.
Ya instalados, una vez en la ciudad podrás comprobar rápidamente que no es la típica ciudad inglesa, Bath tiene una esencia especial, una personalidad más próxima a ciudades de Flandes. Los Baños Romanos son imprescindible, por ser el símbolo de Bath y por permanecer en un extraordinario estado de conservación. Posee un interesantísimo museo donde podremos ver, entre otras piezas, la impresionante escultura de la gorgonia, un sol con cara que antaño se situaba en lo alto del antiguo templo, a 15 metros del suelo. Como decimos, este monumento es todo un símbolo de la ciudad, incluso aparece en el emblema de la universidad. Además no nos podremos ir de aquí sin antes haber probado el agua de este manantial, cuya fuente la encontraremos al final de la visita.
La Abadía también merece una visita, su interior es bastante impresionante, embellecido aún más por sus magníficas bóvedas del techo con forma de abanico. Ya fuera de la Abadía, se extiende la ciudad georgiana con sus mil detalles. Quizás el conjunto más conocido en dicho estilo sean el Circus y el Royal Crescent, ambos son estupendos ejemplos de la arquitectura georgiana que tanto abunda en Bath. Y no podemos olvidar el Pultney Bridge el cual es comparado por muchos de los habitantes de Bath con el puente Vecchio de Florencia, aunque creemos que cada uno mantiene personalidad propia y por tanto creemos excesiva la comparación.
En cuanto a la gastronomía, en Bath deberías dejarte llevar e ir picando a lo largo del día mientras continúas con tu paseo, los diferentes sándwiches, bocadillos y sobretodo los Cornish Pasties, unas especie de bollos calientes con los bordes ondulados y rellenos, entre otros ingredientes, de queso y cebolla (deliciosos) o estofado con champiñones, todo ello por alrededor de 4 libras. Os aseguramos que una de esas piezas os saciará para muchas horas. Os recomendamos el establecimiento llamado Pasty Presto que se encuentra enfrente de Pump Room, no en vanos ha sido galardonado como una de las mejores pasty shops del país. Además es casi obligatorio degustar el pan que Bath vio nacer: el Sally Lunn Bun, un bollo redondo, grande y ligero. Normalmente se consume durante el desayuno con mermelada, mantequilla, chocolate, etc..., pero ya es posible encontrarlo para comerlo en cualquier momento del día. Pero si nos hemos quedado con ganas de más, también podemos saborear el Bath Bun, un delicioso bollo de frutas y azúcar, inventando por el doctor William Oliver que se lo ofrecía a los clientes después de haberse tomado un baño terapéutico.
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