La Abadía anglicana de Bath (dedicada a san Pedro y san Pablo) fue en sus inicios una gran iglesia que pertenecía al antiguo monasterio benedictino del siglo VII. En el siglo X fue reorganizada; en el año 1107 fue convertida en una catedral después de que el obispo normando John de Villula trasladara su corte desde Wells a esta ciudad. En los años posteriores el edificio cayó en el abandono hasta que en el año 1499 se destruyó la antigua catedral normanda y se comenzó a levantar en estilo gótico perpendicular el templo que vemos actualmente.
Pero el devenir de la Abadía no se quedaría ahí: a mediados del siglo XVI fue clausurada, quedando prácticamente en ruinas. Años más tarde, en el 1569, los terrenos fueron vendidos y gran parte del antiguo complejo de edificios fueron demolidos. Las ruinas de la iglesia fueron ofrecidas a la ciudad de Bath para transformarlas en una parroquia. Así, a partir del 1611 se repararon todos los daños y se reconstruyó el bonito tejado.
Antes de introducirnos en su interior merece la pena dar una vuelta alrededor del templo y contemplarlo con calma. Veremos de manera clara que está compuesto de una planta cruciforme en cuyo crucero se levanta una esbelta torre que posee una altura de 49 metros. Previo pago es posible realizar el ascenso a ella mediante unas estrechas escaleras de 122 escalones. Aquí, además de una excelente panorámica de Bath, te explicarán el funcionamiento del reloj y el mecanismo de sus 10 campanas.
Destaca la fachada occidental en la que podemos ver representada el sueño del obispo Oliver King, quien mandó la destrucción de las ruinas de la catedral para sustituirla por la abadía. En ella se aprecia una bella alegoría de los ángeles que ascienden hasta Dios a través de unas escaleras. En el resto del conjunto podemos ver las bonitas tracerías caladas de sus ventanales, sus grandes vidrieras y los arbotantes con forma de Y que le da un aspecto aún más estilizado.
El acceso a la Abadía, aunque acepta donativos, es gratuito. La amplitud y luminosidad de su interior acoge tres naves dividas por arquerías apuntadas que a su vez se encuentran cubiertas por un techo formado por bóvedas de abanico decoradas con escudos heráldicos. Éstas, que se elevan a 24 metros de altura, fueron diseñadas por los hermanos Vertue en el siglo XVI, aunque restauradas en la década de 1860, cuando el rector Kemble subvencionó uno de los trabajos de reparación y rehabilitación más importantes ocurridas en la iglesia.
Pero hablemos de dimensiones generales: el edificio posee 67 metros de largo por 22 de ancho (si incluimos las galerías). El templo cuenta con cincuenta y dos ventanales, esto es casi el 80% del espacio de la pared, de ahí la gran luminosidad interna de las diferentes naves. Una esas ventanas la podemos ver sobre la puerta principal, la llamada vidriera oeste (1) en la cual se representan escenas del Antiguo Testamento. A lo largo de las naves laterales y el crucero podemos ver importantes elementos.
Así, si comenzamos nuestro recorrido por la nave derecha, lo primero que veremos es una pila bautismal (2) en estilo victoriano de 1874. Tiene la particularidad de que su parte superior es móvil y puede subir y bajar para proteger la propia pila. A su lado, a la izquierda, delimitado por dos ángeles, se encuentra el memorial dedicado al senador estadounidense por Pennsylvania William Bingham (3) (fallecido en Bath en 1804). Después de finalizar sus servicios en el Senado se trasladó a Inglaterra donde sus hijas residían. Bingham no sólo mantenía una buena amistad con el presidente del país, sino que también era un importante inversor y terrateniente que buscaba la plena libertad de comercio con Gran Bretaña.
Por ello cuelga en la columna de enfrente una antigua bandera de Estados Unidos, ocasión que aprovechamos para admirar las bonitas vidrieras y la fisionomía del techo en esta parte de la nave. Más allá, antes de llegar al crucero, destaca una placa situada en la pared en recuerdo a Richard "Beau" Nash (4) (fallecido en 1761), el cual fue Maestro de Ceremonias de esta ciudad durante el siglo XVIII.
Así llegamos al crucero, en cuya ala derecha vemos el sepulcro de Lady Jane Waller (5), esposa de Sir William Waller, un comandante parlamentario en el sur del país durante los 3 primeros años de la Guerra Civil Inglesa. Más tarde se convertiría en un dirigente político de la facción presbiteriana de la Cámara de los Comunes. En 1622 fue nombrado caballero por Jaime I, casándose dos meses más tarde con Jane Reynell. Ésta murió en 1633 después de haber dado a luz a un hijo en 1631 y una hija en 1633. Aunque William se volvió a casar y tuvo más hijos, erigió esta tumba en memoria de su primera esposa con la intención de ser él mismo enterrado en ella. Murió en 1668 pero no fue sepultado aquí, sino en Westminster. Actualmente la tumba tiene algunos desperfectos, probablemente realizados por los monárquicos que ocuparon Bath en el 1643.
Al lado, situado casi en el medio de la nave central, se encuentra el coro (6) en el que, gracias a su tradición coral de siglos de antigüedad, han cantado tres grupos: niños, niñas y hombres. El Bath Abbey Choir es uno de los conjuntos corales más famosos de Reino Unido, no en vano, además de cantar en la Abadía, también lo hacen en el resto del país y en toda Europa. Incluso se ha transmitido, en las vísperas de navidad, una de sus actuaciones a través de la radio para toda la nación, eso sin contar con las diversas grabaciones que han realizado. Es de destacar que la Abadía no tiene ninguna escuela y la selección de voces de los niños y niñas se realizan en diferentes colegios locales, mientras que los hombres son estudiantes de las dos universidades de Bath. Los coros cantan los domingos, alternándose los tres grupos quincenalmente y en turnos de mañana y tarde.
Nos topamos ahora con la magnífica Chantry of Prior Birde (7) construida a principios del siglo XVI. Se trata de la capilla familiar de William Birde, prior de la antigua iglesia durante los años 1499 a 1525. Fue utilizada como su espacio privado para la reflexión, así como para la oración. Una vez fallecido, un sacerdote rezaba en su interior por el alma de aquél, considerado el fundador y constructor de la Abadía, para acelerar su liberación de los tormentos del purgatorio.
En el extremo de la nave se sitúa la Gethsemane Chapel (8) en el que podemos ver un arco normado de medio punto en el muro del fondo. Además aquí se conserva y se expone el llamado Book of Remembrance, un libro hecho de papel de pergamino con los nombres, apellidos y edades de militares y civiles ciudadanos de Bath fallecidos durante el transcurso de la II Guerra Mundial.
Nos dirigimos ya hacia el Altar Mayor (9), en cuya parte superior se encuentra el gran ventanal este en el que se representan cincuenta y seis escenas de la vida del Señor. Entre otras escenificaciones podemos ver una Natividad realizada por Clayton y Bell en el año 1872. Es reseñable que desde este punto se extendía hacia más al este la antigua catedral normanda.
A la derecha del Altar Mayor, en el extremo de la nave izquierda, se encuentra la St. Alphege Chapel (10) que contiene la estructura de pilares de la antigua catedral normanda. Por otro lado, en su parte superior, podemos ver la vidriera diseñada para conmemorar la coronación de Edgar en el 973 como primer rey de Inglaterra. Pero si de algo es famosa la Abadía de Bath es por la gran cantidad de memoriales que contiene: 617 incrustados en la pared y 847 en el suelo. Muchos de ellos conmemoran a más de un individuo y a veces a una familia entera, incluso hay personas que no eran ni ricos ni de la aristocracia, como la familia Chilton que se dedicaba a la fontanería en el siglo XIX. Por otra parte existen placas que conmemoran a los soldados caídos durante diferentes conflictos bélicos como la I Guerra Anglo-Afgana (1841-1842) y la I y II Guerras Mundiales.
El primer memorial que se colocó en el interior de la Abadía fue el de Richard Chapman, un concejal de la ciudad que murió en mayo de 1572, mientras que el último fue el de Sir Isaac Pitman que falleció en el año 1897. Esta placa se colocó en 1958 conmemorando, como decimos, a Pitman (12), inventor del alfabético fonético y el sistema de taquigrafía más usado de la historia. Hay que señalar que los memoriales de las paredes han sido cambiados de sitio con frecuencia, por lo que puede ser que la placa se encuentre lejos de donde esté enterrada esa persona.
Cerca del crucero norte podemos ver el órgano (11) que fe reconstruido por Klais of Bonn entre los años 1996 y 1997. Más allá se encuentra el sepulcro de James Montagu (13), que ejerció entre 1608 y 1626 como obispo de Bath y Wells, y quien contribuyó generosamente con su fortuna personal en completar los trabajos de restauración de la Abadía que había caído en muy mal estado tras la disolución de los monasterios en el siglo anterior. En su tumba se encuentra representado con la Orden de la Jarretera, constituyendo casi el único ejemplo de todo Reino Unido.
Ya en el exterior de la Abadía, merece la pena fijarse en el Guildhall, actual sede del ayuntamiento que fue construido por Thomas Baldwin entre los años 1766 y 1775 con una imponente fachada, obra maestra de la decoración neoclásica. Es posible visitar el Banqueting Room, un lujoso salón de ceremonias situado en la primera planta del edificio, ornamentado con diferentes retratos.
Copyright© 2018 ESTurismo.