Este puente se terminó de construir en el año 1773, según planos de Robert Adam. Su nombre proviene de Frances Pulteney quien heredó la finca Bathwick en 1767 al otro lado del río Avon. Ello fue una oportunidad para el esposo de Frances, Sir William Pulteney, quien ideó construir una nueva ciudad en el entorno rural de Bathwick. Para ello necesitaría una mejor conexión entre Bath y este nuevo suburbio, ya que la única manera de cruzar el río era por barco.
De esta forma encargó a los hermanos Robert y James Adam el diseño de la nueva ciudad y a aquél primero, además, el del puente. Robert ideó un elegante puente flaqueado por una fila de once tiendas a cada lado, en contraste con el viaducto simple y funcional que Pulteney tenía en mente, quizás porque el arquitecto había visitado Florencia y Venecia y conocía el puente Vecchio y el Rialto. Esas influencias se dejaron notar sobre todo por el puente de Florencia.
No en vanos el Pulteney Bridge es, junto al puente Vecchio, uno de los cuatro puentes llenos de tiendas que existen en el mundo. El arquitecto le otorgó al puente ventanas venecianas para las fachadas, para ello siguió el patrón de empotrar ventanas con columnas creando un interesante juego de luces y sombras para los transeúntes. Para la calle, ideó un juego de puertas venecianas a juego.
Una vez finalizado el Pulteney Bridge, los inquilinos tardaron en ocupar las diferentes tiendas, esto es porque el impacto de la Guerra de la Independencia había caído como una pesada hacha sobre el desarrollo y la economía de Bath. Los planes para Bathwick se dejaron de lado y durante muchos años, el elegante y urbano puente conducía desde la ciudad a los prados, hasta que en 1788 comenzaron los trabajos de la nueva ciudad.
Por otro lado, a los pocos años de terminar el puente y menos de un mes después de la muerte de Adam, en 1792 sufrió cambios para poder ampliar las tiendas. Así se levantó el techo y se modificaron las ventas. Esta fue la primera de las siguientes distorsiones y alteraciones del proyecto original. A finales del siglo XVIII y XIX, el lado norte del puente, construido con unos cimientos débiles, fue destruido por unas inundaciones. Fue reconstruido por John Pinch quien le dio un aspecto menos ambicioso que el que diseñó Robert Adam. En el siglo XIX, los comerciantes alteraron las ventanas e hicieron voladizos sobre el río.
En 1903 el pabellón situado en el extremo suroeste fue demolido para poder ampliar la carretera, sustituyéndose aquél por una réplica que no fue exacta. En ese momento el ayuntamiento se mostró preocupado por la conservación de las características que Adam dio al puente y así, en enero de 1936, el Pulteney Bridge fue declarado monumento nacional. Una vez el Consejo se hizo con todas las tiendas, se intentó recuperar algunos detalles de Adam. Pero las guerras mundiales explotaron en el mundo y la restauración fue finalmente completada en 1951. Actualmente, entre otras tiendas, podemos encontrar una floristería, una tienda de mapas antiguos y un restaurante indio y una de zumos.
Entre los habitantes de Bath corre un dicho popular sobre el puente en el que se hace referencia a una anciana que se ha lavado su cara pero que sin embargo ha olvidado limpiar su trasero. Esto es debido al aspecto restaurado de la fachada principal, en contraste con la fachada norte, mucho más destartalada.
Para los que quieran ver Bath desde el agua, desde aquí es posible realizar un pequeño recorrido en barco a lo largo del río Avon en dirección norte. El embarcadero se encuentra después de haber bajado unas escaleras de piedra en el extremo derecho del puente. Desde ahí se verán los diferentes barcos, horarios y precios de los pequeños cruceros.
Desde una orilla del puente podemos ver en todo su esplendor el edificio del Empire Hotel, construido con piedra de Bath en 1901 según proyecto de Charles Edward Davis y por encargo del hotelero Alfred Holland. Sus seis pisos de altura ocupan una manzana en forma de L grande. La estructura del tejado se corresponde con las tres clases sociales: un castillo para la clase alta, una casa para las medias, y una casa de campo para las bajas. Durante la II Guerra Mundial fue utilizada por la Royal Navy como oficina postal de clasificación.
También vemos en una esquina el Victoria Art Gallery. Su exposición permanente, cuya entrada es gratuita, se reparte en dos grandes estancias del primer piso, mientras que la planta baja está reservada para exposiciones temporales que cambian cada dos meses. En el museo veremos cuadros de pintores ingleses y europeos desde el siglo XVI hasta la actualidad. Así la colección va desde obras como la Adoración de los Reyes Magos del año 1480 hasta pinturas contemporáneas como Silence de Howard Hodgkin.
Durante el siglo XVIII Bath era un centro de la pintura del retrato, ya que muchos visitantes adinerados que venían a disfrutar de sus aguas, aprovechaban para posar para hacerse uno. De entre los artistas de aquella época destaca Thomas Gainsborough. Pero el museo no sólo alberga pinturas, también expone más de mil piezas de arte decorativas, entre las que se encuentran colecciones de porcelanas, vidrios y relojes procedentes de diversos lugares y datados entre los siglos XVIII y XIX. Entre ellos destacan las botellas de perfume de cristal de colores brillantes y la porcelana bellamente decorada.
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