CRÓNICAS DE FRANKFURT AM MAIN

Un poco de Historia...

Esta ciudad ya se mencionó por primera vez en un documento de Carlo Magno, datado del dos de Febrero de 794, para el Monasterio de San Emmeram de Regensburgo. Aunque la colina de la catedral estuve habitada desde el 3000 a.C. En ese lugar se asentó un campamento militar romano.

En el 843 la zona se convirtió en el palatinado más importantes de los Francos. Por la bula de Oro de Carlos IV de 1356, Frankfurt fue el lugar donde debían ser elegidos y coronados los príncipes del Sacro Imperio Germánico. Esto provocó un importante desarrollo político y comercial de la ciudad. En el año 1212 se convirtió en ciudad libre del Imperio y en 1595 se inauguró la primera bolsa en un Frankfurt donde se concentraba ya el poder político, económico y financiero.

Tras el período de la ocupación napoleónica, Frankfurt fue elegida sede de la Bundestag de la Confederación Germánica en 1813. En 1848 se suma a la revolución de marzo de los estados alemanes, siendo un punto fuerte de los nacionales demócratas, lo que llevó a la construcción del primer parlamento alemán: Nationalversammlung. En 1866 fue anexionada a Prusia y perdió definitivamente su estatus de ciudad-estado, aunque ello supuso un incremento de su economía.

Durante la Segunda Guerra mundial sufrió grandes daños debido a los bombardeos y la ciudad perdió casi por completo el casco antiguo y su centro, casi intacto hasta el 1944. Tras el fin de la guerra, estuvo a punto de ser la capital del recién creado estado de la República Federal de Alemania, pero al final el mérito cayó en Bonn; aun así, Frankfurt se convirtió en la capital económico-financiera de Alemania, evolucionando hasta la actualidad hasta convertirse en una metrópoli, albergando desde el 1998 el Banco Central Europeo.

Qué ver en Frankfurt Am Main / Diario de viaje:

Dos días son suficientes para ver lo esencial de Frankfurt Am Main, pero si se dispone de un día más se podrá ir mucho más tranquilo y ver, además del itinerario propuesto, otros lugares y monumentos interesantes de la ciudad. Pero antes de irnos de ruta tomemonos un momento para una de las cosas importantes que hay que hacer a la hora de organizar un viaje: reservar un hotel lo más céntrico posible para poder ir caminando a los lugares de interés y conocer de esta forma mejor las calles y ambiente de la ciudad.

Dia 1: Comenzamos nuestra ruta por el corazón de Frankfurt Am Main, es decir Römerberg, lugar donde tenía lugar las coronaciones de los emperadores alemanes. Después podemos hacer una parada en el Historisches Museum para empaparnos con un poco sobre la historia de la ciudad. Después nos dirigimos a visitar la Dom o Catedral de Frankfurt y la Paulskirche.

Ahora caminamos en dirección al rio donde se sitúa el Eiserner Steg, puente neogótico del año 1868. Pero no vamos a cruzarlo, de momento, sino que ponemos rumbo a la Leonhardskirche. Después de almorzar ahora si vamos a cruzar el Eiserner Steg para ir a la Orilla de los Museos o Museumsufer, donde se encuentra el Städelsches Kunstinstitut und Städtische Galerie, uno de los museos pictóricos más importantes del país.

Dia 2: Este segundo día lo podemos comenzar en An der Hauptwache, lugar ideal si además se quiere ir de compras. Cerca se encuentra la Goethehaus, casa natal del gran poeta Goethe. Mientras vamos caminando podemos ir viendo los diferentes rascacielos de Frankfurt. Así llegaremos a la Eschenheimer Turm y algo más alejado la Alte Oper. Después de almorzar, desde aquí sería buena idea ir en metro hasta la Naturmuseum, museo de Historia Natural, lugar que hará las delicias de los niños y grandes.

Por la tarde noche, y tras tomar el metro, nuestra propuesta es que deis un paseo por el barrio Alt Sachsenhausen, donde beber Ebbelwoi o apfelwein, bebida típica a base de manzana, tipo sidra.

CONCLUSIONES E IMPRESIONES:

Llegamos a Frankfurt a través de un vuelo de Ryanair, pero ojo, al aeropuerto de Hahn. Este aeropuerto está a unas dos horas aproximadamente del destino. Se podría decir que desde ese punto hasta Luxemburgo son las mismas horas que ir hasta Frankfurt, por lo que es un buen aeródromo a donde llegar de manera económica para después ir por carretera o tren a Luxemburgo.

Centrándonos en el destino que nos ocupa, una vez en el aeropuerto, al salir a la izquierda hay un autobús junto a un pequeño kiosco que es donde se adquieren los tickets del mismo, precio sólo de ida 20 €, y de vuelta otras 20 € (en diciembre de 2007). Osea, haciendo cuentas, si vas a este aeropuerto, debes contar con los 40 € de ida y vuelta del autobús. En cualquier caso os pongo el link del aeropuerto de Hahn, por si se os ocurre ir allí, no llegar perdidos.

Una vez en Frankfurt, el autobús os dejará en un lateral de la estación de trenes de la ciudad, no hay pérdida. Justo enfrente de la puerta principal de la estación de trenes hay una boca de metro para poder llegar a cualquier punto de la ciudad con facilidad.

Esta ciudad impresiona desde el punto de vista arquitectónico por poseer los rascacielos más altos de Europa, más aún en la noche, iluminados, es algo mágico que es difícil de explicar. Hay que tener en cuenta que prácticamente todo Fránkfurt fue devastado por las bombas durante la guerra, por lo que uno de sus atractivos es ese, el nuevo Fránkfurt que resurge.

Aun así, son interesantes las reconstrucciones de su casco antiguo. Se salvó de las bombas el barrio de Alt-Sachsenhausen, bonito y pintoresco y muy animado por las noches, sobre todo en fin de semana. Si te alojas en esta zona ten en cuenta los ruidos que esto ocasiona, y si vas de fiesta, esa es tu zona.

No te puedes perder los rascacielos y el museo de Historia Natural, los esqueletos de los dinosaurios son una pasada. Te recomendamos encarecidamente ver la silueta de la ciudad desde el río por la noche. Si te gusta la fotografía desde aquí se obtiene una buena panorámica del skyline. En cuanto a la comida alemana, ya sabes, las riquísimas salchichas y una buena cerveza es lo mejor. Los lugareños toman una especie de vino caliente para entrar en calor, nosotros lo probamos en una primera toma de contacto nos pareció un sabor fuerte, además de extrañarnos de la temperatura del vino, pero poco a poco nos fuimos adaptando a ese nuevo sabor y textura.

¡Buen viaje y felices experiencias!