Toda una joya en bruto por descubrir en Castilla y León, así describiríamos la ciudad de Ávila, puesto que no todo lo que reluce aquí son murallas, si bien, el prestigio de ellas están más que merecidas, hay otros muchos rincones que enamorará al viajero. Desde 1985 la ciudad vieja e iglesias extramuros de Ávila están incluidas en la lista de Patrimonio de la Humanidad, garantía de ser un destino de calidad.
Nuestra visita: | Diciembre de 2009. |
Idioma Oficial: | español. |
Moneda: | Euro €. |
Población 2021: | 57.949 hab. |
Superficie urbana: | 231,9 Km². |
Prefijo telefónico: | +34 920. |
Web oficial: | avilaturismo.com |
Los vetones fueron el primer pueblo que habitó el lugar, llamándolo Óbila (Monte Alto). Este pueblo dejó numerosos vestigios por la zona, sobre todo en forma de verracos. Posteriormente la ciudad estuvo en manos de romanos, visigodos (en que fue sede episcopal), musulmanes y finalmente de cristianos, cuando a finales del siglo XI fue conquistada por Alfonso VI.
Durante este último período aquí nacieron figuras religiosas como Santa teresa y, cerca de Ávila, San Juan de la Cruz, convirtiéndose en un importante foco del misticismo religioso.
La época de esplendor de la ciudad coincidió con la de Castilla y comenzó a decaer cuando se trasladó la Corte a Madrid y, aún más, tras la expulsión de los judíos, suponiendo un revés para la economía local. Actualmente esta ciudad, vuelve a resurgir gracias a su rico patrimonio artístico y monumental.
Dia 1: la primera jornada se debería dedicar a visitar el monumento más famoso de la ciudad: las Murallas de Ávila. Durante el recorrido circular se puede aprovechar para hacer paradas y ver más sitios, si comenzamos el recorrido por la puerta del Alcázar aconsejamos aprovechar para visitar la plaza de santa Teresa o del Mercado Grande que se abre delante de la puerta.
Si se sigue el recorrido hacia el suroeste se llegará a la puerta del Rastro o de la Estrella, cerca de la cual se encuentra la plaza de Pedro Dávila con el impresionante palacio de los Dávila o de los Abrantes, el cercano palacio Episcopal y la iglesia de San Ignacio de Loyola, si se desea se puede desembocar en la plaza de Adolfo Suárez.
En el caso de seguir con el curso de la visita a la muralla, que recordamos se puede hacer por su parte superior o adarve, se llegaría a la puerta de la Santa o de Montenegro, donde se abre la plaza de la Santa, lugar en que se encuentra el palacio de Núñez Vela y el convento de Santa Teresa, parada obligada para quienes hagan la ruta teresiana, puesto que el edificio está construido sobre la casa natal de la santa.
En la siguiente parada, la puerta de la Malaventura o de san Isidro, aconsejamos visitar esta parte de la ciudad extramuros, pues aquí se encuentra el Puente Romano o Antiguo, el Albergue de Peregrinos, las Tenerías y la ermita de san Segundo, además, tras un paseo se podrá llegar hasta el Humilladero de los Cuatro Postes, desde donde tomar las mejores imágenes de la ciudad amurallada.
La siguiente sería la puerta del Puente Adaja o de San Segundo, desde donde poder acercarse a la iglesia de san Esteban. En la puerta del Carmen o de la Cárcel, comienza la plaza Concepción Arenal, aquí se levanta el palacio del marqués de Benavites o de Henao, el Archivo Histórico Provincial y el cercano palacio de los Polentinos, además nos quedará muy cerca la Plaza de la Victoria o del Mercado Chico.
Dia 2: se seguiría la ruta desde la parte norte de la muralla, concretamente desde la puerta de San Vicente y se aprovecharía para visitar la basílica de san Vicente por un lado y después, nos adentramos a la ciudad intramuros a través de la calle López Núñez, en la que encontraremos el palacio de Don Diego del Águila o de los Sofraga, la casa de los Verdugo o de Suero del Águila y la casa de los Águila antes de desembocar en la plaza Mosén Rubí, donde se encuentra la capilla y la antigua hospedería del hospital de la Anunciación. Si seguimos la calle Bracamonte en dirección a la puerta del Mariscal, llegaremos al palacio de Bracamonte.
En la siguiente puerta, la de la Harina, podemos aprovechar para ver, intramuros, la plaza de la Catedral y la misma Catedral y, extramuros, la plaza de Italia, rodeado de interesantes sitios como la iglesia de santo Tomé (Actualmente almacén visitable dependiente del Museo de Ávila), el convento de santa Catalina y el palacio de los Serranos, así mismo se podrá visitar el cercano palacio de los Deanes que acoge el mencionado Museo Provincial de Ávila. Se podría finalizar la jornada, incluso se podría añadir un tercer día dedicado a la ruta teresiana, visitando otros lugares de interés como la iglesia románica de San Andrés, el convento de San Francisco, el Real Monasterio de Santo Tomás, el convento de Nuestra Señora de Gracia, el convento de San José o/y el monasterio de la Encarnación.
La ciudad de Ávila imponente, impasible ante el tiempo, bella desconocida y dulce amor... todos los calificativos bonitos para esta ciudad son pocos, a pesar de que hemos observado que hay "cositas" que no nos han gustado, como por ejemplo el coche aparcado en una de las puertas de la catedral, o el mal estado de conservación de la portada del hospital de Santa Escolástica (actualización: la portada ya ha sido restaurada).
Un patrimonio como Ávila hay que guardarlo y conservarlo como oro en paño pues, no en vano, es Patrimonio de la Humanidad. Las murallas es lo más famoso (y con razones) aunque la ciudad guarda verdaderos tesoros que son menos famosos, como la basílica de san Vicente o el Real Monasterio de Santo Tomás. Si vienes en coche, debes saber que dentro del recinto amurallado y en un gran radio a su alrededor es muy difícil estacionar. Recomendamos la vista desde los Cuatro Postes para obtener una imagen completa del lienzo de las murallas.
En cuanto a los abulenses sólo podemos decir buenas cosas, atentos, simpáticos y con una sonrisa en el rostro para ayudarte a indicarte el camino si te has perdido. En el terreno gastronómico no hay que dejar de probar las yemas de Santa Teresa y los típicos platos manchegos. Comer aquí es bastante barato, hay restaurante que ofrecen menús entre 9€ y 10€ muy buenos, y siempre posee algún plato típico de la zona. La zona de marcha nocturna se concentra a lo largo de la calle Vallespín, pero cuando nosotros estuvimos no había mucho ambiente, aunque quizás era porque fuimos en diciembre y hacía muchísimo frío.
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