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Ya algo más alejados de la ruta encontramos la iglesia románica de San Andrés y el convento de San Francisco (s. XIII). San Andrés es quizás el templo más antiguo de la ciudad datado en el siglo XI. Destacan los capiteles historiados que decoran la cabecera en su interior. Otro monasterio lejano al centro y digno de ser visitado es el Real Monasterio de Santo Tomás del siglo XV, el cual fue residencia de verano de los Reyes Católicos, después sede de la Inquisición, centro universitario y finalmente monasterio de dominicos.

Para aquellos que estén muy interesados por la vida de Santa Teresa, les proponemos, además de lo expuesto, la visita del convento de Nuestra Señora de Gracia, donde la santa tuvo el primer contacto de la vida retirada; y el convento de San José, en el que cobija un museo con recuerdos y relieves de la Santa; o ya al norte de la ciudad y alejada del recinto amurallado el monasterio de la Encarnación, conjunto de edificios restaurados en el siglo XVIII, y es tal vez uno de los lugares más significativos de Santa Teresa, pues fue aquí donde se consolidó el proceso que llevaría a la Santa en convertirse en monja fundadora.