En la plaza de los Nalvillos se encuentra el edificio del palacio de los Deanes construido en el siglo XVI como residencia del Deán de la Catedral. Su fachada, en el que destacan motivos heráldicos catedralicios, muestra el plateresco ya con cierto avance herreriano, aunque con aires gótico-mudéjar. Los balcones del piso alto y las ventanas del bajo están protegidos por verjas del siglo XVIII en estilo rococó. En la actualidad su interior acoge el Museo Provincial, cuya visita nos dará una visión más amplia no sólo de la ciudad de Ávila, sino también de toda la provincia.
Este pequeño y coqueto museo gira en dos grandes temas: la cultura tradicional, repartidas entre la sala I y III y la historia de la provincia de Ávila, repartidas entre las salas IV y X. Vamos a hacer un recorrido rápido: la sala I está dedicado a la arquitectura, el mobiliario doméstico, el vestuario popular, etc. En la sala II vemos un telar, alfarería de Muñochas, etc... La III está dedicada a la agricultura, ganadería, etc., en ella destaca una carreta propia de las zonas de sierra del Sistema Central, concretamente procede de la Sierra de Gredos, cuyas ruedas son de unos 150 centímetros de diámetros con calzones de madera de roble.
En la sala IV está dedicada a la Prehistoria, más concretamente al Neolítico de Peña del Bardal, calcolítico del Águila, a la cerámica, etc. La sala V está dedicada a la Edad Antigua: Cultura de los Castros, verracos, cultura hispano-romana, etc., aquí destaca una espada de antenas atrofiadas del siglo IV a.C. o la escultura de mármol que representa a Tritón y Nereida del siglo II y III d.C. encontrado en Magazos, llamado Torre Vieja, en el mismo lugar donde se halló el mosaico que se expone en la iglesia de santo Tomé.
La sala VI está dedicada a la época visigoda y más concretamente en piezas encontradas en el poblado de Navasangil, la necrópolis de Valdesanmartín, pizarras escritas, etc. Entre las piezas vemos altares dedicados a Vaelicus, un dios relacionado con el lobo, asimilado por los lusitanos y a quien los vettones rindieron culto. La romanización del entorno hizo que el culto continuara con ofrendas en latín y altares de piedra o aras, por lo que algunas de esas aras que se exponen aquí son ejemplos vivos de aquella romanización de un culto prerromano.
La sala VII está dedicada a la Edad Media, tratando diferentes estilos como el románico y el gótico, además de tallas, pinturas, etc.… Por su parte la sala VIII está dedicada a la Edad Moderna, en esta sala se exponen piezas como armas, cerámicas, etc. de la época del Renacimiento y Barroco. Finalmente, en la sala IX se trata las obras del siglo XIX como abanicos, espabiladeras, numismática, falsificaciones, etc.
Aquí destacamos dos lienzos: “Cocina” de Pietro Paolo Bonzi, conocido como “Il Globbo”, es decir “jorobado” por serlo, y “El retrato de la Marquesa de Espeja” de Ricardo Madrazo y Garreta. Aquel primero es una obra barroca del siglo XVII, exponente del estilo de Bonzi, en ella leemos en la parte inferior, casi en el centro, “Pietro Paolo Gobbo fecit”, que podría considerarse su firma si no fuera porque en otras obras no incluye el mote, un tanto despectivo. Por su parte, la marquesa de Espeja se hizo pintar con veintiséis años, aunque, como se indica en el mismo cuadro, el que vemos aquí es una copia del original pintado en el año 1892 por el hijo de Federico de Madrazo, Ricardo.
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