La majestuosa basílica de San Vicente se construyó en el lugar donde, según la tradición, fueron martirizados los hermanos Vicente, Sabina y Cristeta. El edificio posee tantos detalles que puede llevar horas enteras al viajero interesado en profundizar. Su construcción se inicia a finales del siglo XI, teniendo añadidos y reformas posteriores, como el pórtico gótico del siglo XIV con su preciosa cornisa. Estamos ante el gran modelo del románico en Ávila, puesto que fue el difusor de ese estilo en la ciudad.
Su portada principal, de mayor pureza románica, se encuentra en la fachada occidental entre dos torres inacabadas. Su esbelta cabecera formada por tres ábsides, se levanta sobre una cripta funeraria de carácter litúrgico.
Su interior de tres naves posee un estilo transitorio poseyendo elementos góticos, aunque hay que destacar que ha sufrido reformas a lo largo del siglo XX. De entre sus piezas destacan, entre otras, el sepulcro románico de San Vicente y sus hermanas del siglo XII; la cripta de la Soterraña, donde la tradición señala el lugar donde fueron enterrados los mártires; y los capiteles historiados de la capilla mayor.
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