CRÓNICAS DEL PRINCIPADO DE MÓNACO

Un poco de Historia...

El lugar estuvo habitado desde la prehistoria, aunque la primera tribu conocida fue la de los ligures que se asentaron aquí hacia finales del segundo milenio a.C. y de cuyo nombre podría derivar la palabra Mónaco, la cual proviene de la forma griega Monoïkos (Μόνοικος) con la que éstos conocían a los ligures. Para comerciar con ellos, los fenicios crearon un puesto comercial y es probable que levantaran un templo en honor al dios Melkart.

Más tarde el territorio fue dominado por romanos, visigodos, francos y lombardos hasta ser incorporado al Imperio Carolingio en el siglo VIII d.C. Posteriormente pasó a manos del Sacro Imperio y después a la República de Génova hasta el año 1297, momento en que la familia Grimaldi tomó el poder como príncipes. El primero del linaje fue Francesco Grimaldi quien el 8 de enero de aquel año y disfrazado de monje, venció a la guardia de la fortaleza genovesa construida en la roca. A partir de entonces se fueron sucediendo los descendientes de esta familia hasta constituir la monarquía reinante más antigua del mundo.

El lugar fue muy codiciado como base naval por los franceses y, tras varios tratados de protección y autonomía, Mónaco se declaró independiente, siendo Carlos VIII de Francia el primero en reconocerlo en 1489. Durante la Revolución Francesa la ciudad-estado fue ocupada en 1793 y la familia real detenida y encarcelada, hasta que los Grimaldi volvieron a recuperar el trono monegasco en el Tratado de París de 1814. Hasta el año 1847, el principado contaba con una superficie de 24 km², en el que se incluían los territorios del actual Roquebrune-Cap-Martin y Mentón, ciudades que, durante el movimiento revolucionario de 1848, revocaron su relación con los Grimaldi y se proclamaron ciudades libres (en 1861 votaron anexionarse a Francia).

En el año 1869, el príncipe Alberto I abolió la monarquía absoluta que fue sustituida en 1911 por un sistema constitucional, que después sería reformado por el príncipe Rainiero en 1962 y en el que se aseguraba el respeto a los derechos fundamentales de los monegascos. Mítico fue el matrimonio de aquél con la estrella de cine Grace Kelly, quien viajó hasta Mónaco en 1954 para rodar la película “Atrapa a un ladrón” y, tras conocerse, acabaron enamorándose. Esa historia de amor tuvo un final trágico al fallecer la princesa en un accidente de coche en 1982. A partir del siglo XX la banca, la industria y el turismo se asentaron como las mayores fuentes de ingresos de divisas de este pequeño país. Aunque Mónaco no pertenece a la Unión Europea, ha adoptado el euro como moneda de curso legal, de hecho, acuña euros esporádicamente gracias a acuerdos monetarios con la Unión Europea (al igual que ocurre con Andorra, San Marino y la Ciudad del Vaticano).

QUÉ VER EN MÓNACO / DIARIO DE VIAJE

Día 1: esta primera jornada la podemos comenzar en la Terrazas de Fontvieille en las cuales visitaremos las instalaciones de la Colección Privada de Coches del Príncipe de Mónaco, tras lo cual podemos recorrer la zona y ver otros museos como el Naval, el Numismático y Filatélico, el Jardin Animalier o el mismo Port de Fontvieille.

Desde aquí tenemos a un tiro de piedra la plaza de Armas, situado en el distrito de La Condamine, en donde destaca la rue Princess Caroline, el punto de partida y llegada del Gran Premio de Mónaco de F1, situado junto al puerto de Hércules, sin olvidar la iglesia de Santa Devota.

Día 2: este segundo día ascenderemos a la Roca o Rocher o simplemente distrito de Monaco-Ville, donde veremos: el Palacio Principesco, la ceremonia del cambio de guardia y pasearemos por la zona urbana donde podremos visitar, entre otros lugares, la Catedral de Mónaco, donde está enterrada la mítica Grace Kelly, la Chapelle de la Miséricorde y terminaremos el día visitando el Museo Oceanográfico.

Día 3: el último día lo dedicamos a visitar los distritos de Monegeto y el de Jardin Exotique, barrios donde se encuentra, entre otros lugares, el Museo de Antropología Prehistórica y Villa Paloma que acoge una dependencia del Nuevo Museo Nacional de Mónaco. La jornada la finalizaremos en uno de los barrios con más glamour del Principado de Mónaco, Montecarlo y su famoso casino, donde el ir y venir de coches de alta gama es constante.

CONCLUSIONES E IMPRESIONES:

No hay que pensar que la visita al principado de Mónaco se pueda realizar rápido, al contrario, a pesar de ser el segundo país más pequeño del mundo, al menos se necesitan dos días para hacernos una idea lo más fiel posible de este microestado. Y es que su dimensión engaña bastante, puesto que ha crecido verticalmente, de hecho, nos sorprendió muchísimos las infinitas plantas de los parkings que corresponden, a veces, con las propias calles. Esta particularidad hace que incluso los accesos y ascensores desemboquen en túneles excavados en la propia roca que conectan con, por ejemplo, centros comerciales. Es apasionante como se ha aprovechado el espacio empleando, como decimos, la verticalidad y los espacios subterráneos.

Esta última particularidad no se limita a zonas peatonales sino también a las carreteras para el tránsito de vehículos, especialmente las que cruzan la Roca. Al respecto, hay que señalar que no tuvimos ningún problema al conducir por el Principado, lo único que recomendamos es estar muy atentos a las bifurcaciones subterráneas porque si te equivocas, la vuelta de regreso es bastante grande. Por cierto, los parkings aquí son muy caros, un truco que te recomendamos hacer para ahorrarte algo de dinero es que aparques en el aparcamiento de Carrefour situado en la zona del puerto de Fontvieille, ya que, tras una compra de unos 20 euros (nosotros aprovechamos para comprar agua y comida), te hacen un descuento bastante interesante. Desde aquí es fácil recorrer la zona de los museos situados al lado, la plaza de Armas, la Roca y el distrito de Condamine.

Y hablando de la Roca o Monaco Village es, sin duda, el distrito con más interés turístico de este pequeño estado y la zona que más nos gustó. Es aquí donde se concentra sus mayores atractivos, como el Palacio de los Príncipes (el cual no pudimos visitar porque permaneció cerrado a causa de la Covid-19), la Catedral, el Museo Oceanográfico, etc. Sus coloridas calles nos encantaron y nos invitaban a pasearlas relajadamente, disfrutando de cada rincón. Además de todo ello, desde sus diferentes miradores se obtienen bellas imágenes del resto del Principado.

A los pies de la Roca, junto al Port de Fontvieille, encontramos varios museos, como el Naval, el Numismático, el Jardín Zoológico, etc.… Nosotros nos decantamos por visitar el Museo de la Colección Privada de Coches del Príncipe, ya que nos pareció lo más típico del lugar, y a la vez muy curioso. Durante la visita de ese museo echamos de menos más información de los vehículos que veíamos, ya que a veces sólo se limitaba a señalar el nombre y año, sin más. A pesar de todo, fue curioso y divertido.

El otro gran atractivo de Mónaco es Montecarlo. A nosotros nos pareció un poco surrealista, era como un expositor donde unos exhibían sus vehículos de alta gama y otros flipaban viéndolos… Nosotros nos quedamos algo fríos, puesto que no somos ni jugadores de casinos ni expertos del mundo automovilístico ni deportivos ni de alta gama, además el postureo (y casi el “exhibicionismo”) nos pareció tan alto que casi rozaba lo obsceno. Aun así, si te pasa como a nosotros y no vas a jugar en el casino, un rato para ver el ambiente y merodear por los alrededores merece la pena.

En la zona noroeste, por su parte se encuentra el Jardín Exótico, al no que entramos por permanecer cerrado por la pandemia. El museo Antropológico cuesta 1 euro pero cuando nosotros estuvimos no tenía todas sus salas abiertas, por lo que nos decepcionó mucho. En el Nuevo Museo Nacional, en concreto estuvimos en Villa Paloma, tenía lugar una exposición de arte moderno que nos gustó y nos pareció entretenido, además el entorno es muy bonito, con bonitas vistas sobre la Roca, aunque a nosotros nos fastidió la postal una grúa….

¡Buen viaje y felices experiencias!