El distrito de Monaco-Ville (Munegu-Vila en monegasco) coincide enteramente con la Roca o, como lo llaman por aquí, la Rocher. Se trata de un promontorio rocoso fortificado, cuyo punto más alto se encuentra a ciento catorce metros, donde, en 18,5 hectáreas, se extiende el distrito más antiguo de Mónaco. Solo está permitido el acceso de vehículos oficiales y de motocicletas hasta las 22 horas. Aun así, existe la posibilidad de tomar un autobús público, concretamente la línea 1 o 2, hacia Monaco-Ville, después debes apearte en la parada de la Place de la Visitation, desde donde todos los atractivos de esta zona están equis distantes. Otra opción, más turística, es tomar uno de los trenecitos que realizan el recorrido panorámico por la roca.
Pero la mejor manera de visitar sus calles medievales es ir a pie y para ello primero hay ascender hasta lo alto. Existen varias entradas a la cima de la Roca: la Rampe Major, los accesos de l’avenue de la Quarantaine, los ascensores del parking des Pêcheurs y la avenida de la Porte Neuve que desemboca en el fuerte de Antoine del siglo XVII. Aquella última vía fue mandada construir por el Príncipe Honorato V en el año 1835, cuando el avance de la artillería hizo que la fortaleza fuera menos inexpugnable.
El camino más antiguo y bonito, y el que nosotros recomendamos, es la Rampe Major: este paso peatonal en zigzag fue durante mucho tiempo y desde el siglo XIII el único medio de comunicación entre el Palacio del Príncipe, situado en lo más alto de la Roca, y el resto de Mónaco. A lo largo del camino podremos ver diferentes torres y dos puertas, construidas en 1533 y 1714, que protegían el ascenso, además de ir disfrutando del paisaje de Mónaco y Montecarlo al otro lado de la bahía.
Aunque se puede recorrer en unos 5 minutos, es una rampa muy empinada, por lo que quizás te lleve más tiempo si no estás en forma. Aún así, como decimos, merece la pena ir haciendo paradas para disfrutar del panorama, incluso encontraremos bonitos rincones, como el pequeño espacio ajardinado donde se encuentra la estatua de Rainiero de Mónaco.
La rampa termina finalmente en la Place du Palais, entre la torre Sainte-Marie del castillo y la batería que domina la Condamine. Aquí nos da la bienvenida la estatua de Francisco Grimaldi que, disfrazado como un monje, consiguió entrar en el castillo haciendo creer a los guardias que era un simple religioso buscando refugio. Una vez dentro los asesinó y abrió las puertas del castillo a sus hombres y a su primo Raniero I, consiguiendo así la conquista y control de la Roca la noche del 8 de enero de 1297. Esta simbología es tan importante en Mónaco que hasta en su escudo de armas aparece, ya que Francisco es considerado el fundador de la dinastía principesca que gobierna en el país.
Antes de centrarnos en el palacio, nos dirigimos a la derecha donde, en un bonito mirador (de hecho, hay varios en la plaza con unas excelentes vistas) con cañones y sus balas, se encuentra la escultura de mármol blanco realizada por Constant Roux e inaugurada el 14 de mayo de 1914 y que homenajea de parte de las colonias extranjeras el aniversario de los veinticinco años de reinado del Príncipe Alberto I. La estatua es una oda a la libertad y a la ciencia que descubre las maravillas y riquezas del océano, como así lo indica la placa situada a sus pies.
Nos dirigimos de nuevo a la plaza del Palacio, donde podemos ver a los Carabiniers du Prince o Carabineros del Príncipe custodiando la puerta del edificio. Este cuerpo de soldados forma parte de las fuerzas armadas monegascas formado en 1817 bajo el reinado del Príncipe Honorato IV, aunque no fue él su creador, sino su hijo, el futuro Honorato V. A lo largo de su historia, la unidad se reorganiza en varias ocasiones, pero siempre sin dejar de existir. Será en 1904 cuando, por orden del Príncipe Alberto I, se fija el marco actual en el que este cuerpo de élite, así la Compagnie des Gardes cambiará al nombre actual y será la encargada, entre otros muchos aspectos, de la seguridad del palacio, la del soberano y su familia, rendir honores y garantizar la recepción de los visitantes.
La compañía de los Carabineros del Príncipe realiza uno de los acontecimientos más famosos y esperados por todos los turistas, la ceremonia del cambio de guardia que tiene lugar cada día a las 11,55 del mediodía. Nosotros estuvimos viéndolo en agosto, pero os podemos asegurar que había tantísima gente agolpada que apenas pudimos ver nada, así que os aconsejamos, si vais en temporada alta y estáis muy interesados en verlo, ir con tiempo para escoger un sitio bueno.
Centrémonos ya en el Palacio del Príncipe, el cual fue fundado en el año 1191 como una fortaleza genovesa, conocido como Château Vieux, el cual contaba con cuatro torres conectadas con murallas. Como ya hemos visto, fue conquistada en 1297 por Francisco Grimaldi mediante un engaño, a partir del cual su familia la poseyó y donde gobernó Mónaco inicialmente como señores feudales y, desde el siglo XVII, como príncipes soberanos. Aquel castillo viejo fue convertido en una residencia fortificada con un elegante palacio residencial. Entre 1317 y 1357 el Príncipe Carlos I reforzó las defensas, al igual que lo hizo después, entre 1532 y 1581, el Príncipe Honorato I.
Mientras que en el resto de Europa los soberanos construían lujosos palacios, aquí el sentido común hizo que fuera fortificado, lo que, junto con la ocupación permanente de la familia Grimaldi debido a la falta de espacio, lo convierte en uno de los palacios mas inusuales del continente. Por ello esta familia se tuvo que contentar con reconstruir partes del palacio existente o añadirles nuevos elementos, por lo que este edificio no sólo cuenta la historia del Principado, sino también la de una familia que lleva más de setecientos años gobernándolo (exceptuando algunos cortos períodos, como los veinte años de ocupación francesa en el siglo XVIII).
A lo largo de su historia ha sufrido varias vicisitudes, ha sido asediada y bombardeada, por tanto, reformada y reconstruida. Actualmente, el palacio visto desde la place d’Armes, tiene cuatro torres, el de la izquierda es la Tour du Midi, una de las torres originales que, junto con la siguiente torre, la Tour du Milieu, ya estuvieron en el primer castillo fortificado. A continuación, está la Tour Sainte-Marie coronada por la bandera de Mónaco y finalmente, a la derecha del todo, la Tour de l’Horloge, la más pequeña y reciente de todas.
El palacio actual es considerado como un palacio renacentista italiano. En el centro de la fachada del palacio se encuentra, custodiada por dos casernas de la guardia, la Porte d’Honneur, la cual está coronada por el escudo de armas oficial rodeado por dos monjes blandiendo una espada, haciendo referencia a la famosa leyenda. Justo tras atravesar la puerta se encuentra el Cour d’Honneur o Patio del Honor.
La Cour d'Honneur posee toda su elegancia gracias a la escalera monumental, a la Galería de Hércules que se encuentra en este ala del Palacio, una vez subidas las escaleras, y a la capilla barroca de Saint-Jean-Baptiste o san Juan Bautista, situado justo en la parte contraria a la Porte d’Honneur. La Galería de Hércules posee representaciones de calidad, cuya temática es bastante excepcional, el mito de Hércules. Los visitantes pasan por ella para visitar el interior del palacio: los Grandes Apartamentos (en los que destaca el Salón Azul, el Salón Mazarin y la Sala del trono) y el Museo Napoleónico y Archivos del Palacio.
Tras finalizar la visita al interior del Palacio, el distrito se abre justo en la parte contraria a este edificio. Desde aquí ya se aprecian las casas señoriales y elegantes que después iremos viendo entre sus estrechas calles. Actualmente, esta cara de la plaza se encuentra llenas de tiendas y otras dependencias estatales, destacando la fachada de la Caserne aux Carabiniers o Cuartel de los Carabineros: se construyó en el siglo XVIII como alojamiento de oficiales del ejército francés, aunque después, bajo el reinado de Carlos III, fue transformado en hotel. Después el edificio fue cedido a los Guardias de Honor creados el 11 de junio de 1870 y, desde febrero de 1904, es el cuartel de los Carabineros del Príncipe.
Nos adentramos ya al interior de las calles de este barrio o distrito, comprobando pronto que, efectivamente, son estrechas y llenas de tiendas y de turistas, con casas de intensos colores crema. También notamos que, a pesar de que Mónaco es uno de los centros urbanos más densamente poblados del mundo, esta parte del Principado sigue manteniendo esa distribución y aire medieval, además de contener algunas vías tranquilas, las cuales se quedan en total silencio tras caer el sol. Por eso, perderse por ellas es interesantes porque encontrarás pequeños rincones que te sorprenderán.
De camino hacia la catedral, cuando íbamos por la rue de l'Eglise, nos topamos con una pequeña plaza que nos gustó y nos sorprendió, la Place Saint-Nicolas, en cuyo centro luce una bonita fuente coronada con la estatua del santo, además desde aquí se puede ver la parte trasera del bonito Palacio de Justicia, cuya fachada veremos después. El conjunto de éste, con la catedral, los edificios colindantes de varios pisos con balcones y la fuente es muy interesante.
Nos encontramos ya con la fachada principal del edificio curvo con forma de fuerte del Palais de Justice o Palacio de Justicia, el cual alberga el poder judicial del Principado. Se comenzó a construir en el año 1924 y fue inaugurado en 1930. Para ello se emplearon piedras italianas extraídas del mar, conocida como toba marina, por lo que si miras de cerca la fachada verás pequeñas conchas de moluscos incrustadas en la piedra grisácea. Por otra parte, el busto de Honorato II datado en 1568 se encuentra en una de las fachadas de este palacio, el cual está cerrado para visitas turísticas. Junto a este edificio se halla la Catedral de Mónaco, donde está enterrada la mítica Grace Kelly.
Tras visitar el interior de la Catedral merece la pena acercarse a la Rue Sainte-Barbe, bonita calle con vistas al mar. Después seguimos paseando por la Rocher que nos ofrece aún mucho más. De repente, las calles estrechas dan paso a zonas algo más amplias, como la Place de la Mairie o del Ayuntamiento, donde encontramos interesantes edificios como la Chapelle de la Miséricorde al norte, una fuente con un bonito balcón al este o la fachada barroca del edificio del Ayuntamiento que cierra la plaza por la zona sur.
En la cara oeste de esta pequeña plaza vemos coloridos edificios, de los que destacamos el de la Poste u oficina de Correos. Como curiosidad hay que señalar que los primeros sellos monegascos se imprimieron en 1885 bajo el gobierno del Príncipe Carlos III, fundándose la Poste Monaco en 1937, el servicio postal del país al que pertenece la oficina que vemos aquí.
Cerca nos topamos con uno de los túneles peatonales que pasan debajo de las primeras plantas de las casas, conocidas aquí como ruelles. Es curioso ver en las placas de los nombres de las calles que están escritas en francés y monegasco. En concreto, en la Ruelle Sainte-Dévote pudimos apreciarlo. Desde aquí se llega a uno de los espacios verdes más grandes de la Roca, los Jardins de Saint-Martin, inaugurados en 1816, fueron construidos en terrenos abandonados para dar trabajo a los habitantes del Principado cuando estaban pasando por un periodo de hambruna. Aquí destaca, entre especies vegetales endémicas, la escultura de bronce del Príncipe Alberto I al timón, realizada por François Cogné en 1951.
A un tiro de piedra se encuentra el mundialmente conocido Musée Océanographique de Monaco. Desde aquí llegamos a la vecina Place de la Visitation, rodeada de interesantes edificios. Comenzamos por una de las aceras donde se encuentra el edificio del Ministère d'État o Ministerio de Estado, el cual consta de dos edificios distintos unidos entre sí por un anexo estructural. Uno de ellos sirve como entrada al organismo estatal, mientras que el otro es obra de M. Copello de 1894.
Al anterior complejo le sigue la Chapelle de la Paix St Honoré, capilla del antiguo Hôtel-Dieu, es decir antiguo hospital administrado por la Iglesia donde se acogían a huérfanos, indigentes y peregrinos, construida en 1863 y ampliada después por Carlos III, pero que fue restaurada en 1968 por orden del Príncipe Rainiero III. Esta capilla está dedicada a san Honorato, en honor a su fundador, el Príncipe Honorato V. Tras el traslado de aquel hospital al distrito de Salines, aquí estuvo alojado hasta 1911 la primera sede del Instituto Internacional de la Paz fundada por el Príncipe Alberto en febrero de 1903. En la actualidad esta capilla está reservada para los miembros y aliados más jóvenes de la familia principesca.
Finalmente nos queda el edificio, situada en la acera contraria, que da nombre a esta plaza, la Capilla de la Visitación, construida en 1675 por iniciativa de Charlotte de Gramont, esposa del Príncipe Luis I. Concretamente fue la capilla del convento de las monjas de la Orden de la Visitación, fundado por aquella princesa, destinada a la educación de las chicas jóvenes de Mónaco y alrededor. La capilla ha conservado la mayor parte del estilo barroco que le dio su arquitecto Marc-Antoine Grigho, quien fue muy popular en Génova. La nave, bajo bóveda de cañón, está salpicada por una sucesión de arcos sostenidos por pilastras, así como por dos capillas laterales. Hasta 2012 acogió la colección de Barbara Piasecka Johnson, compuesta por pinturas del siglo XVII de estilo barroco, con pintores como Rubens, Zurbarán, Ribera, etc. Hoy es un espacio expositivo dedicado a la difusión del arte contemporáneo.
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