Este espacio museístico se encuentra, junto a otros museos que veremos después, en las Terrazas del distrito de Fontvieille. Su interior, en un espacio de cinco mil metros cuadrados, alberga un centenar de automóviles de distintas fechas, países y marcas, además de seis carrozas, que constituyen la colección particular de el Príncipe Rainiero III de Mónaco, un verdadero apasionado del automóvil. Todo empezó cuando el mencionado príncipe comenzó, a finales de los años cincuenta, una colección de coches antiguos. Durante más de cuarenta años fue adquiriendo y restaurando vehículo, ya sean deportivos e históricos, hasta que al final el garaje del Palacio se quedó pequeño. Con un centenar de coches, finalmente, en 1993, Rainiero III toma la decisión de exponer su colección al público general.
Posteriormente, el Príncipe Alberto II ha seguido embelleciendo y cuidando la colección privada de su padre. Ya de por sí, pasear por las calles de Mónaco, en cualquiera de sus distritos, es reseñable para todos aquellos amantes del motor y del automóvil, ya sea por la cantidad de coches de lujo y alta gama como por los muchos elementos de algunas de sus calles que se reconocen fácilmente y que señalan que, una vez al año, esas vías forman parte de un circuito de carreras automovilísticas.
Con todo lo comentado, ya sabemos que no vamos a ver una exposición de coches cualquiera. Nada más acceder al interior del museo, lo primero que llama la atención es la colección de coches de Fórmula 1 que han participado en el rally de Montecarlo o en el Grand Prix de Mónaco, destacando, entre otros, el Renault del año 2008, el Ferrari de 1989, el Jordan 3-03 de 2003, el Lotus E21 de 2013, el AMG Petronas W06 de 2015, etc…
El Bora de 1967 es un regalo de Volkswagen Francia al Príncipe Rainiero por haber contribuido a la creación de la llamada Fórmula V o Vee. Se trata de un monoplaza creados en la década de los sesenta para dichas competiciones, aunque actualmente existen asociaciones automovilísticas que continúan organizando eventos de este tipo. Pese a la escasa potencia del motor, los chasis ligeros y la carrocería de aluminio o fibra hacen que pese unos 400 kg, lo que permite velocidades superiores a los 150 km/h. La Fórmula Vee ha sido el escalón posterior al karting para numerosos pilotos profesionales, tanto por potencia como por costos.
Otro coche destacable es el Porsche 908 k del año 1968, del que sólo se produjeron catorce ejemplares. Este modelo cuenta con ocho cilindros planos de trescientos cincuenta caballos y con un chasis 018. Con estas características puede llegar a una velocidad de 270 km/ h. Este coche fue conducido por los pilotos Herrmann y Ahrens, Jr., quedando segundo en la competición 500 kilómetros de Zeltweg (Austria) en el año 1968 (en primera posición quedó otro Porsche del mismo modelo, conducido por Jo Siffert).
Cerca se expone el vehículo anfibio Weasel M29 del año 1943 con un motor de 6 cilindros en línea de 2,8 litros y una potencia de 75 cv. Alcanza una velocidad máxima en carretera de 60 km/h, mientras que en el agua no supera los 6 km/h. Este vehículo fue uno de los fabricados durante la II Guerra Mundial por el ejército de Estados Unidos de América y reutilizado por el ejército francés en Indochina, después del desembarco de Normandía. Paul-Émile Victor lo adquirió para sus expediciones polares de entre 1947 a 1955, ya que este vehículo es capaz de moverse por condiciones difíciles, aguantando una horquilla de temperatura de entre -40º a +48º. Para ello lo repararon (ya que el ejército norteamericano tenía almacenados cientos de ellos en el bosque de Fontainebleau, sin ningún mantenimiento) y lo adaptaron para su nuevo uso: cabina cerrada isotérmica, baterías de mayor potencia para arrancar en climas muy fríos y tanque de combustible más grande.
En uno de los laterales del espacio expositivo se encuentran juntos diferentes coches de la marca Ferrari. La historia de estos vehículos es bien curiosa, en un principio existía un contrato que vinculaba al creador de estos automóviles, Enzo Ferrari, con Alfa Romeo, tras el cual, diseñó en 1940 un nuevo coche que no llevaba su nombre, sino la marca “Auto Avio Costruzioni”. Pero en 1947 ya comenzó a colocarse en el capó del coche el famoso “Cavalino” sobre fondo amarillo, color que representa a la ciudad de Módena, más concretamente en el capó del 125 S con motor de 12 cilindros. Desde entonces ninguna otra marca italiana de coches ha suscitado tanta admiración y fascinación en todo el planeta.
Y como tal, no podían faltar en esta colección. Encontramos diferentes modelos como, entre otros, el Daytona Gr. 4 de 1971, el Testarossa de 1986 que pasa de una velocidad de 0 a 100 en 4,8 segundos, llegando a una velocidad máxima de 295 km/h., o el modelo descapotable 250 GT Convertible series II (de este coche sólo se han fabricado 200 modelos) de 1963 equipado con el famoso motor diseñado por el ingeniero Gioacchino Colombo, un V12 de 3 litros, a 240 cv que impulsará este coche a más de 200 km./h. Este motor también se utilizará para la serie 250, que a nivel deportivo le otorgará gran reputación a la marca Ferrari.
Y de los coches de muy alta gama pasamos a los coches de juguete, como el que vemos aquí, el Offyette fabricado por Larc-Douglas Co., utilizado por el pequeño Príncipe Alberto II de Mónaco allá por el año 1958, como así lo atestigua la fotografía que acompaña esta pieza. Este juguete, por aquel entonces apto para niños de entre 6 a 16 años, cuenta con un motor térmico de 2 tiempo, pudiendo llegar a una velocidad máxima de 60 km/h.
Y en esta colección no sólo veremos el cochecito de juguete con el que el príncipe Alberto II se divertía en su más tierna infancia, sino que también admiraremos su primer coche ya de adulto. Se trata de un Lotus Seven IV de 1971 de 4 cilindros en línea y 84 cv., capaz de alcanzar los 170 km/h.
También tiene relación con la Familia Real monegasca un Renault Floride del año 1959, utilizado por la mítica Princesa Grace, como así lo demuestra algunas fotografías que se exponen junto al vehículo. Este modelo, de color verde Borneo, fue regalado a la princesa (también se donó otro a Brigitte Bardot) por Renault Control en octubre de 1959, justo en el momento de su lanzamiento al mercado. El coche cuenta con un motor de cuatro cilindros en línea, 34 caballos y una velocidad de 125 km/h. Su estética rompe radicalmetne con el modelo Dauphine, conservando, sin embargo, los elementos mecánicos.
El Floride no se puede considerar deportivo, puesto que su carrocería es demasiado pesada, siendo su mayor atractivo el precio de venta que era relativamente moderado y que lo convirtió en el primer coche de lujo equipado con mecánica de serie por un precio que no llegaba al millón, como así presumía la publicidad de la época. Por ello, tuvo mucho éxito en varios países como Francia. Su diseño fue muy exitoso, de hecho, fue estudiado en Italia, especialmente por los diseñadores de automóviles Frua. En definitiva, con este automóvil Renault pretendió seducir al mercado norteamericano.
Grace Kelly también condujo el Sumbeam Alpine y lo hizo teniendo como acompañante a Cary Grant en la película de Alfred Hitchcock “Atrapa a un ladrón“ (“To Catch a Thief”) de 1955. El Alpine que vemos aquí está datado en 1954 y es una copia con volante a la izquierda idéntico al de la película, comprado por el Príncipe Alberto II y restaurado por el taller de la Colección siguiendo la estética del Sumbeam Alpine de 1953 (registrado como 194 BN 06), que desafortunadamente está clasificado como desaparecido. La empresa de John Marston, que fabrica bicicletas desde 1887, construyó su primer prototipo de automóvil con transmisión por correa de 4 cv en 1899, naciendo así la empresa Sunbeam Motor Car Co Ltd.
Tras haber obtenido un récord deportivo, fue comprado por el grupo Rootes en 1938. Así, Sunbeam se llamó Sunbeam Talbot hasta 1954, Sunbeam Chrysler en la década de 1960 y después Sunbeam Lotus a principios de la década de 1980. En la colección podemos ver más coches conducidos por la Princesa Grace, junto al Sunbeam se encuentra otro coche, de tipo cabina de taxi, que también fue manejado por ella, el Austin de 1952 de 4 cilindros y 14 cv.
Por su parte, el Chrysler Imperial de 1956 fue comprado en Nueva York por el Príncipe Rainiero III y utilizado para recoger a Grace Kelly tras haber cruzado el Atlántico y llegar al puerto del Principado el 12 de abril de 1956. Este coche también se empleó para desfiles oficiales, como el de la llegada a Mónaco del General Charles de Gaulle en 1960. Este modelo, del que se fabricó solo 10.268 coches, cuenta con 280 cv y 8 cilindros hemisféricos, transmisión automática mediante botones, elevalunas eléctricos, radio, aire acondicionado, asientos eléctricos, dirección asistida, etc., lo que le convierte en el modelo de referencia de Chrysler al contar con esas innovaciones de comodidad y uso, incluso fue uno de los primeros vehículos con contar con radio.
Cerca se encuentra el curioso BMW Isetta de 1960 que cuenta con un motor mono cilíndrico de 4 tiempos, potencia de 13 cv. y una velocidad máxima de 80 km/h. Su mayor característica es su puerta abatible situado en el frente del vehículo. En 1954, la compañía BMW quedó hechizada por el Isetta de la marca italiana Isomoto presentado en el Salón de Ginebra. Y es que los líderes de BMW estaban buscando en aquellos momentos un vehículo pequeño, popular, de confianza y económico que respondiese a las necesidades de los hogares con presupuestos modestos.
El Citroën DS 19 fue presentado en el Salón del Automóvil de Paris el 7 de octubre de 1955 y tuvo tal éxito que se encargaron doce mil ejemplares al finalizar el primer día. El que aquí se expone data de 1957. Se trata de un coche revolucionario, tanto que fue diseñador por un escultor, Flamino Bertoni, en colaboración con André Letevre, ingeniero de aeronáutica y con Paul Magès, ingeniero hidráulico. Este vehículo, con una línea extremadamente atrevida, cuenta con un notable confort interior gracias a la suspensión hidroneumática, a la dirección asistida, a la caja de cambios asistida hidráulicamente y embrague automático, a los frenos de disco delanteros y de tambor traseros asistidos hidráulicamente y a su volante mono brazo. En 1999 fue nombrado como el coche más bonito de todos los tiempos por la revista británica Classic & Sports Car.
Seguimos recorriendo la Colección de coches y continuando topándonos con más vehículos bonitos y elegantes, como el Packard Eight del año 1935 que cuenta con 8 cilindros y 30 cv, o un Ford Break 68 del año 1937 que cuenta con 8 cilindros y 21 cv, o incluso el Delage D8/15 del 1934 de 8 cilindros y 14 cv.
Esta colección nos sigue invitando a conocer más sobre la historia de los coches, por eso aquí también encontramos el busto de Louis Chiron, ganador del Grand Prix de Mónaco en 1931 y del Rallye de Montecarlo en 1954. Pero seguimos retrocediendo en la historia automovilística, al lado del busto de Chiron podemos ver un Bugatti 35 de 1927 del cual sólo existen 343 ejemplares.
A continuación, vemos un Hispano-Suiza H6B con 6 cilindros y 32 cv de 1928, coche que perteneció a una empresa española de automoción de lujo y competición, fundada en el año 1904 en Barcelona y que pronto abrió una fábrica en Bois-Colombes (Francia) que con el tiempo sobrepasó a la matriz española en cantidad y producción, principalmente debido al golpe de Estado en España en 1936. En 1946 fue nacionalizada tras lo cual se creó ENASA, empresa dedicada a fabricación de camiones y autobuses y, durante un corto periodo de tiempo, de coches deportivos bajo la marca Pegaso. Tras una larga ausencia del mercado, la marca familiar Hispano Suiza se posiciona hoy en día nuevamente en la construcción de automóviles de prestigio mundial.
Y seguimos viendo más automóviles, como un Lincoln de 1928, un Ford T de 1924, un Peugeot Quadrilette de 1921, un Citroën Type C3 de 4 cilindros y 5 cv del año 1921, un Bellanger Freres A1 de 4 cilindros y 15 cv del año 1921, un Unic Torpedo de 4 cilindros y 12cv de 1911, un Panhard Levassor de 1913…
Y por supuesto en esta colección no podían faltar los lujosos Rolls Royce. De entre sus diferentes modelos, vamos a destacar tres de ellos: el Silver Ghost de 1921, el Twenty de 1927 y el Phantom I de 1927. Este último, el sucesor del Silver Ghost a cuya carrocería imitaba, se caracteriza principalmente por una mecánica completamente nueva, un motor OHV y sus nuevos frenos de serie en las cuatro ruedas. El modelo contaba con un servofreno diseñado según un sistema elaborado por Marc Birkigt, que obligó a la firma Rolls Royce a pagar tarifas a Hispano Suiza. Se colocó en el costado de la caja de cambios un pequeño embrague que se accionaba cuando el automóvil tomaba velocidad constante.
El Lincoln L de 1928 que vemos a continuación puede alcanzar una velocidad máxima de 140 km/h, cuenta con un motor de 8 cilindros, caja de tres velocidades manuales y marcha atrás. La firma Lincoln fue fundada en 1917 por Henry Mr Leland, justo después de dejar un Cadillac. En 1922 Ford lo adquirió para seguir manteniendo la prestigiosa marca del grupo. Como curiosidad, la Casa Blanca utilizó varios Lincoln para sus presidentes electos, desde Coolidge en 1924, hasta Roosevelt, Truman o Kennedy. Junto a este coche, se encuentran otros, como por ejemplo el Packard Six de 1926, con ese verde inédito.
Nos adentramos ya en la parte dedicada a los ancestros de los automóviles y lo hacemos comenzando con el Humber modelo Beeston de 1911. La empresa de bicicletas Thomas Humber, fundada en 1868, comenzó a principios de siglo a construir motocicletas, triciclos y automóviles cuatriciclos. Su primer coche pequeño de 1901 contaba con un volante mono brazo, característica que se mantendrá en los primeros años de la marca, siendo, además, el antepasado del revolucionario volante que, medio siglo después, adoptó el Citroën DS. Los Humbers fueron equipados, a partir de 1911, con cajas con velocidades de 4 reportes, todo un privilegio para la época. Y todo ello a pesar de que la evolución del automóvil ingles se retrasó mucho a principios de siglos, ya que por aquel entonces había una ley que decía que cualquier persona a pie que agitase una bandera roja, pudiera preceder a todo automóvil que tuviera por delante.
Cerca podemos ver el curioso automóvil con hélices Helica Leyat de 1921: antes y después de la I Guerra Mundial, Marcel Leyat intentó adaptar el sistema de propulsión utilizados por los aviones en los coches. Este particular vehículo cuenta con un cuerpo de madera contrachapada, similar al fuselaje de un avión, frenos en las ruedas delanteras y un eje trasero direccional. Posee un motor de dos cilindros con plato refrigerado por aire de 1000 cc, alcanzando una velocidad máxima de 105 km/h. Este original “helicóptero con ruedas” era muy peligroso en corrientes de aire, por lo que no tuvo éxito.
El Napier T 78 que vemos a continuación se destinó a competir con el Silver Ghost, de hecho, el Napier era el coche inglés más famoso del mercado antes de la apoteosis de Rolls Royce. La carrera que ganó Gordon Bennet en 1902 hizo que la marca se hiciera famosa en todo el mundo. La pieza que vemos se construyó en Londres en el año 1914, cuenta con un motor de 6 cilindros en línea y 40 cv, además la carrocería de este raro y elegante modelo fue equipada por Cunard. Como curiosidad, el verde que luce se utilizó como referencia de los coches de carreras conducidos por británicos, incluso tiene nombre “British Racing Green”. Finalizada la I Guerra Mundial, la marca Napier se especializó aún más en la producción de motores para aviones, desapareciendo definitivamente en 1925.
Seguimos avanzando y vemos, entre otros, un Panhard & Levassor U2-18/30 HP del año 1907, probablemente el único ejemplar que sobrevive de ese automóvil. Al lado se encuentra el modelo de coche más antiguo de la colección y precisamente el primero adquirido por el príncipe Rainiero III, un De Dion Bouton R del año 1903.
El Príncipe Alberto I había desarrollado un gusto por las motocicletas, desde su invención a principios de siglo. En 1902 compró una de la marca Humber de 350cc con el que realizó tres viajes de ida y vuelta desde Mónaco a París, en los años 1903, 1904 y 1905. En ése ultimo año tuvo un accidente tras cruzarse un perro en su camino. En esos polvorientos camino el Príncipe nunca iba solo, lo acompañaba, conduciendo otra moto con un motor más pequeño, un mecánico de confianza. La autonomía de la motocicleta era bastante limitada, se debía organizar los viajes, puesto que no había gasolineras y tanto el combustible como el aceite se compraban en tiendas de comestibles. El Príncipe utilizó la moto hasta 1921, un año antes de su muerte. La motocicleta desapareció y la que vemos aquí es una réplica exacta gracias a las fotografías que todavía existen de ella y el Príncipe. En el año 2088 se terminó y se presentó en perfecto estado de funcionamiento al Príncipe Alberto II.
Acabamos de terminar el recorrido por la historia del coche de motor, ahora seguimos retrocediendo en el tiempo para ver los carruajes tirados por caballos que también forman parte de esta Colección del Príncipe. Entre ellos vemos una berlina de 1865 – 1889 utilizada para ceremonias. Al lado vemos otros carruajes, como uno datado en 1885 y otro de 1875-1885 utilizados para procesiones oficiales y elegantes paseos. Todas esas piezas se fabricaron en París y cuentan con el monograma del Príncipe Carlos III de Mónaco.
El broche final a la visita a la Colección de su Majestad el Príncipe de Mónaco lo pone el vehículo que se utilizó en la boda de Alberto II y Charlène el 2 de julio de 2011. El Príncipe, fiel a su compromiso medioambiental, decidió que se utilizara un coche híbrido para desplazarse desde el Palacio a la iglesia de santa Devota, donde la Princesa dejó su ramo de novia. Cerca ya de la puerta de salida, te encontrarás la maqueta de la parte delantera de un Ferrari para que te hagas una foto simulando que lo estas conduciendo y así presumir ante tus amistades y familiares.
Una vez finalizado el interior del museo merece la pena visitar los alrededores del mismo, situado en las Terrazas de Fontvieille, terreno que fue ganado al mar. Aquí han colocado sus sedes diferentes empresas high-tech no contaminantes y diferentes museos. Justo al lado de la Colección de coches se encuentra el Musée des Timbres et des Monnaies (Museo de Moneda y Timbre) abierta al público en enero de 1996 y que alberga piezas filatélicas raras de la historia postal del Principado y piezas numismáticas centradas en las monedas de los Príncipes Soberanos de Mónaco, además de hallazgos monetarios realizados en territorio monegasco en el siglo XIX.
Adosado se encuentra el Espace Léo Ferré inaugurado en 1994 bajo el nombre Salle du Canton y renombrada en junio de 2013 como homenaje a Léo Ferré con motivo del veinte aniversario de su muerte. Se trata de unas de las principales promotoras de la cultura en el Principado, la cual, gracias a su modularidad, puede albergar una amplia variedad de eventos, ya sean tanto conciertos y espectáculos como teatro o danza, pasando por coloquios, congresos, conferencias, etc…
Justo al lado, en el flanco sur de la Roca, se extiende el Jardin Animalier o Jardín Zoológico, fundado en 1954 por el Príncipe Rainiero III. Se trata del hogar de casi 250 animales de cincuenta especies diferentes como aves exóticas, caimanes, reptiles, tortugas, animales de granja, hipopótamos, etc… Este zoológico tiene la particularidad de que ningún animal ha sido comprado, más bien acoge a los que son abandonados, donados o incautados en la aduana, de hecho, cuando el parque ya no garantiza las buenas condiciones de ellos, son trasladados a estructuras más adecuadas.
En el otro extremo de las terrazas se encuentra el Museo Naval de Mónaco, creado por el profesor Claude Pallanca, un verdadero apasionado de las maquetas de barco y la navegación, incluso, durante el servicio militar, estuvo destinado a bordo de un barco como dentista, donde cultivó aún más su afición por el mar y los barcos. Así, tras varios años, reunió una colección importante que fue el origen, en el año 1993, del actual museo.
Las Terrazas de Fontvieille se merecen un paseo, aquí podemos obtener bonitas vistas del pie de la roca donde se encuentra el Palacio de los Príncipes, el puerto de Fontvieille y además rincones con esculturas y espacios verdes como el Jardin de l'Unesco o la Esplanade Rainier III. Por su parte, el Port o puerto deportivo de Fontvieille fue creado en el año 1973 tras ganarse terreno al mar durante los años 1966 y 1973 y que fueron patrocinados por el Príncipe Rainier III. Este puerto, con una capacidad de cerca de 275 amarres repartidos en aproximadamente 8 hectáreas, es el segundo puerto en importancia de Mónaco.
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