A unos 1.130 metros de altitud, en un paraje agreste y pedregoso en el que abundan las retamas y los olivos, serpentea una carretera comarcal que conduce hasta uno de los templos griegos mejor conservados hoy en día, el de Apolo Epicurio en Bassae. Una carpa instalada para proteger el edificio desluce la esencia y la magnificencia que originalmente presentó el templo, en el que, por cierto, contenía los tres tipos de capiteles clásicos, es decir, dórico, jónico y un único capitel corintio, el primero y más antiguo del que se tiene constancia a día de hoy.
En la presente guía de viajes conoceremos más y recorreremos la historia del templo de Apolo Epicurio. Acomódate y acompáñanos en este viaje: pulsa en "Monumentos" para iniciar el tour por el templo, o en "Historia" si quieres saber algo más de este destino, en "Mapas" tendremos ese complemento que nunca debe faltar en un viaje, mientras que en "Guía" te guiaremos para que puedas aprovechar al máximo tu experiencia en este rincón de Grecia. Finalmente, en "Conclusiones" conocerás, si quieres, nuestra opinión personal y experiencias vividas durante este viaje.
Nuestra visita: | enero de 2016. |
Idioma Oficial: | Griego (inglés ampliamente hablado). |
Moneda: | Euro €. |
Población: | - |
Superficie: | - |
Prefijo telefónico: | +30 (telefónico 2625). |
Web oficial: | odysseus.culture.gr |
El templo de Apolo Epicurio fue construido en Bassae, a unos 8 kilómetros de la ciudad de Figalia, en lo que durante la Antigüedad fue la región de Acadia. Fue levantado en la primera mitad del siglo IV a.C. (en torno al año 500 a.C.), atribuyéndose su diseño al célebre arquitecto Ictino, el que también fuera autor de obras icónicas de la arquitectura clásica como el Partenón de Atenas o el Telesteiron de Eleusis. Que apenas haya crónicas antiguas que hablen del templo se explica por la lejanía de Bassae del resto de las polis griegas. Sólo se tiene constancia de la visita de Pausanias, geógrafo griego del siglo II a.C., quien lo consideró como uno de los mejores del Peloponeso, en términos de belleza y armonía, sólo superado por el de Tegea. Según Pausanias, tras una epidemia de peste en la cercana polis de Figalia, sus habitantes levantaron el templo como agradecimiento a Apolo, por haber vencido la epidemia, como ya hiciera con la Guerra del Peloponeso. El geógrafo también señala, aunque él mismo no pudo verla, que se trajo una escultura de bronce del dios de más de tres metros.
Buena parte de esta crónica dejan escépticos a muchos arqueólogos modernos que incluso estiman que el templo pudo construirse en dos fases distintas: una parte más antigua y más rústica, es decir la parte exterior dórica, y la segunda en que se realizó la parte interior más reciente y elaborada. Otro aspecto que hace que crezcan las dudas es la pregunta de cómo y por qué Figalia, modesta aldea de Arcadia, fue capaz de contratar a un arquitecto tan prestigioso, como Iktinos. Aun así, si aquella tesis fuera verdad, la construcción de este templo se ubicaría en la época de Pericles.
Otras de las dudas que surgen a los estudiosos son por sus particularidades, empezando por su alineación que es de norte a sur, en vez del típico eje este-oeste, quizás por ello, el ádyton, la parte del final de la naos, tiene una atípica puerta orientada al norte para iluminar el interior. El templo mide 40 por 16 metros, con seis columnas en los lados cortos y quince en los lados largos, en lugar de la proporción habitual de la época de 6 y 13, lo que le dio la forma alargada tan característica en los templos arcaicos.
Es el único conocido de la antigüedad que combina tres órdenes arquitectónicos: las columnas visibles desde fuera son dóricas, los dos porches cuentan con columnas claramente jónicas, mientras que en el interior de la cella, a cada lado, había una serie de cinco medias columnas jónicas encajadas en contrafuertes, que sobresalían de las paredes laterales y dividían el espacio en nichos. El último par de columnas dividía la cella en diagonal, no en ángulo recto como las demás. Entre ellas había una sola columna cuyo capitel, registrado en los dibujos de los primeros viajeros modernos, fue el ejemplo más antiguo conocido de capitel corintio en la historia de la arquitectura griega (en la actualidad se exponen sus fragmentos en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas). Según la teoría de algunos estudiosos, esa columna fue una representación anicónica (ausencia de imágenes del dios) de acuerdo con las primeras tradiciones arcadias.
Gracias a su emplazamiento aislado el templo de Apolo Epicurio fue olvidado con el paso de los siglos, librándose de las expoliaciones. El arquitecto francés Joachim Bocher fue quien descubrió las ruinas en 1765, pero de manera casual, puesto que no las estaba buscando, sino que estaba cruzando esta parte de Bassae para construir unas villas cercanas. En 1811, Charles Robert Cockerell y von Hallerstein, la pareja de arqueólogos que había recuperado el sitio griego de la isla de Egina, tras conseguir el permiso del dirigente otomano local, Veli Pasha, investigaron y excavaron el templo y, tras desenterrar el friso en 1812 (y según parece, haber timado y embaucado al otomano Veli Pasha, quien no era consciente del valor de las piezas) fue vendido al museo Británico de Londres en 1815.
Entre los años 1902 y 1906, la Sociedad Arqueológica Griega excavó y restauró partes del templo, bajo la coordinación conjunta de Konstantinos Kourouniotis, Konstantinos Romaios y Panagiotis Kavvadias. En 1975, el recién fundado Comité para la Conservación del Templo de Apolo Epikourios lanzó un programa para la conservación y restauración del monumento. Desde el año 1982 es el Ministerio de Cultura el que realiza y supervisa la restauración del monumento. En 1987 se construyó una carpa protectora temporal para proteger el templo de las condiciones climáticas extremas de la región, así como para sostener la estructura del edificio al haberse construido en un tipo de roca que se ha ido desgastando con el paso de los siglos.
Aunque llegar a los 1.130 metros de altura del monte Kotylion en que se encuentra este magnífico templo sea difícil, su visita es muy recomendable y si estás haciendo una ruta en coche por el Peloponeso no tiene excusas para conducir hasta el edificio donde se alojó el primer capitel corintio encontrado hasta la fecha. Simplemente con esta premisa ya merece la pena visitarlo, por ello te vamos a contar qué ver en el templo de Apolo Epicurio en Bassae en una mañana.
Tras alrededor de una hora ascendiendo el monte, circulando por tramos estrechos de carretera y venciendo algunas curvas muy cerradas, se llega al pequeño aparcamiento adaptado para tal fin. La visita al templo de Apolo Epicurio en Bassae se hace bastante rápido, puesto que es un recorrido que lo circunda, no estando permitida su visita en su interior. Posteriormente puedes hacer un pequeño paseo por su alrededor donde se encuentran dispersos diferentes restos arquitectónicos del templo. Para los más atrevidos y valientes, se puede ascender más, concretamente a 1230 metros de altitud, donde se encuentran los pocos restos de los templos de Artemisa Orthasia y Afrodita.
Terminada la visita se podría continuar el tour en coche por esta península: nosotros os recomendamos que planeéis un recorrido semicircular que incluya Argos, Micenas, Nemea, Tirinto, Corintio, Epidauro y Nafplio. Si quieres puedes hacer unos pocos kilómetros más para acercarte a ver el templo de Apolo Epicuro en Bassae, incluso llegar algo más lejos y visitar la antigua Olimpia.
Llegar hasta el templo de Apolo Epicurio no es fácil, de hecho, no nos consta que se pueda ir en transporte público, aunque eso sí, desde Figalia sí se podría tomar un taxi que podría recorrer los aproximadamente 14 kilómetros que separa la población del templo. Incluso se podría negociar con el taxista para que os espere mientras realizáis la visita y, una vez finaliza, os devuelva a Figalia.
Evidentemente, lo ideal sería alquilar un coche y añadir esta parada en un plan de viaje que debería incluir diferentes sitios arqueológicos y ciudades importantes, turísticamente hablando, del Peloponeso. Con el vehículo hay que tener en cuenta que en la conducción hacia el templo necesita una atención especial, debido a las curvas de la carretera y a las estrecheces en determinados tramos, pero nada que no se pueda hacer con un poco de sentido común.
A pesar de ello, el coche de alquiler da más libertad y más posibilidad de controlar los tiempos, de hecho, fue la opción que nosotros elegimos, y pudimos hacer un recorrido semicircular por otros yacimientos arqueológico griegos importantes como Argos, Micenas, Nemea, Tirinto, Corintio, Epidauro y Lerna. Incluso, si quieres puedes ampliar el radio y hacer unos pocos kilómetros más para visitar la antigua Olimpia.
Una vez en el sitio arqueológico, lo primero que destacamos del templo de Apolo Epicurio para mal es la carpa que le elimina todas las vistas del entorno desde el templo, así como el impresionante contorno del edificio clásico en ese paisaje agreste. Quizás por eso, y por su emplazamiento, este importante lugar de la historia de la Antigua Grecia (recordemos que aquí se encontró el capitel corintio más antigua hasta el momento) apenas reciba turistas.
El motivo por el que se envolvió el templo con la estructura de una gran carpa formada por cinco pegadas unas con la otra, no es sólo para protegerlo de las inclemencias meteorológicas, sino también para sostenerlo al estar mal asentado. Cuando el edificio se construyó se cometió el error de hacerlo sobre un tipo de roca que con el paso de los años se ha ido deteriorando. Es por eso que una cuarta parte del templo se asienta perfectamente, pero una zona de la base no, lo que hace que ciertas columnas no puedan mantener el equilibrio. Por ello, la propia estructura también sostiene las columnas para asentar el edificio.
A pesar de ello, el templo está muy bien conservado, evidentemente debido a su condición de aislado que hizo que pasara inadvertido varios siglos. Se está restaurando cuidadosa y lentamente, por eso en el exterior, en todo el entorno que lo rodea, podemos ver restos arquitectónicos, perfectamente etiquetados y esperando a ser colocados en sus lugares originales. Nos encantó la magnificencia del edificio, impresiona mucho ver su tamaño. Es una pena que el capitel corintio más antiguo conocido, que se encontró aquí, fuera destruido y sólo se conservan restos del mismo en el museo Arqueológico Nacional de Atenas.
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