AUSCHWITZ (OŚWIĘCIM)

EL CAMPO DE CONCENTRACIÓN MÁS EFECTIVO Y TENEBROSO DEL RÉGIMEN NAZI


Una vez en el complejo se nos planteó la posibilidad de visitar el campo por nuestra cuenta o con un guía. La primera opción es gratis, la segunda es necesario pagar alrededor de 50 €, aunque siempre puedes organizar un grupo con los demás visitantes y pagarlo a medias. Nosotros decimos visitar la zona por nuestra cuenta (horarios de visita: de diciembre a febrero: 8,00 h. a 15,00 h. Marzo: 8,00 h. a 16,00 h. Abril: 8,00 h. a 17,00 h. Mayo: 8,00 h. a 18,00 h. De junio a agosto: 8,00 h. a 19,00 h. Septiembre: 8,00 h. a 18,00 h. Octubre: 8,00 h. a 17,00 h. Noviembre: 8,00 h. a 16,00 h.).

Una vez traspasado el centro de recepción de visitante (B), que por cierto era el lugar donde eran procesados y registrados los nuevos prisioneros del campo, llegamos a la famosa puerta principal del campo con la hipócrita frase de Arbeit mach frei ("El trabajo nos hace libres") (A), y decimos hipócrita ya que, si la cámara de gas o el paredón de fusilamiento no los mataba, el trabajo seguro que lo haría. Desde el mismo momento en que el preso entraba al campo, se le realizaba un proceso de deshumanización calculado, que aseguraba el control de éstos, ya que la gente en este estado no se rebela. También fue una manera de reforzar la creencia nazi de que los judíos y los gitanos eran seres humanos inferiores, o peor aún, eran bichos.

Casi al lado, junto al árbol vemos un pequeño refugio antiaéreo para los guardias. A la izquierda de la puerta se encuentra la torre de la guardia y vigilancia (Blocklührerstube) (10). A la derecha antaño se encontraba el edificio de la administración de los trabajos de los presos (9), así como la zona de ejecuciones por tiroteo (C). Enfrente de la puerta encontramos los talleres y los edificios de la sede administrativa de la SS (5). Una vez rebasada el arco vemos a la derecha un edificio largo con muchas chimeneas donde se encuentra la cocina desde 1941 (3).

En esta zona se hacía formar a los nuevos prisioneros que llegaban y comenzaba el proceso de deshumanización dentro del recinto, no olvidemos las condiciones de transportes en los vagones de ganado, todos de pie y apretujados. Ya plenamente dentro del campo, en la Appelplatz vemos la zona de ejecuciones por horca (D), la cual está formada por tres postes en los que se apoya una vía de tren, aunque se supone que sólo fue utilizada 1 vez, en 1943 para ahorcar a 12 presos polacos como advertencia pública para aquel que tuviera en mente escaparse del campo.

En esta área era donde, cada mañana y cada tarde, la SS pasaba lista y recibía informes durante la misma (1) desde la casetita de madera (Rapportführer), y el recuento de prisioneros debía ser perfecto (tanto los vivos como los muertos), permaneciendo allí en posición de firmes hasta que la lista sea correcta, en muchas ocasiones permanecían así toda la noche. Este lugar era fundamental para los presos, pues aquí era donde se seleccionaban a los que seguirían siendo mano de obra esclava y los que morirían.

A partir de aquí es un buen punto para visitar las exposiciones de los bloques, hay que decir que no todos albergan alguna exposición, en nuestro mapa hemos señalado aquellas barracas o bloques que en sus interiores albergan alguna exposición con el símbolo *.

Las barracas del centro del complejo son exposiciones organizadas por los países afectados que de una u otra forma se vieron involucrados en este desastre humano. Así, en la barraca número 13 encontramos la exposición dedicado a los gitanos de Rumanía; la número 15 está dedicada a Polonia, la 16 a Eslovaquia y República Checa, la 17 está dedicada a Austria, la 18 a Hungría, la 20 a Francia y Bélgica, la 21 a Países Bajos e Italia y la 27 está dedicada a los judíos, por extensión a Israel.

En la barraca dedicada a los gitanos, la número 13, alberga el monumento a los gitanos fallecidos en Auschwitz, que en total fueron 2.897 hombres, mujeres y niños que perdieron la vida en las cámaras de gas. Este colectivo es el tercero en número de asesinados, en cabeza está los judíos y después los polacos. No olvidemos colectivos minoritarios como los homosexuales, rusos, presos políticos, húngaros, etc. Hay que señalar los experimentos efectuados por Josef Rudolf Mengele con niños gitanos y judíos en el bloque 10.

El bloque dedicado a los judíos, el 27, está rotulado con la palabra" judíos" y en su interior se exponen fotos de las deportaciones de los mismos, entre otras cosas.

Al otro lado de la calle encontramos quizás las exposiciones más impactantes y que más hacen que pensar al visitante, la barraca nº 4, también llamada el "Museo de los Horrores". En ella se cuenta las razones por la que los presos de diferentes etnias fueron encarcelados, además de conocer más sobre la deportación y asesinatos masivos de los judíos europeos, mediante copias de los registros del campamento, planos, maquetas de las instalaciones de exterminio, etc.…

En una urna podemos ver una parte de las 70 toneladas de cabello de las victimas encontrado en el campo y que los nazis utilizaban para hacer mantas, una de las pruebas más dramáticas de las atrocidades que ocurrieron aquí. Además, podemos ver algunos botes originales de Zyklon B y diferentes piezas metálicas, también originales, que se utilizaron en el crematorio y en la cámara donde se gaseaban masivamente a las personas.

En la barraca nº 5 podrás ver objetos incautados que pertenecían a los prisioneros asesinados, por tanto, evidencias físicas de los crímenes cometidos, entre los que se encuentran artículos de uso diario como utensilios de cocina, brochas de afeitar, cepillos de dientes, cepillos para zapatos, botes de betún, ropa, gafas, 48.000 pares de zapatos de los cuales muchos de ellos pertenecían a niños, cacerolas, etc... Además de otros artículos como aparatos ortopédicos y prendas para las oraciones judías.

La barraca número 6 está dedicada a la vida de los prisioneros, un recorrido por el trato que obtuvieron los presos desde el mismo momento de la admisión en el que tenía lugar los trámites del registro, asignación y marcado de un número de campo, clasificación en la categoría de prisionero correspondiente, y se les entregaba la vestimenta y el calzado, de los cuales se expone aquí algunos ejemplos.

La vida cotidiana del campo también se cuenta a través de las reproducciones de la serie “un día en la vida de un prisionero”, cuyo autor es el exprisionero Mieczysław Kościelniak. En los pasillos también se exhiben también ampliaciones de fotografías policiales de los de prisioneros en el que se ve su fecha de nacimiento, su ocupación (si se conocía), la fecha de llegada al campo y la fecha de su muerte.

La barraca nº 7 habla sobre las condiciones de vida y aspectos higiénicos-sanitarias de los presos en las distintas fases de su existencia en el campo. En su interior veremos las reconstrucciones de los dormitorios comunales en el campo principal y parte del interior de otro hecho de ladrillos. En este bloque vemos también los retretes y aseos, además las condiciones de vida de los presos también son mostradas mediante fotografías y dibujo realizados por exprisioneros.

Aquí, al igual en que el bloque 6, se exponen fotografías realizadas por los nazis de los presos. Y por supuesto, a la hora del aseo, aquello debió ser un completo caos en un espacio reducido y sin mucha higiene.

En la barraca nº 10 se encuentra el laboratorio donde Carl Clauberg, un ginecólogo alemán, realizaba experimentos de esterilización de mujeres y hombres (J). Cientos de mujeres judías eran usadas en sus experimentos, y ellas eran las que se alojaban en dos habitaciones del piso superior. Algunas murieron durante los experimentos y otras ejecutadas para efectuarles la autopsia. Las personas que sobrevivieron quedaron con lesiones permanentes. Otros médicos de la SS también llevaron a cabo experimentos en este bloque, como Mengele, más conocido como el Ángel de la Muerte.

Llegamos ya a la Barraca nº 11 (H), de especial importancia dentro del campo de concentración al haber albergado entre sus paredes varias funciones, sobre todo la de cárcel del complejo. Cobijó muerte, dolor y destrucción, no en vano es conocido como el pabellón de la muerte, incluso fue aquí donde la SS utilizó por primera vez del gas "zyklon B", antes de iniciar la operación cuya finalidad era el exterminio total de los judíos (E).

Por ello, este bloque fue estrictamente aislado del resto del campamento. Los experimentos con el gas venenoso empezaron en 1941 en sus sótanos, en los que se encuentran las celdas para los presos, si te fijas en el patio exterior, las ventanas de dichas celdas poseen una construcción cuadrada a su alrededor cuya función era la de aislar aún más a los prisioneros.

En el sótano, llama muchísimo la atención las celdas de castigo que con unas dimensiones de 90 cm por 90 cm era el lugar donde pasaban la noche entre 4 o 5 personas, sin posibilidad de sentarse ni siquiera sin posibilidad de tener acceso a un aseo. Lo peor vendría al día siguiente, pues deberían de trabajar como el resto y volver a este reducidísimo espacio, después de pasar lista. Para entrar en ellas se obligaban a los presos arrastrarse a través de pequeñas puertas a la altura del suelo. El comandante alemán Liebehenschel mandó su destrucción para eliminar pruebas, aunque fueron parcialmente reconstruidas después de la guerra para que la gente viera el sistema antihumano nazi.

Una famosa historia protagonizada en Auschwitz fue la protagonizada por Edward Galinski con el número 531 y Mala Zimetbaum con el número 19880. Edward era polaco (y por su número de preso llegó entre los primeros al campo, el 14 de junio de 1940) y Mala era judía polaca que hablaba fluidamente el alemán, ganándose así un puesto como traductora de la SS y, por tanto, un trato especial. Pues bien, estas dos personas se enamoraron y decidieron escaparse, 4 años después de la llegada de Edward al campo, en junio de 1944. A las dos semanas fueron capturados y brutalmente interrogados y, al final, ambos fueron condenados a muerte. Edward antes de ser ahorcado dejó inscripciones en varias celdas. Sin embargo, Mala a punto de ser ahorcada, se cortó las venas...

Otra historia famosa que también tiene relación con el bloque 11 es la del padre franciscano Maksymilian Rajmund Kolbe. A finales de 1941 hubo una fuga, con lo que, según la política del campamento, el lagerführer Karl Fritzschse seleccionaría a un número de personas, en este caso 15 presos del bloque 4, de donde pertenecían los fugados, para ser asesinados por inanición. Una vez seleccionados los hombres que deberían morir, el padre Kolbe rompió filas y se acercó a Fritzsch para ofrecerse a morir a cambio de salvar la vida de uno de esos seleccionados, el cual tenía familia. Fritzsch aceptó, aunque es importante señalar que los nazis no mataran allí mismo al padre Kolbe, por su atrevimiento.

Inmediatamente se le llevó a la celda de aislamiento del bloque 11, donde pasaría dos semanas de hambre, sed y abandono, posteriormente y aún vivo se le inyectó fenol que acabó con sus días. Después de la guerra, en 1979, Juan Pablo II peregrinó hasta el lugar y lo canonizó en 1981. Como dato curioso, el hombre que fue salvado por el Santo Kolbe, sobrevivió al campo y tuvo una larga vida, falleciendo en 1995 a los 95 años de edad.

Algunos de los presos recluidos en las celdas eran prisioneros de la Gestapo del distrito de Katowice que esperaban aquí para ser juzgados por un tribunal que generalmente los condenaba a muerte. En la planta baja se pueden visitar la sala donde sentaba dicho tribunal, la sala donde se mantenían aquellos prisioneros, la sala del oficial de guardia de la SS que siempre estaba ocupado por un soldado, además de otras dependencias que acogen exhibiciones relacionadas con las funciones de este bloque, la ejecución de presos, el movimiento de resistencia del campo, etc.

Entre este pabellón 11 y el bloque 10 existe un patio donde se encuentra el Muro de la muerte (I), donde desde 1941 a 1943, la SS mató con un tiro en la cabeza a varios miles de personas, en su mayoría presos políticos polacos y, sobre todo, miembros de organizaciones clandestinas, aunque también hubo casos de fusilamiento de otros grupos como judíos y prisioneros de guerra soviéticos.

También encontraron aquí la muerte polacos traídos del exterior del campo quienes fueron condenados a muerte, incluido detenidos que pertenecían al movimiento de resistencia polaca. El muro que vemos actualmente es una reconstrucción, puesto que el original fue desmantelado en el año 1944, aunque ello no significó el fin de las ejecuciones. Los presos también fueron sometidos a diversas formas de castigo en el patio, como azotes o con el llamado “poste”.

El modus operandi de las ejecuciones, se explica perfectamente dentro del bloque 11, a través de dibujos: primero a los prisioneros se les obligaba a desnudarse en una habitación. Después en pequeñas cantidades de a dos o de a tres, eran llevados hasta el Muro de la muerte donde se les ejecutaba y donde otros prisioneros eran obligados a amontonarlos para su posterior traslado a los hornos crematorios.

Conforme miramos hacia el edificio del bloque 11, a la derecha, vemos una torre de vigilancia y un gran edificio de ladrillo rojo (L) que se encuentra fuera de la alambrada y cuya función era la de almacenar los botes del gas Zyklon B y las pertenencias saqueadas a los judíos.

Durante la visita a los barracones, vamos viendo los diferentes “dormitorios” de los presos, desde los nichos hechos con ladrillos, hasta simples sacos rellenos de heno a modo de colchón, o simplemente paja distribuida por el suelo. La noche en las barracas para los presos no debió ser fácil, aparte del frío y del hambre, las personas debían dormir apretujadas, las unas a las otras, en unas condiciones totalmente infrahumanas.

A todo ello, había que añadir la actividad de los llamados Blockeltesters, que eran prisioneros que eran ascendidos a “oficiales” para estar a cargo del bloque, que no dudaban en dar patadas y golpes con una porra al resto de prisioneros, quienes, además habían sufrido otro día de trabajo forzoso con raciones insuficientes de alimentos (alrededor de 900 calorías por jornada).

Sabiendo esto, es inevitable preguntarse qué cosas rondarían por la cabeza de esas personas, cuando escuchaban el sonido de las armas de fuego y sabiendo que les quedaría pocos segundos de vida... o peor aún, ver cómo iban cayendo sus seres queridos, ya sea por desnutrición, trabajo forzado o simplemente por un tiro en la cabeza... esa impotencia... esperemos no saberlo nunca, aunque, gracias al recorrido que estamos haciendo por el campo y por los testimonios de primera mano de sus antiguos presos que sobrevivieron, nos lo podemos imaginar.

Nos dirigimos ahora hacia el crematorio y para ello hemos decidido bajar por la calle del bloque de la lavandería (4) y seguir por la vía donde se alinean los bloques con números 20. Así, durante el recorrido veremos, en primer lugar, el bloque 26, a continuación, y en madera de color oscuro, el almacén de la ropa y uniformes del campo (N), después el bloque 25 y seguidamente la cocina.

El bloque 20 (F) junto con el bloque 21 era el "hospital" de los prisioneros. Cuando éstos estaban muy enfermos o muy débiles se les llevaba a este hospital donde si no morían por causas "naturales" (agotamiento, tifus, disentería, etc.…) eran asesinados con una inyección letal de fenol o los trasladaban a la cámara de gas.

En otro de los bloques vemos las dependencias de Bernard Świerczyna, poeta y escritor de obras de teatro radiofónicas, cuentos, dramas y letras de canciones. Sirvió como segundo teniendo de reserva durante la invasión de Polonia de 1939, durante la cual fue miembro de la clandestina Unión de Lucha Armada, que constituían la resistencia contra los nazis. Por ello fue arrestado por la Gestapo y enviado a Auschwitz el 18 de julio de 1940, donde le asignaron el número 1393. Gracias a su domino del idioma alemán, la dirección del campo decidió contratarlo como escritor, asignándole un almacén de ropa donde desempeñó su labor. Durante su estancia en el campo participó activamente en la resistencia de los prisioneros, siendo uno de los cinco líderes que idearon un plan para escapar de Auschwitz.

El intento de fuga finalmente traicionado y Świerczyna fue ahorcado en diciembre de 1944, la última ejecución pública celebrada en el campo de concentración. Antes de morir, el poeta dejó escritas en la puerta de una de las celdas del sótano del Bloque 11, las siguientes palabras: “Solo quería ser humano y no una colección despiadada de dígitos. Relacionarse por la existencia con el futuro y conocer el secreto de la historia futura. Me han capturado traicioneramente por la fuerza y encerrado tras las rejas, pero mi honor no ha sido quebrantado y ni siquiera el verdugo lo romperá. - Qué dulce es morir por la patria”.

Seguimos visitando el interior de otras barracas donde se exponen multitudes de imágenes que no dejará indiferente a nadie, entre ellas destacamos una fotografía donde la mirada inocente de una anciana judía nos impactó enormemente..., también vemos imágenes de los incendios acaecidos en la Sinagoga de Berlín en la llamada Noche de los Cristales Rotos, o el cartel en el que se prohíbe dañar los medios de transmisión bajo la pena de muerte en Francia, etc...

Acercándonos ya a la cámara de gas y al crematorio, nos llama la atención las vallas y los 6000 voltios que en su día corría a través del alambre y que, en esta zona, separaba el campo de prisioneros de tres edificios oficiales: la oficina de la comandancia (6), el edificio que albergaba la administración del campo de trabajo (8) y, por último, la enfermería de la SS (11).

Y llegamos por fin al primer crematorio de Auschwitz, ya que en 1943 fue cerrado por su "escaso rendimiento" y trasladado a Birkenau donde se instalaron otros cuatro hornos. Cuando estamos enfrente de él vemos esa chimenea que con poquísima imaginación la podemos ver soltar humo negro, debajo de la misma se encuentra la entrada a la primera cámara de gas. Este edificio, en primera instancia, era un antiguo almacén de municiones y pasó a ser el crematorio a partir de Julio de 1940.

Entramos a su interior y un extraño escalofrío nos recorre el pecho, aquí han muerto tantas personas inocentes... Si miramos hacia arriba vemos una abertura desde donde un guardia de la SS con una máscara vertía el gas mortal. Podemos ver que la cámara posee dos puertas, una por donde entraban las personas y otra lateral por donde salían, pero ya sin vida, a la sala de máquinas. Hay que señalar que el agente venenoso "Zyklon B", fue utilizado en Alemania antes y durante la guerra para la desinfección y exterminio de plagas en los barcos, edificios y maquinaria.

En Auschwitz se utilizó exclusivamente para el saneamiento y control de plagas hasta el final de agosto de 1941. A partir de ese momento, se utilizó como un arma de asesinato masivo, en primer lugar, de forma experimental con los prisioneros de guerra soviéticos y luego de forma rutinaria. En vista de su volatilidad y el riesgo asociado de intoxicación accidental, fue suministrado al campamento en latas de metal selladas. El Zyklon usado en Auschwitz fue producido por la empresa Degesch (Deutsche Gesellschaft für Schädlingsbekämpfung mbH), con sede en Frankfurt am Main.

Entramos a la sala donde se quemaban los cadáveres siempre con el escalofrío dentro del cuerpo propio. Aquí vemos dos conjuntos de hornos, cuya boca está montado sobre raíles para empujar los cuerpos contra las llamas. Los Sonderkommando (trabajadores especiales que eran obligados, bajo pena de muerte, a hacer este trabajo) arrastraban los cuerpos desde la cámara de gas hasta el montacargas sobre los raíles.

Ya en las afueras intentamos tomar algo de aire, cuando vemos una horca y es que aquí, aparte de ejecutar con balas, también se hacía por asfixia, como así lo ordenó Rudolf Höss, el conocido como Animal de Auschwitz. Él fue quien dirigió este campo, perfeccionándolo, transformándolo y extendiéndolo para ser el campo de concentración más efectivo y tenebroso del régimen nazi. Tras la caída nazi, su esposa, con quien tenía 5 hijos, no tuvo mas remedio que revelar a la patrulla que lo buscaba dónde se escondía Höss, al temer por la vida de sus hijos. Tras pasar por los Juicios de Núremberg, el que fuera director del campo fue enviado a Polonia para su juzgamiento y aquí mismo, en Auschwitz, fue sentenciado a muerte en la misma horca que él mismo mandó levantar unos años antes.

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