NÚREMBERG (NÜRNBERG)

MEMORIAL DE LOS JUICIOS DE NÚREMBERG

El lugar donde se celebraron los famosos Juicios de Núremberg se encuentra algo alejado del centro histórico. Para llegar hasta aquí recomendamos tomar la línea U1 y bajar en la estación Bärenschanze y desde ahí andar alrededor de 3-4 minutos (creemos que esta boca de metro es más cercana que la de Maximiliamstraße, desde la cual hay que caminar alrededor de 5 minutos).

También hay que tener en cuenta que la sala 600, donde tuvieron lugar los juicios, aún está activa, por lo que es recomendable, si la visitas de lunes a viernes, ir a última hora de la tarde o llamar antes de ir, puesto que durante su uso no se permite la visita. En cualquier caso, los sábados y domingos no existe ningún tipo de restricciones porque no es usada para asuntos judiciales.

Con el ticket de entrada se entregará un audioguía que incluye el idioma español. A nuestro juicio es indispensable realizar la visitar con él, puesto que se conocerá muchísimo mejor los detalles de los famosos procesos. Podemos comenzar en la misma sala 600 u optar por ver primero la exposición permanente, la cual se divide en tres partes: el proceso más famoso fue el juicio a los criminales de guerra (1945/46), los procesos posteriores (1946/49), y el salto del Tribunal Internacional de Núremberg a La haya.

Iniciamos el recorrido por la primera, y más grande, área expositiva. Nada más acceder a su interior lo primeros paneles nos informan sobre los antecedentes (1) de estos procesos. Y es que nunca antes a lo largo de la historia se había celebrado un juicio internacional contra la cúpula de una nación soberana después de haber perdido la guerra. La inexistencia de un derecho internacional que permitiera a las naciones extranjeras imputar a un político, ya que sus acciones sólo estaban sometidas al ordenamiento jurídico de su país natural, era un obstáculo para los aliados para poder castigar a sus precursores.

Ya desde principios de 1941 se barajaba la posibilidad de un juicio internacional a los dirigentes nazis, idea que fue tomando cada vez más cuerpo por las noticias que llegaban de las atrocidades cometidas por los alemanes durante la guerra. En 1942 se creó un comisionado que elaboraría una lista de los posibles responsables de esos crímenes de guerra, que deberían ser juzgados una vez finalizara la contienda. En 1945 Stalin, Churchill y Roosevelt trataron, entre otros asuntos, este tema mediante un documento realizado por los norteamericanos que establecían unas bases para llegar a un acuerdo entre los aliados sobre la manera en que se celebrarían los juicios.

De esta manera, el 8 de agosto de 1945 se firmó la Carta de Londres (3) en esta ciudad, en la que se establecía la creación de un Tribunal Militar Internacional. Se enumeraron cuatro cargos: conspiración, crímenes contra la paz, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Las cuatro potencias eligieron cada una a un juez y un suplente, además cada país acusador se ocuparía de un cargo. Elegir a los acusados fue quizás la parte más difícil: figuras claves como Hitler, Himmler o Goebbels se habían suicidado; Reinhard Heydrich, jefe de la RSHA, fue asesinado; mientras que Fritz Todt murió en un accidente de avión.

Quedaban nombres como Góring, Von Ribbentrop y Hess, entre otros. Finalmente se eligieron para estos primeros procesos 24 nombres, entre los que estaba aquellos. Estos primeros juicios se iniciaron el 20 de noviembre de 1945. Durante los mismos, el ejército de los Estados Unidos utilizó cajas de transporte que contenían diferentes documentos de pruebas contra el Reich alemán. Una de esas cajas (2) la podemos ver hoy en la sala de exposición.

De esta manera los acusados (6) quedaron reducidos a 24 nombres después de haber sido seleccionados entre una lista de ochocientos altos jefes detenidos durante los últimos días de la guerra. Se dividieron en dos grupos: las organizaciones no criminales, entre las que se encontraba la estructura del Estado, y las criminales que fueron aquellas organizaciones paralelas al poder nazi como la Gestapo, la SS y el Partido Nazi.

Posteriormente la cifra de los 24 acusados se redujo a 22 puesto que Gustav Krupp (magnate de la industria pesada) se encontraba en un estado senil debido a su avanzada edad y Robert Ley (responsable de los campos de trabajo) se ahorcó con una sábana antes de que empezara el proceso. Finalmente se quedó en 21 procesados que estarían in situ, más Martin Borman que sería juzgado in absentia ya que aún no se había confirmado su muerte en la batalla de Berlín.

Entre los más destacados se encontraba Karl Dönitz, gran almirante de la Flota Alemana y sucesor de Adolf Hitler tras su presunto suicidio; Rudolf Hess, Secretario Particular de Hitler; Hermann Goering, Comandante en Jefe de la Luftwaffe y Presidente del Reichstag; Alfred Jodl, jefe del Estado Mayor de la Wehrmacht; Wilhelm Keitel, jefe del Alto Mando de Wehrmacht; Alfred Rosenberg, ministro de Educación del Reich (después de territorios ocupados) y autor de un libro racista; Albert Speer, arquitecto y Ministro de Armamentos, etc... En la exposición podemos ver el banco original (7) donde estuvieron sentados los acusados.

¿Por qué se eligió Núremberg (5) para acoger estos juicios cuando lo natural hubiera sido que se celebrasen en Berlín? La decisión ya se tomó durante la Conferencia de Londres de 1945, la capital alemana estaba completamente destrozada después de la guerra y carecía de un lugar ideal para albergar un acontecimiento tan importante. Núremberg, sin embargo, contaba con el mayor juzgado que aún se mantenía en pie de Alemania, además de poseer una prisión anexa al edificio del juzgado. A esto hay que añadirle las buenas condiciones del complejo. El hecho de que la ciudad haya acogido las concentraciones del Partido Nazi y haya visto nacer las "leyes raciales", aunque no fue determinante, si posee un significado simbólico particular.

En la zona dedicada a la fiscalía (4), entenderemos mejor la jerarquía de la misma y cómo Estados Unidos de América, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y el gobierno provisional de Francia proporcionaron cada uno tanto a los jueces como a los fiscales. El resto de países que formaban la coalición aliada decidieron delegar a estas cuatro potencias las responsabilidades de hacer justicia. Para la presidencia del Tribunal se pensó en un primer momento en el norteamericano Biddle, pero finalmente cayó en manos del británico Geoffrey Lawrence.

El papel que tendría la prensa (8) (especialmente la escrita y la radio) durante los procesos sería muy importante, puesto que el mundo estaba mirando en ese momento a Núremberg. Era necesario transmitir un mensaje de justicia, lo más neutral posible. Para ello se creó el Departamento de Información Americana con una amplia infraestructura formada por oficinas, estudios de televisión y alojamientos. Otros escritores y periodistas alemanes exiliados durante la dictadura nazi pudieron volver a sus antiguas casas, como Alfred Döblin o Erika Mann.

El proceso (9) duró diez meses y diez días, desarrollándose en un total de 216 sesiones en los que se interrogaron a más de 280 testigos. En él se emplearon cuatro idiomas oficiales: el inglés, el francés, el ruso y el alemán. La delegación de cada país que componía el tribunal estaba compuesta por alrededor de seiscientas personas. Durante los juicios se analizaron más de diez mil documentos y diferentes películas. A pesar de ello la legitimidad del Tribunal estuvo en entredicho desde el primer momento, pero los trabajos realizados para la tipificación de los delitos, insólitos hasta la fecha, servirían después para constituir la justicia internacional.

Por otro lado es importante señalar que cada acusado tenía la opción de defenderse a sí mismo o mediante los servicios de un abogado, quienes, a pesar de su limitado poder de adquirir documentos y testigos, lograron mantener su posición en algunos puntos mejor preparados que los fiscales. Por ejemplo, utilizaron argumentos como que el Tribunal no tenía competencia para aplicar leyes de carácter retroactivo, ya que las acusaciones describían delitos que no existían en el momento de haberse cometido. La defensa también hábilmente recordó que las leyes raciales en Alemania ya estaban vigentes cuando se celebró la conferencia de Múnich en 1938 o el pacto ruso-germano del año siguiente.

La sentencia (10) llegaría el 1 de octubre de 1946 en la que se hallaron culpables a 19 de los 22 acusados. Hess, Raeder y Funk fueron condenados a cadena perpetua; Speer y Schirach fueron condenados a veinte años; Neurath a quince años; Doenitz a diez años. Mientras que Göring, Ribbentrop, Keitel, Kaltenbrunner, Rosenberg, Frank, Frick, Streicher, Seyss-Inquart, Sauckel , Jodl, Bormann (condenado en ausencia ya que se hallaba prófugo) fueron condenados a morir en la horca. En lo que respecta Schacht, Fritzsche y Von Papen fueron absueltos, en contra de la decisión del juez ruso.

En la sala podemos ver el armario de distribución eléctrica original (17) con que contaba la sala en la época de los juicios. Era especialmente importante por la necesidad de iluminar perfectamente la estancia para que pudiera ser captada por las cámaras ya que las ventanas se encontraban cubiertas por razones de seguridad. Se sustituyeron las antiguas lámparas de araña por unos potentes focos, de hecho, la luz era tan fuerte que algunos dirigentes nazis aparecen en algunas fotografías y videos con gafas de sol.

Por otro lado una maqueta (18) nos muestra la fisionomía que tenía la sala 600 en aquella época. Se ve claramente la distribución de los jueces, acusados, traductores, el estrado, mesa de acusadores, secretarias, etc... El cambio más grande fue la construcción de una zona trasera para proporcionar espacio a los diferentes corresponsales de los medios. Desde aquí obtenemos una vista general de la sala.

En la exposición también se habla de otros juicios en el mundo en el que, al igual que en Núremberg, se establecieron unas reglas básicas de persecución de criminales de guerra y la determinación de tales delitos. En los Juicios de Tokio (11) se formó el Tribunal Penal Militar Internacional para el Lejano Oriente por parte de los once países vencedores para juzgar a personas acusadas en el mismo Japón por conspirar contra la paz. El juicio comenzó el 3 de agosto de 1946 y se disolvió después de cumplir su labor el 12 de noviembre de 1948.

En ese transcurso de tiempo se juzgó a individuos particulares que eran miembros del Ejército y de la administración japonesa, quedando excluidos Hirohito y todos los miembros de la familia imperial implicados en la guerra. El tribunal estuvo presidido por el estadounidense Joseph Keenan. Entre los oficiales de alto rango que fueron enjuiciados se encuentran Koichi Kido y a Sadao Araki. Finalmente se dictaron siete penas de muerte en la horca, entre los que estaba Tojo Hideki (primer ministro), Kenji Doihara (comandante del Servicio Aéreo), Koki Hirota (ministro de Relaciones Exteriores), Itagaki Seishiro (ministro de Guerra), etc… Además se dictaron dieciséis cadenas perpetuas, una pena de 20 años y otra de 7.

Seguimos con los procesos de Núremberg: desde una de las secciones de la exposición podemos ver, a través de una ventana, la antigua prisión (12). La actual ya poco tiene que ver con la antigua, ya que fue profundamente reformada. El gimnasio donde se produjeron las ejecuciones fue demolido en 1987.

Finalizado el proceso a los criminales nazis, siguieron, entre 1946 y 1949, doce fases (14) en las que se juzgaron a doctores y médicos, jueces y abogados, la SS y los oficiales de policía, oficiales militares, funcionarios públicos y diplomáticos que participaron en la maquinaria del terror nazi. La Guerra Fría y la fundación de la RFA, hizo que se indultara a la mitad de los condenados a muerte y a los que tuvieron penas de prisión fueron puestos en libertad mucho antes de cumplir los años establecidos.

Posteriormente otros juicios penales por los crímenes nazis iban a tener lugar de la mano de tribunales alemanes (13). Los más famosos fueron el de los Procesos de Auschwitz de Fráncfort del Meno que tuvo lugar entre 1963 y 1965, y el Juicio de Majdanek de Düsseldorf entre 1975 y 1981. En otra de las secciones se habla sobre la evidencia de la existencia de un camino directo entre los Juicios de Núremberg de 1945 y el Tribunal Penal Internacional de La Haya (15) de la actualidad. El primer Tribunal fue establecido por el Consejo de Seguridad de la ONU para juzgar los crímenes cometidos durante la guerra de la ex Yugoslavia en la década de 1990.

El Tribunal de La Haya actúa independientemente de acuerdo al Estatuto de Roma de 1998, firmada por la mayoría de los países, exceptuando potencias como los EE.UU., Rusia, China, Israel... Con la definición de "guerra de agresión" como elemento de delito en el año 2010, se cerró la última brecha en el desarrollo del derecho penal internacional. La exposición finaliza con una sala (16) donde se proyecta un documental sobre lo comentado.

Nos dirigimos ahora, con toda la información necesaria sobre los procesos de Núremberg, al primer piso donde se sitúa la Sala 600 (19), donde tuvo lugar esos históricos acontecimientos. Debido a que recibía unos veinte mil visitantes al año, pese a no estar dedicada explícitamente al turismo, se optó por lo más práctico: convertirla en un memorial de aquellos juicios pero de manera mixta, de tal modo que la sala seguiría acogiendo juicios y sólo se podría visitar cuando no estuviera siendo utilizada para ese menester.

Se compagina así el sentido histórico y el laboral para dar justicia. De esta forma, el 21 de noviembre de 2010 (en el 65 aniversario del comienzo de los juicios) se inauguró el memorial con la asistencia de Guido Westerwelle, ministro alemán de Exteriores, Sergei Lavrov, su homólogo ruso, Ulrich Maly, alcalde de Nüremberg y Benjamin Ferencz, el único de los jueces que participó en el proceso que aún vivía en ese momento.

Juzgar aquí a la cúpula nazi, lo que quedó de ella o la que no pudo huir tras la capitulación, le da a la estancia una transcendencia aún mayor. La imponente y sobrecogedora sala 600, aunque ha sido restaurada y renovada, conserva en gran parte la fisionomía de aquella época, cuando los aliados la reformaron de manera espartana para que los acusados no fueran considerados personas importantes.

Y es que después de que la sala del Tribunal fuera devuelto a los alemanes en el año 1961, el poder judicial de Baviera eliminó todas las alteraciones realizadas en la misma para albergar los procesos. La pared de madera del fondo, donde se encontraba la pantalla fue sustituida por otra. En la esquina derecha se encontraba el estrado en el que los testigos realizaban sus declaraciones.

Bajo las ventanas se encontraban las mesas de los jueces y sustitos: por parte de Reino Unido Geoffrey Lawrenece (presidente) y Norman Birkett (suplente); por parte de Estados Unidos Francis Biddle (juez) y john Parker (juez suplente); por parte de Francia Henri donnedieu de Vrabes y Robert Falco (suplente); y por parte de la URSS el general de división Iona Nikitchenko y el teniente coronel Alexander volchkov (suplente). Justo debajo estaban las secretarias y a continuación las grabadoras.

A la izquierda, junto a la pantalla se encontraba el jefe de policía. Al lado, en la esquina izquierda, tras unos paneles de vidrio se situaban los intérpretes quienes, por primera vez en la historia, traducían simultáneamente todo lo que se hablaba en la sala en cuatro idiomas diferentes: alemán, francés, ruso e inglés. Teniendo en cuenta que hasta ese momento se empleaba la interpretación consecutiva es, sin duda, el origen de la traducción simultánea que tan común es hoy en día.

Los intérpretes eran personas muy preparadas a los que se les exigió una diligente preparación de actas, declaraciones y documentos. Su labor era muy importante puesto que la evaluación de las pruebas en formas de documentos dependía de su trabajo. Para tal fin se creó un servicio lingüístico compuesto por alrededor de 350 personas que se dividían a su vez en intérpretes simultáneos, traductores de documentos, reporteros que levantaban las actas de los procedimientos y miembros para edición y validación de textos.

A continuación se situaba la bancada de los veintiún acusados: Hermann Göring, Rudolf Hess, Joachim von Ribbentrop, Wilhelm Keitel, Ernst Kaltenbrunner, Alfred Rosenberg, Hans Frank, Julius Streicher, Hjalmar Schacht, Karl Dönitz, Erich Raeder, Baldur von Schirach, Fritz Sauckel, Alfred Jodl, Franz von Papen, Arthur Seyss-Inquart, Albert Speer, Constantin von Neurath, Hans Frtizsche, Wilhelm Frick y Walther Funk.

Delante de la bancada se encontraba la defensa y en la zona opuesta a aquella, junto a la pared hacían guardia de pie la policía militar. En esa parte se encuentra la puerta del ascensor por el que cada mañana accedían los acusados provenientes del túnel subterráneo que unía la sala con la prisión adyacente donde permanecían detenidos.

Transversalmente, en la parte delantera se sentaban los acusadores. En la actualidad es muy curioso ver, sobre la plataforma de madera que separa los asientos del público de la zona jurisdiccional, unas tabletas que si las mueves te van indicando en todo momento donde se situaba cada elemento y personajes durante el juicio. Además podrás ver algunos trozos de películas usadas como pruebas en aquella época.

El audioguía será de muchísima utilidad a la hora de conocer más detalles de la sala y del proceso en sí. Merece la pena sentarse y respirar historia cuando se mira la puerta de mármol negro con la máscara de Medusa que aparece en todas las fotos y películas de la época. Además, podemos comprobar in situ que las pequeñas aperturas superiores donde se situaban los medios ya no están, a excepción de las 3 ventanas de la zona de la exposición.

Pulsar para invitarme a un café