Estamos en una ciudad que cuenta con importantísimos restos romanos, no en vano, se encuentran inscritos en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Se trata de la llamada joya desconocida de la Provenza y es que pasear por sus calles medievales es una experiencia que nunca olvidaremos. Acomódate y acompáñanos en este viaje: pulsa en "Monumentos" si quieres ver una lista de los lugares importantes de esta ciudad, o en "Historia" si quieres saber algo más de este destino, en "Mapas" tendremos ese complemento que nunca debe faltar en un viaje, mientras que en "Guía" te guiaremos para que puedas aprovechar al máximo tu experiencia en este rincón de la Provenza. Finalmente, en "Conclusiones" conocerás, si quieres, nuestra opinión personal y experiencias vividas durante este viaje.
Nuestra visita: | abril de 2015. |
Idioma Oficial: | francés. |
Moneda: | Euro €. |
Población 2007: | 52.197 hab. |
Superficie: | 758,93 Km². |
Prefijo telefónico: | +33. |
Web oficial: | arlestourisme.com |
La ciudad fue fundada por los griegos en el siglo VI a.C. con el nombre de Theline. En el año 535 a.C. fue conquistada por los celtas quieres la rebautizarían como Arelate (Ciudad Pantanosa). Después vendrían los romanos que la tomaron en el año 123 a.C., llegando con ello una época de esplendor que la convirtió en una importante ciudad gracias al canal que la conectó con el mar Mediterráneo y que se construyó en el año 104 a.C. A pesar de ello, la antigua Arelate vivía a la sombra de la vecina Massalia (Marsella), la cual, después de la lucha entre Pompeyo y Julio César, fue desposeída de sus posesiones por este último una vez fue proclamado vencedor, como castigo por haber apoyado militarmente a Pompeyo y transferidas a Arelate como recompensa por haberle apoyado durante esa incursión militar. Posteriormente suscitó el interés de Augusto y se convirtió en una colonia de veteranos de la legión romana VI Ferrata. Desde el año 254 y debido a que fue sede episcopal, se convirtió en un importante centro religioso.
La ciudad llegó a su máximo apogeo durante los siglos IV y V d.C., cuando se convirtió en la capital político-administrativa de la Galia. Se trató de la ciudad preferida de Constantino el Grande, quien mandó construir unos baños termales. Hacia el año 480 la urbe comenzó a decaer debido tanto a las invasiones visigodas y bárbaras, como a los diferentes episodios de pestes que sufrió. A partir del año 838 las incursiones sarracenas (nombre dado por los cristianos de la época a los musulmanes) en las costas mediterráneas del imperio Carolingio, provocó la decadencia del comercio y por tanto de las ciudades portuarias. En aquella época gracias a que Arlés contaba con sus antiguas murallas, adquirió un carácter predominante militar, ya que éstas fueron transformadas en una fortaleza que formaría parte de la línea de fortificaciones que protegería toda la región. Esto hizo que la actividad económica de la ciudad fuera tan escasa que perdió gran parte de su carácter municipal. Así, a finales del siglo IX desapareció su ceca local.
Arlés volvería a renacer poco a poco a partir del siglo XII, como así lo atestiguan los diferentes lugares medievales que hoy podemos ver. Durante los siglos XVII y XVIII se construyeron numerosos palacios, clara muestra de la creciente prosperidad de la ciudad gracias a su enclave como gran puerto del Ródano. En el siglo XIX, con la llegada del ferrocarril, el comercio fluvial se vio afectado, provocando nuevamente otro declive económico de la ciudad. Ello trajo un aire de tranquilidad a Arlés, la misma que sedujo a Vicent van Gogh quien llegó a este lugar el 21 de febrero de 1888, pintando durante su estancia más de 300 pinturas y dibujos.
La visita a lo imprescindible de la ciudad de Arlés se puede realizar perfectamente en un día, pero creemos que dos jornadas serían perfectas para poder disfrutar con calma del patrimonio y ambiente de esta ciudad. Si haces el viaje en coche, te recomendamos que marques una ruta en la que se incluya esta ciudad, pero también Aviñón, Nimes y Orange, por encontrarse cerca una de la otra.
Dia 1: como no podía ser de otra manera, el tour por Arlés lo recomendamos empezar en Les Arènes, es decir el anfiteatro romano, el cual podrás visitar si en ese momento no hay una corrida, puesto que es una plaza de toros en activo. Alrededor del monumento romano podemos encontrar más sitios de interés como la iglesia de Notre Dame la Major, una de las más antiguas de la cuidad. Cerca se encuentra otro de los grandes monumentos arqueológicos de la ciudad, el Teatro Antiguo, tras cuya visita sería buena idea recorrer la parte que aún sobreviven de las murallas, de las que destaca, en el ángulo sureste, la conocida como Tour des Mourgues, cuyo nombre hace referencia a la cercana iglesia de Saint Blaise.
No abandonamos el centro de Arlés, en esta ocasión sería buen momento para visitar la Place de la République, en la que destaca el Hôtel de Ville o Ayuntamiento, la iglesia de Sainte-Anne o santa Ana, y una de las obras maestras de la arquitectura románica, la catedral de St. Trophime. No hay que olvidar, antes de abandonar esta plaza, visitar los impresionantes Criptopórticos, cuyo acceso se realiza a través del Ayuntamiento.
Ahora sí, terminada la visita se puede recorrer la rue de la République, calle peatonal en la que vemos interesantes ejemplos arquitectónicos como, el edificio del Hôtel Icard-Duquesne del siglo XVIII, el Hôtel Perrin de Jonquières del siglo XVII-XVII, el Hôtel de la Lauzière construida a principios del siglo XVII, pero reconstruida en el XVIII, la Chapelle des Trinitaires, el Museo Arlaten, etc.
Y así se llegará a la Place du Forum, reminiscencia de este espacio de encuentro en la época romana. Aquí veremos las columnas corintias del hotel Nord Pinus y se podrá tomar un alguna bebida o comida en la cafetería que inmortalizó Van Gogh en su obra "Terrasse du café le soir". En los alrededores de esta plaza también encontramos sitios de interés turístico, como el Palais des Podestats y la iglesia de los dominicanos o Église des Frères Prêcheurs, el mayor templo en estilo gótico de la ciudad. El día se puede finalizar visitando las Termas de Constantino y sus alrededores, donde se encuentra el Museo Réattu y la Comandancia de Santa Lucia de la Orden de Malta.
Dia 2: la segunda jornada podría comenzarse haciendo un recorrido por aquellos lugares de Arlés que Vicent van Gogh pintó, sin olvidar los museos dedicados a este pintor como el Espace van Gogh o la Fundación Vincent van Gogh. Terminada la ruta, aprovechando que quizás se haya tenido que conducir o tomar el transporte público, sería buena idea visitar el Musée Departemental d’Arles y los restos del circo romano que se encuentran justo delante de él. Finalmente, se pondría el broche a la visita de esta ciudad, recorriendo la necrópolis de Alyscamps.
Llegamos a la ciudad en un coche de alquiler, un método, por cierto, muy aconsejable para poder realizar una pequeña ruta por el sur de Francia y visitar lugares cercanos como Nimes, Aviñón, etc... El inconveniente más grande que vimos a la hora de manejar un automóvil por esas ciudades es el aparcamiento; en Arlés lo solucionamos dejándolo cerca de la zona de Alyscamps, ya que las calles del centro son estrechas, con escasez de aparcamientos y con parkings con precios algo caros rondando los 3 euros la hora. Desde los Alyscamps al centro no nos llevará más de 10 minutos andado.
El primer contacto con Arlés fue una grata sorpresa puesto que posee ese aire mediterráneo inconfundible, sus calles, su arquitectura, la forma de ser de sus gentes, todo huele a Mediterráneo. La gente es abierta y acogedora, amable y gustosa de la vida en la calle. Otro aspecto que nos llamó mucho la atención es la música, estuvimos a primeros de abril, cuando tiene lugar la Fiesta de Pascua, y algunos establecimientos sacan sus barras a la calle amenizadas con música, consistente en temas latinos muy bailables cantadas en francés, por ejemplo, escuchamos el popular tema cantado en español de "Paquito chocolatero" o la "bomba" de King África, todo en idioma francés. Por otro lado, aquí los toros se viven con verdadera pasión, no es para menos, en Francia las Arenas de Arlés y Nimes son como la Maestranza de Sevilla, las Ventas de Madrid o la Monumental de México.
Como decimos la fiesta taurina tiene lugar en las Arenas de Arlés, uno de los mejores teatros de época romana que mejor se conservan en el planeta, siendo, además, según se dice, la plaza de toros más antigua del mundo. Verlo por fuera impresiona mucho, merece mucho la pena acercarse a Arlés, aunque solo sea por ver ese maravilloso edificio que se ha mantenido en pie durante tantos siglos. A partir de aquí se abre el casco histórico, pequeño y fácilmente visitable a pie.
Y para aprender más sobre el mundo romano de Arlés y la Provenza, nada como una visita al museo departamental de Arlés Antiguo que sí que se encuentra algo alejado del centro, entre sus colecciones destacamos la de sarcófagos paleocristianos, mosaicos, diferentes piezas de todo tipo, como tuberías para canalizar el agua, o una estatua colosal de Augusto. Creemos que su visita es imprescindible para entender mejor la romanización de toda esta zona. Además, justo en su exterior se encuentran los restos del circo, los cuales aconsejamos verlos primero a vista de pájaro en Google Maps en modo satélite a través de algún dispositivo electrónico para comprender mejor sus límites y darnos cuenta que, efectivamente, esa explanada tiene forma de circo, pruébalo y nos comentas.
Nos gustó mucho el pórtico y el claustro de la iglesia de Saint-Trophime o san Trófimo, es un claro ejemplo de que en aquella época la escritura no era suficiente para enseñar a la gente, puesto que la inmensa mayoría no sabía leer ni escribir y se tuvo que recurrir a capiteles historiados donde se mostraban historias del viejo y nuevo testamento.
Pero lo que más nos sorprendió fueron los Criptopórticos, no nos esperábamos algo así, más aún cuando, una vez en ellos, estábamos en penumbras con un ambiente frio propio de los pasajes subterráneos y una suave agua corriendo por las paredes. ¡Simplemente son increíbles! No nos esperábamos su tamaño ni siquiera que sus arcos y dependencias nos iba a impresionar y sorprender, además imaginar ahí a los romanos depositando el trigo, mientras que sobre nuestras cabezas el foro hierve de gente, es extremadamente fácil.
La otra cara de la moneda, lo que menos nos gustó fue la plaza del foro, en ella las sillas y mesas de los locales se abarrotaban peleando casi por cada centímetro, quitándole encanto a la plaza. Es verdad que aquí está el famoso café que Vang Gogh pintó y quizás por ello los precios en él son muy altos, sólo recomendado para los verdaderos fanáticos del pintor impresionista. Si sois de estos últimos también tenéis la posibilidad de realizad una ruta de los diferentes lugares de la ciudad que Vang Gogh inmortalizó en sus cuadros, como el Puente de Langlois situado al sur de la ciudad, aproximadamente a una hora a pie desde el centro.
En cuanto a la gastronomía, ¿qué decir de la cocina francesa y mediterránea? una delicia se mire por donde se mire, aquí los platos se encuentran aderezados por las típicas hierbas provenzales o la lavanda o el queso o las ensaladas y verduras de temporada. Comidas típicas como la Bouillabaisse (sopa de pescado), la carne de toro, los salchichones de jabalí, etc.… y platos más nacionales como las crepes, tanto salados como dulces, entre estos últimos nos sorprendió la crepe con crema de castaña. Señalar que en Arlés existen todo tipo de restaurantes para todos los bolsillos, desde los que tienen estrellas Michelin, hasta los negocios familiares con precios más asequibles.
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