El nombre de Alyscamps, los Campos Elíseos en provenzal, hace referencia a todo el cementerio que se desarrolló en la época romana a lo largo de uno de los ejes viarios principales, la Vía Aurelia, en las afueras de la ciudad romana de Arelate, más concretamente al este. De tamaño considerable, particularmente en la época tardorromana, esta necrópolis, literalmente “La Ciudad de los Muertos”, consta actualmente de una avenida bordeada por sarcófagos acondicionada por los monjes de la Orden de los Mínimos en el siglo XVIII. Sin embargo, en la Edad Media, fue uno de los cementerios más famosos del mundo occidental.
Y es que, durante aquel período, este lugar contaba con numerosas tumbas para incineración, sarcófagos, mausoleos, capillas y monumentos funerarios, de los que actualmente quedan pocos vestigios debido a su desastrosa historia. A partir de la Edad Media, el cementerio fue saqueado, los sarcófagos se llevaron a las granjas donde hicieron la función de abrevaderos. Alyscamps ya estaba abandonado en el siglo XVI, cuando, en el año1584, sufrió su primer daño de envergadura, debido a las obras realizadas para permitir la apertura del canal de Craponne.
En el siglo XVIII, el padre Dumont, un hombre erudito llegado de Roma, recibió el encargo de reunir en el patio de la iglesia de Saint-Honorat diversos objetos arqueológicos que, hasta ese momento, se encontraban esparcidos por la ciudad, además de escribir una obra global sobre las antigüedades de Arlés. De esta manera una multitud de sarcófagos, urnas y estatuas se acumularon en el patio de la iglesia desde el año 1784.
Durante la Revolución Francesa la antigua necrópolis sufrió cambios muy drásticos, para después, en el año 1842, ser parcialmente destruida para permitir el paso de la línea ferroviaria que uniría París, Lyon y Marsella. Posteriormente, a mediados del siglo XIX, fue saqueada y dañada nuevamente para la construcción de los talleres de SNCF.
De los sarcófagos que se han salvado podemos ver una amplia muestra de calidad en el Museo Departamental de Arlés, datados en el período paleocristiano y que constituye la segunda colección de sarcófagos más grandes del mundo, tras el de los Museos Vaticanos. En Alyscamps vemos otros, hechos con piedra caliza local, generalmente muy sencillos y sin apenas decoración, exceptuando algunos que cuentan con grabados en los que se representan una escuadra con una plomada, o una azuela o ascia (es decir una especie de hacha curva). Otros sarcófagos también poseen inscripciones funerarias, las cuales a menudos son ilegibles.
De los muchos mausoleos, capillas y monumentos funerarios vamos a comentar los que aún quedan en pie, empezando con la chapelle Saint-Accurse, situada nada más comenzar el recorrido y adosada a la église Saint-Césaire-le-Vieux, de la que sólo queda su imponente arco romano. Aquella capilla se construyó en el año1520, como expiación de la muerte de Accurse de la Tour, muerto en un duelo por otro noble arlesiano, Antoine de Quiqueran de Beaujeu.
A continuación, a la izquierda, encontramos el edificio llamado Maison du Gardien o Casa de la Guardia, levantado en el año 1860 por el arquitecto nacido en esta ciudad Arles Auguste Véran, quien pretendió con esa construcción evocar una capilla de estilo románico.
Un poco más adelante, a la derecha se erige otra imponente construcción, se trata del Monument des consuls o Monumento de los cónsules, erigido en el siglo XVIII, más concretamente en el año 1722, en honor a los ediles y concejales municipales fallecidos durante la peste que azotó la región entre los años 1720 y 1721.
Tras recorrer un buen tramo de la avenida flanqueada de sepulcros y antes de llegar a la église Saint-Honorat, nos topamos, a la izquierda con la chapelle des Porcelet, construida en el siglo XV para tener la función de ser la capilla funeraria de la poderosa familia de los Porcelet.
Antes de introducirnos y de hablar de la église Saint-Honorat, merece la pena observar el entorno, puesto que fue inmortalizado en los cuadros de dos grandes pintores: Van Gogh y Gauguin. Aquel primero soñó con crear el Atelier du Midi donde recibiría a sus amigos pintores, pero sólo Gauguin aceptó la invitación. Así, en 1888 hicieron varias punturas de este lugar hasta que estalló la discordia entre ambos hombres. Tras una fuerte y violenta discusión, Vicent se cortó la oreja y Gauguin se marchó de la ciudad a toda prisa.
Centrémonos ya en la église Saint-Honorat y su entorno: según la tradición, el mártir arlesiano saint Genès o Genest (san Ginés o Genesio) fue enterrado en el año 303 o 308 en el límite sureste de la necrópolis, en el actual lugar que ocupa la iglesia. San Ginés de Arlés fue un notario militar o taquígrafo de los archivos judiciales, bajo los emperadores Maximiano y Diocleciano. Se negó a transcribir el edicto de persecución y condenas de muerte de Diocleciano, por lo que fue decapitado en Trinquetaille.
En la segunda mitad del siglo IV, con la creciente importancia del culto a las reliquias, la tumba de saint Genès comenzó a ser buscada para los entierros, particularmente para los de los obispos de Arlés. Las excavaciones realizadas entre los años 1930-1950 frente a la iglesia de Saint-Honorat permiten observar hoy ese amontonamiento de tumbas de fieles que deseaban descansar lo más cerca posible al mártir y aprovechar así su santidad.
La historia de la iglesia de san Honorato aún no se ha diluido por completo. El edificio románico reutiliza en su cripta un ábside anterior, cuya fecha de datación es incierta, aunque parece comprobado que existió un templo prerrománico. En el segundo cuarto del siglo XII se decide reconstruir la iglesia conservando los muros de la primera nave. El templo, hecho enteramente de sillería, recibió una cabecera con tres ábsides, cuyo corto tramo del coro se abre a un crucero.
La cripta, bajo el gran ábside principal, contenía las reliquias de los santos. El crucero se cubre con una cúpula sobre trompas rematada por un hermoso campanario octogonal. En el siglo XVI el crucero fue modificado para la construcción de gruesos cuerpos cilíndricos destinados a consolidar los pilares románicos y para poder duplicar sus arcadas.
Aunque la nave no se pudo terminar por falta de dinero, se hizo de un solo vano, con arranque de pilares y la fachada occidental, dotada de una bella portada de estilo románico de finales del siglo XII. El patio posteriormente acomodó nichos funerarios en las paredes, destinados a recibir tumbas. Todos los edificios conventuales de la abadía se destruyeron tras la Revolución Francesa. Finalmente, aislada entre los talleres de la SNCF y la route de la Crau se sitúa la chapelle de la Genouillade del siglo XVI, conocida en otro tiempo como Capilla de los Campesinos, quienes habían establecido en ella su sede.
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