Cartagena lleva implícita en su nombre una carga considerable de historia y cultura, y no es para menos, recorrer sus calles implica experimentar la esencia de una ciudad milenaria, casa de muchas culturas y centro importante del mar Mayor, como llaman aquí al Mediterráneo. Actualmente es base militar importante, capital legislativa de la Región de Murcia y, sobre todo, un lugar donde quedar admirado de su esplendoroso pasado que, junto a la zona de la Manga del Mar Menor, conjugan un binomio de cultura-playa muy atrayente para el viajero.
Nuestra visita: | Agosto de 2012. |
Idioma Oficial: | español. |
Moneda: | Euro €. |
Población 2007: | 214.918 hab. |
Superficie urbana: | 558,08 Km². |
Prefijo telefónico: | +34 968. |
Webs oficiales: | puertodeculturas.cartagena.es turismo.cartagena.es |
Los orígenes anteriores a la presencia de los cartaginenses hay que buscarlos en épocas del, casi desconocido, reino de Tartessos, cuando el emplazamiento, según algunos estudiosos de la materia, tenía el nombre de Mastia. Sabemos gracias a la obra de Avieno titulada "Ora Marítima" que hacia el año 227 a.C. el general cartaginés Asdrúbal fundaría, sobre el supuesto anterior asentamiento, la nueva Quart Hadast. Esta nueva capital de los dominios cartaginenses en la península ibérica contaría con grandes edificios que tras la conquista romana en el 210 a.C. a manos de Publio Cornelio Escipión desaparecerían.
Así la nueva posesión romana pasaría a llamarse Carthago Nova. Durante este nuevo período, y por más de tres siglos, la ciudad vivirá sus mayores momentos de esplendor, recibiendo incluso el título de Colonia Urbs Iulia Nova Carthago. Su riqueza se basó no sólo en sus minas de plata y plomo, sino también en su privilegiado emplazamiento como puerto natural rodeado de colinas. Hay que tener en cuenta que la ciudad era, hasta el siglo XVIII, una península rodeado por una laguna salada al norte y noreste, conocida popularmente como "Almarjal", comunicada con el mar de Mandarache (actual Arsenal) a través de una pequeña rambla llamada Benipila. En el siglo XVIII la rambla ya traía poca agua con lo que la laguna estaba prácticamente seca con aguas estancadas que provocaron epidemias. Es por esta razón que en este siglo la rambla de Benipila se desvió y se secó completamente la laguna que se convertiría en el futuro ensanche de la ciudad.
Con el final del Imperio Romano la ciudad tendrá un largo período de decaimiento siendo ocupadas sucesivamente por vándalos, visigodos, bizantinos y por los árabes que la conquistarán en el año 734 llamándola Qartayanna al Halfa. Es definitivamente la época musulmana la que denominará definitivamente a la ciudad con el nombre de Cartagena (es la adaptación al castellano de la palabra árabe Qartayanna). En 1245 la ciudad fue conquistada por Alfonso X el Sabio, siendo anexionada al reino castellano de Fernando III el Santo.
Durante estos siglos Cartagena vivirá una etapa de decadencia de la que podrá salir en parte gracias a que en el siglo XVI fue, junto con Málaga, los únicos puertos del Mediterráneo autorizados para realizar operaciones comerciales con las Indias. En 1728, con Carlos III se convertirá en el Departamento Marítimo del Mediterráneo. Durante ese período se construyeron el Arsenal, castillos y cuarteles según el plan de fortificación para la ciudad, lo que generó una gran actividad constructiva y mercantil que atrajo a mucha mano de obra lo que ocasionó el espectacular incremento de la población pasando de 10.000 a 50.000 habitantes.
La importancia de Cartagena se mantiene durante el XIX, siglo en la que incluso tuvo un corto período de autogobierno cantonal bajo la dirección de Gálvez. Será ésta la época en que la ciudad adquiera su fisonomía actual, al construirse numerosos edificios que siguen las tendencias que triunfan en aquel momento: el estilo ecléctico y el modernista. A finales de la segunda mitad del siglo XX se produjo una crisis minera que hizo que la urbe viviera un nuevo altibajo económico. Llegaría así la Guerra Civil Española en la que Cartagena sería un importante bastión republicano, siendo incluso la última ciudad española en rendirse ante las tropas de Franco. Actualmente Cartagena enfoca sus miras hacia los seos comerciales y turísticos, recuperando poco a poco su rico patrimonio histórico, artístico y cultural.
Dia 1: este primer día lo vamos a iniciar visitando el Castillo de la Concepción con su ascensor panorámico, un buen punto de partida donde conocer más sobre la historia de Cartagena. Desde aquí obtendremos una panorámica de los restos del anfiteatro romano. Después visitaremos los cercanos Refugios de la Guerra Civil Española, de hecho, su entrada está en la primera planta del ascensor panorámico, a la que se puede llegar por el mismo ascensor o por las escaleras laterales que lo circundan. No muy lejos queda el Centro de Interpretación de la Muralla Púnica, en el que también veremos los restos de la cripta (siglos XVII-XVIII) de la desaparecida ermita de San José.
La siguiente visita imprescindible y principal motivo para visitar la ciudad es el Museo del Teatro Romano, interesantísimo espacio expositivo cuya gran sala final es el propio edificio del teatro. Tras comer y beber algo, nos detenemos ahora en recorrer la plaza del Ayuntamiento, donde veremos interesantes edificios como el Palacio Consistorial, el Gobierno Militar, el edificio de la Comunidad de los Canales del Taibilla, el palacio de Riquelme y, más al sur, el monumento a los Héroes de Cavite. El día lo finalizaremos en el paseo del muelle de Alfonso XII, donde se encuentran uno de los símbolos de la ciudad: el Submarino de Isaac Peral, además del Auditorio y palacio de Congresos y el interesante museo Nacional de Arqueología Subacuática (ARQVA).
Dia 2: nuestra segunda jornada la vamos a empezar dando un pequeño crucero por la bahía de Cartagena en el Barco Turístico, el cual nos llevará hasta el Fuerte de Navidad. En la travesía veremos el Arsenal Militar, el castillo de Galeras, el faro de la Curra y el de Navidad, etc.… Tras desembarcar tenemos la oportunidad de recorrer las Murallas de Carlos III que discurren paralelo al Paseo de Alfonso XII.
Tras el almuerzo, nos disponemos a conocer más del casco urbano de la ciudad y para ello recorremos la calle Mayor y alrededores, para admirar edificios y lugares importantes como la Casa Cervantes, el actual Casino, Casa Clares, iglesia de santo Domingo, iglesia de Santa María de Gracia, la casa Llagostera, plaza de san Sebastián, Capitanía General, columnata romana, iglesia del Carmen, etc.… En ese recorrido podemos visitar, en el Parque Arqueológico-Histórico del Molinete, el Barrio del Foro Romano compuesto por los restos de unas termas y un edificio destinado a la celebración de banquetes religiosos, situadas en torno a una de las principales vías de la ciudad en aquellos tiempos el Decumano Máximo que a la vez cruzaba perpendicularmente con el Cardus o Kardo. Podemos completar el día con los otros edificios de la Ruta Modernista, constituido por la Casa Zapata, el Hotel de la Compañía del Ensanche y la ecléctica Estación del ferrocarril.
Dia 3: en nuestro tercer día vamos a completar el recorrido por el centro histórico, así veremos la interesante Casa de la Fortuna que cuenta con fresco y un tramo de la calzada del Kardus. Muy cerca se encuentra el Augusteum, constituido por los restos del templo donde se reunía culto al emperador Augusto. También cerca, al otro lado de la plaza la Merced, se encuentra la Casa Aguirre que acoge el MURAM. El día podemos completarlo con la visita al Museo Arqueológico Municipal, levantado sobre los restos de un cementerio paleocristiano.
Dia 4: el cuarto y último día, lo dedicaremos para visitar otros sitios interesantes para completar la visita a la ciudad y realizar alguna excursión cercana. Así, destacamos lugares cercanos como la Asamblea Regional, la Torre Ciega o la iglesia de la Caridad, y lugares algo más lejanos como el Faro del Cabo de Palos o el Parque y las playas de Calblanque.
Sin lugar a dudas Cartagena es esa pequeña joya que espera en un rincón de la península ibérica a ser descubierta y una vez que se visita y se recorre su rico patrimonio cultural, sobre todo arqueológico, la sorpresa nos invade y la inevitable pregunta nos ronda por la cabeza: ¿cómo es que no es tan conocida? Esa podría ser nuestra primera sensación después de pasar unos días en esta ciudad. Cartagena podría competir perfectamente con Mérida, pero sin embargo no goza de la fama de aquella, siendo ambas joyas de la arqueología, sobre todo romana. Otra de las conclusiones a las que hemos llegado es que la ciudad son en verdad dos ciudades: la exterior por donde todo el mundo pasea, y la subterránea con maravillas como la Casa de la Fortuna.
Y es que además Cartagena ofrece diferentes rutas para todos los gustos, tanto la comentada arqueológico, como la modernista, barroca y moderna. Todo ello a poca distancia, exceptuando casos excepcionales como el Museo Arqueológico Municipal que se sitúa fuera de la zona donde se concentra el legado cartaginés. Y no es en vano, puesto que el edificio que acoge el museo está construido sobre una necrópolis paleocristiana conservada in situ.
Nos ha encantado la zona del Molinete donde en su lado sur se encuentra el Barrio del Foro Romano (restos de las termas y otros edificios). También ha sido genial pasear en barco y ver el contorno de la ciudad desde otra perspectiva gracias a los comentarios en español e inglés que podemos escuchar a bordo. Tema aparte merece el Teatro y su Museo, nos ha parecido una maravilla no sólo por el mismo Teatro romano en sí, sino también en la forma que se nos va contando la historia del mismo a través de un corredor primero, después vamos subiendo tres plantas en las que se exponen piezas encontradas en las excavaciones, y por último accedemos al teatro en sí después de atravesar un segundo corredor situado en la Catedral Vieja. El recorrido, idea de Rafael Moneo, une la plaza del Ayuntamiento con el Teatro.
Y es que la museificación de la mayoría de los atractivos de Cartagena es otra de las cosas que queremos destacar por su originalidad y buen gusto. El mayor causante de esto es la extraordinaria iniciativa de Cartagena Puerto de Culturas, empresa semipública empeñada en sacar a la luz el gran legado de esta ciudad para que el visitante lo pueda visitar fácilmente y con mucha información. De hecho, en la mayoría de lugares que administra este consorcio, se realizan muy a menudo visitas guiadas incluidas en el precio del ticket de entrada, y que recomendamos desde aquí.
Hablando de tickets creemos que es una buena elección que el viajero que disponga al menos de dos días compre el abono completo para visitar todos los sitios arqueológicos y además realizar un mini crucero en catamarán por la bahía de Cartagena. Si por el contrario tienes pocas horas creemos que es buena opción que puedas crearte una pequeña ruta seleccionando los lugares que quieras visitar. Además, no hay que olvidar que disponen de diferentes actividades a lo largo del año que complementan más si cabe, la gran oferta cultural de Cartagena. En cualquier modalidad, si realizas la compra por internet tendrás un jugoso descuento.
Y si a todo lo comentado anteriormente le añadimos el turismo de sol y playa de la zona de la Manga del Mar Menor, tenemos como resultado un destino de lo más variado. Nos ha gustado especialmente el faro de Cabo de Palos y el parque de Calblanque, Monte de las Cenizas y Peña del Águila, con sus doradas playas.
En cuanto a las fiestas podemos señalar dos fechas importantes: la Semana Santa (catalogada de interés turístico nacional) y la Fiesta de Carthagineses y Romanos que tiene lugar la segunda quincena del mes de septiembre. En ella se recrean los hechos acaecidos entre los años 223 y 209 a.C.: el establecimiento de una nueva capital del Imperio de Carthago en la península Ibérica y de la lucha de éstos con el otro gran Imperio de la época, Roma. Es especialmente interesante debido a que casi toda la ciudad viste los trajes típicos de carthagineses por un lado y de romanos por otro.
En el terreno de la gastronomía destacamos el caldero que es una especie de guiso marinero de arroz y pescado, y es que la mayoría de platos típicos se basan en el pescado. Además, está en auge el tema del tapeo, una manera económica de comer que consiste en una cañita de cerveza servida con una tapa.
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