Es más que evidente que en Benidorm no vamos a encontrar ni grandes monumentos ni grandes museos, a pesar de ello es un centro turístico hecho para la diversión en todas sus variantes. En pocos metros cuadrados podemos encontrar de todo, desde cualquier tipo de tiendas y restaurantes a grandes parques temáticos, pasando por el turismo deportivo y de aventura. A todo ello se le une la nueva arquitectura vertical que le otorga una personalidad inconfundible: es el lugar con más rascacielos por habitante y el segundo del mundo con más edificios altos por metros cuadrados.
Nuestra visita: | Julio de 2013. |
Idioma Oficial: | español y valenciano. |
Moneda: | Euro €. |
Población 2012: | 72.991 hab. |
Superficie urbana: | 38,51 Km². |
Prefijo telefónico: | +34 966 / 865. |
Web oficial: | visitbenidorm.es |
El Tossal de la Cala de Benidorm ya estuvo habitado por los íberos y romanos, como así demuestran los pocos vestigios que quedan en este cerro. Durante la época musulmana existía, al parecer, una pequeña comunidad rural o Alquería en la Partida de Lliriets, que carecía de importancia puesto que no aparece en el Llibre dels Pyts de Jaime I de Aragón, monarca que conquistó esta zona alrededor del año 1245.
Se considera como el verdadero fundador de la ciudad a un importante señor feudal, el almirante Bernardo de Sarriá, a quien se le concedió la mayor parte de la comarca. Éste otorgó la Carta Pueblo a Benidorm el 8 de mayo de 1325, momento en que se creó el castillo y la villa. El establecimiento de la vida se debió a una razón estratégica al intentar atraer a familias cristianas por el temor a las posibles alianzas y pactos del gran número de mudéjares existentes en la zona con el Reino nazarí de Granada.
Posteriormente, en el año 1410 la población sufrió los ataques de los piratas berberiscos. Pero fue en 1448 cuando éstos asolaron la villa y el castillo y se llevaron esclavizados a la mayor parte de los habitantes de Benidorm, quedando la zona despoblada. Durante el siglo XVI se reparó y amplió el castillo, pero la parte urbana todavía no tenía habitantes. A partir del año 1666 se mejoraron las construcciones defensivas y se estableció una acequia para aportar el agua a la villa desde el interior de la comarca, lo que hizo que llegaran nuevos pobladores. A finales del siglo XVIII la población subió a los 2100 frente a los 216 habitantes con que contaba en el 1715. Este crecimiento se debió a la importante actividad pesquera, mediante el uso de la almadraba, en la que sus habitantes se especializaron y fueron famosos desde aquel momento hasta aproximadamente el año 1950, momento en que terminó su decadencia.
A principios del siglo XX se vivió un contexto de desaceleración económica debido a la crisis de la marina mercante con la pérdida de las últimas colonias ultramarinas en 1898, y el desastre de la agricultura basada en la vid y debido a la llegada de la filoxera, insecto parásito de esa planta. Durante esos años se amplió el puerto y se comenzaron a levantar los primeros chalets en la playa de Levante. Finalizada la Guerra Civil Española, se fueron recuperando las actividades socioeconómicas poco a poco, y la pesca fue de nuevo el ramo más destacado. Fue a mediados del siglo XX cuando comenzó la transformación de aquel pequeño pueblo de pescadores en la urbe turística que hoy conocemos, por un lado, la pesca dejó de tener importancia y por otro, durante la alcaldía de Pedro Zaragoza, el Ayuntamiento aprobó el nuevo ordenamiento urbanístico de la villa con el fin de convertirla en un centro turístico de primer orden, para ello se trazaron las calles en cuadrícula y se ampliaron las avenidas.
A partir de entonces el sector servicios originado por el turismo sería el motor económico de la zona. Sin embargo, la verdadera transformación de Benidorm llegaría en el año 1963 cuando se aprobó un nuevo plan que permitía construir libremente en altura. Esta liberación vertical tuvo un efecto inmediato con la construcción de los primeros pisos altos que optimizaban el espacio, siendo el primero el edificio Frontal Mar de 14 plantas construido en 1963. Un año después se levantaría el primer rascacielos, la Torre Coblanca, de 94 metros de altura y 29 plantas, que marcaría la línea a seguir.
Dia 1: Esta primera jornada la vamos a dedicar a visitar el centro urbano de Benidorm. Un buen lugar para comenzar la ruta es el Parque de L'Aigüera, donde se sitúa también el Ayuntamiento. Desde aquí nos dirigimos al Casco Antiguo, donde destacan calles como Carrer Major, Carreró dels Gats, plaça Castelar, plaça de la Senyoria, passeig de Colon, etc… Aprovechamos para visitar la iglesia de San Jaime y de la Virgen del Sufragio y la plaza-mirador de El Castell que desemboca en el famoso Balcón del Mediterráneo, desde donde obtendremos bonitas vistas de las playas de Poniente y Levante.
Pero Benidorm es muchísimo más que su Casco Antiguo, sin duda la ciudad nueva, la constituida por rascacielos, es otro de sus atractivos, por ello en esta guía destacamos los más destacados.
Dia 2: nuestro segundo día lo vamos a dedicar íntegramente en la visita del parque de atracciones Terra Mítica, cuyo principal atractivo, además de sus atracciones, es el decorado muy conseguido de diferentes civilizaciones antiguas. Si no quieres pagar entrada, tienes la opción de Iberia Park, de acceso libre, y donde sólo pagarás por las atracciones que elijas disfrutar.
Dia 3: el tercer día será para descubrir otro de los parques importantes de Benidorm: Terra Natura, dedicado al descubrimiento de la fauna y flora de los cinco continentes. Tras terminar la visita, podemos refrescarnos en Aqua Natura, un parque acuático muy completo.
Dia 4: esta jornada lo disfrutaremos en alguna de sus afamadas playas o visitando otros sitios de interés como Aqualandia, Mundomar, el cerro de Tossal de la Cala, etc… Por supuesto durante nuestras vacaciones en Benidorm no hay que olvidad las vistas nocturnas del skyline de Benidorm y, como no, tomarle el pulso a la fiesta que la ciudad nos ofrece hasta el amanecer.
Lo primero que llama la atención cuando uno se aproxima a Benidorm es, evidentemente, los rascacielos. Vistos desde la autovía parece un lugar invadido por los edificios altos, parece que va a ser una ciudad fría, llena de coches, contaminada, muy lejos del centro turístico que esperas encontrar. Sin embargo, una vez dentro de la villa la percepción cambia por completo porque, a pesar del gran número de rascacielos, posee calles que respiran, anchas y con grandes espacios verdes. Sin lugar a dudas nos encantó la ciudad vertical que se levanta en toda la ciudad, pero la zona de poniente nos fascinó.
Benidorm no posee apenas patrimonio monumental, su casco antiguo es muy reducido, pero eso está subsanado por la nueva arquitectura vertical, que más de una vez nos dejó con la boca abierta, como con el nuevo edificio In Tempo. Es pues una ciudad donde más que mirar al pasado, se mira al futuro. Ello unido a su microclima y a sus espléndidas playas lo convierte en un destino ideal para quien busca descanso y diversión. Lo que destacaríamos de la parte negativa es que la playa de Levante está muy concurrida y es difícil buscar un sitio donde poner la toalla, sin embargo, la de Poniente es muy tranquila.
Y eso es otra de las bazas de Benidorm, el sector turístico aquí es amplísimo, siendo, además, accesible para cualquier bolsillo. Los precios, tanto de hoteles, como de restaurante, como de bares, son bastante bajos, debido a la amplia oferta hostelera, aunque también los hay más exclusivos y caros. La oferta de ocio nocturno también es muy amplia, la llamada zona de los ingleses (que abarca las calles Gerona, Ibiza, Mallorca y Londres) es muy frecuentado por turistas extranjeros, sobre todo británicos. Para los más clásicos, junto al paseo marírtimo de Levante (donde también hay discotecas y pubs) se encuentra el local de María Jesús y su acordeón.
La oferta de ocio es también amplísima, desde deportes náuticos hasta parques temáticos. De entre ellos destacamos Terra Mítica y Terra Natura, dos joyas de la corona de la diversión en Benidorm. Nos encantó la tematización de Terra Mítica, nosotros amamos las grandes civilizaciones del mediterráneo y nos sentimos como pez en el agua, no sólo disfrutamos las atracciones (nos encantó Inferno y Titánide, ¡de vértigo!), sino que también lo hicimos con las reconstrucciones de diferentes templos y edificios (magníficos el templo de Kinetos y el edificio llamado Akrópolis). Iberia Park, por otro lado, pensamos que es una buena alternativa para quienes vengan con poco dinero y sólo quieran disfrutar de contadas atracciones puesto que el acceso es gratuito pagando sólo por las atracciones que el viajero elija, de igual forma la tematización es magnífica.
En Terra Natura tuvimos la oportunidad de ver los animales divididos, según su origen, en continentes. Nos encantó en Pangea la sección de criaturas venenosas, también las representaciones de un pueblo mexicano (Copaltenango) y otro griego (Kalicameni), nos gustó mucho. Pero lo más recomendable es realizar el Zootour, recorrido por la zona de Asia donde conoceremos más sobre diferentes animales, además de tener la oportunidad de darles de comer, experiencia que nos encantó y nos hizo sentir cerca de la naturaleza en su máxima expresión. El parque también ofrece la oportunidad de realizar paseos en burritos, entrar al interior del recinto de los elefantes, tirolina, etc... Después de la visita podemos darnos un chapuzón merecido en Aqua Natura.
En este parque acuático nos encantó la enorme piscina central, la zona infantil (que nos pareció muy original y completa) y, sobre todo, los toboganes. De ellos destacamos la Cresta, nos pareció que volábamos y la adrenalina subió a sus límites máximos. Para descansar el parque cuenta con tumbonas y amplias zonas verdes. Por ello recomendamos la visita conjunta para un día completo para Terra Natura y Natura Park que se encuentran en el mismo recinto.
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