Comenzamos el recorrido por este Regio en su esquina noreste, donde se produce la intersección entre la via Stabiana (Cardo Maximus) y via dell'Abbondanza (Decumanus Maximus). Este cruce se conoce como la intersección de Holconius, ya que aquí se encontró una estatua de M. Holconius Rufus. Este primer tramo de la Via dell'Abbondanza, que creció alrededor del área del Foro, pertenece a la fase más temprana del desarrollo callejero de Pompeya. A medida que la ciudad continuó expandiéndose, la calle se extendió más allá de via Stabiana hasta llegar al límite este de Pompeya, en la Puerta Sarno.
En el inicio de este tramo de calle, a la izquierda, se encuentra la casa de los Cornelii o Domus Cornelia que se remonta a la época de Sila. Posee un diseño típico de atrio-tablinum-jardín; el atrio tiene un impluvium central revestido de mármol, en cuyo borde había una mesa sostenida por patas con forma de garras felinas, la cual fue representando en multitud de pinturas del siglo XIX, momento en que esta casa era muy popular, al contar con la decoración escultórica más completa que se conocía en aquella época. Hoy en día dicha mesa se conserva en los Graneros del Foro. En el lado izquierdo del tablinum se encontró un herma de mármol de Cornelius Rufus, actualmente en el Antiquarium de Pompeya. En la parte trasera de la casa se encuentra el peristilo, cuyo pórtico estuvo sostenido por 18 columnas dóricas.
Al final de la via Stabiana, en su extremo sur se encuentra la Puerta de Stabia, cuya forma original consistía en un único espacio con bóveda de cañón que contenía una puerta de doble hoja, seguida por un pasaje con baluartes en cada extremo para protegerla. Aquí se encontró un bloque cuadrado de piedra travertino en el que se nombra no sólo la puerta, sino también tres calles de la ciudad, así como el cercano templo de Asclepio. En el exterior de la puerta, como ocurre en casi todas las demás, se extiende una necrópolis (en la que destaca un monumento funerario que posee una escena en relieve de un combate de gladiadores), incluida otra situada a unos 500 metros más allá que consta de un área de 400 m2 con tumbas de entre los siglos IV y II a.C.
Sin abandonar la via Stabiana, en su lado oeste se sitúa el Teatro Pequeño u Odeion, construido entre el 80 y el 75 a. C. Enseguida desembocamos al Cuadripórtico de los Teatros, también conocido como cuartel de los Gladiadores, datado en el siglo I a.C., por lo que es uno de los ejemplos de su tipo más antiguos que se conocen en Italia. El Cuadripórtico se expande detrás del escenario del Teatro Grande, constando de una gran columnata en sus cuatro lados, en total cuenta con 74 columnas dóricas. En un principio era el espacio en el que el publico que asistía al teatro podía caminar y conversar durante los intervalos entre funciones.
Tras el terremoto del año 62 d.C. el complejo perdió aquella función originaria, convirtiéndose en un cuartel para los gladiadores. Fue entonces cuando se reorganizaron algunas partes del edificio, se abrieron una serie de habitaciones y se levantó un segundo piso. En el lado noreste se encontraba el comedor en una espaciosa exedra, el apartamento del lanista o instructor estaba en el último piso, mientras que los gladiadores se alojaban en las celdas dispuestas a los lados del criptopórtico.
Durante las excavaciones aquí se encontraron dos cajas de madera que contenían armas de gala ricamente decoradas, como espadas, armaduras, etc. que se utilizaron en los desfiles previos a los combates, conservados actualmente en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles. También se hallaron los restos de muchas víctimas, entre los que se encontraban cuatro esqueletos de esclavos y dieciocho de ciudadanos libres, incluida la de una mujer que contaba con numerosas joyas.
El Teatro Grande se construyó aprovechando la pendiente natural de la colina y, por el carácter de su construcción, seguramente su forma original data de finales del siglo III a.C., aunque durante el periodo de Augusto fue ampliamente restaurado y ampliado bajo los auspicios de los hermanos Marcus Holconius Rufus y Marcus Holconius Celer, como así lo atestiguan las numerosas inscripciones que se encuentran en todo el edificio. Estos hermanos eligieron como arquitecto al liberto Marcus Artorius Primus, inmortalizado en otra inscripción visible en la entrada del corredor que da acceso a la parte este, cerca de la entrada de la orquesta.
Está dividido en tres partes: la cávea, la orquesta y el escenario. El plan general del teatro se ajusta al estilo griego, como se puede apreciar en la orquesta: en el romano tenía forma de semicírculo, mientras que en el griego era totalmente redonda o, como en la mayoría de los casos, era un círculo cuyos tangentes de sus lados estaban tan extendidos que se podía realizar una circunferencia completa, como es el caso que nos ocupa. El escenario, situado alrededor de un metro de altura por encima del nivel de la orquesta, es más bajo que el del teatro romano.
La cávea tuvo capacidad para sentar a cinco mil espectadores y estuvo dividido en tres partes: la ima cavea (es la parte inferior formada por cuatro plataformas donde los decuriones ponían sus asientos), la media cavea (es la más extensa con sus veinte filas de asientos enumerados de los que sólo han sobrevivido una pequeña parte), y la summa cavea (la zona superior que se encontraba sostenida por bóvedas sobre un corredor y era tan estrecho que sólo podía tener cuatro filas de asientos). En este último, la pared del fondo contaba con bloques de basalto con agujeros donde se sostenían los mástiles de madera donde se extendía el velarium, un gran toldo que servía para dar sombra a los espectadores en días de calor.
El escenario es largo y angosto, con una pared trasera que se construyó imitando el frente de un palacio, decorado con columnas y nichos con estatuas. Detrás había una estancia larga y estrecha que se usaba como camerino y a la que se accedía por una puerta en la parte trasera.
Los espectadores tenían varias formas para acceder a sus asientos: a la ima cavea se entraba a través de los pasajes abovedados de los tribunales que desembocaban a la orquesta. En el lado este se podía llegar a estos pasajes a través de un callejón que conserva hoy en día parte de su decoración al fresco y que contiene varios ejemplos bien conservados de grafitis. Desde ese callejón, además de dar acceso al Teatro Pequeño, también se podía llegar hasta la media cavea gracias a cortos tramos de escalones, así como a través del corredor abovedado superior y desde ahí descender en tramos de escaleras que dividían los asientos en cinco bloques con forma de cuña o cunei. A ese corredor abovedado se accedía por cuatro puertas situadas en la zona del Foro Triangular y por otras puertas alrededor.
Fuera del teatro, en su parte superior, se sitúa a un lado el templo de Isis que data del siglo II a.C. y estuvo dedicado a aquella diosa egipcia, cuyo culto estaba muy extendido desde el siglo III a.C. por todo el Imperio Romano. Se trataba de un culto mistérico, es decir reservado a aquellas personas ya iniciadas. El mito cuenta que Isis recuperó las diferentes partes del cuerpo de su esposo Osiris, quien fue asesinado y desmembrado por Seth. La diosa unió todas las partes y le volvió a dar vida, pasando a ser la divinidad dispensadora de vida. Este culto estuvo muy difundido entre las clases bajas de Pompeya por la esperanza de vida más allá de la muerte. El edificio cuando fue excavado poseía la decoración y el mobiliario casi intactos, conservándose hoy en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, donde una serie de salas trata específicamente el templo y sus hallazgos.
En el lado contrario al templo se sitúa la Palestra o Gimnasio Samnita, cuyo origen se remonta al siglo II a.C., como así lo atestigua una inscripción, cuando Pompeya estaba controlada por los samnitas. El patio estuvo completamente rodeado por una columnata, pero tras el terremoto del año 62 d.C., se eliminaron las columnas del lado este, cuyo espacio se agregó al solar del templo de Isis. Más o menos en el centro hay un pedestal, ante el cual se encuentra una pequeña mesa: el pedestal tenía una estatua de la divinidad patrona de la palestra, mientras que la mesa contenía coronas para que los vendedores de las competencias atléticas las tomaran, subirían un estrecho tramo de escalones y la colocaría en la cabeza de la estatua, de la cual no se ha encontrado nada. Al pie de una de las columnas del lado sur, se encontraba una segunda estatua de mármol que se conserva también en el museo Arqueológico de Nápoles.
La Palestra Samnita fue utilizado, en definitiva, para la formación de hombres y niños, de acuerdo con el modelo griego para cultivar la mente y el cuerpo, de hecho, contaba con una puerta que daba acceso directo al Foro Triangular, donde había una pista para correr. Este foro toma su nombre de la forma geométrica que posee inusualmente un lugar así, asentándose además en el borde un espolón de antigua lava. Probablemente fue construido en el período samnita para realzar el entorno del Templo Dórico que veremos después. Como entrada principal se erigió un alto pórtico de orden jónico que formaba así una entrada monumental al Foro Triangular y al Teatro Grande. Tras el pórtico, una pared contiene dos accesos al interior.
La plaza se dotó de columnas dóricas en los brazos oeste, norte y noreste. Dicha columnata poseía un piso de altura y constaban de noventa y cinco columnas. Al pie de la columna central del extremo norte, se encuentra una cuenca de mármol de Carrara y, junto a ella, la base de una estatua que llevaba una inscripción en la que se dedicaba a Marco Claudio Marcelo, sobrino de Augusto. La continuidad de la columnata a lo largo del lado sur se interrumpió por la proximidad del templo al borde del acantilado.
Las vistas desde el Foro Triangular en días despejados en la antigüedad sobre la llanura y la bahía de Nápoles debieron haber sido espectaculares. Por ello, dos duoviri Lucius Sepunius Sandilianus y Marcus Herennius Epidianus, que también fueron responsables del reloj de sol en el atrio del Templo de Apolo, construyeron un banco de piedra semicircular con patas de león junto a la esquina oeste del templo. Detrás colocaron un reloj de sol con una inscripción en la que consta lo comentado anteriormente.
En la zona sur del foro se encuentra el Templo Dórico construido en el siglo VI a.C., probablemente dedicado al culto de Hércules y Minerva, quienes fueron representados en las antefijas (ornamentos arquitectónicos que se colocaban en el extremo inferior de las tejas de las cubiertas). El templo, construido casi enteramente con toba, tenía 32 robustas columnas situadas sobre un podio formado por bloques a modo de escalones anchos y altos. El basamento está bien conservado, midiendo 21x28 metros. Frente al templo, al pie de los escalones, hay tres altares, todos hechos de sillares de toba. Un poco más allá, se sitúa una estructura redonda con columnas, de unos 4 metros de diámetro, en cuyo centro hay un pozo que suministraba agua para la limpieza del templo y para los ritos religiosos.
Abandonamos la zona a través de la via dei Teatri hasta la via dell’Abbondanza, donde se encuentra la casa de Holconius Rufus, un excelente ejemplo de la filosofía de desenterrar y olvidar, que tan común ha sido en la historia de las excavaciones en Pompeya. Y es que, por descuido y negligencia, los frescos que presentaban colores brillantes y vívidos en el momento en que salieron a la luz a mediados del siglo XIX casi han desaparecido. Las fauces estaban decoradas con frescos en los que se representaron un cisne con las alas extendidas, cupidos con cornucopia y tambores, arquitecturas fantásticas, etc.., al igual que el atrio que contaba con imágenes de un Sileno yacente, una máscara de Oceanus, etc., por poner algunos ejemplos.
Alrededor del atrio se reparten varios cubículos y dos alae que estaban decorados con frescos, algunos de los cuales han llegado a nuestros días con más o menos fortuna, como la escena de Perseo y Andrómeda o la de Apolo y Dafne. El cubículo del lado oeste del atrio cuenta con paneles blancos, en cuyo centro se representaron bustos de personales báquicos. El tablinum estaba abierto al atrio por un lado y al peristilo por el otro, el cual tenía una mezcla de columnas simples, dobles y triples, hechas de ladrillo estucados. Las paredes del pórtico estaban pintadas de rojo y negro, con pájaros, cupidos alados, paisajes, bodegones, etc. En el centro del peristilo había una fuente compuesta por una pequeña escalera coronada por la estatua de un niño que sostiene un jarrón del que brotaba el agua. Los dos triclinios, uno situado en la esquina noreste y otro en la esquina sureste del peristilo, han perdido toda su decoración.
Avanzamos en dirección al foro y, mas o menos a medio camino, una calle conduce al Orto Botanico, llamado así por el gran jardín de una casa que alberga actualmente 800 m² de Jardín Botánico en el que se cultivan especies que se plantaron en Pompeya. Volvemos a la via dell’Abbondanza para destacar la casa del Jabalí que debe su nombre al refinado mosaico que decora la entrada y en el que se representa un jabalí atacado por perros, tema muy recurrente en las casas pompeyanas, que tenía la función de alejar a los malos espíritus de ellas. El gran atrio también estaba decorado con una alfombra de mosaicos datado en la época imperial, rodeado por representaciones de las murallas, puertas y torres de la ciudad. Adosada, hacia el sur, se encuentra la casa de la reina Carolina, nombre dado por la reina Carolina Murat que, en época de dominación francesa, asistió a su excavación. Aquí se conservan restos de decoraciones y un gran jardín que cuenta con una estructura con forma de templo que albergaba la estatua de Diana.
El final de la via dell’Abbondanza desemboca en el foro donde, a nuestra izquierda y haciendo esquina, se encuentran los restos del edificio del Comitium, construido en el siglo II a.C. y que fue originalmente la sede de la mesa electoral para después convertirse en el lugar donde se contaban los votos y se proclamaban los jueces recién elegidos. A pocos pasos, ocupando el lado sur del foro, se reparten otros tres edificios municipales que sirvieron para la administración de la ciudad: la oficina de los Duunviros, la Curia, donde tenían lugar las reuniones del Consejo y, más próxima a la Basílica, el Tabularium, que acogió la oficina de los aediles. En el momento de la erupción, sólo el edificio de los Duunviros estaba completo tras las reparaciones que sufrieron por los daños del terremoto del 62 d.C. Por su parte la Curia estaba destinada a ser el edificio con la ornamentación más rica de los tres, además de diferenciarse por tener el suelo elevado más de medio metro con respecto al pavimento del foro.
Adosada, justo al sur, se sitúa la casa de los Mosaicos Geométricos, la cual aprovecha la pendiente natural del terreno, desarrollándose con una serie de terrazas en dos niveles. Se trata del resultado de la unión de dos casas, siendo una de las más grandes de la ciudad con sus tres mil metros cuadrados. Su nombre proviene de la rica decoración con mosaicos de su suelo, en los que se representaron diferentes motivos geométricos, como un laberinto o un tablero de damas, así como el colorido mosaico de peces que decoraba el impluvium de uno de los atrios. Cerca se encuentran los Baños de Sarno, propiedad que se extiende en cinco niveles, con un sexto que posiblemente era de madera. Constaban, además de los propios baños, con apartamentos de lujo con acceso directo a los mismos.
De nuevo en el foro, en su esquina suroeste, se encuentra la llamada Basílica, el edificio público más antiguo e importante de Pompeya. Muy próximo, situado sobre una terraza artificial, se encuentra el santuario de Venus Pompeiana, la diosa patrona de Sila, así como la de la ciudad de Pompeya. El solar que ocupa el templo estuvo ocupada por casas, pero durante los primeros años de la fundación de la colonia romana, fueron derribadas para levantar el complejo del templo. En unos 250 años, el templo se sufrió daños dos veces, las mismas que fue reconstruido, la tercera vez que fue destruido ocurrió durante el terremoto del año 62 d.C., de hecho, se estaba reconstruyendo en el momento de la erupción en el 79 d.C. El primer santuario data del siglo II a.C., cubriendo un área de trescientos metros cuadrados, circundados por pórticos en cuyo centro se levantaba el templo. Los restos que vemos actualmente datan de la reforma de la época imperial temprana.
Durante las excavaciones en el siglo XIX aquí se descubrió un gran candil de oro de 896 gramos de peso, regalado por el emperador Nerón y actualmente expuesto en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles. En este recinto se instaló en 2016 la estatua del Daedalus, regalo del escultor polaco Mitoraj, mientras que, a la derecha, debajo de la terraza del santuario, se levanta el edificio del Antiquarium, construido por Giuseppe Fiorelli entre 1873 y 1874, para albergar los hallazgos relacionados con la vida cotidiana de la ciudad, así como de moldes de las víctimas. Tras varias vicisitudes a lo largo de su historia, como ser dañado por las bombas durante la II Guerra Mundial o por un terremoto en 1980, abrió finalmente en 2016 como espacio museístico, en el que se expone parte del inmenso patrimonio pompeyano como los frescos de la Casa del Brazalete de Oro, el Tesoro de Plata de Moregine, el tesoro del amuleto de la Casa del Jardín, los moldes de las víctimas de la villa de Civita Giuliana, etc.…
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