Los dos grandes templos parroquiales de Saint Vicent y Saint Michel están construidos a lo largo del eje norte-sur de la Bastida de san Luis, posición que se relaciona con el lugar que ocupaban los santuarios posteriores en los antiguos burgos que estaban alrededor de la Ciudad Amurallada y que fueron arrasadas en el año 1240 por las tropas de Raymond Trencavel II. La nueva iglesia de san Miguel fue edificada por orden del rey Luis IX, al mismo tiempo que se levantaba la bastida, para reemplazar al santuario anterior, al principio del siglo XIII.
A lo largo de los siglos el templo fue modificándose y ampliándose a partir del año 1283. Precisamente en ese mismo año el reye Felipe el Temerario autorizó al rector a adquirir nueve casas para la ampliación de la iglesia. En el tercer cuarto del siglo XIII, el templo fue reconstruido. Tras la invasión del Prince Noir (el Príncipe Negro fue el hijo del rey Eduardo III, que participó en la Guerra de los Cien Años que enfrentó a Francia e Inglaterra), la bastida fue destruida en el 1355, por lo que se construyó una muralla defensiva, en la que se apoyaría el muro sur de este templo, adquiriendo cierto aspecto de fortaleza.
Entre el año 1417 y 1419, se construyó un gran dosel sobre la gran puerta occidental. En el año 1803 fue convertida en catedral, en detrimento de la basílica de san Nazario, situada en la ciudadela, por lo que se tuvo que realizar un acondicionamiento interior para su nueva función. Un violento incendio asoló el santuario en el año 1849, tras el cual, a partir del año 1857 sería restaurada por Viollet le Duc, quien emprendió una gran campaña que afectó a todo el edificio, de hecho, aquellas obras durarían casi veinte años.
Los vanos de la nave fueron rehechos y se establecieron con forma de rosetones; se restauraron los basamentos, las ventanas, las claves del ábside, se reconstruyeron la parte superior del campanario y la torreta de escaleras, etc. También se rediseñó la fachada principal, dotándola de un nuevo portón. La fachada, muy sobria, posee como único elemento decorativo un gran rosetón de ocho metros de diámetros. También destaca el macizo campanario que se encuentra adosado a esta fachada, en la que nace con forma cuadrada, elevándose hasta formar un octógono.
En su interior, la planta de la catedral se caracteriza por su relativa sencillez. Está formada por una sola nave bajo bóveda con una altura máxima de veinte metros y bordeada por varias capillas laterales. Originariamente estaba cubierta por un tejado de madera, pero en el siglo XVIII se le dotó de una bóveda. El Altar Mayor ha conservado su apariencia del siglo XVIII: se ha mantenido el altar de mármol de varios colores, coronado por dos ángeles y un tetramorfo en mármol blanco que sostiene el sagrario, realizado entre 1736 y 1746 por Jean-Baptiste Péru. La balaustrada de mármol de Cannes también data del siglo XVIII y proviene del Hôtel Dieu.
El ábside tripartito está compuesto por uno central de siete lados y un vano recto bordeado por dos absidiolos poligonales abovedados con ojivas. Por su parte, en el coro destaca una vidriera del siglo XIV. La capilla norte del quinto vano, corresponde con el lugar de un antiguo pórtico. En cuanto a las esculturas que vemos en el interior de la catedral destacan la de Nuestra Señora de Rouminguière del siglo XIV y las estatuas de san Bernardo, san Benito y Notre Dame del siglo XVIII. Asimismo, destacamos el órgano de Cavaillé - Coll del siglo XIX.
De nuevo en el exterior, merece la pena echar un vistazo a la plaza que precede a la catedral, llamada Square de l'Armistice et de la Capitulation Nazie. Hasta la primera mitad del siglo XX no existía esta plaza, en su lugar se levantaban casas residenciales que quedaron arrasadas tras la Gran Guerra. El 14 de septiembre de 1919, se inauguran unas placas de mármol donde aparecen los nombres de los soldados de Carcasona muertos en aquella guerra, acaecida entre los años 1914 y 1918. Aquellas placas fueron destruidas al mismo tiempo que el ayuntamiento a mediados de la década de 1930.
Por tanto, en 1948, esta plaza era solo un solar baldío, cerrada por unos muros que hacían imposible admirar el pórtico de la catedral. Aquellos muros serían derribados en junio de1949, a la vez que se comenzó con el acondicionamiento de la plaza en marzo de 1951. El aspecto que vemos actualmente es el resultado de las reformas llevadas a cabo en el año 2017. Aquí lo primero que vemos, con forma de fuente, es una arcada que perteneció a la Maison Grassalio de entre los siglos XIV y XV.
Justo detrás se colocó un conjunto de placas conmemorativas realizadas en acero corten, compuesto por 48 placas en las que se leen los nombres de las personas que nacieron o residieron en Carcasona y que murieron en las diferentes guerras: La I Guerra Mundial (1914 – 1918), la II Guerra Mundial (1939 – 1945), la Guerra de Argelia (1954 – 1962), las Operaciones Exteriores (OPEX) a partir del 1962, y otros conflictos. También vemos placas específicas como las dedicadas a los mil estudiantes y trabajadores masacrados por la policía sudafricana en 1976, o la de las víctimas del Apartheid, a la de los mártires de Soweto, etc.…
Recorremos la zona sur hasta la zona del ábside, donde se acondicionó el llamado jardin du Chapitre. Aquí comprobamos que aún quedan vestigios de las antiguas murallas, detrás de las cuales se encuentra la escultura de hierro fundido del año 1909 que representa a Juana de Arco, realizada por André Vermare. Al lado de la estatua se levanta la Croix de Mision (Cruz de la Misión) del año 1815.
Junto al ábside se encuentra la Maison du Chapitre, una casa de apariencia burguesa que fue comprada por el Estado en 1830 para servir como edificio anexo, conteniendo la sacristía del obispo y los canónigos y, en el primer piso, el Tesoro, creado en el año 1961, donde se custodian objetos de culto y diversas piezas artísticas, sobre todo orfebrería, pinturas y esculturas de diferentes maestros, procedentes de las iglesias de la diócesis de Carcasona. Una de las joyas del Tesoro es una Sábana Santa, es decir un tejido que se supone envolvió el cuerpo de Cristo en su tumba, más concretamente el que aquí se custodia envolvió su cabeza, de ahí su nombre “Saint Cabouin”. Se cree que la reliquia llegó a esta ciudad desde Palestina a finales del siglo XIII, aunque la ciencia moderna ha determinado que probablemente esté datada en el siglo XIV.
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