COPENHAGUE (KØBENHAVN)

MUSEO ¡LO CREAS O NO! DE RIPLEY


Estamos ante el único museo de Escandinavia abierto por esta franquicia norteamericana que cubre temas o acontecimientos extraños y curiosos. Su origen hay que buscarlo en la serie Believe It or Not! creada y dibujada en 1918 por Robert L. Ripley en forma de periódico gráfico que presentaba hechos sorprendentes y poco habituales que sucedieron alrededor del mundo. Tuvo tanto éxito que el formato fue adaptado para radio, televisión, una colección de libros, un juego y esta cadena de museos. Por eso, la visita a este espacio expositivo, además de suponer un viaje a lo extraño, garantizará un buen rato divertido.

Nos adentramos en el museo, no sin antes conocer un poco más al creador de todo esto: Robert Ripley. Nació en Santa Rosa un 25 de diciembre de 1893 y murió en Nueva York el 27 de mayo de 1949. Su aspiración era ser un jugador de beisbol profesional hasta que sufrió una lesión en 1913, mismo año en que apareció en el periódico su primera caricatura. Durante toda su vida viajó por 198 países para recoger información y objetos extraños de los locales que luego aparecerían en su famosa revista Believe it or not!, junto con las fotografías de cosas raras que sus lectores enviaban.

En un baúl podemos ver una especie de arpa africana hecha con piel de animal. Los antiguos egipcios y muchas tribus de África han construido arpas durante siglos (llamada kora) con vejigas de camello y cuyas cuerdas serían las tripas de diferentes animales. En otra vitrina vemos más objetos, como un nido petrificado con huevos de dinosaurio o la figura de un Dios del Terror en el que cada clavo significa muerte y desgracia.

Nos topamos con una especie de mesa de tocador donde tenemos un espejo delante y a ambos lados las fotografías de dos personas que hacen verdaderas proezas con su físico: a la izquierda una mujer dobla su lengua de manera sobrehumana y a la derecha un hombre es capaz de meter dentro de sus labios la mitad de su nariz. El stand nos invita a mirarnos en el espejo y a imitar a cualquiera de los dos personajes. Pero ¡el espejo guarda un secreto que no te vamos a desvelar!.

Otra de las cosas que nos sorprendió fue un aro que fue utilizado por los traficantes de esclavos portugueses como esposas pero también como dinero. Y hablando de dinero, aquí se expone un cheque gubernamental por valor de 1 centavo. Según las propias regulaciones del gobierno norteamericano es ilegal emitir un cheque por menos de 1 dólar.

El hombre más gordo del mundo se llamó Robert Earl Huges y nació en 1926, momento en que pesó 5 kilos. Cuando tenía tres meses, durante un ataque de tos ferina, una glándula estalló en su garganta y a partir de entonces y para el resto de su vida vería como su peso aumentaba diariamente varias libras. A los 20 años de edad usó un mono cuya cintura medía 275 centímetros y tuvo que hacer que su madre cosiera dos trozos de tela de 40 centímetros en una camisa de talla 48 para poder cubrir los 255 centímetros que medía su pecho. Robert murió en 1958, cuando contaba con 32 años de edad y tenía un peso de 481 kg.

El hombre más alto del mundo era Robert Wadlow, cuyos padres tenían un tamaño normal. Su crecimiento anormal comenzó cuando contaba con dos años de edad después de una operación. A los 8 años medía 1,80, mientras que a los 13 alcanzaba ya los 2,10 metros de altura. Cuando murió en 1940, tenía 22 años, usaba zapatos de la talla 83, pesaba 220 kilos y medía 2,72 metros. En el otro extremo tenemos a Alypius, un enano de 45 cm que vivió en la antigua Alejandría y que fue encerrado en una jaula como castigo por traición.

Otra de las curiosidades que podemos ver es un vestido de novia hecho por Susan Lane en California, su particularidad es que está realizado con basura reciclada como bolsas de plástico, cartones de huevos, algodón, etc... Y seguimos hablando de moda: además del bastón hecho con madera de caña y cuyo mango es el pie de un ciervo utilizado por el mismo Ripley durante sus paseos alrededor de su propiedad Mamaroneck Island, podemos ver un sombrero realizado con la concha de una tortura, manteniendo la cabeza y la cola del animal.

Mención aparte merece una pulsera hecha con pelo humano. Durante la época victoriana era común realizar las coronas fúnebres y piezas de joyería con el pelo de la persona fallecida, las cuales se colocaban en el ataúd durante el funeral. Una vez terminado y enterrado, los objetos eran enmarcados o colgados por los parientes afligidos como un recuerdo del ser querido que ya no está.

Seguimos viendo objetos macabros como las auténticas cabezas reducidas con un tamaño aproximado de un puño. Se tratan de trofeos de guerra que los indios Jivaro del Ecuador hicieron con las cabezas (de tamaño normal) de sus enemigos. Para ello, se cortaba la cabeza por la parte de detrás, sacando la piel que después es cosida, con ojos y boca incluidos, llenándola con piedras calientes y arena. Después es cocida en una mezcla de hierbas para finalmente, ser ahumada sobre un fuego.

En otra vitrina se exponen varios objetos interesantes como, entre otros, un cráneo auténtico de una tribu caníbal de Papúa, quienes lo utilizaron como amuletos que portaban los principales guerreros de la tribu. También vemos una máscara de danza del Hombre de Barro, la cual era portada por los Asaro, una tribu de Nueva Guinea, quienes creían que quien la llevaba se transformaba en un espíritu invencible.

En la parte de la ganadería, destacamos un becerro de dos cabezas, hecho que era considerado entre los campesinos como un presagio de mala suerte. Cuando un animal nace con esta anomalía suelen morir al nacer, pero este becerro nacido en Wisconsin (Estados Unidos) vivió durante muchos meses.

Curioso es también un báculo, hueso que se encuentra en el pene de la mayoría de los mamíferos; el que vemos aquí corresponde a una morsa. Este animal normalmente mantiene escondido el báculo en el abdomen y durante el apareamiento, éste es disparado hacia adelante por unos músculos. Debido a ello este hueso es esencial para que la morsa macho pueda tener una erección

Las vacas y cerdos son capaces de comer casi cualquier cosa en su constante búsqueda de sal. Algunas de esas cosas no pueden ser digeridas, como el pelo, por lo que se enrollan en bolas y permanecen en el estómago del animal hasta que mueren. Las bolas de pelo en los cerdos son como alfileres, mientras que en las vacas son más suaves debido a su sistema digestivo. Los objetos que vemos expuestos aquí fueron encontrados por el norteamericano Howard Jarvis dentro de vacas sacrificadas.

Y hablando de vacas, estos animales también se han apuntado a la moda de los zapatos, cuando Jim Wells de Ontario (Canadá) diseñó unos especiales para proteger las pezuñas bovinas, disminuyendo así la posibilidad de que éstas se infecten por la suciedad y evitando por ello, el consumo de medicamentos que afectarían la producción de leche, además de cambios en el sabor. Cerca podemos ver otra de las muchas piezas que sorprenden: el hueso de la cabeza de un pescado cuya forma recuerda a un Cristo crucificado, es utilizado como elemento religioso por los nativos cristianos de América del Sur y Central.

Vemos otro pez espectacular: una trucha peluda. Un pez como el que vemos aquí estaba expuesto en el Museo Nacional de Escocia, donde obstinadamente se decía que era una especia canadiense real. Se decía que debido a que estos animales vivían a grandes profundidades donde el agua estaba helada, la evolución los dotó de pelo para mantener el calor. Este mito del pez peludo continuó hasta el 1930, cuando Ripley se topó con un conservador canadiense quien recubría las escamas de las truchas con piel de conejo.

Tanto la hermosura como la monstruosidad han intrigado siempre a Robert Ripley, como una cabra nacida con 8 patas y 2 colas, resultado de embriones mal formados. Otro caso son las llamadas criaturas Wolpertinger, seres provenientes de cuentos populares alemanes, que los describe como mitad ave y mitad mamífero.

El huevo más raro del mundo pertenece al extremadamente raro pájaro elefante y fue descubierto por Norman Elder. Es tan grande que equivale a ¡183 huevos de gallina! Más allá también vemos una escultura de Jeremy Mayer, cuya particularidad es que está realizada con piezas de máquinas de escribir rotas. Aunque el artista realiza sobre todo gatos, el que vemos aquí es un busto humano.

Una de las obras estrellas de este museo es la escultura hecha con dinero de Abraham Lincoln. En realidad se tratan de billetes gastados que el gobierno de los Estados Unidos destruyó y tiró a la basura. Actualmente, se destruyen grandes cantidades de dinero cada año, por ejemplo en el 1981 fueron eliminados veintisiete billones de dólares.

En este museo también podemos ver diferentes obras de Enrique Ramos, maestro mini artista que podía pintar en casi cualquier cosa que llegase a sus manos. Así, se exponen una tortita en la que se representa una escena de las leyendas aztecas, además de un escarabajo y un murciélago en el que podemos ver varios personajes de Hollywood.

Y seguimos hablando de obras de arte extravagantes como el cuadro en el que vemos el rostro de Jesús y que, sin embargo, está compuesto por palabras del Evangelio según san Mateo. Lo realizó el coreano Gwang Hyuk Rhee en los años 50 para el mismo Ripley. Algo más allá nos encontramos con la estatua de una mujer realizada íntegramente por botones, más concretamente de 7.989 botones. Es obra de Irene Freidhof y su hija, Theresa Tazer, quienes para concluirla tuvieron que trabajar durante 960 horas repartidas a lo largo de 6 meses.

Impactante es también la recreación del ala de una casa después de haber sufrido los efectos de un huracán en un edificio de Biloxi en Misisipi, en el año 1947. Después nos atrevemos a atravesar un túnel en movimiento que nos hará sentir que el suelo se mueve bajo nuestros pies, aunque todo sea una ilusión.

Llegamos ahora a la zona más misteriosa y paranormal, de hecho lo primero con lo que nos encontramos es con un esqueleto real que se supone pertenecía al fundador de una sociedad fraternal secreta que surgió en Inglaterra en el siglo XVIII y que llegó a tener más de un millón doscientos mil miembros en todo el mundo.

Antaño (y aun hoy) se contaban historias de personas que se levantaban de entre los muertos, se alimentaban de sangre y se convertían en murciélagos, han persistido por muchos siglos en Europa. Para protegerse de estas criaturas horripilantes conocidos como vampiros, existían unos pocos métodos. Debido a esas creencias tan frecuentes en la Europa del Este del siglo XIX, los viajeros llevaban consigo un kit que contenía todo lo necesario para protegerse y vencer a un vampiro. El que vemos aquí data del año 1850 y contiene entre otros objetos, un crucifijo o una poción realizada a base de ajo.

No dejamos los temas escabrosos, en otra estantería vemos un cráneo y corona de vudú. En el vudú se realizan rituales frenéticos, en el que con frecuencia se llevan a cabo sacrificios, superando mucho de los límites de otras religiones. A menudo, en dichas ceremonias, se clavaban alfileres en muñecos como los que vemos aquí, o adoraban cráneos como el expuesto, e incluso invocaban a los muertos.

Cerca vemos otro cráneo utilizado por los tibetanos como tambor, bellamente decorado. En aquella zona, la creación de utensilios domésticos a partir de los huesos de un pariente fallecido es considerada como último signo de respeto y devoción hacia éste. Los cráneos se utilizaban a menudo para hacer tazones y tambores con la creencia de que quien lo usaba heredaría toda la sabiduría del difunto.

Comenzamos ahora el recorrido por personas cuyo aspecto físico nos resulta, cuanto menos, muy curioso. Vemos el ejemplo de Grace, a la cual una vez un publicista entusiasta la llamó la "mujer más fea del mundo", adjetivo que hizo que esta señora se quejara. Una vez en un espectáculo, enseñó su rostro al público, lo que hizo que se produjeran desmayos. A pesar de su peculiar aspecto, Grace tiene numerosas propuestas de matrimonio.

Conocemos también la historia de superación de Johnny Eck, el hombre más notable del mundo: nació en 1910 sin caderas ni piernas, por eso el médico pensó que no viviría mucho, aunque finalmente si lo hizo y se convirtió en estudiante de honor, artista, músico, compositor y actor de cine, además de ser un excelente nadador y buceador que podía hacerlo tan rápido como cualquier otra persona.

Seguimos viendo objetos curiosos como otras guirnaldas de cabello humano, muy habitual a finales del siglo XVII, durante el reinado de la reina Victoria. A estas alturas ya sabemos que se hacían con el pelo del difunto para colocarlas en el ataúd y una vez finalizado el funeral eran enmarcadas y puestas encima de la repisa de la chimenea como un recuerdo del ser amado ya desaparecido.

Nos sorprende una radiografía en la que vemos el objeto más grande jamás sacado del cerebro humano: un cuchillo de 8 pulgadas. Lo curioso de todo esto es que Michael Hill, la persona que tenía clavado el arma blanca, pudo sobrevivir después de ser extraído de su cabeza.

Avanzando por el museo nos topamos con la recreación de uno de los ataques de tiburón más horripilantes que han tenido lugar a lo largo de los años. Después una escalera especial nos invita a ascender al piso de arriba, en cada escalón suena una nota, lo que nos invitará a subir y bajar componiendo nuestra propia melodía. Arriba nos espera un arpa sin cuerdas, pero que podemos hacerla sonar gracias a sus hilos musicales invisibles.

Una ilusión óptica nos invita a acceder a la zona donde se exponen algunas de las máquinas de tortura más extrañas y sádicas de la historia. Hubo una época en la que toda la Europa cristiana utilizaba estos instrumentos legalmente establecidos, para presionar y castigar a los herejes. Es famosa la doncella de hierro de Núremberg, ciudad de donde es originaria, y que consistía en colocar a los herejes en su interior donde les esperaba 14 agujas de hierro situadas estratégicamente para poder penetrar ojos, cuello y corazón. Era tan sanguinaria que a menudo era utilizada sobre los puentes, encima del agua.

En uno de los extremos vemos una curiosa cárcel portátil del año 1880. Proviene de Afganistán, de una tribu guerrera de las colinas de Pathan. Cuando inusualmente hacían algunos prisioneros en sus batallas, éstos eran transportados en cárceles como la que vemos para atravesar las montañas del Himalaya hasta llegar al poblado de la tribu para ser juzgados. Los prisioneros durante su travesía estaban expuestos a los elementos meteorológicos y muchos morían antes de llegar al destino.

Algo más allá vemos un cinturón de castidad medieval, artilugios que fueron diseñados como "dispositivos de seguridad" para proteger la virtud de una mujer frente a los sirvientes o ladrones, mientras que sus maridos estaban luchando en la guerra. Sin embargo, en el siglo XVII, era utilizado como un instrumento de tortura para castigar a esposas infieles.

En una de las vitrinas podemos ver dos objetos interesantes: un Eli Ori y un Kampokse. Aquél primero era utilizado por el pueblo Yoruba de Nigeria para perforar el cráneo de los difuntos, porque creían que el espíritu residía ahí y debía ser liberado. El Kampokse es un hacha que comenzó a producirse a partir del siglo XVIII, como arma de lanzamiento, generalmente por un guerrero a caballo.

Al lado se encuentra un cráneo tibetano verdadero utilizado como taza por los sumos sacerdotes en ceremonias religiosas. Dejamos esta zona para llegar a otra en la que se destacan a personas con características físicas curiosas, como Thomas Wedders, que con sus 20 centímetros es el hombre con la nariz más grande del mundo.

Y hablando de narices, también conocemos a Tycho Brahe (1546-1601), un astrónomo danés de renombre mundial que perdió la nariz en una lucha de espada, reemplazándola por una de plata sólida. Al lado vemos a una de las mujeres de la tribu Padaung en Birmania, quienes llevan grandes aros de latón alrededor de los cuellos. Estiran sus cuellos hasta 38 centímetros de longitud, añadiendo un aro cada año hasta que tienen 25.

Por otro lado Liu Ch’ung nació con dos conjuntos de iris y pupilas en cada uno de sus ojos. A pesar de esta curiosidad física llegó a ser gobernador de Shansi en China y ministro del interior en el año 955. Más recientemente, Ripley encontró a una hombre llamado Henry Hawn que presentaba la misma deformidad que el chino.

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