Düsseldorf es en la actualidad la capital del estado federado de Renania del Norte-Westfalia. Desde que acabara la guerra la ciudad no ha dejado de progresar económicamente, sobre todo adaptándose a las nuevas necesidades, de tal forma que de ser la sede de la industria pesada de toda Alemania, ha pasado a ser una ciudad de servicios, convirtiéndose en base de más de 3000 empresas internacionales, 400 de ellas son agencias de publicidad. Es también muy destacable su renacimiento arquitectónico después de que su trazado urbano haya sido casi destruido por completo por las bombas.
Idioma Oficial: | alemán |
Moneda: | Euro (€). |
Población 2011: | 592.393 habit. |
Superficie: | 217 km² |
Prefijo telefónico: | 0049 211 |
Web oficial: | visitduesseldorf.de |
Durante los siglos VII y VIII se produjo un asentamiento de pescadores localizados en el punto donde el pequeño río Düssel desembocaba en el Rin. A partir de estos asentamientos Düsseldorf comenzó a crecer. La primera mención escrita que se hace de la ciudad fue en el año 1135, pero con el nombre de Dusseldorp, en dilecto local de la baja Renania. Bajo el emperador Federico Barbarroja, la pequeña localidad de Kaiserwerth, cerca de Düsseldorf, se convirtió en un pueblo fortificado, donde los soldados vigilaban cada movimiento que se producía en el Rin. Kaiserswerth se convirtió en 1929 en un barrio de Düsseldorf.
En el año 1186 cayó bajo el dominio de los Condes de Berg. Un siglo más tarde, el 14 de agosto de 1288, el soberano conde Adolf V de Berg otorgó al pueblo los privilegios de una ciudad, si bien antes se produjeron violentos enfrentamientos por el poder, entre el arzobispo de Colonia y el Conde de Berg, que acabó con la victoria de este último, gracias al apoyo que obtuvo por parte de los ciudadanos y los agricultores de Colonia y Düsseldorf, lo que hizo que se allanara el camino para el ascenso de Düsseldorf a la categoría de ciudad.
Después de aquella batalla la relación entre las cuatro ciudades de ese entorno del Rin se deterioró, ya que eran rivales comerciales. En la actualidad, esa hostilidad queda reflejada entre los ciudadanos de Colonia y Düsseldorf durante los carnavales, la cerveza o los acontecimientos deportivos. En el 1380 los duques de Berg trasladaron su sede a la ciudad de Düsseldorf y la convirtió en la capital de la región del Ducado de Berg. Durante los siglos siguientes se construirían varios edificios y lugares, como la Colegiata de San Lamberto. En siglo XVII la ciudad pasó a manos de los príncipes electores de Wittelsbach, de la línea sucesoria de Palatinado-Neuburg, quienes hicieron de Düsseldorf su domicilio principal. Con ellos llegaron a la ciudad músicos, pintores, arquitectos, etc. que la engrandecieron artísticamente.
Hasta tal punto fue así que se construyó una vasta galería con una enorme colección de pinturas y esculturas que se encontraban en el Stadtschloss. Posteriormente, el Elector Carlos Teodoro trasladó su corte a Múnich, y con él se llevó toda la colección de arte, que en el actualidad, y en parte, lo conforma la Alte Pinakothke.
La destrucción y la pobreza golpearon después a Dusseldorf, sobre todo durante las guerras napoleónicas, sin embargo todavía mantenía una elegancia y una vitalidad que hizo que Napoleón fijara en ella la capital del gran ducado de Berg. Tras la derrota de Napoleón, toda la región del Rin, incluyendo Berg, fue dado al reino de Prusia en el año 1815. Esta anexión apenas hizo mella en la inclinación natural de la ciudad hacia el arte, de hecho, durante esa época nacieron aquí músicos como Schumann y Mendelssohn o el poeta Heinrich Heine, entre otros.
A mediados del siglo XIX Düsseldorf gozó de un gran auge económico aupado por la Revolución Industrial. Tal fue así que de cien mil habitantes que tenía en 1882, se duplicó en 1892. Posteriormente, en el año 1920, la ciudad se convirtió en el centro de la Huelga General. Se produjeron tales tensiones que, el 15 de abril del mismo año, fueron asesinados por la Freikorps 45 delegados de la Unión de Mineros Alemanes.
Durante las dos grandes guerras mundiales, la ciudad quedó prácticamente arrasada, ya que fue un punto estratégico para los bombardeos por contener un gran número de industrias e instalaciones petroleras. Para hacernos una idea, en 1943 y en una sola noche se llegaron a lanzar más de 700 bombas. El 18 de abril de 1945 la 97ª división de infantería norteamericana consiguió fácilmente tomar la ciudad, ante la ausencia de resistencia organizada.
En 1946 fue nombrada capital del nuevo estado federal de Renania del Norte-Westfalia. A partir de entonces la reconstrucción se desarrolló a un ritmo frenético, ocasionando un gran renacimiento gracias a un ambicioso plan urbanístico articulado en torno a la ciudad vieja. Así de nuevo, la transformación económica de Düsseldorf se adaptó a las necesidades actuales y gracias a la moda, las nuevas tecnologías, la administración y el sector servicios es de nuevo una ciudad rica y próspera.
Una de las cosas importantes que hay que hacer a la hora de organizar un viaje es reservar un hotel lo más céntrico posible para poder ir caminando a los lugares de interés y conocer de esta forma mejor las calles y ambiente de la ciudad. Entre la estación de tren y la Ciudad Antigua podemos encontrar variedad de hoteles a buen precio y, como decimos, muy cerca del centro.
Dia 1: Podemos arrancar este primer día desde la zona del Medienhafen o puerto, donde se encuentra la estampa más típica de Düsseldorf, concretada en el conjunto de las famosas Casas Danzantes del arquitecto Frank Gehry. Tras un paseo por esta parte de la ciudad, no es mala idea subir a la Rheinturm para ver la ciudad a vista de pájaro mientras nos tomamos el primer café del día. Desde aquí nos dirigimos al distrito de Karlstadt, donde se encuentran el Stadtmuseum Landeshauptstadt, el Düsseldorf Marionetten-Theater, la mole de Stahlhof, la Maxkirche, el Hetjens-Museum y el Filmmuseum, entre otras cosas.
Seguiremos la ruta por la Rheinuferpromenade, desde donde tenemos una bonita estampa del Rheinkniebrücke y el Rheinturm. A lo largo de este paseo encontramos diferentes terrazas junto a la orilla del rio, por si nos apetece tomar algo. Así llegaremos hasta la Burgplatz, lugar en que se encuentra el SchifffahrtMuseum o Museo Marítimo, uno de los más antiguos de Alemania en su género, la Radschlägerbrunnen o Fuente de los Niños Acróbatas y el Stadterhebungsmonument o Monumento de los Privilegios concedidos a Düsseldorf, que conmemora el setecientos aniversario de la batalla de Worringen.
Dia 2: La segunda jornada la comenzaremos en la Königsallee o como la llaman sus habitantes Kö, la avenida principal de este distrito es una de las calles con tiendas de lujo más importantes de Alemania. Entre los sitios de interés destacan la Tritonenbrunnen y la Galeria Kaufhof. Así llegaremos al corazón del Altstadt, la Markplatz, donde se sitúa el Rathaus o Ayuntamiento y una de las esculturas ecuestres más importantes del país, la del Elector Juan Guillermo. Desde aquí comienza nuestro recorrido por la Altstadt, conoceremos rincones como el pintoresco callejón del Schneider-Wibbel-Gasse, calle que homenajea al personaje literario de Wibbel el sastre. En este distrito también se encuentra el Elvis Presley Museum Düsseldorf, los edificios de Haus Zum Kurfürst y Glockenhaus. En nuestro paseo podemos hacer una parada para degustar una cerveza en alguna de las cervecerías históricas con que cuenta la Ciudad Vieja: la Uerige y/o la Zum Schlüssel. También veremos templos religiosos como la Neanderkirche o la iglesia de St. Andreas. Si tenemos ganas de cultura podemos visitar la Kunsthalle o la Kunstsammlung Nordrhein-Westfalen.
Al norte del Altstadt se halla una de las calles más antiguas de la ciudad, la Ratinger Straße. En sus 300 metros de longitud podemos encontrar, además de sitios de interés, numerosos bares y pubs. Entre los edificios importantes hay que destacar la iglesia barroca de Josephskapellem, la basílica gótica de St. Lambertus, la Kreuzherrenkirche o iglesia de los Caballeros de la Cruz. En el número 28 se sitúa otra de las cervecerías históricas de la ciudad la Brauerei im Füchschen (Pequeño Zorro), cuyos orígenes se remontan al año 1640.
Dia 3: El tercer y último día lo dedicaremos para completar la visita a la ciudad, si nos ha quedado algo pendiente, y pasear tranquilamente por el Hofgarten. Aquí destacan el NRW Forum, el Museum Kunstpalast, el Hofgärtner Haus o el palacio barroco francés de Schloss Jägerhof, entre otros.
El primer aspecto a destacar es el tema del alojamiento. En Düsseldorf nosotros nos alojamos en un hotel de cuatro estrellas cercano a la estación de trenes que, al no estar en el mismo centro histórico (aunque muy cerca de él), tuvo un precio razonable.
Düsseldorf es una de esas ciudades que son muy fáciles de visitar y que además, está muy bien comunicada con su región y el resto del país. Para tener una visión completa de la ciudad creemos que con dos días completos es suficiente, puesto que a pesar de no tener grandes monumentos antiguos, os recordamos que fue prácticamente arrasada por las bombas en las dos grandes guerras mundiales, posee un atractivo muy especial, puesto que su casco histórico está fielmente reconstruido casi al milímetro.
De esa parte, del Altstadt o Ciudad Vieja nos ha gustado mucho las diferentes fachadas barrocas de muchas de las casas que hemos ido viendo, también nos ha parecido muy coqueto y lleno de pequeños detalles la calle donde está situado el reloj de Schneider Wibbel, un sitio ideal para tomar algo o simplemente para pasear sin prisas. En cualquier caso presta atención a los precios, no te vayas a llevar una sorpresa.
Sin embargo la zona que más nos ha gustado ha sido la de la Platz des Landtages desde la cual ya se puede divisar los diferentes edificios de vanguardia como el Rheinturm, la zona de Medienhafen y el inmenso Stadttor. Los edificios de Medienhafen nos han entusiasmado, un paseo por la zona es obligatorio para admirar las líneas casi imposibles que poseen los diferentes edificios y a la vez, entender el Düsseldorf de la postguerra que renace de sus escombros para adaptarse a los nuevos tiempos con edificios vanguardistas como éstos.
Otra visita obligada es ascender a la Rheinturm y tomarse un refresco, una cerveza, un café o un té caliente mientras la plataforma en la que están situadas las mesas va girando sobre su eje, para obtener una panorámica de 360 grados muy completa de la ciudad. Pero te avisamos de que los precios pueden ser algo altos, ya que sólo por subir te cobrarán 4€, y ya en el bar los precios son como siguen (precios 2013): el café o el té tienen un precio de 4,60€, la coca cola 3,40€, y un trozo de pastel típico alemán, llamado Frankfurter Franz, cuesta 3,60€. A pesar de los precios te lo recomendamos, es ideal para pasar como mínimo una hora (que es lo que tarda la plataforma giratoria en dar una vuelta completa), y así descansar mientras admiras la ciudad desde lo más alto. También señalar que el café o el té lo sirven en pequeñas cafeteras para que puedas llenarte tres o cuatro vasos, o sea que si vais con el presupuesto justo, con una de ellas os podéis servir dos personas, claro si no sois muy cafeteros.
Es muy curioso ver, cuando te encuentras recorriendo la ciudad de Düsseldorf, diferentes figuritas situadas encima de unas peanas. Las figuras son obras del artista Christoph Pöggeler, mediante las cuales trató de emular las posiciones que diferentes personas adoptan cuando llegan al lugar donde se encuentran, de entre ellas podemos ver la representación de un fotógrafo, una novia, una madre y su hijo, etc... Te invitamos en tu paseo por Düsseldorf a localizarlas.
Por otro lado Düsseldorf es una ciudad muy multicultural, hay muchas tiendas y bares de diferentes nacionalidades, sobre todo japoneses y turcos. Esa multiculturalidad está reflejada en los restaurantes y comida que puedes encontrar. Aun así nosotros te recomendamos algunos platos típicos de la ciudad que puedes degustar en la Altstadt a buenos precios.
A nosotros nos gustó muchísimo la Düsseldorfer Senfrostbraten, carne a la parrilla con mostaza y cebolla caramelizada; también el Eisbein mit Sauerkraut, codillo de cerco con ensalada de repollo fermentado (aunque este plato puedes encontrarlo en cualquier ciudad alemana); la Rheinischer Sauerbraten, es un asado de carne adobada; Curry-Bockwurst mit Pommes Frites, salchichas con curry; Roastbeef mit Remouladensauce, carne de ternera con remolacha; Hausgemachte Leberknödel mit Sauerkraut und Sahnekartoffelpüree, una especie de hamburguesa con puré y col fermentada, etc...
Es evidente que la buena cerveza alemana no puede faltar aquí, las hay de todos los tipos, sabores y colores. Es una buena oportunidad de ir probando en cada comida una cerveza que a buen seguro nos sorprenderá gratamente. La cerveza típica de la ciudad, y la que beben todos sus habitantes, es la Altbier o Alt que significa Cerveza Vieja, pero no tiene nada que ver con la edad, sino con la forma en que se elabora. Comparada con otras cervezas del país, esta es una muy suave, algo amarga, con una graduación de 4,8º.
La vida en la calle, a pesar del frío, es constante y dinámica, no sólo se ven por las calles gente paseando, sino también personas en las múltiples terrazas tomándose un tentempié y, como decimos, ajenos al frío. Nos ha llamado muchísimo la atención eso precisamente, ver terrazas enteras llenas de gente, en algunos casos el mismo establecimiento entrega mantas o tienen estufas, para combatir el frío, la lluvia o la nieve. No en vano, el viajero enseguida entenderá porque a la zona centro de la ciudad se le conoce como la barra de bar más grande del mundo, adjetivo muy merecido. Por otro lado el carácter del alemán, no sólo de Düsseldorf, sino de toda Renania del Norte-Westfalia, es muy amable y muy abierto.
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