CRÓNICAS DE MARKEN

Un poco de Historia...

En el siglo XIII los monjes de Frisia se asentaron en esta isla, siendo su principal medio de subsistencia la agricultura y la ganadería. Con el fin de protegerse del agua, sus habitantes construyeron diques alrededor de la isla y las casas se erigieron sobre pequeñas elevaciones del terreno con madera (muchas de ellas datadas en el siglo XV) para evitar las inundaciones.

Cuando las viviendas empezaron a ocupar la mayor parte del terreno se tuvieron que construir palafitos de madera que permitía seguir el curso del agua bajo éstas sin causar problemas. Cuando se construyó el dique fijo, los palafitos quedaron en desuso. A pesar de todo, en la Edad Media la isla perdió casi un tercio de su superficie, quedando bajo el agua restos de construcciones como un claustro medieval, arrasado por el oleaje.

Los habitantes de Marken se dedicaron a la pesca desde el siglo XIV hasta el año 1932, momento en que se construyó el Afsluitdijk, suponiendo un cambio de subsistencia para cientos de personas en Holanda. En 1957 se construyó un dique por el que transcurre una carretera que une la isla al resto de Holanda, considerándola, a partir de ese año como una península.

La ciudad cuenta con una protección oficial perteneciendo así al patrimonio nacional holandés. La población de Marken procesa la religión protestante en contraste con su vecino Volendam que es de religión católica.

QUE VER EN MARKEN / DIARIO DE VIAJE

Marken es una ciudad muy fácil de usar, se puede visitar perfectamente en pocas horas, más aun teniendo en cuenta que lo más destacado son sus casitas típicas que conforman sus bonitas calles con sus canales y puentes y que parecen sacadas de un cuento de los hermanos Grimm. Incluso, si tienes suerte veras a alguno de sus habitantes vistiendo, en ciertas ocasiones, los trajes típicos de la zona.

Esta ciudad se encuentra a unos veinte kilómetros de Ámsterdam, por lo que es muy buena idea hacer una pequeña ruta por la zona que incluya sitios cercanos como Edam, Monnickendam y Volendam. Con esta última localidad podrás hacer una excursión combinada desde la capital holandesa, verás que se ofertan mucho en las agencias de viajes de la ciudad. También podrás visitar esas localidades con autobús (es posible adquirir un billete válido para un día y abarca toda la zona), incluso existe un barco que unen Volendam y Marken.

Por el camino es posible parar en alguna de las granjas de quesos y zuecos que te iras encontrado, es recomendable puesto que podrás hacer una degustación gratuita y, a buen seguro, comprarás algunas de sus delicatessen. Si viajas en los primeros meses del año, piensa en añadir una parada en Keukenhof para admirar millones de bulbos floreciendo.

CONCLUSIONES E IMPRESIONES:

Nos quedamos sin palabras para definir este maravilloso y precioso lugar, sólo os aconsejamos encarecidamente su visita y admirar sus bonitas casas de madera salidas de un cuento infantil. Es muy fácil recorrer el pueblo y en algo más de dos horas puedes marcharte con una visión bastante completa del lugar, aunque, como siempre decimos, existen rincones escondidos esperados ser descubiertos por el viajero.

Ten en cuenta la fecha de tu viaje, puesto que en invierno hace bastante frío, una buena ropa de abrigo es indispensable. En ese tiempo, y más concretamente en Navidad, el lugar se adorna y se pone más bonito aún con las luces, las imágenes y en general con todo lo relacionado con los ornamentos típicos de Navidad.

Buenísimo el queso Edam que podrás adquirir en sus numerosos establecimientos. La fábrica de queso es curiosa para conocer in situ su elaboración, pero creemos que los precios para su adquisición son un poquito más elevados que en otros lugares al estar enfocado al turista.

¡Buen viaje y felices experiencias!