Marken, el pueblo que nos ocupa hoy está a tan sólo a 20 kilómetros de Ámsterdam, para ir allí tienes varias opciones: puedes preguntar en agencias de turismo si hacen algún tour o bien ir por tu cuenta cogiendo el autobús en la Centraal Station de Amsterdam, pregunta allí el número del bus. De todas formas, mientras vas hacia allá, disfruta del paisaje holandés haciendo honor a eso de Países bajos, admira los diques, canales y diferentes pueblecitos que se encuentran en el camino.
Estamos hablando de lo que fue una isla hasta el año 1957 en que se construyó un dique sobre la que discurre una carretera, por cierto, muy curiosa ya que ves mar a ambos lados de la misma. Debido al aislamiento isleño, en Marken se habla su propio idioma el llamado Markens, y no sólo eso, sino que también conservaron sus vestimentas típicas.
A nosotros nos dijeron que actualmente los habitantes siguen llevando los trajes de antaño y los típicos zuecos, pero nosotros no vimos a nadie, será, quizá, porque hacía mucho frío. Aun así, pasear por el pueblecito es como estar metido en un cuento, con sus casas típicas de madera pintada.
Hay que destacar que en la entrada del pueblo se encuentra una fábrica de zuecos donde podemos hacernos la típica foto metido en un zueco gigante situado a la entrada de la tienda de la misma.
En cuanto a la religión que se procesa en la isla es la protestante, que a su vez se dividen en Iglesia Protestante Holandesa Reformada e Iglesia Protestante Reformada. Dejando un poco la religión a un lado, nos llamó muchísimo la atención que las ventanas de las casas están todas perfectamente adornadas con visillos bordados de flores.
Además, observamos que sus casas están situadas en pequeñas elevaciones del terreno ya que antiguamente su función era la de evitar las inundaciones, quedando en desuso actualmente gracias a la ingeniería holandesa y sus diques.
Pasear por Marken es retroceder bestialmente en el tiempo y comprobar la raíz pescadora de sus orígenes. Sus casas de madera, muchas del siglo XV, sus pequeños puentes sobre pequeños canales...
En el puerto (Havenbuurt) encontramos además de numerosos restaurantes y bares, las casas de los pescadores de muy pequeñas dimensiones, guardando todas la misma pequeña estructura. Un señor que vivía en una de ellas, nos dejó visitarla a cambio de la voluntad, y dimos fe de la increíble estrechez, además de cómo se aprovecha el espacio al máximo y su rica decoración.
Te recomendamos que, si tienes tiempo, visites el Marken museum que se encuentra en Kerkbuurt 44. Se trata de cuatro casas de pescadores unidas, donde hace más de setenta años se ahumaba el arenque y la anguila. En su interior conoceremos con más detalle la historia de la isla.
Y antes de salir de la isla, nos dirigimos a una fábrica de queso holandés, donde nos recibió una chica vestida con la típica indumentaria holandesa y que nos explicó de una manera muy amena los procesos de elaboración del queso, al finalizar degustación, quien desee comprar lo puede hacer aquí mismo.
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