Aunque en apariencia parece una ciudad poco atractiva, es suficiente pasear por el centro histórico para darse cuenta de que no es así. Y es que la ciudad, hoy moderna, ha crecido alrededor de sus laberínticas y antiguas calles. Un pequeño jardín separa esta área de la ciudad de los nuevos barrios. En Birkirkara se puede ver una de las estaciones del antiguo ferrocarril de cercanías de la línea que iba desde Rabat a La Valeta.
Nuestra visita: | Mayo de 2010. |
Idioma Oficial: | maltés e inglés. |
Moneda: | Euro €. |
Población 2011: | 22.232 hab. |
Superficie: | 2,7 Km². |
Prefijo telefónico: | + 356 21. |
Web oficial: | localgovernment.gov.mt |
Debido a su situación central en la isla, el lugar estuvo ocupado desde la prehistoria hasta la actualidad: cartagineses, fenicios, romanos, bizantinos, árabes, normandos, etc., son algunos de los pueblos que la han ocupado.
Birkirkara, con más de 21.700 habitantes, es la ciudad con mayor concentración de población de las islas y ha sido así desde la Edad Media. Es uno de los asentamientos humanos más antiguos de la isla, figurando en 1436 como una de las 12 originales parroquias medievales. Su florecimiento continuó hasta que se dividió en parroquias separadas a pesar de lo cual, todavía se la conoce como "Matrici", madre de las parroquias vecinas. Está formado por cuatro parroquias autónomas: Santa Elena, San José, Nuestra Señora del Carmelo y Santa María. También alberga una de las universidades más famosas del país: la St. Aloysius College.
En 1800 los británicos liberaron las islas maltesas de manos francesas, pasando a ser parte de sus dominios. Durante la Segunda Guerra Mundial B'Kara llegó a ser muy importante como un centro de refugiados. Uno de los problemas importantes actuales de la ciudad es que cada vez que llueve en abundancia se producen inundaciones, al situarse ésta en un valle.
La parte vieja de Birkirkara nos ha dejado un buenísimo sabor de boca. Se trata de una bonita ciudad con un potencial turístico aún por pulir puesto que sus calles nos han encantado, había momentos en que nos recordaba, salvando las distancias, a la ciudad de Chania en Grecia. Puede ser que sus vecinas La Valeta, Vittoriosa o Floriana le hagan sombra, pero Birkirkara merece, sin duda, un recorrido al menos de unas pocas horas.
Sus calles son una mezcla, como el país en su conjunto, de diferentes culturas que han dejado su impronta durante el tiempo en que ocupación estas estratégicas islas del Mediterráneo, un claro ejemplo serían las cabinas rojas de teléfonos públicos que siempre asociamos con Reino Unido.
Birkirkara se encuentra en el centro de la isla de Malta, por lo que es un buen sitio donde establecerse durante tu visita al país puesto que de esta manera cualquier rincón de la isla te quedará equidistante y bastante cerca. Puedes visitar las mencionadas Floriana, La Valeta o Vittoriosa, además de Naxxar o los sitios arqueológicos de Tarxien y el Hipogeo.
El primer contacto con B´Kara fue para nosotros caótico, ya que había muchos coches y mucha gente, y si le añadimos la concentración por conducir por la izquierda, con la palanca de cambios en la otra parte, hicieron que nos decantáramos por aparcar e ir a pie en busca de su centro histórico. Deciros que con el autobús llegaréis fácilmente desde cualquier punto de Malta, a un precio muy económico (de entre 0,47€ a 0,54€ en mayo de 2010).
Una vez en el corazón histórico, la cosa cambió 360 grados, de repente nos sumergimos en una tranquilidad y una belleza tremendamente llamativa. Sus calles con sus casas, ese aire melancólico mezclado con el estilo inglés y medieval... ¡nos encantó! Por eso aconsejamos un paseo por su centro histórico y olvidar que la ciudad nueva de Birkirkara sea fea, porque precisamente ahí está su belleza, en el contraste tan fuerte. Creemos que el centro histórico tiene mucho potencial, pero aun le fata desarrollarse de cara al turismo, por ejemplo, los coches aparcados y el tráfico mismo afean unas bonitas calles.
En cuanto a la comida y bebida: el agua de dos litros cuesta 1€ y el famoso pastizzi unos 0,25€, comer es bastante barato si te alejas de las calles más transitadas y te adentras en la ciudad buscando nuevos rincones. La mezcla de culturas es palpable en su gastronomía, por ejemplo, se fusionan una pasta típicamente italiana con bastante condimentada como en la cocina árabe.
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