CÁCERES

LUGAR DEL DESAPARECIDO ALCÁZAR ÁRABE


En la parte alta de la ciudad se encuentra la plaza de san Mateo, antigua plaza de armas de la época musulmana. En esta zona estuvo situado el alcázar de los almohades, por lo que su construcción urbanística, con la estructura y forma tal y como la conocemos hoy, hay que buscarla a principios del siglo XVI y prolongada hasta el XVIII. Estamos, pues, ante otro espacio monumental donde también encontramos interesantes edificios que vamos a ir recorriéndolos uno a uno.

Empezamos por el templo que da nombre a la plaza, la iglesia de San Mateo, uno de los cuatro templos más antiguos de Cáceres. Se comenzó a construir en el siglo XV en el espacio en el que se situaba la antigua mezquita árabe, prologándose las obras hasta el siglo XVIII, cuando se incorporó de la torre. De decoración sobria, el edificio posee elementos góticos, renacentistas y barrocos, sobre todo concentrados en la portada, donde vemos medallones con la representación de san Pedro a la izquierda y la de san Pablo a la derecha, mientras que en el centro se encuentra san Mateo. En su interior, de planta rectangular (herencia de la antigua mezquita), destacan el coro, el retablo mayor sin policromar del siglo XVIII y los sepulcros de antiguos linajes extremeños, sobre todo de la familia de los Ovando.

Junto a la iglesia encontramos la casa de las Cigüeñas o del Capitán Diego de Ovando. Se edificó durante el siglo XV, finalizándose las obras a principios del siglo XVI. En su fachada podemos ver los escudos de los Ovando y de los Mogollón, enmarcados por un alfiz. Destaca su torre almenada, la más alta del caso antiguo de la ciudad, ya que fue una de las pocas que se libraron de la orden de Isabel la Católica de desmochar las torres cacereñas, debido a que su dueño, Diego de Ovando o de Cáceres, obtuvo privilegios al haber sido defensor de dicha reina en contra de la Beltraneja en la Guerra de Sucesión, al contrario que la mayoría de los nobles cacereños. También es posible ascender hasta arriba, acompañados de un guía, tras vencer los 110 peldaños para disfrutar de una bella panorámica.

Actualmente es sede del gobierno militar, aunque también contiene el Museo de Armas, cuya entrada es gratuita En su interior destaca el sobrio patio claustrado constituido por largas columnas y arcos rebajados en la planta baja y arcos geminados en la alta.

En frente se encuentra el convento de San Pablo del siglo XV, de estilo gótico tardío. El pórtico principal carece de decoraciones, simplemente está formando por un arco apuntado con arquivoltas. La espadaña con las dos pequeñas campanas situado sobre el pórtico es posterior, concretamente se edificó en el siglo XVIII. La iglesia del complejo monacal es de planta de cruz latina, con una serie de retablos. Destaca la capilla de san José, donde está sepultado Álvaro de Aldana, y un claustro porticado. Actualmente es una comunidad de religiosas de clausura de la orden de Santa Clara que elaboran riquísimos dulces.

Justo detrás del monasterio encontramos la plaza de las Veletas, en cuyo solar, ocupado actualmente por el palacio de las Veletas y la casa de los Caballos, estaba el antiguo Alcázar árabe destruido durante la Reconquista cristiana. La casa de las Veletas fue construida en el siglo XVI, aunque a lo largo de los siglos tuvo importantes reformas, como las realizadas en el año 1600 cuando se le añadieron las gárgolas y los pináculos rematados por veletas que le dan nombre, o las del siglo XVIII, cuando Jorge de Quirones reedifica el edificio. En la fachada, además de la puerta de acceso adintelada y los balcones, podemos ver dos grandes escudos de estilo barroco pertenecientes a las familias de Jorge de Cáceres y Quiñones. Hablando de torres desmochadas lo que vemos a la derecha de la fachada es una de ellas. Actualmente es la sede del Museo de Cáceres, con colecciones arqueológicas, etnográficas y de Bellas Artes, en la cual destaca El Salvador del Greco.

En su interior conserva un aljibe almohade construido entre los siglos XI y XII, el único resto superviviente del desaparecido Alcázar. Este aljibe es uno de los más grandes y mejor conservados de la península Ibérica. El recinto rectangular, excavado sobre la roca natural, mide 13,40 por 9,90 metros, formando cinco naves de 2,20 metros cada una, separadas por arcos de herradura y cubiertas por bóvedas de medio cañón. Sus muros tienen un grosor de un metro.

Precisamente por su detallada arquitectura y diferentes elementos, algunos estudiosos encuadran el aljibe en una etapa pre almohade, probablemente en la época califal. Probablemente tuvo la función de almacenar el agua, ya que, al situarse la ciudad en una zona de clima seco y careciendo de un río caudaloso, se hicieron este tipo de construcciones para facilitar la recolección de agua, incluso hoy en día sigue funcionando, recogiendo el agua por el patio superior.

Finalizada la visita al museo, merece la pena acercarse hasta el callejón de don Álvaro. La zona donde se sitúa estaba ocupada antaño por el cementerio de san Mateo. Las paredes del callejón, con el paso del tiempo, se está descascarillando, es decir, la cal se está cayendo, dejando ver incrustados en el interior de los muros numerosos huesos humanos. La explicación que se da a este misterio, es que las personas de entonces reutilizaron la tierra del antiguo cementerio para estas construcciones, incluyendo, sin ningún pudor, los huesos. Por otro lado, muy cerca se encuentra el barrio de la Judería, donde poder pasear por sus estrechas calles y casas encaladas decoradas con plantas. Se piensa que este barrio fue creado durante el siglo XIV para alojar la comunidad judía, obligada a vivir aquí tras el Concilio de Palencia. Aquí destacan la ermita de san Antonio, la torre de los Pozos, el Arco del Cristo, etc.

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