Para llegar a la iglesia de San Mauro y su campanario deberemos pasear primero por sus callejuelas, en las que veremos diferentes edificios interesantes. De esta manera nos toparemos con el palača Besenghi Degli Ughi, uno de los edificios barrocos mejor conservados en Eslovenia y uno de los más bellos de la península de Istría. Fue la distinguida familia Besenghi quien encargó el proyecto de construir la mansión al arquitecto milanés Filippo Dongetti, uno de los más importantes de aquella época. El palacio de tres plantas se levantó en un período relativamente breve, desde el año 1775 al 1781.
Luce unas elegantes rejas de hierro forjado en las ventanas, además de poseer una balaustrada de piedra decorada con tallas de rostros humanos. La familia contaba con una gran biblioteca, de la que aún se conservan más de 3.000 de sus libros y manuscritos de los siglos XVI y XVII. Su interior, que alberga una escuela de música, no es visitable, aunque destaca el gran salón decorado con estucos, en el que tiene lugar ceremonias nupciales. En la esquina, a nuestra derecha, se colocó un león de piedra que se encontró debajo de las ruinas del edificio anterior a este palacio que estaba datado en el siglo XIII.
Junto al león, al otro lado, se encuentra el Molilnica bratovščine bičarjev o Salón de Oración de la Hermandad del Látigo (los azotadores se castigaban a sí mismo mediante flagelación como medio para arrepentirse de sus pecados). El pequeño edificio fue construido en el año 1451, por lo que es considerado uno de los más antiguos de Izola. Aunque su interior fue renovado en varias ocasiones, su exterior ha conservado la apariencia gótica. Avanzando un poco más, al otro lado del palača Besenghi Degli Ughi, nos encontraremos con la pequeña Cerkev sv. Janeza Krstnika o iglesia de san Juan el Bautista que cuenta con líneas blancas y grises alternativamente que tanto recuerda a las del norte de Italia.
A poco pasos, a la izquierda, se abre la calle Krpanova en la que vemos la imponente Hiša Zanon, palacio barroco que obtuvo su apariencia actual en el año 1772. Este edificio fue construido por las mismas personas que trabajaron en el comentado palača Besenghi Degli Ughi por orden de Barba Nane Zanon, un comerciante de la ciudad. Aunque no muestra decoraciones arquitectónicas tan ricas como aquél, sí tiene elementos similares, como por ejemplo el portal de entrada formado por un arco sobre el cual se sitúa una cabeza humana.
Volvemos de nuevo sobre nuestros pasos y ascendemos ahora a través de la Garibaldijeva ulica que sube decididamente hacia la Cerkev sv. Mavra o iglesia de san Mauro, la más visible de toda la ciudad al encontrarse en el punto más alto de la misma. La primera iglesia se construyó en el 1356, con un tamaño mucho mas pequeña que la actual. El templo que vemos hoy fue levantado en el 1547, aunque fue reconstruido y modificado en varias ocasiones a través de los siglos, siendo los últimos de principios del siglo XX, conservando el diseño renacentista original y sus posteriores modificaciones barrocas, además de otros elementos históricos. Su interior barroco cuenta con diez altares, un órgano de tubos construido en el 1796 por Gaetano Callido, y pinturas que datan del siglo XV.
Por su parte el razgledni stolp o campanario, situado independientemente a la iglesia, fue construido con piedra procedente de Istría en el año 1585. Sus más de treinta metros de altura son vencidos por los noventa y nueve escalones interiores que conducen hasta la parte más alta donde se ha instalado un mirador desde el que se obtienen bellas vistas de Izola y todo el entorno.
De nuevo con los pies en tierra, desde aquí parte un sendero que recorre el Park ob svetilniku, es decir el jardín botánico que se dirige hacia el mar. Este espacio verde cuenta con plantas aromáticas mediterráneas, además de diferentes especies de árboles ideales para resguardarse del sol, mientras la brisa del mar nos refresca. Desde aquí se abre el cabo de Petelinji rt, lugar ideal para los amantes del windsurf y el kitesurf, puesto que cuando hace viento, la icónica playa del faro, la plaža Svetilnikse, se transforma en el paraíso de los amantes de esos deportes, aunque también es un lugar perfecto para disfrutar de los días de playa y de las vistas de la bahía.
De esta manera desembocamos en la Kopališka ulica que recorre la costa en esta parte de la ciudad y que es utilizada por locales y turistas para tomar el sol tras pegarse un chapuzón en el mar. Si seguimos andando hacia el sur por la mencionada calle se podrá disfrutar, cuando hace buen tiempo, de buenas vistas del entorno, incluso se pueden ver los Alpes y, por supuesto, se puede improvisar un día de playa para disfrutar del agua del mar y el entorno.
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