La parte alta del pueblo, que se extiende a partir de la mezquita Hadži Alija, es una sucesión de calles empinadas en las que se sitúan un conjunto de bonitas casas que presentan una mezcla de elementos otomanos (tejados a cuatro aguas, doksats o miradores, filas de ventanas juntas, disposición de habitaciones alrededor de un patio, etc.) con elementos mediterráneos (tejados a dos aguas, ventanas pequeñas y separadas, disposición de habitaciones, etc.), con ciertas características locales (chimeneas redondas y el revestimiento del tejado de lajas irregulares).
Todas las casas de la ciudad fueron arrasadas durante la guerra de entre 1992 y 1996, algunas de ellas se han reconstruido bajo el Programa de protección permanente de la Unesco para Počitelj. Durante el paseo por estas calles empedradas, en las que agradeceremos perdernos para encontrar bellísimos rincones, nos toparemos con diferentes puestos de artesanía locales y de zumos, sobre todo, de granada.
Al sureste se levanta la Torre del Reloj o Sahat Kula, la cual se supone que fue construida después de 1664, puesto que Evlija Čelebi no la menciona en su libro de viajes. Su base casi cuadrada de 3,22 por 3,26 metros y sus 16 metros de altura sirvieron a los otomanos para utilizarla como torre de vigilancia. Su fisionomía es típica de la arquitectura mediterráneo-dálmata de Herzegovina, como ocurre igualmente en Móstar y Stolac, consistente en un vértice de forma de prisma que recuerda los campanarios de las iglesias católicas de la región. La campana que contenía fue fundida por los austro-húngaros durante la I Guerra Mundial.
En la parte media de la zona alta, ocupando el espacio central del trazado urbano, se encuentra la mezquita Hadži Alija, también conocida como mezquita Šišman Ibrahim-Pasha, construida entre los años 1562 y 1563 por Hadži Alija. Se trata de uno de los mejores logros del estilo clásico otomano de mezquitas abovedadas de una sola sala en Bosnia y Herzegovina.
Junto a la mezquita se encuentra la llamada casa Gavrankapetanović, la cual es en realidad un grupo de edificaciones formando por un edificio principal y dos casas más pequeñas (cuyas habitaciones y patios internos se caracterizan por la división en selamluk para hombres y haremluk para las mujeres) construidos durante el transcurso de los siglos XVI y XVII por la familia más poderosa de la región, los Gavran-Kapetanović.
Se trata del ejemplo más grande y evolucionado de la arquitectura residencial otomana en Počitelj. Una de sus características son sus ventanas arqueadas situadas en la fachada oeste del edificio. A mediados del siglo XX el complejo fue abandonado, por lo que fue renovado por el Estado Yugoslavo para acoger una colonia de artistas en 1975. Durante la guerra fue incendiado y arrasado en el año 1993, para posteriormente ser reconstruido y rehabilitado. Actualmente vuelve a acoger a los artistas que buscan inspiración.
En la cima de la ciudad se encuentra el Počitelj Kula o fuerte de Počitelj, desde donde se obtienen unas maravillosas vistas de las callejuelas, de los tejados de piedra y, en general, de todo el entorno. Las partes más antiguas del fuerte podrían haberse mandado construir en 1383 por el primer rey de Bosnia, Esteban Tvrtko. Durante el siglo XV se realizaron las construcciones más importantes, se amplió y se instaló una guarnición permanente bajo el mandato del rey Matías de Hungría, cuando se alió con la ciudad-estado de Ragusa, actual Dubrovnik, y con Vlatko Hercegović, el último duque de la región, para luchar contra los otomanos.
En septiembre de 1471, tras un corto asedio, la ciudadela fue ocupada por Hamza Bey, primer gobernador otomano de Herzegovina, quien confió la plaza a un “disdar” o comandante. Entonces se construyó en su interior una mezquita, la casa del comandante, un granero y un depósito de agua, cuyas ruinas podemos apreciar en la actualidad.
Hasta 1693, se hicieron pocos cambios, en lo que a las defensas se refiere, pero, tras la conquista de los venecianos de una fortaleza en Gabela, a 13 kilómetros al sur, el fuerte se convirtió en un punto estratégico vital, por lo que sus muros fueron reforzados y la primitiva torre del homenaje fue convertida en la actual torre octogonal de Gavran-Kapetanović, cuyos muros cuentan con dos metros de grosor, incluso la ciudad fue dotada por una muralla, fosos, dos bastiones defensivos y un túnel excavado para excavar en caso de asedio.
Pero los venecianos nunca la atacaron y poco a poco el fuerte fue perdiendo importancia, incluso durante el periodo austro-húngaro, las murallas fueron desmanteladas. Curiosamente durante la guerra acaecida entre 1992 y 1996, la fortaleza fue uno de los pocos edificios que no sufrió daños graves.
El acceso al interior de la fortaleza es libre, incluso se puede recorrer las entrañas de la torre de Gavran-Kapetanović, aunque recomendamos ir con cuidado puesto que no está acondicionado sino, como decimos, en estado ruinoso. Aunque nosotros no percibimos ningún peligro sí fuimos muy cuidadosos, ya que no sabíamos si hay o no peligro de derrumbe.
Desde el exterior de la fortaleza podemos ver los restos de la antigua muralla que rodeaban enteramente la ciudad, extendiéndose por el abrupto relieve del monte, cerrando el lado noroeste sobre un alud rocoso situado al borde del río. La muralla estaba defendida a ambos lados por dos bastiones: al sur por el bastión de forma triangular de Mehmed-paša y al noreste por la torre Delibaša.
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