Blagaj es un pueblo encantador, fácil de visitar puesto que se encuentra cerca de Móstar, ciudad con la que mantiene una buena comunicación gracias a varias rutas de autobuses. Como todo el país, Blagaj también sufrió los estragos de la guerra de los años 90 del siglo XX, aquí todo el patrimonio histórico o fue destruido o fue gravemente dañado, por fortuna su principal atractivo, el tekke, se salvó y está muy bien conservado. El resto de edificios religiosos no corrió la misma suerte: nada más entrar al pueblo nos topamos con la católica Crkva Presvetog Trojstva o iglesia de la Santísima Trinidad construida en 1908, devastada en la guerra y reparada por completo en el año 2012. Le sigue la crkva Sv. Vasilija Ostroškog i Tvrdoškog, iglesia ortodoxa dedicada a san Basilio de Ostrog construida en 1893, aunque incendiada durante la guerra en junio de 1992, en un momento en que todas las iglesias ortodoxas del valle de Neretva fueron destruidas. La reforma de la iglesia comenzó en 2010 gracias a varias donaciones.
Más allá se encuentra el Emlékpark, Monumento a las víctimas bosniacas de la guerra 1992-1995. Como hemos mencionado anteriormente, entre los años 1992 y 1995, la antigua Yugoslavia se desmembró ocasionando una guerra que enfrentaría a bosnios (mayormente musulmanes), serbios (mayormente ortodoxos) y croatas (mayormente católicos). El número de muertos tras la guerra fue de unos 102.000 (55.261 eran civiles y 47.360 eran militares), miles de mujeres violadas y alrededor de 1.326.000 refugiados y exiliados, todo ello sin que hubiera un vencedor claro.
Al desglosar los muertos durante la guerra se obtiene que de los civiles 16.700 eran serbios y 38.000 fueron bosnios y croatas, mientras que de los militares fallecidos 14.000 eran serbios, 6.000 eran croatas y 28.000 eran bosnios. En concreto, Blagaj contaba con población mayoritariamente bosnia desde el periodo otomano, pero tras las incursiones del Comité de Defensa Croata (HVO) se produjo la muerte de casi el 15% de sus habitantes.
Tras convertirse en un bastión del ejército de Bosnia y Herzegovina (ARBiH), el pueblo acogió a refugiados bosníacos que fueron expulsados de otros pueblos de la región, por eso, actualmente Blagaj es casi exclusivamente bosniaca (es decir que profesa el islam). El Monumento a las víctimas bosnias de la guerra 1992-1995 se encuentra en un costado del cementerio donde muchos de estos fallecidos descansan, incluidos muchos soldados considerados aquí como héroes y mártires.
A estas alturas ya hemos visto un templo católico y otro ortodoxo, nos falta el musulmán: algo más allá encontramos la mezquita, la Sultan Sulejmanova džamija, conocida simplemente como Careva džamija. Fue construida en el 1519 por orden del sultán que le da nombre, Suleiman II el Legislador, como así lo indica una inscripción en verso situada sobre la puerta. Se trata de una de las mezquitas con bóvedas más antiguas de Bosnia y Herzegovina, aunque aquellas se derrumbaron en el siglo XIX, en el periodo austrohúngaro, sustituyéndose por un tejado realizado con madera que descansa sobre un tambor octogonal.
La mezquita mide 16,9 por 12,75 metros, cuyo espacio interior tiene forma cuadrade de 10,8 por 10,8 metros. Sus muros cuentan con un grosor de 1 metro, mientras que el minarete cuenta con una base octógona y un cuerpo de 20 metros de alto. Dejando la mezquita a nuestra izquierda y yendo en dirección al río, nos topamos con el Karađoz-begov most, puente construido en el mismo lugar de otro anterior medieval. El que vemos actualmente se mencionó por primer a vez en 1570, por lo que debió de haberse construido un poco antes.
De camino hacia la parte más famosa de Blagaj, el nacimiento del río Buna, a unos 400 metros antes de llegar, nos topamos con la Kuća Velagića, la más conocida de las residencias otomanas que se conservan en el pueblo. Se accede tras descender una calle con escaleras, albergando actualmente un hotel y un pequeño museo. La casa fue construida en 1776, constituyendo un ejemplo único de la arquitectura de esa época formada por múltiples dependencias unidas por pequeños patios y caminos. Unos metros más arriba vemos el Blagaj vodenica, uno de los molinos otomanos que todavía se conservan sobre el río.
A 260 metros por encima de la manantial del Buna se levanta, a 310 metros de altitud, la fortaleza de Stjepan grad, cuya traducción es “ciudad de Stjepan”, ya que fue la sede del ducado de Stefan Vukčić. Esta ciudad fortificada fue construida a partir del año 948 por los príncipes serbios de la provincia de Hum o Zachlumie, para posteriormente caer bajo control de los soberanos de Bosnia, en especial de Stefan Vukčić. A partir de 1465 la fortaleza fue ocupada por los otomanos, sirviendo como guarnición hasta 1835. En 1669 y 1827 sufrió importantes transformaciones.
La fortaleza que vemos actualmente se extiende sobre dos hectáreas, adaptándose al relieve por lo que posee una forma regular. Al este se encontraba la entrada principal, la cual era defendida por un primer bastión, cuyos muros tienen un grosos de entre 1,5 y 2 metros, elevándose entre 12 y 14 metros, y un segundo bastión con una puerta fortificada. La muralla de la zona este fue dañada por una explosión a finales del siglo XVIII y sólo fue reparada parcialmente. Gracias a diferentes excavaciones realizadas en su interior se han encontrado huellas de un palacio ducal del siglo XV, cuyos cimientos se remontan al siglo VI, los cuales seguían técnicas constructivas que recuerdan a los bizantinos. También se han encontrado restos de cerámica atribuida a los ilirios y a los romanos.
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