Esta plaza se sitúa en el corazón mismo de la ciudad, cubriendo un área aproximada de una hectárea. Alrededor de ella se levantaron pequeños edificios relacionados con el animado comercio de mercancías que había en Brujas a partir del siglo XIII. En ella también tenían lugar otras acciones diferentes al comercial, como por ejemplo torneos, ejecuciones, etc. La plaza del Mercado tiene actualmente forma trapezoidal irregular con 84 metros de ancho y unos 110 metros de largo, está rodeado de importantísimos y bellos edificios, vamos ir enumerando los más destacados.
En el centro de la plaza se encuentra el monumento a los héroes populares Jan de Breydel y Pieter de Coninck, que conmemora a estos líderes de los gremios de carniceros y tejedores que originaron los enfrentamientos populares contra las tropas de ocupación francesas en 1302, en la denominada batalla de Courtrai o de Cortrique. La obra fue construida e inaugurada en el 1887 por el escultor belga Paul de Vigne.
En el lado este se encuentran diferentes edificios municipales, entre ellos el neogótico de la Provinciaal Hof o Audiencia Provincial, construido entre los años 1887 y 1921, sobre el solar que dejó el edificio del Waterhalle, levantado para ser el punto central del puerto de Brujas y que perduró hasta 1787, momento en que un incendio lo arrasó. Alojó las oficinas administrativas que estuvieron en funcionamiento hasta el año 1999. Actualmente es, principalmente, un espacio utilizado por las autoridades de la ciudad para celebrar reuniones, recepciones oficiales y exposiciones.
A ambos lados del Provinciaal Hof vemos dos edificios igual de bellos: a la derecha el de la oficina postal construida, con ladrillos vistos, en 1891 y, a la izquierda, el Historium, también de la misma época. Éste último originariamente se levantó para ser residencia de un gobernador, pero nunca se usó para tal propósito. Tanto el Provinzial Hof, como el Historium son obras de los arquitectos Louis Delacenserie y René Buyck.
En el lado norte de la plaza encontramos casas con frontones triangulares muy vistosos que datan de los siglos XVI y XVII, y que albergan cafés y restaurantes bastante caros, aunque admirar estas construcciones y hacer fotografías es gratis.
En el lado oeste destacamos el Bouchoutehuis, edificio todo de ladrillo rojo que data del siglo XV y el Craenenburg, en el que los burgueses mantuvieron preso a Maximiliano de Austria como venganza por haber querido restringir sus poderes e influencias. Ambos edificios están datados de finales del siglo XV.
Y en el lado sur vemos, imponente, el edificio del Ayuntamiento con su campanario (Belfort), construido en 1248 y ampliado en el siglo XVI. En su origen hizo funciones de mercado cubierto durante siglos, además desde su balcón se proclamaron los estatutos de la ciudad, llamados Mandamientos de la Halle.
El Belfort, su impresionante campanario fue construido en el 1282, el cual tenía un techo de madera que se destruyó durante un incendio, de hecho, en su origen, todo el campanario era de madera. En 1296 fue reconstruida y, en 1345, se restauraron y reconstruyeron los pisos superiores de esta torre. Su forma actual fe definida entre finales del siglo XIV y 1420. La parte superior de la torre se construyó después de varios incendios en 1822, ya que siguió siendo de madera hasta ese entonces. Al haber sido restaurado a lo largo de los siglos, en el cuerpo de la torre podemos ver varios estilos arquitectónicos.
En la zona baja predomina el románico, en la zona media el gótico temprano y, en la parte superior, el neogótico. Pongámosle cifras al campanario: tiene una altura de 83 metros, consta de un patio interior abierto (de acceso libre), tres pisos y posee un carillón de 47 campanas de bronce, la mayor de ellas es la llamada Campana Triunfal, con un diámetro de 2,05 metros y que es puesta en funcionamiento por el campanero llamado Beiaardier. La torre es visitable y existe la posibilidad de subir sus 366 escalones (horario: 9h.-17h.) donde, además de la panorámica de la ciudad, en su interior hay estancias intermedias en las que poder pararse y ver cosas como la sala del tesoro y el mismo carrillón con su complejo sistema de varillas y palancas para hacerla sonar. Estas salas sirvieron como almacén de diferentes productos comerciales como telas, lana, especias, brocados, pieles y cueros, madera, vino y tapices.
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