Aunque muchas personas piensen que se trata de un palacio, el Taj Mahal es, sin embargo, una tumba. Arquitectónicamente es sobresaliente, uno de los más bellos y emblemáticos del mundo, pero es que el motivo de su construcción también emocionará a muchos viajeros: se trata de un gran monumento de amor eterno que el emperador mogol Shah Jahan levantó para su esposa favorita Mumtaz Mahal. Todo un homenaje a ese sentimiento que aquí se personaliza en piedra, en mármol, en jade, etc.… en definitiva en una arquitectura armoniosa que roza la perfección.
Acomódate y acompáñanos en este viaje: pulsa en "Historia" si quieres saber algo más de este destino, en "Mapas" tendremos ese complemento que nunca debe faltar en un viaje, mientras que en "Guía" te guiaremos para que puedas aprovechar al máximo tu experiencia en este rincón de la India. Finalmente, en "Conclusiones" conocerás, si quieres, nuestra opinión personal y experiencias vividas durante este viaje.
Nuestra visita: | marzo de 2023. |
Idioma Oficial: | Hindi, inglés, punjabi y urdu. |
Moneda: | Rupia India ₹. |
Población 2020: | - |
Superficie: | 17 hectáreas. |
Prefijo telefónico: | +91 (562). |
Web oficial: | tajmahal.gov.in |
En 1631, Shah Jahan, el emperador durante el período de mayor prosperidad del Imperio Mogol, se sintió afligido cuando murió su tercera esposa, Mumtaz Mahal, durante el nacimiento de su decimocuarto hijo, Gauhar Ara Begum. Las crónicas de la corte de la época hablan sobre el dolor de Shah Jahan, a partir del cual se ilustra la historia de amor tradicionalmente considerada como inspiración para el Taj Mahal. En su biografía, Padshahnama, escrita por una serie de historiadores cuidadosamente elegidos, se puede leer con bastante detalle sobre el corazón roto del emperador, entre ellos, se menciona que su barba se volvió blanca de la noche a la mañana, incluso cómo se apoyó en su begum (miembros femeninos de la familia) no solo en el terreno pasional sino también donde encontrar consuelo. El dolor, pues, hizo que Shah Jahan se dedicara con suma deliberación a construir su obra maestra para los siglos venideros, un monumento que no tendría rival en belleza, ni en grandeza. Estaba tan involucrado que, para hacernos una idea, sólo la selección del sitio, por ejemplo, le llevó casi seis meses.
El diseño del Taj Mahal incorpora y amplía las tradiciones de la arquitectura persa y la mogola. La inspiración provino específicamente de edificios ya construidos, entre ellos la tumba de Timur, progenitor de la dinastía mogol, en Samarcanda, la tumba de Humayun, la propia Jama Masjid de Shah Jahan en Delhi, etc. Mientras que los primeros edificios mogoles se construyeron principalmente con arenisca roja, Shah Jahan promovió el uso de mármol blanco con incrustaciones de piedras semipreciosas, por lo que los nuevos edificios bajo su patrocinio alcanzaron nuevos niveles de refinamiento.
Pero es la Tumba de Itmad-Ud-Daulah (a veces llamada Baby Taj o Pequeño Taj), que Nur Jahan construyó para su padre, Mirza Ghiyas Beg, la primera estructura mogol construida completamente con mármol que marca la transición de las estructuras de arenisca roja a las de mármol blanco, por lo que se piensa que se trata del precursor del Taj Mahal. Aun así, los arquitectos crearon aquella tumba a partir del modelo más cercano y completado unos sesenta años antes: la Tumba de Humayun en Delhi, la cual fue construida por su esposa, Hamida Begum.
Para la construcción del Taj Mahal, según un historiador de la corte, Abdul Hamid Lahori, se colocó una red de pozos a lo largo de la línea del río y se llenó con piedras y otros materiales para asentar una base sólida, a partir de la cual levantar este gran mausoleo. El arquitecto principal del Taj fue un persa llamado Ustad Isha Khan (un arquitecto muy conocido de su tiempo) que fue asistido por otros arquitectos, lo que dio como resultado una profunda fusión de la arquitectura persa, turca, india e islámica.
La moda predominante en la capital real, Agra, eran las tumbas de jardín, pero el Taj no iba a ser solo una más de este tipo de mausoleo, ya que Shah Jahan pretendía hacer una obra que causara impresión por su tamaño, por lo que decidió hacer un complejo de casi un kilómetro de largo. Para ello fue necesario unas veinte mil personas para trabajar en la obra, mientras que el material utilizado, que se trajo de toda la India y Asia central, se transportó hasta aquí con una flota de 1000 elefantes. En su ornamentación se emplearon hasta 28 piedras preciosas y semipreciosas distinta, sin olvidar el mármol blanco que se trajo desde Makrana (Rajasthan). Otras piedras semipreciosas fueron traídas de regiones lejanas de la India, Ceilán y Afganistán; jaspe de Punjab, jade y cristal de China, turquesa o calaíta del Tíbet, lapislázuli y zafiro de Arabia y diamantes de Panna. Las piedras de arenisca roja de diferentes tonalidades que constituyeron la base fueron extraídas de las canteras vecinas de Sikri, Dholpur, etc.
A fines del siglo XIX, partes de los edificios se habían deteriorado gravemente. Durante la época de la Rebelión India de 1857, el Taj Mahal fue desfigurado por soldados británicos y funcionarios del gobierno, quienes extrajeron piedras preciosas y lapislázuli de sus paredes. A fines del siglo XIX, el virrey británico Lord Curzon ordenó un ambicioso proyecto de restauración que se completó en el año 1908. También encargó la gran lámpara en la cámara interior, siguiendo el modelo de una situada en una mezquita de El Cairo. Durante este tiempo, el jardín fue remodelado con césped de estilo británico que aún se conserva en la actualidad.
El Taj Mahal, el monumento al amor, atrae cada año millones de visita, ya no sólo por su popularidad, belleza y armonía, sino también por todo el aire romántico que lo envuelve: un rey levanta un verdadero palacio funerario tras la muerte de su esposa preferida. Sin duda, estamos ante uno de esos monumentos del mundo que hay que visitar al menos una vez en la vida. Por ello te vamos a contar qué ver en Agra en un día, visita que debe incluir, por supuesto, el Taj Mahal.
Dia 1: la visita al Taj Mahal se puede realizar muy temprano, cuando sus puertas abren media hora antes de la salida del sol, para evitar así las multitudes. Tras recorrer el complejo funerario, sin pasarnos de las tres horas que dura el boleto de acceso, es buena idea tomar un tuk-tuk (¡negocia el precio con todo incluido!) e ir al siguiente punto importante de la ciudad: la Fortaleza Roja de Agra.
A continuación, puedes acercarte andando a la cercana Moti Masjid (Mezquita de la Perla) que fue construida en mármol en el siglo XVII también por el emperador mogol Shah Jahan. Tras el almuerzo, la tarde se reserva para ver el mausoleo de Itimad-ud-Daulah, situado aproximadamente a dos kilómetros y que, al tener una similitud con el Taj Mahal, se le conoce como el “Pequeño Taj”. Finalmente, el día termina con la visita a la tumba de Chini Ka Rauza, a más o menos un kilómetro de aquel, quien fue poeta y erudito persa y primer ministro del emperador mogol Shah Jahan.
Para llegar hasta Agra tenemos varias opciones, una es llegar en avión gracias al aeropuerto de la ciudad que conecta con varios puntos de la India, entre ellos Delhi. Otra alternativa es contratar una de las muchas excursiones de uno o varios días desde otras ciudad, sobre todo Delhi, que incluyen transporte, entrada al Taj Mahal y guía. Nosotros nos decantamos por contratar un conductor con coche desde Delhi, sin guía, para hacer el trayecto de ida y vuelta en el mismo día. Si quieres que te demos sus datos de contacto, escribimos por privado y os pasamos su número de teléfono y email. Nosotros salimos muy temprano en la mañana e hicimos el recorrido en casi 4 horas, incluidas las paradas. El viaje se hace bastante pesado, por lo que recomendamos dormir en Agra y tener más tiempo para ver la ciudad y sus atractivos, incluido el Fuerte Rojo.
Nuestro conductor dejó el coche en el parking del Taja Mahal y ya desde que pusimos un pie en el suelo comenzaron los vendedores ambulantes a atosigarnos, intentando vendernos sus productos, ¡incluso había una persona que quería vendernos un látigo de cuero! Desde aquí es fácil llegar en pie hasta el Taj Mahal, tras recorrer unos 800 metros, pero habrá muchos conductores de tuk-tuks que querrán llevarte, así que negocia el precio primero, déjalo todo cerrado, si al final decides ir en este particular vehículo amarillo.
Ante la idiosincrasia particular del lugar, te vamos a dar unos cuantos consejos que te servirán de mucho. En primer lugar, no vayas en viernes, puesto que el monumento permanece cerrado ese día a visitas generales, sin embargo, sí está abierto para los musulmanes que vayan a orar a la mezquita situada en su interior. Otro consejo es que compres las entradas a través de internet, os aseguramos que en las taquillas hay mucha gente esperando al turista para ofrecerse como guía, otros intentan vender suvenires, otros se ofrecen como fotógrafos, etc., es muy molesto porque son muy persistentes. Por eso, aunque no te vas a librar del todo, compra las entradas en internet y ahórrate ese rato. Recuerda que el ticket de acceso tiene una duración de tres horas, si superas ese tiempo deberás abonar el tiempo extra.
En nuestro caso, se nos acercó muchísimos guías y pudimos deshacernos de ellos con mayor o menos fortuna, pero ya en la cola para entrar al recinto, se nos acercó un chico, con una acreditación de guía oficial colgada al cuello, y nos dio una botella de agua a cada uno y nos dijo que nos saltáramos la cola porque teníamos preferencia. Al principio pensábamos que se trataba de un trabajador del monumento, pero después nos dimos cuenta que era un guía, intentamos razonar con él para decirle que no lo necesitábamos, puesto que el Taj Mahal se recorre fácilmente sin guía (aunque es interesante conocer la historia del lugar).
Él insistió diciendo que su servicio estaba incluido en el precio del boleto y que era gratis, que si después le queríamos dar propina bien y si no, pues no pasaba nada. Al final accedimos y la verdad es que fue bien, aunque a veces le teníamos que parar para que no fuera deprisa y estuvimos más rato de lo que él hubiera querido. Después entendimos el porqué de esas prisas: tras finalizar la visita, salimos por la Puerta sur y nos llevó a una tienda de artesanía situada a pocos pasos, donde trabajan el mármol igual que se hizo en el Taj Mahal. Por tanto, no permitas que te metan prisa si decides contratar un guía, tómate tu tiempo para admirar el entorno, hacer fotografías y, en definitiva, aprovechar al máximo las tres horas que dura tu boleto de admisión.
Tenemos que decir que fue muy interesante la exhibición de cómo se trabaja el mármol y cómo realizan las incrustaciones de los diferentes tipos de roca. La explicación también fue buena, por lo que pasamos un rato entretenido con una limonada que te ofrecen para beberlo mientras tanto. Compramos unos suvenires tras recatear el precio, nunca aceptes el que te dicen ellos, más o menos el precio real es la mitad de lo que te digan. Finalizada esta primera compra, donde el guía se lleva una comisión, quería llevarnos en tuk-tuk a otro establecimiento de alfombras, nosotros pensábamos que nos iba a llevar al parking donde estaba nuestro conductor, pero no. Por tanto, antes de nada, siempre ten claro a dónde te llevan y, sobre todo, si no quieres comprar no te sientas obligado. Además, piensa que el tiempo es oro para perderlo en comercios donde ofrecen productos que quizás no te interesen, por lo que aconsejamos hablar previamente con el guía y decirle que no te interesan este tipo de tiendas, incluso pactando un honorario justo para él.
Volviendo al Taj Mahal, hay que decir que es un monumento muy visitado y popular ya no sólo mundialmente, sino también (y especialmente) entre los propios indios, no en vano recibe más de tres millones de turistas al año, por lo que lo mejor es evitar las aglomeraciones que restan atractivo al Taj Mahal. Intenta ir por la mañana temprano (abre 30 minutos antes del amanecer, aproximadamente sobre las 6), antes de las 9 que es cuando comienza una mayor afluencia, además con los primeros rayos del sol podrás tener una luz muy bonita sobre el monumento. Capítulo aparte son los encuadres de las fotografías, sin duda desde la Gran Puerta es una de las panorámicas más bellas que puedes obtener del sitio (desde el interior y desde la terraza), pero si vas a partir de las 9 de la mañana, habrá cientos de personas esperando para hacer la típica foto.
Otra alternativa es hacerla desde los arcos ovulados situadas a ambos lados de la Gran Puerta, desde ahí también obtendrás una composición muy bella. A estas alturas ya habrás entendido que el monumento se masifica demasiado y que hacer una fotografía “limpia” es casi imposible por lo que, de nuevo, baraja la posibilidad de ir muy temprano.
El Taj Mahal es un monumento precioso, nos gustó muchísimo, la armonía de sus formas es prácticamente perfecta, además son dignos de mención sus detalles, como las exquisitas taraceas que forman letras árabes, flores, motivos geométricos, etc. Por cierto, prepárate para que te miren descaradamente, incluso te pedirán hacerse fotos contigo si tienes rasgos de Europa del norte, es decir, pelo rubio, ojos claros, tez blanca… para los indios este tipo de personas es muy exótica. Cada uno decide como manejar la situación, nosotros te recomendamos que te lo tomes con humor y sentido común.
La conservación de este monumento está amenazada por varios motivos: desde el nacionalismo hindú más radical que dice que se trata de un monumento musulmán construido por miles de esclavos hindúes, en un momento en que el país fue invadido, hasta los elevados niveles de contaminación de su entorno que daña sobre todo la parte del edificio hecha en mármol. A ello, hay que añadir, como comentábamos anteriormente, la gran cantidad de visitantes que recibe cada año, algunos de los cuales son desconsiderados con el monumento. Por ejemplo, aunque no hemos visto haciéndolo, sí hemos visto las consecuencias de sus actos: algunos desunen con sus manos piezas de piedra del trabajo de taracea de los motivos geométricos de la fachada del Taj Mahal. Creemos que es un hecho despreciable que hay que denunciar, no todo vale.
Por otro lado, esto sí que lo visto hemos visto, a otras muchas personas se les desprendían los patucos de plásticos para los zapatos (medida tomada para preservar el suelo, tanto de la terraza de mármol, como el del interior de la tumba) y simplemente seguían caminando, sin mirar atrás. Si no entendemos el valor de monumentos únicos como estos, ¿cómo vamos a preservarlos? y, sobre todo, debemos entender que el turismo debe servir para generar riqueza en la zona visitada, intentando que sea lo más sostenible posible, sin causar expolios, destrozos o empobrecimiento en la gente que allí habita. Por otro lado, también nos llamó muchísimo la atención el nivel de seguridad que hay en los monumentos de la India, con soldados del ejército desplegados en ellos. Esto se hace para evitar posibles atentados terroristas que pudiera mermar el flujo turístico tan necesario en la economía de algunas partes de la India.
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