GIBRALTAR

CUEVA DE SAN MIGUEL


La cueva de San Miguel constituyendo una red de cavernas de piedra caliza milenaria. Geográficamente está situado en la Upper Rock o cima de la roca, a más de 300 metros. En su interior podremos admirar estalactitas, estalagmitas y columnas, formadas durante siglos por la filtración de agua de lluvia que, tras pasar a través de la roca, se transformaba en una solución de ácido carbónico que deshacía la piedra, permitiendo su acumulación.

Ese lentísimo proceso de milenios hizo que se crearan túneles y cavernas muy profundas, dando por resultado las formaciones de estalactitas y estalagmitas que vemos actualmente. La existencia de esta cueva ya era conocida por los fenicios, griegos y romanos, como así lo demuestran las descripciones que nos dejó Pomponius Mela, un geógrafo romano de Algeciras, o las del poeta Homero. Por otro lado, el nombre de esta gruta lo toma de otra cueva de naturaleza similar situada en Apulia (Italia).

La caverna está formada por una cueva principal llamada La cueva de Leonera y una inferior, la cual es sólo visitable pidiendo cita y acompañado por un guía profesional, llamada cueva baja de San Miguel, donde hay un lago. La leyenda cuenta que esta cueva no tiene fondo y los monos llegaron hasta aquí a través de algún túnel que une África con la península.

En nuestro paseo por la cueva encontramos una estalagmita que se desmoronó hace siglos debido al peso y que todavía permanece en el mismo sitio en que cayó. Mediante un corte transversal podemos ver el desarrollo de la misma.

En la Sala de la Catedral vemos formaciones minerales en las pareces que se asemejan a los tubos de un órgano de catedral, de ahí el nombre recibido. Durante época victoriana, su interior era utilizado para diferentes eventos como fiestas y bodas. Actualmente es un auditorio natural con un aforo para 400 personas.

La primera excavación e investigación oficial tuvo lugar en 1867. Fue supervisada por el capitán Brome, gobernador de prisiones militares, quien, gracias a la mano de obra de prisioneros, encontró diferentes piezas como puntas de flecha, cerámica o hachas de piedra.

Recientemente se han encontrado pinturas rupestres en el que se representaban una cabra salvaje, además de un cuenco neolítico. Esto, junto al hallazgo de dos cráneos neandertales en otra cueva, hace pensar a los estudiosos que esta gruta ya era conocida por el hombre de Neanderthal. También se ha utilizado para muchos usos, como en la II Guerra Mundial, que se acondicionó como hospital militar, aunque nunca se utilizó para ello.

La Cueva de San Miguel también guarda historias, como la del coronel Mitchell quien, junto a un segundo oficial, en 1840 decidió explorar las cuevas, con tan mala suerte que se perdieron en su interior y jamás se supo de ellos.

Esta misteriosa desaparición hizo que se crearan conjeturas como la posibilidad de que pudieron caerse en algún precipicio o, la más verosímil, que se escaparon del servicio militar. Entre 1936 y 1938, se decidió crear diferentes expediciones en el interior de las grutas para examinar cada uno de las grietas, recovecos y huecos de la red de cuevas, pero nunca se han encontrado restos humanos que pudieran coincidir con la época en que desaparecieron ambos militares, por lo que el misterio sigue más vivo que nunca.

Pulsar para invitarme a un café