Para la visita del peñón se presentan varias opciones: puedes subir hasta arriba de la roca contratando un taxi (15€ o 17€ aproximadamente por cabeza mínimo 4 personas), yendo a pie, alquilar unas bicicletas eléctricas o contratando a una agencia que hacen un tour por el peñón con minibuses (30€ por cabeza, visita a la Cueva de San Miguel y los Túneles del Gran Asedio, incluidas). Nosotros nos decantamos por el ésta última, a sabiendas del alto precio. Sea como fuere, para acceder al Peñón hay que pagar una cuota (existen dos modalidades: sólo pasear por los senderos cuesta alrededor de £5 o £12 si además quieres visitar las diferentes atracciones de la Roca).
Otra de las opciones es subir hasta arriba mediante el teleférico, cuesta alrededor de 9€ ida y vuelta (precio 2006). El teleférico se abrió al público en 1966, aunque ha sido objeto de mejoras y reformas a lo largo de los años. La empresa suiza llamada Von Roll Ltd fue la encargada de construirlo en su momento, además de ser la responsable del control de seguridad que tiene lugar anualmente.
Cada cabina puede transportar a 30 personas a la vez, venciendo una altura de 412 metros sobre el nivel del mar en 6 minutos aproximadamente. Existe la posibilidad de que haga una parada en la estación media, donde se encuentra Apes Den o Guarida de los monos, pero no todo el año se realiza, infórmate antes. En la cima existe un mirador y diferentes locales comerciales. Debes saber que el último que baja desde la cima es a las 17,45h, presta atención a los horarios o tendrías que descender de otra manera.
Al fondo de esta misma plaza se haya el Jardín Botánico de Alameda, posee una extensión de 6 hectáreas y alberga especies de Australia y África del sur, así como autóctonas. Recomendamos primero su visita y después ascender hasta del peñón. Y sin movernos de la plaza del teleférico vemos la estación de bomberos cuya fachada está realizada en art-decó.
Subidos ya a nuestro minibús comenzamos nuestro recorrido por el peñón haciendo una primera parada en el monumento Jew’s Gate, se llamó así al encontrarse cerca del cementerio judío del siglo XVIII. Este cementerio, visitable mediante pasarelas elevadas, cuenta con los enterramientos judíos más antiguos de Gibraltar, aquí se les daba sepultura a los rabinos de la zona desde el año 1746. Por aqui accedemos por la entrada sur a la reserva natural, con lo que cualquier vehículo debe pagar para poder acceder, aunque hay que tener en cuenta el casi inexistente estacionamiento.
Justo al lado del acceso se encuentra el monumento dedicado a los Pilares de Hércules, es decir los dos extremos del estrecho de Gibraltar según la civilización romana. Para ellos esta parte de la península ibérica era el Mons Calpe, una de las columnas, mientras que en el norte de África se encontraba el Mons Abylain, el otro pilar.
Por otro lado, los fenicios que poseían Gibraltar y Ceuta pusieron dos columnas de plata para indicar que hasta ahí se podía navegar de forma segura. Desde aquí es destacable las panorámicas obtenidas sobre el estrecho de Gibraltar, viéndose la bahía de Algeciras y los montes de Marruecos al otro lado del mar.
Nos dirigimos ya a lo que creemos es la atracción más famosa de Gibraltar, la zona donde están los monos. Aunque los hemos visto durante todo el trayecto por el peñón, es aquí en la zona media de la roca donde se dejan ver en acción y además podemos fotografiarlos fácilmente: esta es conocida como Apes Den o Guarida de los Monos.
Estamos ante la única especie de mono que vive en libertad de toda Europa. Esta especie no tiene rabo y su nombre científico es Macaca Sylvanus, estando en peligro de extinción en sus países de origen (Argelia y Marruecos), aunque en Gibraltar han encontrado un hogar gracias a las leyes para su protección que dictan el GONHS (Sociedad de Ornitologia e Historia Natural de Gibraltar) y el GVC (Clínica Veterinaria de Gibraltar).
Entre esas leyes está la de no alimentar a los animales, y si se infringe y te pillan te pueden multar con hasta £4.000. Estos macacos ya tienen una dieta estricta acordes para su salud, bienestar y dentición que incluye agua, verduras, frutas y semillas.
Su origen es desconcertante pues unos dicen que los trajeron los árabes después del año 711, y otros dicen que los británicos después de 1704.
Estos animales están acostumbrados a los humanos, pero hay que tener mucho cuidado, pues no por ello dejan de ser salvajes. Es importante no tener ni bolsas ni comida (el sonido de las bolsas las interpreta como comida), no enseñarles los dientes pues ese gesto es señal de desafío para ellos, no tocarlos y por supuesto no darles de comer.
Es muy curioso verlos jugando mientras saltan entre los minibuses o que se te suban encima, es una experiencia fenomenal. Si se te suben no tengas miedo, mantén la calma y si quieres que se vaya agáchate hacia delante y ellos solos saltaran y se irán. Mención aparte merecen las más de trescientas especies de aves que habitan o migran en la roca, como la Perdiz de Berbería y buitres. Entre los mamíferos encontramos el zorro rojo, murciélagos orejas de ratón y la foca monje del Mediterráneo, en peligro de extinción. En cuanto a flora destacan la Gibraltar Candytuft y la Gibraltar Sea Lavender, endémicas de La Roca.
Aprovechando que nos encontramos en un punto alto del peñón echamos un vistazo y vemos por ejemplo la zona de Catalan Bay, llamada así porque aquí desembarcaron los catalanes que escaparon del peligro de las guerras napoleónicas.
Desde este lugar privilegiado podemos asomarnos a la otra cara del Peñón donde disfrutar de una panorámica general de la ciudad, además de la bahía de Algeciras y el pequeño puerto de Gibraltar.
Como hemos dicho antes, nos encontramos ya en el punto más alto del peñón de Gibraltar, es decir a 426 metros sobre el nivel del mar, y si afinas la vista podrás ver la llamada batería O´Hara, un cañón de 9,2 pulgadas:
La Línea de la Concepción y el aeropuerto (con la carretera que atraviesa la pista) también es una panorámica digna de ser vista desde aquí. Se puede apreciar la frontera y el istmo que separa el peñón de la península, además de la población de San Roque:
Después de un cortísimo paseo en el minibus llegamos al castillo árabe que se construyó a principios del siglo XIV por Abu-Hassan. Actualmente sólo se conserva de la antigua fortaleza que llegaba hasta Casemates Square, la Torre del Homenaje, convirtiéndose así en uno de los pocos vestigios, junto los baños árabes del Museo de Gibraltar, de los siete siglos de dominación musulmana.
Copyright© 2018 ESTurismo.