El Real Mary King’s Close es uno de los secretos más impresionantes de la ciudad, una serie de calles del siglo XVII que se han mantenido tal cual estaban en aquella época. Para entender mejor por qué se encuentran debajo de tierra lo mejor es acceder al punto de encuentro desde donde se realiza el recorrido por estos callejones. Aquí podemos ver una maqueta representando el callejón de Mary King, además de las callejas circundantes, tal y como debió estar alrededor del año 1645, época de peste negra en Edimburgo. Los datos para la construcción de esa maqueta se han obtenido de varios planos y descripciones de la época.
La Ciudad Vieja de Edimburgo está construida sobre una colina, un volcán extinto, cuya columna vertebral es la Royal Mile que une el castillo con el palacio de Holyrood, a cuyos lados descienden una serie de callejuelas o closes, entre los que se encuentra el de Mary King, desembocando algunos de ellos en la parte inferior de la colina. En aquella época la ciudad estaba atiborrada de gente, con edificios apiñados, los cuales crecían hacia arriba. Las condiciones higiénicas eran casi inexistentes y era común arrojar las aguas fecales por la ventana. Este close constituía un bullicioso espacio comercial.
Los habitantes de Mary King's Close nunca vivieron bajo tierra, las casas fueron desocupadas antes de la construcción del edificio de la Royal Exchange, el actual City Chambers ( Ayuntamiento), cuyo cimientos se encuentran aquí. Por eso técnicamente tampoco este close se encuentra bajo tierra, simplemente está cubierto por el mencionado edificio, el cual, si nos fijamos bien, para salvar la bajada de la ladera, varía de altura dependiendo de si lo vemos desde la Royal Mile, donde presenta pocas plantas, al contrario que si lo observamos desde Cockburn St, donde presenta mayor altura.
Normalmente los closes recibían el nombre del ciudadano más prominente o el negocio más importante que se encontraban en esos callejones, pero siempre eran hombres, por lo que no era común que un close, como el que nos ocupa, tuviera el nombre de una mujer. Los documentos muestran que Mary King fue una empresaria muy importante de la década de los años 30 del siglo XVII, lo que demuestra que esta mujer tenía fama y poder en la ciudad de aquella época. Después de esta introducción nos disponemos a atravesar la puerta que nos llevará al recorrido de estas calles.
Nos acompaña una guía caracterizada de Isabel de Toledo, quien nos llevará a cada rincón de este lugar olvidado durante siglos, contándonos historias y anécdotas que ha pasado en estas callejuelas. Recorreremos, además del mismo Mary King's Close, otras cuatro calles: Stewart’s Close, Pearsons Close, Allan Close y Craig Close. Así la guía nos lleva a una primera cámara donde, apoyada en diferentes retratos de actores caracterizados, nos presentará a diferentes personajes que han vivido con mayor o menor fortuna aquí, además de alguna que otra leyenda. Por cierto, es posible hacer el tour en español a las 14:45, 16:45 y 18:15, más información en la web oficial.
La vida en el Edimburgo de la época no debió ser fácil, puesto que en el mismo espacio hacinado convivían ricos y pobres, aquellos vivían en las plantas superiores alejados de la suciedad de la calle y éstos en las inferiores conviviendo con ella. En este contexto Mary King fue creando su fortuna vendiendo y cosiendo telas. Su casa se encontraba en Alexander King’s Close, nombre de un prominente abogado que murió en 1619. Ambos no tenían relación alguna pero quizás fue la coincidencia de sus apellidos lo que hizo que el callejón terminara llamándose Mary King's Close.
También conocemos la historia de un rico comerciante llamado Alexander Cant que vivía en Stewart’s Close. Este hombre fue asesinado en 1523 por su mujer y suegra, tras una discusión muy acalorada, porque no había pagado la dote de su hija y el yerno los había amenazado. La suegra que se llamaba Alison fue condenada a morir ahogada en el Nor’ Loch, lago ya desaparecido en cuyo lugar se extiendo actualmente los jardines de Princes Street. En cambio la ejecución de la esposa, llamada Katherine, fue pospuesta al estar embarazada, pero tras dar a luz huyó a Inglaterra donde se casó con un refugiado protestante escocés.
Mary King murió en 1644, tres meses antes de la plaga de peste bubónica que asoló la ciudad durante un año y medio. Las clases más altas abandonaban Edimburgo huyendo de la enfermedad, sin embargo los más pobres no le quedaron más remedio que luchar y sufrir la peste. El Ayuntamiento, bajo un intento de combatir la plaga, contrató al doctor George Rae, quien visitaba a los pacientes que tenían el cuerpo lleno de bubones cubierto con un manto de cuero de pies a cabeza y con la cara tapada con una máscara con una nariz muy larga, en el que se depositaban unas hierbas para evitar el contagio. Su figura en este escenario de muerte y enfermedad debió ser más tétrica se cabe...
Este doctor creía que la peste se trasmitía por el aire, sin imaginarse que esta enfermedad se propagaba a través de las pulgas de las ratas. Las muertes se sucedieron a millares y Rae poco pudo hacer por los pacientes infectados, solamente les sometía a cuarentena de seis semanas, aunque la mayoría moría, dentro del hogar en el que hubiera un caso de peste, cuya puerta era marcada con una X. En otros casos la cuarentena se realizaba fuera del close, como les pasó a los Craig: John, el padre, era sepulturero y murió por la enfermedad, por lo que el resto de la familia (Janet, la esposa, y sus tres hijos) estuvieron en cuarentena en Sciennes.
Se ha llegado a decir que en este close fue tapiado con los enfermos de peste dentro para dejarlos morir sin posibilidad de ir a ningún otro sitio, pero no es más que un mito. Con tanta muerte empezaron las historias de fantasmas: las apariciones en Mary King's Close están documentadas desde finales del siglo XVII. Seguimos el recorrido y conocemos familias que vivían en casas que contaba únicamente con una habitación. También visitamos antiguas dependencias con diferentes funciones: un establo, una cantina, una curtiduría, un despacho de abogado, etc...
Tras atravesar la Pearson's Close llegamos a otro edificio, cuyas paredes siguen un patrón imitando las hojas de una planta. Y es que en el siglo XVII el impuesto del papel pintado era muy alto, por lo que las personas que vivieron aquí optaron por dibujar ellos mismos sobre la pared. Justo aquí, en un rincón, se encuentra la habitación de Annie, donde algunos sienten la temperatura más baja en comparación con el resto del recinto. En 1992, antes de que el close se abriera para visitas turísticas en 2003, fue visitado por un equipo de la televisión japonesa acompañado por la médium más importante de ese país, Aiko Gibo. La médium fue recorriendo el recinto sintiendo diferentes emociones, pero cuando llegó a esta habitación se embriagó de un fuerte sentimiento de tristeza, frío y hambre.
Enseguida Gibo se dispuso a abandonar el lugar cuando sintió un tirón en una de sus piernas. Al darse la vuelta se encontró con el espíritu de una niña que le dijo que se llamaba Annie y que su familia la abandonó allí al contraer la peste en 1644. Annie estaba muy triste por su historia pero también por haber perdido una muñeca de trapo a la que le tenía mucho cariño. La médium subió a la Royal Mile donde compró la primera muñeca que encontró. Volvió a esta habitación y al dejar este juguete las sensaciones que percibía se atenuaron de manera notable. Desde entonces personas de todo el mundo que conoce esta historia le llevan a Annie dulces y diferentes juguetes, los cuales se amontonan y cada cierto tiempo son retirados para donarlos a obras de caridad.
Aunque parezca sorprendente el close estuvo habitado hasta el año 1901. Más concretamente su último morador fue el fabricante de sierras el señor Andrew Chesney, quien vivía en una sección de este callejón que no estaba cerrada, hasta aquel año cuando se hicieron obras de ampliación del Ayuntamiento. Él y su familia se mudaron hasta aquí en 1850. Chesney se resistió en abandonarlo hasta que fue obligado a hacerlo por la fuerza en 1901. Le dieron una indemnización que no fue suficiente para adquirir otro hogar.
Desde entonces se le perdió la pista, aunque sin embargo hay quien asegura que su fantasma aún ronda por aquí. Algunas personas perciben sensaciones extrañas al visitar su casa, además de escucharse ruidos raros. Según parece, en su casa ocurren tantos fenómenos paranormales que investigadores de parapsicología han monitorizado el lugar mediante cámaras para poder recoger cualquier actividad durante 24 horas.
Y llegamos por fin a la calle que le da nombre a todo el recinto, a la Mary King's Close, la cual se encuentra perfectamente ambientada. Desde aquí podemos ver el taller del señor Andrew Chesney y podemos hacernos una foto con el close como escenario, que después podremos recoger previo pago a la salida. Estando in situ en este callejón no es difícil imaginar la sociedad de la época, las casas atiborrada y con tan poco higiene que se tiraban las aguas fecales por la ventana al grito de "garde loo" (del francés garde a l'eau). En definitiva la visita, de alrededor una hora, ha sido interesante y entretenida, hablando de fantasmas pero también de aspecto históricos. Hay que destacar que Visit Scotland le ha concedido las 5 estrellas como atracción turística.
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